Estimados lectores:
Mi último blog, titulado “La Violación de los Derechos Humanos ¿Privilegio de los Estados?” parece haber tocado un punto sensible y he recibido algunos comentarios, uno de ellos, el único enviado por escrito y que puedo compartir sin temor de traicionar las ideas originales del autor, es el de Santiago Escobar, un abogado ex socialista. Por lo señalado, a continuación transcribo la carta de mi amigo, esperando que contribuya a avanzar en este tema.
La creciente frecuencia e intensidad de las guerras «híbridas» plantean nuevos problemas y demandan nuevas soluciones.
Atentamente
Fernando Thauby García
jueves 28 sept. 2023
Querido amigo.
Gran artículo. Tiene una solución fácil: aumentar las penas para insurgentes, terroristas y cualquier grupo o persona delictivas, en la medida que sus acciones se orienten a producir daños calificables como delitos de lesa humanidad.
Un estado infractor, Venezuela o Cuba por ejemplo, lesiona los derechos humanos con agentes directos; las organizaciones terroristas también.
Solo le falta el carácter de «estatal», pero en uno y otro caso existe un iter criminis similar.
La «estatalidad» en la globalización actual no debiera ser una condición sino una situación para evaluar la calificación de la intensidad de la comisión del delito y de lo que se espera normalmente de la administración del Estado, que ostenta el monopolio del poder versus su comportamiento delictual.
De los ciudadanos, en su esfera de acción política se puede esperar oposición, incluso acciones de fuerza, pero nunca terrorismo, ni amenazas colectivas a la seguridad.
Tú me lo dijiste cuando aseguraste que los derechos humanos son un valor universal para desvincularlos del golpe.
Pues bien, hay que pensar la vigencia de ese valor universal no solo como obligación de respeto estatal sino de todo ser humano.
A lo mejor te resulta enrevesado, pero si existe el derecho penal de las personas jurídicas, no veo porqué una organización con propósito político no puede ser considerada criminal por generar delitos de lesa humanidad.
Se definen como combatientes de la libertad y portan planteamientos privados para que prevalezcan en lo público. No son lo mismo que una mafia en su consenso organizativo interno, aunque en la práctica realicen acciones mafiosas. Pero hay que atender a su propósito y sobre la base de éste juzgar sus acciones.
Santiago Escobar, abogado, periodista.