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UN PROGRAMA POLÍTICO PARA REEMPRENDER LA MARCHA

Sea por impedimento, vacancia o destitución, el período del actual Presidente de la República puede acortarse y dar comienzo a la carrera presidencial.
Dado que la derecha ni la izquierda -causantes de la crisis que vivimos- está en condiciones de identificar ni menos corregir sus causas, parece necesario que los grupos sociales responsables -Los Ciudadanos Comunes- entre los cuáles nos contamos preparen y propongan una alternativa.

Ya no basta más de lo mismo, es necesario corregir los déficits y potenciar los aciertos.

EL PROBLEMA

El país carece de liderazgos, los líderes políticos han fracasado en su función de intermediadores entre la ciudadanía y el estado; en su función negociadora entre los grupos de interés nacional y en la generación de ideas y soluciones para superar la crisis social y política que aqueja a Chile.

El Estado de Chile está en profunda descomposición.

En este momento histórico, el liderazgo político para la renovación de las prácticas políticas, corresponde a los Ciudadanos Comunes y su expresión productiva y creativa, los Empleados, los Profesionales, los Trabajadores independientes y las Pequeñas y Medianas Empresas, son fundamentales para promover las ideas y valores que hagan un Chile grande. Es el grupo integrado por los hombres y mujeres de trabajo de Chile, representantes del más profundo sentido común de los chilenos y los que sufren en forma más dura las inepcias de Estado, en sus tres componentes: el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial. Tenemos el derecho y el deber de hablar por los que no tienen voz, por los que son usados sin ser escuchados.

El problema de base: Decadencia del Estado.

Creemos que la institucionalidad estatal está enferma de muerte. Nació en una época ya pretérita y no ha incorporado los cambios sociales, económicos, políticos, tecnológicos, geopolíticos ocurridos en el último medio siglo.

Los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial han conformado una oligarquía anticuada, autoreferente y anquilosada, con formas, rituales, intereses, procedimientos y fines que satisfacen las necesidades y preferencia de sus miembros e ignoran por completo a la ciudadanía.

Un ejemplo actual es el debate para hacer una Nueva Constitución. El reclamo de la ciudadanía ante deficiencias graves en temas como las pensiones, los sueldos, el endeudamiento de las personas, la salud, la educación, el cambio climático, el transporte público, la violencia y el vandalismo ideologizado y otras demandas concretas, que se resuelven en el ámbito legislativo y podrían haber sido enfrentadas desde ahora mismo, han terminado transformadas en un debate Constitucional prolongado, innecesario e ideológico que retardará en años el comienzo de las acciones para enfrentar las necesidades reales de los ciudadanos y concretar las soluciones. Es imprescindible que Chile tenga una Constitución estable, para ello, es más razonable modificarla que reemplazarla. Todas las materias que interesan a los chilenos, pueden y deben ser enfrentadas ahora, corrigiendo en el proceso aquellos aspectos en que las disposiciones Constitucionales entorpezcan su diseño o tramitación, mediante modificaciones puntuales. Los caprichos de las oligarquías políticas que administran deficientemente el Ejecutivo y el Poder Legislativo no pueden ser más importantes que las realidades de la vida de las personas. El Poder Judicial, por su parte, ha derivado en una casta que se auto genera, en medio de luchas internas alejadas por completo de la aplicación y perfeccionamiento de la justicia, con asociaciones y relaciones ilícitas con actores políticos y comerciales y con la adscripción de algunos de sus miembros a ideologías pretéritas a las que siguen fieles. La prevaricación y el abuso a los DDHH de los Militares y Policías, aplicados en sede judicial, ya no son tolerables. La falta de imparcialidad no puede continuar.

Declaración de principios del Ciudadano Común.

  • Condenamos todo acto de Intolerancia, descalificación, persecución o violencia contra la libertad de conciencia y el libre ejercicio de la fe.
  • Creemos en la existencia de Deberes y Derechos y que la sociedad no puede existir si ambos no son establecidos, cumplidos y respetados, simultáneamente y sin excepción, por todos los miembros de la sociedad. Defendemos la libertad de las personas y la autonomía de sus cuerpos sociales intermedios.
  • Exigimos la igualdad ante la Ley, sin excepciones ni excusas. Nos comprometemos a luchar hasta restablecer el imperio de la ley en Chile.
  • Creemos en la familia y promovemos su protección y defensa. Siendo la base de la sociedad, creemos que los ataque dirigidos a debilitarla o destruirla, atentan contra la Patria.
  • La Patria se materializa en el conjunto de ciudadanos comunes que viven y trabajan por su grandeza y seguridad y tratan de crear las condiciones económicas, sociales, políticas, de paz, de seguridad y de armonía social que les aseguren a todos una vida buena y justa. La Patria, se construye a lo largo de muchas generaciones y cada una de ellas tiene la obligación de hacerla avanzar hacia esa meta.
  • Consideramos que nuestra nación posee una identidad propia fundada en su historia, geografía, tradición y costumbres, con soberanía política, jurídica e integridad territorial y que es importante y conveniente conservarla y protegerla. Somos una Nación racialmente mestiza, en que sus diversas combinaciones étnicas pueden y deben convivir armónicamente, bajo un solo Estado.
  • El elemento fundamental de la paz y el progreso es la combinación de justicia social, solidaridad y subsidiaridad del Estado en lo económico y en lo social, elementos que, en ningún caso, reemplazan o sustituyen a la autonomía, la responsabilidad y el esfuerzo personal.
  • Creemos en la economía social de mercado, la iniciativa privada y la limitación de la presencia y accionar económico y productivo del Estado. Promovemos la existencia de un Estado eficaz, sobrio, profesional, transparente, tecnificado, despolitizado y fiscalizador de la aplicación de la subsidiariedad del estado en el ámbito económico y en el apoyo a personas y grupos que no pueden integrarse por si mismas a la plena vida social.
  • Creemos que es urgente que el Estado juegue un rol de liderazgo indicativo y coordinador en materia de innovación, emprendimiento, descentralización y desconcentración económica. Claramente ese rol hoy día es más urgente que nunca, cuando las grandes empresas están sustituyendo masa laboral con transformación digital y las empresa medianas y pequeñas tienen que hacerse cargo de generar esos puestos de trabajo.
  • Las personas son el centro de nuestra atención social, en particular los niños y los adultos mayores que requieren de nuestra atención y cuidado preferencial debido a su indefensión y vulnerabilidad;
  • Queremos un Chile con muchos negocios en muchas manos, en vez de pocos negocios en pocas manos. Para eso el Estado debe velar por la competencia leal, el acceso a créditos en igualdad de condiciones y priorizar los emprendimientos productivos por sobre los negocios financieros.
  • Promovemos activamente la meritocracia y rechazamos toda discriminación, de cualquier especie. Creemos que todo ser humano tiene igual valor intrínseco y debe contar con las mismas posibilidades para perfeccionarse, progresar y ascender social, económica y culturalmente. Esto implica igualdad de oportunidades efectivas, de emprendimiento individual y colectivo. Estas condiciones no se producen sin el esfuerzo y trabajo del interesado y el apoyo de la sociedad que lo rodea.
  • Consideramos que la conservación y cuidado del medio ambiente son obligaciones de todos los ciudadanos, sin excepción y en toda circunstancia y actividad.
  • Como forma de acción política rechazamos la corrupción, el populismo, el elitismo, el nepotismo, la discrecionalidad, la lucha de clases y el abuso de poder. Somos particularmente críticos del sistema de partidos actualmente existentes, de la baja calidad personal, profesional y de probidad de muchos de sus miembros y de su abusiva condición de privilegio.
  • Rechazamos la interferencia de organismos Internacionales en asuntos de nuestra soberanía y autodeterminación. Exigimos la revisión de todos los compromisos y obligaciones contraídos con la Organización de las Naciones Unidas y cualquiera de sus agencias y la eliminación de aquellas que constituyen vehículos de ideologías e intereses nacionales de otros países y grupos.
  • Rechazamos el uso de la violencia política, delictual, terrorista y exigimos al gobierno el fiel y estricto cumplimento de la Constitución y las leyes para su control y erradicación. Rechazamos la violencia social que se manifiesta mediante tomas, marchas, amenazas, obstrucción a la libertad de movimiento y denegación de uso de espacios y vías públicas. Creemos que los partidos, movimientos o grupos que sostienen, practican o promueven la violencia política, el conflicto social y las conductas e ideas antidemocráticas, deben estar prohibidos de actuar, difundir y hacer proselitismo político y sindical. Son medidas de autoprotección que han sido descuidadas con grave daño para la sociedad.
  • Para nosotros, la acción social es un medio para promover y defender los derechos y necesidades de los ciudadanos chilenos: para servir, no para servirse. Los cargos políticos y sindicales de todas las clases y niveles no se pueden prolongar por más de cuatro años con excepción del presidente de la República cuyo período será de ocho años, sin reelección, con una instancia de confirmación en su cargo en el 4o año de su período.
  • Recuperar la soberanía ciudadana. Chile ha llegado al final de un camino en que las oligarquías políticas, asociadas con algunos detentadores del poder económico, han monopolizado la soberanía ciudadana y en ciertas materias y circunstancias, usan y abusan de su poder, en desmedro de la clase media. Es urgente restablecer -y si es necesario imponer- la solidaridad, la responsabilidad social y ejercer supervisión -correspondiente al principio de subsidiaridad del Estado- sobre la forma en que, ambos grupos, realizan sus actividades. Los parlamentarios son representantes de los ciudadanos ante el Estado, están sujetos a su control y supervisión y deben atenerse a sus directivas e instrucciones. Las leyes que trabajen y voten deben interpretar en forma explícita las preferencias de sus representados. La ciudadanía debe tener acceso oportuno y completo a toda la información necesaria para evaluar y juzgar el desempeño de sus representantes.
  • La Ley es el amparo y protección del Ciudadano Común frente al poder político, del dinero y de la delincuencia. Creemos firmemente en la ley y en su cumplimiento y aplicación siempre y a todos; en toda actividad y circunstancia. La primera necesidad a ser satisfecha integralmente y sin excepciones son la seguridad pública y la contención total de la violencia.

En esta coyuntura histórica y política de Chile creemos que hay que posponer las diferencia y unirnos en torno a los grandes temas que son vitales para el futuro de Chile y que se encuadran en torno a la defensa de la Constitución.

LOS TRES PILARES DEL CRECIMIENTO Y LA PAZ SOCIAL

El crecimiento y desarrollo espectacular que tuvo nuestro pais comenzó a decaer cuando sus pilares fueron debilitados y luego destruidos por la conducción económica y política destinada a ello. Políticas deliberadamente orientadas a ese propósito, negligencias graves e incompetencia culpable reiterada, terminaron por crear y agudizar contradiciones sociales que nos han traído a la crisis que vivimos.

Para poner fin a esta crisis y REEMPRENDER LA MARCHA tenemos que resolver prioritaria y urgentemente tres déficits:

1.- Educación: crear un sistema de educación universal, de alta calidad y exigencia, permanente, abierto a muchas alternativas que aseguren que todas las personas tengan disponibles la oportunidad de estudiar y avanzar hasta donde su capacidad y esfuerzo lo permita.

Reestructurar los currículos para revertir el proceso de “deconstrucción” de los valores sociales, nacionales y morales, a que han sido sometidos los chilenos como parte de un programa antidemocrático y revolucionario. El desmantelamiento de la Educación Sexual Integral; la Autonomía Progresiva (PIN Parental) y la ideologización de la educación escolar deben ser erradicados a la brevedad. La educación es la única garantía de paz, movilidad y justicia social.

2.- Aplicación Social del Principio de Subsidiariedad. La aplicación de ese principio al ámbito productivo ha sido un éxito reconocido mundialmente, pero su aplicación no fue integral. En efecto, existen personas, familias y sectores sociales y económicos que, por diversas razones, no pueden incorporarse a la vida social en condiciones autónomas y dignas. Ellos deben ser apoyados por la sociedad en su conjunto -sector privado y público- bajo la coordinación, supervisión y evaluación del Estado, responsable final de su éxito.

3.- Promoción de los emprendimientos unipersonales, pequeños y medianos, con apoyo y estímulo permanente y eficaz del Estado. Sin esta política no será posible enfrentar la profunda reestructuración de los procesos productivos que adopten la automatización, la robotización y la desconcentración, que producirán cambios profundos en el empleo y los salarios.

OBJETIVOS DE CORTO PLAZO

1.- Paz y Convivencia social. Este es un problema prioritario, complejo y pluricausal, que a nuestro juicio debe abordarse en forma urgente por parte del gobierno.

2.- Gestión Económica. El primer problema es reconstruir la economía mediante una combinación de recuperación de los empleos perdidos y la creación de nuevos empleos adecuados para enfrentar la nueva economía que comienza a emerger. Es el momento de hacer un gran esfuerzo educacional, formativo y de capacitación. En este proceso el apoyo y participación empresarial es fundamental.

3.- Institucionalidad Política. Durante los últimos decenios, las instituciones políticas, particularmente los partidos políticos y sus representantes en el Congreso, han conformado una oligarquía que ha dejado de representar a los ciudadanos y se ha autonomizado para la satisfacción de sus propios intereses. Las condiciones tecnológicas de manejo de la información, de mayor educación de la ciudadanía y herramientas de supervisión y control, posibilitan un cambio cualitativo de la organización y gestión de las instituciones del estado, que devuelva la soberanía a los ciudadanos, que restituya a los representantes políticos en su condición de mandatarios de los primeros y los sustraiga del control de la oligarquías partidarias y de las influencias económicas de particulares. Las condiciones salariales, laborales, de privilegios, de prebendas, asignaciones e incompetencia técnica y deficiente nivel cultural de los parlamentarios se han vuelto intolerables y el sistema parlamentario debe ser sometido a una revisión y cambio profundo.

4.- Seguridad y cumplimiento de la ley. La sociedad chilena es presa de una creciente anomia. En nombre de la democracia y la autonomía personal se está produciendo una creciente desviación de la ciudadanía hacia conductas negativas como el crimen; la delincuencia juvenil; el tráfico de drogas y la drogadicción; la violencia doméstica; la violencia política y social; la ruptura familiar; el suicidio; los desórdenes mentales y el alcoholismo que en definitiva potencian el colapso de la gobernabilidad e impiden una vida social sana, respetuosa y segura. Este es un problema complejo y pluricausal, que nuestro juicio, debe enfrentarse desde tres perspectivas:

a.- Generar las condiciones y estimular la integración de todas las personas a la vida en sociedad, respetando los márgenes de su libertad y preferencias personales, ejercidos en el marco de las leyes.

b.- Exigir el cumplimiento de las leyes. En este sentido, en Chile se aplica más rigor en los pequeños crímenes que en los mayores. En efecto, los delitos económicos, de corrupción, de abuso de poder, de abuso de acceso a información privilegiada, de prácticas monopólicas o de concertación dolosa dañan a más personas y más gravemente que otros como robos y hurtos menores. Sin mencionar el grave daño a la cohesión social. La pena de cárcel debe incorporar el castigo según la gravedad social del delito.

c.- Alcanzar un grado aceptable de seguridad y paz basado en leyes universales, aceptadas y respetadas, requiere urgentemente un Poder Judicial de mayor calidad de su personal, tecnológicamente actualizado, imparcialidad e independencia que el actual, lo que implica un proceso de largo aliento, cuyas líneas generales deben ser debatidos en forma urgente y aplicados en forma inexorable.

Fernando Thauby García

Melosilla 14 de Agosto 2020

Organización del Nuevo Orden Mundial

El 9 de Noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín, marcando el fin de la Cortina de Hierro que produjo, a los pocos días, la apertura de la frontera interalemana 

Este hecho puso punto final a la Guerra Fría hecho que fue reconocido como tal en la Cumbre de Malta tres semanas más tarde y dio lugar a la reunificación de Alemania.

Este fue el comienzo de la obsolescencia terminal de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y ahora, en 2020, ha llegado el momento de extender su Acta de Defunción y buscar una nueva forma de organizar el mundo actual, tan diferente al anterior.

EEUU trató de reanimar el orden mundial de la Guerra Fría y le fue imposible, ni Rusia ni China quisieron integrase a él.

Un grupo de países cuyo poder nacional relativo ha cambiado sustancialmente, como India, Irán, Japón, Corea y Turquía quieren un nuevo rol, otros situados en lugares de renovada importancia estratégica como Australia e Indonesia, Vietnam y Taiwán han adquirido mayor valor en el escenario actual.

Rearmar el Orden Mundial de la Guerra Fría con los mismos actores es inviable, hay nuevos actores mundiales cuyo poder relativo, ambiciones y reivindicaciones no pueden ser canalizados en el esquema de poder de la sobrepasada ONU.

Hay problemas nuevos, como el cambio climático, la administración del uso del agua, el comercio internacional global, las operaciones cibernéticas y las maniobras financieras especulativas o directamente abusadoras y las migraciones masivas.

La actual Organización Mundial de Comercio (de la ONU) ha demostrado ser incapaz de controlar el robo de información tecnológica por parte de China; el otorgamiento de subsidios a empresas nacionales; el uso de barreras arancelarias bajo diferentes disfraces y la imposibilidad de diferenciar -en algunos países- entre empresas privadas y estatales.

Nuevos delitos como el tráfico masivo de drogas, de medicinas y nuevas amenazas como las pandemias y la contaminación deliberada o por negligencia -muchas veces en complicidad con los estados- requieren otro tratamiento. El abuso de la superioridad que le otorga a los EEUU el uso de su moneda como base de la economía mundial, requiere un tipo de negociaciones y acuerdos diferentes a los que puede administrar la actual ONU.

El caos del Covid-19 ha dejado a la vista lo que ha estado sucediendo por años, en salud pública, comercio y medio ambiente: los gobiernos han perdido la fé en el valor de la cooperación internacional y el trabajo conjunto entre países.

En estos dias, EEUU se está organizando para una nueva era de competencia entre grandes potencias, una guerra “controlada” (fría) por el dominio mundial con China, Rusia y otra potencias rivales.

Su nueva estrategia de seguridad nacional, en torno al “Indo-Pacifico” es muy elocuente.

En términos generales hoy dia tenemos varias potencias autoritarias, como Rusia, China, Corea del Norte, Irán y Turquía cuyo comportamiento no es compatible con un sistema internacional “basado en reglas”, ya que la importancia que asignan al control interno reduce o elimina su capacidad de negociación y acomodo democrático entre sus gobiernos y sus ciudadanos y con sus competidores.

Estas potencias a veces coiciden en sus políticas y se apoyan entre ellas y otras chocan entre si, incluso con violencia. La parte más grave de esta situación, es que varias de ellas abusan de aquellos acuerdos internacionales que les reportan ventajas y ganancias e ignoran e incumplen aquellos que siendo igualmente obligatorios, la ONU es incapaz de exigir, como derechos humanos, libertad política, respeto a la soberanía de otros estados y normas comerciales, financieras o de pago de patentes y derechos.

El sistema que reemplace a la fenecida ONU debe basarse en el espíritu del liberalismo internacional en que los países cooperan honestamente para obtener ganancias mutuas, controlar sus vulnerabilidades compartidas y proteger sus modos de vida. La experiencia chilena con el Foro de Sao Paulo, con diversas organizaciones estatales que cruzan la línea de la legalidad y la intervención de “mecenas” multimillonarios que financian movimientos políticos subversivos, muestra como grupos que se balancean entre lo legal y la ilegalidad, entre lo estatal y lo privado, entre lo oficial y lo clandestino, pueden causar daño a la democracia y la estabilidad en otros paises y quedar impunes.

El nuevo sistema debe potenciar los principios compartidos entre sociedades abiertas que actúan en un sistema abierto; aprovechar los beneficios de la interdependencia y simultáneamente protegerlos ante los peligros y amenazas. Esto requiere acción colectiva concertada y organizada.

Para materializar esta voluntad de acción se requiere una organización que incorpore potencias grandes y medianas que comparten el ideario liberal democrático; que combinen capacidad económica y militar con presencia comercial y política, junto con la voluntad de actuar en conjunto en el ámbito internacional.

El uso positivo de las nuevas tecnologías requieren una acción combinada decisiva para conservar la seguridad en internet, coordinar las políticas de telecomunicaciones, prevenir pandemias y agresiones bacteriológicas, contener la contaminación o depredación de los oceános, controlar el calentamiento y la contaminación global, imponer el respeto a las normas comerciales e industriales y la no intervención clandestina en los asuntos internos de otros países.

Una organización de esta naturleza no debería tener grandes propósitos globales y generales sino principios específicos -los principos de la libertad, la democracía y la buena fe internacional- y acuerdos también específicos y concretos para resolver caso a caso, los desafíos siempre cambiantes y también concretos de sus adversarios ideológicos: el autoritarismo, la ilegalidad, el iliberalismo y el abuso.

10 de Agosto de 2020

Fernando Thauby Garcia

Melosilla

La Agonía de las Naciones Unidas (ONU)

Desde la Grecia antigua hasta nuestros dias han existido diversos “Ordenes Mundiales”, estructuras políticas que han dado forma a una determinada distribución de poder mediante instituciones y procedimientos que les permitieron negociar sus diferencias y ventilar los agravios de sus socios, en vista a ir acomodando al acuerdo inicial a la variación de sus poderes relativos.

Los ordenes mundiales suelen ser de corta duración y surgen después de una gran conflicto o catástrofe, que lleva a los estados a sentir la necesidad de tener un mayor nivel de estabilidad, en un acuerdo que refleje las condiciones resultantes del desastre.

El Orden Mundial resultante de la I Guerra Mundial (I GM) fue efímero, no así el de la II GM en que la invención de las armas atómicas, la desaparición de los grandes imperios globales -Gran Bretaña, Francia- y la consiguiente “descolonización, y la aparición de las dos nuevas superpotencias -la Unión Soviética (URRS) y EEUU- potencidas por las dos grandes cosmovisiones antagónicas que prevalecieron durante el siglo XX -el Capitalismo democrático y el Socialismo totalitario- adoptadas por cada una de ellas, llevaron a una situación mundial extremadmente peligrosa.

El instrumento que, en conjunto, ambas superpotencias crearon para mantener estable el Orden Mundial fue la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Que solo hubiera dos centros de poder hizo que llegar a tal acuerdo fuera más fácil. 

Este orden duró hasta que, con el colapso de la URRS, la distribución del poder se instaló decididamente a favor del bando norteamericano. Así, el equilibrio de poder que sustentaba a la ONU se desequilibró. Como resultado de capacidades cambiantes, voluntades vacilantes y ambiciones crecientes, algunos países miembros decayeron y otros aumentaron su poder. 

La aparición de China como actor, primero económico y luego político y finalmente militar, pusieron punto final al esquema pos II GM y consiguientemente a la ONU. Los problemas a resolver, los conflictos a negociar y los actores resolutivos, ahora son otros: China y EEUU.

La ONU fue un reflejo de la lucha ideológica, política, económica y militar entre la URRS y EEUU. Actualmente, la lucha ideológica a mutado radicalmente, la ideología marxista a dado paso al globalismo y al nacionalismo; la economía socialista murió dejando el campo a la globalización, el libre comercio, el capitalismo de estado, las grandes cadenas logísticas globales, y la competencia militar se ha focalizado entre EEUU y China.

¿Qué quedó de la ONU?. A medida que las consecuencias del colapso de la URRS se manifestaban, las actividades de la ONU fueron mutando hacia la preeminencia de los intereses y preferencia ideológicas de la burocracia que la conforma que, controlada en gran parte por funcionarios adeptos a algunas variantes del marxismo, la usan para dar la lucha ideológica global, en beneficio de sus ideologías y otras oscuras fuerzas transnacionales. Esta burocracia, luego de la caída de la URRS se autonomizó y, a partir de sus ideología, desarrolló y aplicó una agenda política de alcance mundial que actúa empleando el dinero, los mecanismos y la cobetura de la ONU.

La izquierda chilena logró un gran representación dentro de esa burocracia, actuando como un instrumento fiel y muy eficaz para la difusión de su ideología. Los Gobiernos de Chile aceptaron y su Congreso aprobó -a mansalva de sus ciudadanos- el ingreso a una amplia variedad de acuerdos, compromisos, obligaciones y apoyos a todo tipo de actividades que materializan la ideología globalista promovida desde la ONU.

El globalismo es particularmente querido por sus burócratas, no solo por su sintonía ideológica sino también porque les entrega y asegura posiciones de poder y dinero de larga duración a ellos y a sus familias, formando una especie de dinastía o club de alcance mundial.

Organizaciones como la ONU casi nunca caen de golpe, se van deteriorando, desintegrando y decayendo, hasta resultar un remedo grotesco de lo que fueron en su inicio.

En el ámbito de la seguridad, aunque la disuasión nuclear aún se mantiene, algunos de los acuerdos de control de armas que la respaldan se han roto y otros se están deshaciendo. Aun cuando Rusia, ha evitado cualquier desafío militar directo a la OTAN, ha mostrado una creciente voluntad de alterar el status quo: mediante el uso de la fuerza en Georgia en 2008 y Ucrania desde 2014, mediante la intervención militar en Siria y el uso ofensivo de la guerra cibernética para tratar de afectar los resultados políticos en los Estados Unidos y Europa. 

El orden liberal está exhibiendo sus propios signos de deterioro. El autoritarismo está aumentando no solo en China y Rusia, sino también en Filipinas, Turquía, Irán y Europa Oriental. El comercio global ha crecido, pero la Organización Mundial de Comercio (OMC) ni siquiera ha intentado enfrentar los desafíos de hoy, incluidas las barreras no arancelarias y el robo de propiedad intelectual. 

El Consejo de Seguridad de la ONU es irrelevante en la gran mayoría de los conflictos del mundo, y los acuerdos internacionales no han logrado enfrentar los desafíos asociados con la globalización.

La estrategia norteamericana con centro en el Indo – Pacífico, que estructura un nuevo escenario para la seguridad internacional, tiene como actores principales a grandes países que no tenían relevancia alguna en el Consejo de Seguridad de la ONU y cuyos intereses no tenen nada que ver con esa organización: China, India, Japón, ambas Coreas, Australia, Indonesia, Irán.

Por ahora y respecto a la ONU no hay que limitarse a esperar su colapso definitivo, habiéndose convertido en una fósil de un mundo que dejó de existir hace años y habiéndose transformado en un escollo a nuestra soberanía y libertad, ha llegado el momento de contribuir a su eliminación y comenzar revisar las propuestas de reemplazo que ya se están discutiendo en las cancillerías del mundo.

En este sentido, la decisión de Chile de unirse al sistema de comunicaciones mundial en G5 con tecnología occidental, que transitará hacia Asia via Australia y Nueva Zelanda en vez de hacerlo con Hawei y directamente a China, es indicativo que las fuerzas que organizarán el nuevo mundo ya están actuando.

Solo falta que tomemos nota de ello.

Fernando Thauby

Melosilla

07 Agosto 2020