Archivo por meses: mayo 2014

Las Tragedias de Valparaíso

Desde una ventana de mi departamento en Viña del Mar pude ver con horror la furia del fuego que quemaba a Valparaíso. La duración del incendio me dio el tiempo para meditar sobre sus tragedias.

Algunos arquitectos analizan las deficiencias técnicas de su diseño, otros meditan sobre la mediocridad de sus autoridades, pero nadie considera que esta pobre ciudad ha exhibido, durante más de veinte años seguidos, el récord nacional de pobreza y desempleo lo que la ha reducido de una ciudad progresista y elegante a una barriada pobre y marginal.

A comienzos de los años ´60 llegué a Valparaíso, una ciudad aun importante, pero ya sumida en la melancolía propia de la decadencia. La crisis del 1929 y el violento cambio de nuestra política económica que -en un movimiento defensivo ante la crisis mundial- pasó de la apertura al comercio internacional al proteccionismo, había marcado el inicio de la rápida desindustrialización de Valparaíso.

En efecto, la competencia, la eficiencia y la productividad que en la apertura motivaban a los comerciantes e industriales chilenos instalados en buena parte en Valparaíso, se transformó en una pugna por acceder a los favores políticos del gobernante de turno que, en una economía cerrada, podía por ley asegurar sus ganancias. Así, las grandes empresas instaladas en la región –no solo en Valparaíso, sino también en Quillota y Limache se movieron hacia el centro de poder político -Santiago-.

Comenzó la decadencia. Los impuestos territoriales se fueron a Santiago, los gerentes y planas mayores de las empresas también. La clase media tradicional formada por los comerciantes y profesionales las siguieron a Santiago dejando una “casa de verano” en Viña del Mar. Los trabajadores perdieron sus puestos de trabajo o siguieron a la empresa a la Capital. La pobreza y la cesantía llegaron para quedarse. Con el paso del tiempo la naciente clase media emergente que restaba en Valparaíso también emigró hacia las ciudades cercanas a Viña del Mar: Quilpué, Villa Alemana, Peñablanca, Con Con y hoy día hacia Placilla y Curauma, escapando de la decadencia del Puerto.

En el Puerto quedaron las externalidades negativas: suciedad, ruido, destrucción de las calles, prostitución y violencia y Santiago se llevó las externalidades positivas, trabajo, impuestos, comercio y ganancias a Providencia y Las Condes.

El espacio dejado primero por la clase media tradicional y luego por la “emergente”, fue ocupado por jubilados con rentas bajas; personas recién llegadas del campo a la ciudad, y excedentes demográficos de Santiago y otras ciudades. Desconocedores de los hábitos de vida necesarios para habitar una ciudad y más aun una ciudad difícil y exigente como Valparaíso: dejaron que los embalses decantadores de arena se embancaron con basura, y vinieron los aludes de agua y barro; la basura se amontonó en las quebradas y se llenaron de ratas y pericotes en invierno y de pasto en verano; la municipalidad sin recursos fue incapaz de ejercer su rol de conservación de los servicios, la marginalidad se magnificó.

Cierto es que hubo alcaldes ineptos, otros que robaron a raudales, pero también los hubo buenos y dedicados, todos fracasaron por igual, los problemas eran insolubles. Los alcaldes comenzaron a vender los activos de la ciudad para pagar las deudas y la ciudad se descapitalizó aun más. Cuando volvió la economía abierta, ya Santiago se había transformado en un hoyo negro que se tragaba todo. Era demasiado tarde.

Los “nuevos porteños” esos que rayan las murallas llamando “A tomarse las fábricas”, son semi analfabetos que no se han dado la molestia de tratar de encontrar aunque sea una fabrica que tomarse. Si trataran, a lo mas encontrarían un taller de empolvados y cuchuflíes. La nueva expresión del arte “popular” con que pretenden hacer a Valparaíso un «centro cultural» apenas dan para desfiles de borrachos machacando batucadas; el «arte muralista», al cual se invitan a artistas de Santiago y de otros países se expresa rayoneando las murallas con monos horrorosos y vulgares que afean la ciudad, y la filantropía actual se manifiesta alimentando a los perros sin dueños en las puertas de las casas, sin tomar la responsabilidad del cuidado permanente de los mismos.

Esas son las tragedias de Valparaíso
¿Qué proponen los expertos?: Recomiendan «evitar el efecto dominó de la madera: abrir plazas como cortafuegos; reformular la construcción en los cerros y en el Plan de Valparaíso», «un nuevo Plan Regulador de la ciudad». Alguno pretende explicar a los porteños como funcionan los tranques como si ellos no los hubieran visto nunca.

Suena bienintencionado, pero nada de eso sirve, la pobreza es más fuerte.

¿Solución?: Regionalismo; Que Santiago nos deje respirar y emprender.

¿Cómo hacerlo?: Intendentes elegidos por voto popular, con poder y presupuesto, el resto vendrá solo. Diputados y Senadores de veras de la región.

¿Factibilidad?: Ninguna. Las oligarquías políticas y burocráticas jamás soltarán el poder que han acumulado. Con las mejores razones nos explicarán que el centralismo es lo único aceptable para Chile y propondrán una nueva línea para el Metro.

Avanzar sin tranzar o Tranzar para avanzar

Nadie podría cuestionar la legitimidad democrática del actual gobierno de Chile. Ganó con la mayoría que la Constitución demanda y aseguró su victoria con una amplia mayoría parlamentaria que le da el control de la Cámara de Diputados y del Senado, con el apoyo de un número menor de parlamentarios independientes. También es cierto que una cantidad muy importante de chilenos no votó por el actual gobierno, sea por falta de interés o porque pensaron que no se jugaba nada tan importante como para hacer el esfuerzo de ir a votar. Respecto al contenido del mandato político, durante su campaña electoral el gobierno que resultó elegido dejó en claro que su gestión iba a tener tres ejes principales: Reforma Tributaria; Reforma Educacional y nueva Constitución Política. El contenido de esas reformas y cambios no fue explícito para nada, solo se enunciaron algunas generalidades, sin entrar en el detalle de las mismas, situación que es de común ocurrencia en todas las elecciones, mas aun en ésta en que el atractivo electoral de Bachelet lo hacía superfluo para sus seguidores. Esta falta de precisión no le resta legitimidad a su mandato, pero si hace necesario que al entrar en detalle a los contenidos, los plazos, la profundidad y consecuencias de los cambios, estos sean contrastados tanto con la opinión pública informada, como con los afectados e interesados y con los representantes políticos tanto de los partidos de gobierno como de la oposición. Para el Gobierno es posible evitar o ignorar a estos “stakeholders”, por lo menos hasta donde sus propios parlamentarios acepten ser ignorados, apremiados, cooptados o hasta donde no aparezcan disidentes que mengüen su número y eventualmente lo lleven a perder el número de votos necesarios para aprobar las leyes correspondientes. Así las cosas, nadie podría objetar el derecho del gobierno a “ejercer su mayoría” e ignorar a todos aquellos –propios y ajenos- que no se atengan a la forma y fondo del Programa con que el gobierno vaya materializando sus ofertas electorales de carácter amplio y general. Se podría discutir respecto a la solidez y durabilidad de reformas impuestas de esta manera, el ejemplo chavista o kirchnerista parece mostrar que las aplanadoras pisan fuerte pero avanzan poco y lo que aplastan no permanecen aplastado por demasiado tiempo, pero esa es otra historia. En breve, el actual gobierno de Chile podía elegir entre imponer su “Programa” tal y como le parezca, sin prestar atención a la oposición ni dejarse desviar, limitar o desperfilar por criticas, opiniones adversas, discrepancias o alteraciones que lo afecten o, buscar acuerdos, contemporizar con otras alternativas o visiones y aceptar algún grado de consenso que le diera una base mas amplia de apoyo, para el largo plazo. El Gobierno ha tomado un camino, del cual es legítimo discrepar pero que no es posible descalificar: llevará a cabo su Programa solo, en la forma, intensidad profundidad y amplitud que estime conveniente para su éxito, avanzando sin tranzar. La opción de tranzar para avanzar ha sido descartada por innecesaria –los cambios se pueden hacer legalmente con los votos de los partidarios del gobierno-, e inconveniente –las intervenciones de la oposición lo harían perder eficacia y radicalidad-. En esta etapa es necesario entonces revisar las responsabilidades y efectos políticos que enfrenta este gobierno al haber hecho esta elección. Creo que lo primero y mas relevante es que el total del éxito así como la totalidad del fracaso –si este se produce- recaerá primero sobre la totalidad del grupo mas cercano a la Presidente y luego sobre los líderes de los partidos políticos de izquierda que así lo aceptaron y apoyaron. No existe ningún espacio para culpar a la oposición ni para compartir sus efectos con otros actores sociales o políticos. En segundo lugar –y es un hecho comprobado- existe un gran número de personeros del área económica de los anteriores gobiernos de la Concertación -sobre cuyo exitoso desempeño existe opinión unánime – que tiene serias dudas sobre la conveniencia de actuar radicalmente y en solitario. Su experiencia han dicho, les señala que los cambios parciales son mejores que los radicales y sobre todo, que el acuerdo es mejor que el conflicto; y el consenso, mejor que la imposición, en la línea de lo señalado por el politólogo italiano Norberto Bobbio  de que la democracia es “el gobierno de la mayoría con respeto a la minoría”…. Esta discrepancia política de fondo puede profundizarse. Otro aspecto relevante es la opinión del 75% que no votó por el “Programa”, al menos no votó explícitamente, aunque un número importante podría haber estado de acuerdo y apoyándolo. Los efectos económicos sobre sus bienes, modo de vida y aspiraciones podrán ser pausados, pero acumulativos y por esa vía profundos. La falta de acceso de los representantes de la oposición a las instancias decisivas, podría llegar a exacerbar los ánimos. No hay que olvidar que Chile no es aun un país rico ni desarrollado, pero que un número importante de chilenos ya ha probado algo de lo que disfrutan las sociedades cuando llegan a esa condición y perderlo puede resultarles muy traumático. El ejercicio de la mayoría en forma simple, directa y sin matices hace que el total de la responsabilidad histórica caiga por completo en el actual Gobierno y en particular sobre el reducido grupo que lo dirige y controla.

El Banco Central informó que el Producto Interno Bruto (PIB) de Chile registró un crecimiento de 2,6% en el primer trimestre de 2014, comparado con igual periodo del año anterior. Es la menor expansión desde el primer trimestre de 2010 cuando la economía creció un 2,4% tras el devastador terremoto y tsunami del 27 de febrero de ese año. No es una buena señal.

Destruyendo la democracia: El insulto y la mentira como forma de hacer política

Hace unos pocos días la prensa de Corea del Norte, como reacción a la declaración del Presidente Barack Obama que durante su última visita a Seúl a finales de abril calificó a Corea del Norte como un «Estado aislado» que «condena al hambre a sus ciudadanos» al tener un «Gobierno imprudente e irresponsable», insultó soezmente al mismo Presidente Obama calificándolo de “malvado mono negro que ni siquiera tiene la apariencia básica de un ser humano”. Mas allá de las políticas internas del gobierno de Kim, su racismo e insolencia no solo intentan ofender a Obama, es peor que eso, lo que de verdad busca es degradar el ambiente diplomático, en jerga marxista es “agudizar las contradicciones” hasta provocar el conflicto que permita la síntesis y el triunfo del socialismo marxista. Para Kim Jong-Un el insulto es una forma de hacer política. Esta técnica adquirió carta de ciudadanía con los gobiernos soviéticos, que a fuer de revolucionarios introdujeron las amenazas a los estados, los insultos a sus líderes y la calumnia a las personas como forma de guerra en que la maldad y perversión de sus oponentes los descalificaba completa e integralmente.

El estado soviético colapsó como resultado de sus contradicciones internas, de su corrupción y de la falta de libertad que fueron sumiendo a sus ciudadanos en la apatía y la falta de motivación hasta llegar a la abulia; pero la técnica del insultófono sobrevivió. Uno de sus cultores mas devotos es Fidel Castro que incluso desde lo que debería ser una amable ancianidad, continúa empleando sus últimas energías en provocar y ofender a quien no lo aplauda y lo venere.

Chávez se encaramó a los medios de comunicaciones con dos muletas: sus delirios bolivarianos y su insultadera radial y televisiva. Sus chistes fomes fueron aplaudidos con fervor por sus compinches y sus apodos sarcásticos y descalificatorios volaron en todas direcciones. Pocas veces sus exabruptos fueron contenidos, es célebre el “¿por qué no te callas? del rey de España, Alan García y el ex presidente Lagos también lo pararon, pero no fueron muchos.

¿Por qué Chávez insultaba así?, me parece que lo hacía porque creía que eso gustaba a las masas, al proletariado, que lo hacía “popular”, porque la prensa y los periodistas de mala condición se agarraban de sus excentricidades para fabricar noticias también “populares”. Chávez apelaba a lo peor del pueblo, a su ignorancia y falta de desarrollo intelectual; en vez de ayudarlos a salir de esa condición, los rebajaba y explotaba sus vulnerabilidades. En el fondo los despreciaba.

Cristina Kirchner usa el mismo método pero mas sofisticado: miente. Lanza una andanada de mentiras a alta velocidad, mezclando temas, deformado la realidad, reescribiendo la historia y sobre todo, mintiendo; creando una realidad alterna que al mezclarse con unos pocos hechos verdaderos adquieren validez y se transforman en una nueva plataforma desde donde lanzar nuevas mentiras. Asi es como destruye reputaciones, descalifica adversarios, oculta hechos, liquida a sus opositores y adquiere y refuerza su poder. Esta misma técnica la aplicó en las relaciones internacionales. Los desaires a altas autoridad extranjeras, los malos modales, los atrasos y las ausencias fueron el estilo de Néstor. El Canciller Timerman con su alicate descerrajando una valija diplomática en un avión norteamericano, las conferencias de prensa en que Cristina apabulla a la prensa y calla a los dignatarios extranjeros que son los supuestos entrevistados, las amenazas gangsteriles a los empresarios extranjeros, las suposiciones sobre la honorabilidad de presidentes extranjeros que no le agradan y la arrogancia, altanería y desparpajo con que cubren sus déficits de seriedad gubernamental como fue el caso de la suspensión arbitraria de la venta de gas a Chile,  son todas muestra del perfeccionamiento del estilo soviético.

Aqui en Chile tampoco escasea el empleo del estilo matonesco, prepotente y deliberadamente falto de respeto a las autoridades. Aquí hay que hacer una distinción relevante, cuando se escupe al Presidente de la República Sebastián Piñera no se está escupiendo al Señor Sebastián Piñera sino al Presidente de la República de Chile, a la persona elegida por los chilenos para que represente y encarne a la Nación y al Estado de Chile. Es un símbolo social fundamental. De la misma manera cuando la Presidente Bachelet accede a La Moneda, la guardia del palacio le rinde honores solemnes que se le hacen por ser “la Presidente” y no por ser “la Señora Bachelet”. Cuando un grupo violenta la entrada a un recinto del Congreso Nacional, se sube a la mesa en que sesiona una comisión del Senado, lanza agua a los presentes e insulta y amenaza, no está ultrajando a esas personas como particulares, está atentando contra el prestigio y la solemnidad de una actividad política que los chilenos les hemos encargado a esas personas, en nuestra representación.

¿Qué buscaban esos individuos con su ultraje?. ¿Ofender a esas personas? o ¿menguar el prestigio y la prestancia de un poder del estado?. A mi no me cabe duda, me parece claro que la identidad de las personas presentes era del todo irrelevante, lo que se buscaba era “democratizar” una institución del Estado, “democratizar” en la jerga anarquista y populista, eliminar la autoridad y propender al caos que ellos llaman “libertad”. En una ceremonia con representantes extranjeros en que una alta autoridad judicial nacional inauguraba la primera sesión irrumpió una pequeña turba de diez desaforados encabezados por una ex candidata a la Presidencia de la República, que lideraba los insultos mas soeces. Nuevamente, ¿buscaban ofender a esas personas?, no, buscaban desprestigiar al Poder Judicial.

Lo mas sorprendente es la pasividad de esas mismas autoridades, políticas, parlamentarias y judiciales ante estas tropelías e intentos abiertos y violentos de demoler el estado de derecho. Atemorizados farfullan excusas, se refugian en una “comprensión” pusilánime y no se atreven a defender, no a sus personas que bien pueden merecer esos y otros insultos, sino a sus cargos, que son la base de la convivencia civilizada en nuestro país.

Pero aun hay cosas peores, decía al comienzo que esto se aplica en las relaciones internacionales, individuos irrelevantes como Evo Morales, provocadores como Rafael Correa y el extinto Chávez, se permiten ofendernos en nuestro propio país estando entre nosotros como nuestros invitados, osan armar conferencias “alternativas” a las actividades oficiales a las que han sido invitados y desde ahí también insultan y ofenden a nuestras autoridades o a nuestras políticas, las políticas que los chilenos apoyamos o que, desde una posición democrática, acatamos aunque no concordemos.

Parece hora de dejar de confundir expresión democrática con pasividad ante el debilitamiento deliberado y destrucción de las instituciones fundamentales, y amistad y tolerancia con aceptación del comportamiento de los insultadores extranjeros que invitamos a nuestro país.

La parsimonia excesiva puede ser confundida con cobardía y falta de dignidad.

La plasticidad de Rafael Correa

Puede decirse que la plasticidad es una cualidad mecánica de los materiales que les permite deformarse de acuerdo la magnitud de las presiones a que son sometidos. También existe la plasticidad en ciertos políticos, como Correa, que se adaptan a las condiciones tomando formas muy variadas que incluso les permiten hacerse irreconocibles ante un observador desatento. Esta plasticidad mecánica no afecta a las características propias de la naturaleza de la cosa, es decir que pese a sus mutaciones nunca dejan de ser lo que son, como Correa.

Este martes 13, Correa se reunió con la presidente de Chile en el marco de una visita de dos días a nuestro país luego de la cual manifestó que “ La historia de América Latina está cambiando». «El arribo de Bachelet a la Presidencia de Chile significa que el país está cambiando y que Latinoamérica está cambiando», expresó.

“El cambio” en boca de Correa tiene significados que es necesario dejar en claro, la historia del personaje y su “plasticidad” hace que ello pueda tomar características delicadas. En efecto, cuando Hugo Chávez en el pináculo de su borrachera ideológica intentaba usar a las FARC para destruir al gobierno democrático de Colombia y de incorporar a ese país a una Gran Colombia Bolivariana bajo su mando, contó con el apoyo de Correa que alegremente declaraba que “Ecuador no limita con Colombia sino con las FARC” avalando así la movida de Hugo para dar la condición jurídica internacional de “beligerante” al grupo narcoterrorista lo que permitiría a los estados -a Venezuela- prestarle apoyo de todo tipo, impunemente.

El ataque colombiano al campamento de las FARC en Ecuador permitió la captura del computador de Raúl Reyes, número 2 de las FARC. La información allí contenida dejó en evidencia que no solo habían encontrado santuarios en Ecuador y Venezuela, sino que los presidentes de ambos países, Hugo Chávez y Rafael Correa, consideran a la brutal guerrilla marxista como aliados en su proyecto ideológico – político regional y que recibieron su apoyo financiero para hacerse del poder en sus respectivos países.

Las declaraciones del entonces Ministro del Interior ecuatoriano, Gustavo Larrea, amenazando con remplazar a los jefes militares ecuatorianos “que tengan un comportamiento hostil” hacia las FARC no dejan mucho espacio para disimular la colusión entre el gobierno de Correa y la banda terrorista.

En un Seminario efectuado en Caracas los días 11 y 12 de noviembre del 2004 Chávez explicó du visión política regional: “Existe … otro eje, Bogotá-Quito-Lima-La Paz-Santiago de Chile, ese eje está dominado por el Pentágono …  Claro que la estrategia nuestra debe ser quebrar ese eje y conformar la unidad Sudamericana y creo que no es un sueño, creo que nunca antes en América se había dado una situación como ésta”, asídeclaró su estrategia para aislar a Chile y forzar su ingreso a UNASUR.

El 13 de enero del 2004, en la Cumbre de Monterrey, Chávez acusó a Lagos de mentiroso y repitió por enésima vez y en cuanto lugar y auditorio encontró, su voluntad de bañarse en una playa boliviana en el Océano Pacífico y que élle regalaría “todo el asfalto que pudiera necesitar para hacer una carretera hacia al mar” … y Correa se unió a los que maldecían a Chile.

Correa en su viaje a Bolivia el año pasado repitió sus infundados cargos contra nuestro país, es por eso que resulta tan extraña su aseveración actual de que “Respecto a la demanda boliviana a una salida soberana al mar, Correa enfatizó que es un compromiso de toda América. Me parece muy injusto que la responsabilidad se le de Chile». Demasiada “plasticidad”.

Ahora intenta diluir sus exabruptos y manifiesta que “Respecto a la demanda boliviana a una salida soberana al mar, «es un compromiso de toda América. Me parece muy injusto que la responsabilidad se le dé Chile».

Peor aun, que pretenda que algún chileno le crea aquello de que: «He hablado siempre no sólo de Bolivia, sino que también de Paraguay, que la región debe buscar que los países mediterráneos tengan salida al mar», es una ofensa.

Parece indiscutible que no fue Chile quien se alejó de Sudamérica sino parte de Sudamérica, -los bolivarianos Venezuela, Ecuador, Brasil y Argentina y los de Alba, receptores de los subsidios petroleros de Chávez-, los que excluyeron a Chile por razones ideológicas, varios años antes de la existencia de la Alianza del Pacífico y mucho antes del gobierno del Presidente Piñera. Una clara muestra del sectarismo ideológico fundacional del grupo es la mofa que Chávez hacía del Presidente Lagos, quien según Hugo “dice que es socialista” y de Evo que exige a Bachelet que de pruebas de su socialismo cediendo ante Bolivia.

Esto es lo que hace tan extraños los esfuerzos actuales por culpar al gobierno de Piñera de haberse alejado de los bolivarianos de Sudamérica. El ex Embajador Maira repite como mantra algo que el no solo sabe que no es cierto, sino que el mismo vivió desde su posición privilegiada de embajador de nuestro país en Argentina.

No me parece necesario comentar el comportamiento de Correa y de su país frente a Chile en el recién concluido pleito con Perú, ni un millón de explicaciones podrá justificar un comportamiento inamistoso y rayano en la perfidia, que muchos chilenos no olvidaremos y que esperamos que en su momento la deuda sea debidamente saldada.

Hoy día el bolivarianismo se desfonda y ello ocurre principalmente por su incapacidad para administrar sus ingentes recursos naturales, por su corrupción y por el despilfarro criminal de los fondos fiscales de sus respectivos países, así, suena muy extemporánea la expresión de deseos de Correa: «Unidos pondremos las condiciones al capital internacional», por el contrario, Chile busca que la inversión extranjera venga a Chile y Correa haría bien en reconsiderar su ideología obsoleta.

Es bueno que Correa se de por enterado que Chile no anda detrás de una revolución, que no aspira a seguir los pasos de Chávez ni los suyos, así es que si busca adeptos para formar la “patria grande” chavista, debería enfocar sus esfuerzos hacia otro país.

Aquí no existe ningún mandato revolucionario; en las últimas elecciones presidenciales concurrió a votar sólo la mitad del padrón electoral. El 50% concurrió a las urnas y de ellos sólo el 46% votó por Bachelet, algo así como el 25% del padrón electoral. Suficiente para que constituya un mandato legítimo pero insuficiente para hacer una revolución. Las reglas en Chile no son las mismas que en Ecuador, la opinión de la gente cuenta y se la respeta.

Entre el 12 y 17 de junio se llevará a cabo en Santa Cruz , Bolivia, la Cumbre del Grupo de Países en Vías de Desarrollo y China (G77+China), que de acuerdo a los preparativos bolivianos se constituirá en un festival antichileno orquestado por Evo Morales.

El encargado de la difusión exterior de la demanda marítima boliviana Carlos Mesa, planteó que el centenario reclamo ante Chile por una salida soberana al mar debería estar presente en la cumbre del G77+China, que albergará su país en junio próximo. El mandatario boliviano Evo Morales había sostenido ese criterio al asumir en enero la presidencia pro témpore del organismo.

Mesa, designado para esas funciones por Evo Morales, opinó que “el ingrediente jurídico está en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), y Bolivia tiene que trabajar un ingrediente político” en la perspectiva de “lograr la solidaridad y comprensión de la comunidad internacional”. En esa línea opinó: “creo que la reunión de Santa Cruz, del G77+China, debe tener el tema de mar como un aspecto fundamental y yo puedo contribuir en esa reunión”.

Frente a esta embestida adquieren un sentido claro las acciones de la Presidente y de la Cancillería de Chile. Todos los votos cuentan, incluso el voto “plástico”de Correa.

 

Chavismo tardío en Chile

En 1990 el líder sindicalista brasileño Lula da Silva se reunió con Fidel Castro en Sao Paulo para crear el “Foro de Sao Paulo”, un foro “donde debatir sobre el escenario mundial después de la caída del Muro de Berlín y el desbande de la URRS y el PC soviético y encontrar alternativas para los Partidos Comunistas sudamericanos” que habían quedado huérfanos. El fracaso de todos los intentos de tomar el poder por la fuerza armada exigía a la izquierda revolucionaria sudamericana adoptar “una línea pacífica, constitucional y electoralista, aparentemente anti comunista e inmanente al sistema, flexible y adecuada a las características específicas de cada nación, de modo a apoderarse de los respectivos Estados desde dentro de sus instituciones y actuar en función del campo de maniobra que dejaran las crisis de sus respectivos sistemas de dominación”. Después de tres derrotas electorales consecutivas Lula se dio cuenta que si quería capturar el poder en Brasil, debía cambiar de discurso. Lo expresó claramente señalando en algunas entrevistas que “aún siendo comunista, como su hermano, tenía perfectamente claro que así seguiría siendo rechazado por la sociedad brasileña”. El año 2002 en su cuarto intento y tras abandonar su imagen radical, ganó las elecciones presidenciales. Para Cuba la primera posición a conquistar era Venezuela -donde había fracasado con su guerrilla en 1959- bien ubicada geográficamente y con inmensas disponibilidades de dinero del petróleo. En 1992 Chávez intentó el asalto al poder con un golpe de estado contra el presidente Carlos Andrés Pérez, -elegido democráticamente – y fracasó, Fidel primero rechazó al golpista Chávez pero después de una conversación con Hugo en La Habana, captó su potencial y lo adoptó como hijo y discípulo. Lula ya en el poder, teniendo que enfrentar serios problemas económicos y embutido en su disfraz socialdemócrata bajó su perfil en el Foro de Sao Paulo y Chávez ocupó su lugar en compañía de los Castro y otros revolucionarios. Desde allí se planeó y armó CELAC, UNASUR y sobre todo ALBA. Lula ya instalado en su cargo presidencial, debió asumir la tarea permanente establecida por la elite intelectual y militar brasileña –a la que no quería contrariar- de construir un imperio sudamericano que hacía necesario una política de equilibrios y matices que condujo a unas relaciones ambivalentes con Estados Unidos y Venezuela, donde hubo coincidencias y desencuentros. Así, Lula torpedeó el ALCA mientras promovía el MERCOSUR, pero también se distanció del ALBA de Chávez. El Foro y Chávez lo incomodaban en la consecución de algunos objetivos que interesaban solo a Brasil, por lo cual redujo aun más su perfil, pero sin abandonar la organización, donde sigue actuando hasta hoy. Este breve recuento nos explica las razones ideológicas tanto del uso arbitrario y la burla que se hace de la Carta Democrática de la OEA y de las cláusulas democráticas de MERCOSUR y UNASUR; como del grotesco espectáculo de los presidentes sudamericanos sentados en rueda alrededor de Fidel Castro rindiéndole pleitesía en La Habana y de Raúl Castro –el hermano chico- como presidente de CELAC. En los días de gloria del Pacto de Sao Paulo y del ascenso y consolidación del chavismo, Chile avanzaba a buena velocidad en el desarrollo económico y social. Lagos se negó a ser incorporado a Mercosur, lo que le valió un disgusto con su amigo Fernando Henrique Cardozo y continuó resistiendo mientras movía a Chile hacia la globalización y la integración comercial con todo el mundo. Recibió todo tipo de presiones de los países bolivarianos –Venezuela, Brasil y Argentina- pero no cedió. Luego vino el gobierno de Bachelet, con una tendencia más amistosa hacia los miembros del Foro de Sao Paulo y una mayor simpatía hacia Castro mientras en ciertos sectores de la Concertación crecían las tendencias “autoflagelantes”, anti neoliberales, antiimperialistas, anticapitalista y promotora de un cambio radical del sistema político y económico existente en Chile. Durante el último par de años de Chávez, la situación económica de Venezuela no pudo resistir más la gestión caótica que hacían los bolivarianos, la corrupción interna, el vaciamiento económico a que la sometían los Castro y sus protegidos caribeños, más Brasil y Argentina. Como es frecuente en las izquierdas, la política fue considerada más importante que la economía y terminaron en el fracaso, pobreza y crisis a que lleva ese tipo de gobiernos. Toda la simulación de democracia representativa, elecciones libres, respeto a las minorías, sujeción a los preceptos constitucionales, respeto a los derechos humanos y demás, cayó junto con la crisis económica desatada. Maduro mostró la fea cara totalitaria del marxismo más cavernario y la crisis económica arrastró a la crisis política. Por mucho que los países de Unasur traten de arropar la miseria política en que cayó Maduro, Cabello y el chavismo en Venezuela no se ve salida institucional, solo guerra civil o golpe de estado militar. Argentina, diluidas ya sus pretensiones revolucionarias, concurre al FMI, al Club de París y al Banco Mundial, mientras inicia programas de reducción de los subsidios al gas, al agua y a los combustibles, siguiendo las “recetas” más tradicionales de esos organismos, en vista a conseguir recursos financieros para poder llegar a las elecciones presidenciales del año 2015 y Brasil lucha por redireccionar su gasto interno hacia proyectos sociales mas eficientes, mejorar la infraestructura y la competitividad, trata de recuperar la iniciativa política frente a movimientos sociales muy activos y poner distancia con ex – amigos que se tornaron incómodos. Mientras el marxismo revolucionario y su base estructural -el Foro de Sao Paulo- se hunden sin pena ni gloria en el fracaso político, económico e intelectual, en Chile surge un “Chavismo Tardío” que trata de seguir su mismo esquema, ahora convertido en estrategia de asalto al Poder: generar graves crisis de gobernabilidad, polarizar la sociedad, quebrar la estabilidad institucional, apoderarse del poder mediante elecciones plebiscitarias, montar asambleas constituyentes, manifestar insatisfacción en sectores específicos, principalmente en la educación y la salud y apoderarse de la dirección de los movimientos sociales para materializar una inconfesada pero no menos sentida “revolución”. Los “Chavistas Tardíos” de Chile no solo muestran una miseria imaginativa patética sino que tratan de aplicar mecánicamente recetas que funcionaron –durante un tiempo- en contextos completamente distintos y terminaron en desastres evidentes, predecibles e insanables. Si piensan que los chilenos no se van a molestar por la falta de papel higiénico, la presencia de motociclistas armados, militares en política activa con banco y línea aérea propia, autoridades refiriéndose a la oposición en un vocabulario soez, la omnipresencia de los servicios de inteligencia cubanos controlando la sociedad y otras ideas brillantes para la promoción de la democracia (popular), es que están completamente locos. Su pretensión de hacer una revolución antidemocrática para “regresar” nostálgicamente a las condiciones ideales de un generoso estado mamá que nunca existió, o para “avanzar” radicalmente hacia utopías que los liberarían de la libertad personal, solo habla de su incapacidad para modificar para bien el mundo real de aquí y de ahora y de una sociedad con valores, intereses y prioridades múltiples y diversas.