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Las mentiras ferroviarias de Evo

Evo Morales tiene el feo hábito de mentir: en la celebración de sus primeros 10 años de gobierno aseguró, ante un menguado auditorio en la Plaza Murillo, que una parte importante de los chilenos apoyaban su aspiración marítima a solo días que una encuesta confirmara por enésima vez que en Chile el 66% de la población es partidaria de no dar NADA a Bolivia y un robusto 90% es partidaria de no conceder costa soberana a Bolivia en territorio chileno. Para apuntalar su mentira llevó a un pequeño grupo de miembros del Partido Comunista como“representantes” de los movimientos sociales de Chile para que hicieran de comparsa.

Poco antes, la Unión Europea debió elevar una “protesta formal” ante el gobierno boliviano por emplear la imagen de su embajador Thimoty Torlot que aparecía avalando la campaña de Morales para eternizarse en el poder. Respecto a Chile miente a diario, pero eso es parte de su obsesión antichilena.

A su pueblo lo ha enredado con mil mentiras en torno a un presunto ferrocarril transoceánico de cuya participación pretende haber excluido a Chile.

Veamos algunas verdades:

1.- El “Corredor Central” existente y obstruido por Bolivia

El primer corredor o “eje de conectividad vial intrarregional” se planeó el año 2007 y fue el llamado “Corredor Central” que uniría por vía terrestre el puerto de Santos en Brasil con el de Arica en Chile, pasando por Bolivia. El corredor está construido pero inoperante ya que Bolivia exige que la carga brasileña que transite por su país, sea transportada exclusivamente por empresas bolivianas lo que no es aceptado por Brasil. Esta exigencia liquidó el proyecto y ese corredor no pudo entrar en servicio regular. Dado que no se logró acuerdo sobre el régimen de uso de dicha vía se hizo necesario diseñar y poner en ejecución nuevos proyectos (sin la participación obstruccionista de Bolivia) que uniera el centro oeste y el sur de Brasil, y Paraguay y Argentina, a los puertos del norte de Chile.

2.- Las alternativas chileno – argentinas – paraguayas – brasileñas

La primera alternativa considerada es una vía terrestre que transitara por Brasil, Paraguay, Argentina y Chile, partiendo de Sao Paulo, atravesando el Mato Groso del Sur, pasando por Paraguay, Paso Hondo en Salta (Argentina), paso de Jama hacia Antofagasta y finalizando en los puertos chilenos de Antofagasta, Mejillones e Iquique.

La segunda es una vía terrestre que va desde Porto Alegre (en el Atlántico) a Coquimbo (en el Pacífico) transita por Brasil, Argentina y Chile. Cruza por el paso de Agua Negra en la provincia de San Juan (Argentina) y llega a Coquimbo (Chile).

Una tercera alternativa es el proyecto de ferrovía que una el puerto brasileño de Paranaguá con Antofagasta pasando por Paraguay y Argentina.

La realidad hoy.

La primera alternativa señalada anteriormente es la que ha avanzado mas en su concreción. Parte importante de los mercados de la agroindustria brasileña, paraguaya y argentina son China y otros puertos del Pacífico y no había ninguna comunicación vial directa entre el sur de Brasil y los puertos del norte de Chile. En 2014 se puso en ejecución un proyecto de integración vial que ha tenido un desarrollo importante y exitoso. Este corredor vincula el centro-oeste brasileño, el Chaco paraguayo, el norte argentino y el norte chileno.

Se licitó la pavimentación de los últimos 600 kilómetros de caminos que faltaban en Paraguay y faltan unos 100 Kilómetros en Argentina. En Chile deben materializarse algunas inversiones en los puertos terminales y entre Brasil y Paraguay falta un puente de 400 metros. Las obras y lo mas complicado, el reglamento de operación del corredor, deberían entrar en funciones dentro de los próximos cinco años.

El corredor de comercio Chile – Argentina o “Corredor Binacional Sur”

Aparte de lo señalado y con la lentitud propia de los grandes proyectos, el corredor ferroviario entre la Zona Central de Argentina y los puertos de la Zona Central de Chile por el túnel de baja altura por el Cristo Redentor, sigue avanzando. El cambio de gobierno en Argentina permite ser optimista en el aumento de la velocidad del mismo.

El “Corredor ferroviario bioceánico” entre la costa atlántica de Brasil y la costa del Pacífico de Perú.

A mediados del mes de mayo de 2015, el presidente de la República Popular China y la presidente Dilma Rousseff firmaron varios acuerdos bilaterales en el marco de una visita de estado del primero a Brasil. Los medios brasileños informaron que “uno de los grandes objetivos de la visita del primer ministro chino Li Keqianq a América Latina (era) el desarrollo del megaproyecto del tren bioceánico entre la costa atlántica de Brasil y la costa pacifica de Perú”.

En un ambiente de euforia, la prensa brasileña informó que “la presidente Rousseff anunció varios acuerdos de inversión y comercio con China por más de US$53.000 millones. Entre los acuerdos bilaterales se encuentra el comienzo de los estudios de factibilidad para la línea ferroviaria.

Además del tren bioceánico que unirá Brasil y Perú, otros proyectos incluyen renovaciones en puertos y aeropuertos y la construcción de varias carreteras para agilizar el transporte de granos y carnes porcinas y avícolas, entre otras materias primas. “El Puerto de Açu en el norte del estado de Rio de Janeiro sería el punto del embarque. El tren pasaría por las zonas agrícolas del centro de Brasil antes de pasar por la Amazonía y cruzar la cordillera. La ruta peruana aún no está definida”.

Viabilidad del proyecto el “Corredor ferroviario bioceánico” Brasil – Perú

Según la Unión Internacional de Ferrocarriles, “resulta más costoso enviar soja a China a través de los puertos peruanos que hacerlo desde el puerto de Santos en Brasil”. El “Corredor Ferroviario Bioceánico Central” es inviable desde el aspecto económico”. Si se embarca en el puerto de Santos el costo de transportar una tonelada de soja desde Lucas do Rio Verde hasta Shanghái, China, asciende a US$ 120.43; su envío a través del puerto de Perú costaría US$ 166.92. “Es una diferencia de US$ 46.49 por tonelada” (dólar considerado a 3.00 reales por dólar).

El cálculo no toma en cuenta el costo de construcción de la ferrovía bioceánica que de 3,650 kilómetros, de los cuales más de 1,000 km pasarían a través de los Andes. El gobierno de Dilma Rousseff estima (antes de ningún estudio formal al respecto) que el proyecto requerirá una inversión de US$ 40,000 millones solo en el lado brasileño.

Por su grandeza y dudosa sostenibilidad económica, el ferrocarril bioceánico es comparado en el sector privado con el tren de alta velocidad entre Campiñas y Río de Janeiro, un proyecto que fue “la niña de los ojos” de Rousseff durante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y que ahora está archivado, mencionó Estadão”.

Evo se cuelga sin ser invitado

Humala se manifestó rápido. El tren transitaría por el norte de Perú y llegaría a los puertos de esa zona: Bayovar, Piura e incluso Callao. Evo se indignó y reclamó que Perú le estaba haciendo trampas. Gritos van quejidos vienen, el tema se calmó – total se está hablando de una idea que aun no tiene ni siquiera estudio de prefactibilidad – y Evo comenzó a mentirle a los bolivianos.

Como el tren era, obviamente, un asunto chino, peruano y brasileño buscó enredar el negocio y metió a los alemanes. El Vice ministro de transportes e infraestructura digital de Alemania fue a Bolivia y dijo de todo: “Con Perú impulsaré que el tren pase por Bolivia”; “la construcción del tren bioceánico es el megaproyecto del siglo”; que “la mejor conexión entre los puertos de Santos (Brasil) e Ilo (Perú) a través de Bolivia representa la solución”; “propuso al Gobierno boliviano financiar la construcción de la línea férrea con recursos tanto públicos como privados”; que iba encontrarse “en el aeropuerto de Lima con el viceministro de Transportes del Perú, (Henry Zaira Rojas), con el que vamos a tratar varios temas bilaterales. Uno de ellos será el tren bioceánico y yo voy a impulsar y fomentar la solución para que el proyecto (ferroviario) pase por Bolivia” y cerró con un broche de oro: “Bolivia es un jaguar listo para saltar” (¿cómo que los alemanes no tienen sentido del humor?.)

A todo esto, los protagonistas y dueños del proyecto de tren- Brasil y Perú-, no participan de estas fantasías delirantes, raro, ya que mal que mal es de ellos. Pero para Evo la realidad no importa son las imágenes y las palabras las que valen.

Según Morales, el tren «Unirá el Puerto de Santos (Brasil) con Puerto Suárez (Santa Cruz) y de ahí al Pacífico; ¿será Ilo o Mataraní? Los hermanos peruanos decidirán”. Hasta donde se sabe, ya decidieron y son los puertos del norte de su país, por lo que el tren no pasaría por Bolivia. Todo un cuento. Mas absurdo aun, mientras Morales hace inútiles contorsiones para tratar de conseguir un puerto soberano en Arica (Chile), levanta una competencia portuaria en Ilo (Perú). Una situación absurda por donde se la mire, el tren recorrería un largo trayecto por Brasil y Bolivia y concluiría en un puerto peruano en el medio de nada, a pocos kilómetros de sus sueños ariqueños!.

Como nunca funcionará un tren que transite por Bolivia ya que la idea brasileña es incorporar al Mato Groso al circuito exportador, la verdad no importa. El tema de Morales es seguir en el poder y para eso hay que seguir contándole cuentos a los bolivianos.

Negociar con el gobierno de Morales es una Misión Imposible. Este tipo de comportamientos debería alertarnos para mantenernos alejados de tratos con Bolivia mientras no haya un gobierno con un razonamiento medianamente lógico y que no mienta.

 

 

LA MOLÉCULA BOLIVIANA

A mediados de 1990 se descubrió gas en el departamento de Tarija. Como es habitual, al comienzo se habló de yacimientos gigantescos y riqueza instantánea para el país. Los apetitos de la oligarquía boliviana se despertaron y, en el otro extremo, los chavistas bolivianos vieron la posibilidad de emular la revolución que se iniciaba en Venezuela.

El año 2001 Chile y Bolivia comienzan la negociación de un proyecto para exportar gas natural boliviano a través de puertos chilenos hacia Estados Unidos, lo que dio pié a que el año 2002 recrudecieran las protestas cuando Jorge Quiroga, elegido tras la muerte del presidente Banzer, decidiera exportar el gas por el puerto chileno de Mejillones hacia los mercados de EEUU y México.

Los gritones se opusieron a todo. Al final no se concretó nada y el gas siguió bajo tierra.

En 2003 Sánchez de Lozada nuevo presidente de Bolivia, decide exportar el gas natural por Chile (Mejillones). El 2003, bajo el liderazgo de Evo Morales y Felipe Quispe se reanudan las protestas, ahora exigiendo la estatización del petróleo y una nueva Constitución.

Luego vinieron los disturbios en Warisata, Sorata y al final en El Alto, con una cantidad de muertos y heridos en un tiroteo entre los militares y civiles armados.

Sanchez de Lozada escapó a EEUU y asumió nuestro conocido Carlos Mesa. Como es normal, toda la protesta pasaba por culpar a Chile de cualquier cosa.

Carlos Mesa, cómplice de los motines de Evo, trató de jugar con Chile proponiendo el cambio de “Gas por Mar”, alegando que el gas era el eje de la integración regional. En este sainete, sorpresivamente en abril, Mesa introdujo una cláusula en su contrato con la Argentina de Kirchner para que ese país asegurara que “ni una molécula de gas boliviano” fuera revendida a Chile, que enfrentaba serios problemas de abastecimento de gas debido al incumplimiento de los contratos con Argentina.

Bolivia continuó con su crisis político – gaseosa mientras Chile, decidió solucionar de raíz el problema del gas inclinándose por la importación del Gas Natural Licuado (GNL) producido en varios lugares del mundo y sin las inestabilidades y rabietas bolivianas ni las informalidades y propotencia de la Argentina de los Kirchner.

De paso le dice adiós a la interación energética regional y a la esperanza chavista de meter a Chile en cintura, extorsionándolo con el gas.

Esta encerrona gaseosa era otra manifestación de la animadversión chavista, mediante su brazo vecinal

Se construyó una planta de licuefacción en Quinteros y luego otra en Mejillones. El gaseoducto entró en servicio 1999, casi junto a la primera unidad de la Central Atacama, que entró en funcionamiento comercial en septiembre de 1999.

Posteriormente, se construyó un segundo gasoducto como extensión del Gasoducto Atacama denominado Gasoducto Taltal. Adicionalmente, durante 2000 GasAtacama construyó un ramal de conexión para abastecer de Gas Natural a la Fundición Altonorte, en la localidad de La Negra y otro ramal para la Minera Cerro Dominador.

El sistema de transporte del Gasoducto cuenta con un conducto principal de 530 km de longitud en su tramo argentino, el cual se inicia en Coronel Cornejo (Salta), se extiende por unos 230 km hacia el suroeste en la Provincia de Jujuy, para luego girar hacia el noroeste, pasando por la ciudad de San Salvador de Jujuy, luego la ciudad de Purmamarca, para finalmente a través de la puna argentina llegar a la frontera con Chile.

Chao Bolivia y chao Argentina.

En estos días el Ministro de Energía de Chile está negociando con la nueva administración Argentina la exportación de Gas Natural Licuado por el gaseoducto chileno desde Chile (Mejillones)- hacia Argentina (Salta), en competencia con la oferta de gas boliviano.

Por su parte el precio del petróleo ha caído en forma brutal, desde mas de 100 dólares por barril hasta 20 dólares y está en el aire la continuación de la caída hasta 10 dólares por barril luego del regreso de Irán al mercado del petróleo.

Según el diario gobiernista boliviano El Deber, “El Gobierno gestiona un encuentro con expertos de organismos internacionales para proyectar una estrategia para que Bolivia enfrente la baja en el precio del petróleo, anunció hoy el presidente Evo Morales, aunque anticipó que una de estas medidas es fortalecer el mercado interno y regional”.

“He pedido al Ministerio de Planificación, una vez que pase el referéndum (de febrero), inmediatamente convocar a algunos expertos, amigos de organismos  internacionales que tienen que ver con temas financieros como la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), BID (Banco Interamericano de Desarrollo)  y la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), para planificar cómo Bolivia primero debería enfrentar esta rebaja del petróleo y (luego) a nivel de América Latina”, anunció.

En breve, ahora llama hasta a la Pachamama para que lo saque del embrollo en que se metió y de paso insiste en acuerdos regionales que solo le interesan cuando son útiles para él. Si cree que Chile, único potencial nuevo cliente,  firmará acuerdos con su gobierno, está loco.

Según Morales “El precio del barril del petróleo bajó de forma sostenida desde el año pasado hasta situarse hoy en $US 30,42. Morales expresó que tenía la esperanza de que la cotización se mantenga en $US 45 y dijo (que) no estudió la posibilidad de que eventualmente el precio baje hasta los $us 20.

La verdad es que el petróleo ya se encuentra bajo los $US 25 por barril y se proyecta un eventual descenso hasta cerca de $US 10 por barril.

Revisemos que pasó:

  • Chile le ofreció a Bolivia exportar su petróleo desde Mejillones al mundo, con Chile comprándole un gran cantidad a mayor precio que el que le pagaba Argentina y Brasil.
  • Bolivia no solo no aceptó la asociación para la exportación, se negó a vender gas a Chile.
  • Mas aún, puso su curiosa cláusula de “la molécula” para perjudicar a Chile en medio de su crisis por el incumplimiento de sus contratos de abastecimiento por parte de la Argentina de Kirchner.
  • Chile resolvió el problema abriéndose al mundo y empleando la mejor tecnología. Bolivia no pudo ahogarnos.
  • El precio del gas cayó y sigue cayendo, Chile no le compra gas a Bolivia y el Plan de Desarrollo boliviano 2016 – 2020, el desarrollo de su industria petrolera y sobre todo, la paz social y la estabilidad de su propio gobierno están en peligro.
  • La entrada de Irán al mercado del petróleo agrava aun mas la situación de Bolivia y beneficia a Chile.
  • Chile compite con Bolivia para exportar gas proveniente de países extra continentales a Argentina.

¿Qué pasó?: «Pasó un Morales”. Otro más de los varios que ha habido en Bolivia.

 

 

 

 

                Ideas, ideologías y oligarquías en Chile

Según Robert Michels “La organización es lo que da origen a la dominación de los elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados sobre los delegantes. Quien dice organización dice oligarquía”, conocida también como la “ley de Hierro de las oligarquías” afirma que «tanto en autocracia como en democracia siempre gobernará una minoría», es decir que toda organización se vuelve oligárquica. Esto sería la base de una de las dimensiones fundamentales de la democracia: la lucha entre oligarquías.

Se afirma que en Chile la política tiene otra dimensión crucial: “la dimensión cognitiva -de ideas, ideales, conocimientos y proyectos- que forma el otro aspecto de la política”-. Se afirma también que los partidos son “grupos de ideas e ideales compartidos, experiencias de identidad, trayectorias histórico-culturales, comunidades de prácticas y de conocimiento, visiones de mundo, agrupaciones de creencias y de deseos de crear, mantener o transformar un orden simbólico”.

La Concertación y sus partidos representarían “un factor cultural de la sociedad chilena, unas tradiciones, una historia plural de doctrinas y programas, de intelectuales públicos y articuladores de discursos, unas narraciones retrospectivas con sus leyendas y mitos”. La existencia de esta segunda dimensión legitimaría la supremacía de esas oligarquías por sobre “los mandantes y los delegantes”, es decir sobre el pueblo o mas precisamente sobre las masas nacionales.

Suena bien, pero creo que no es cierto.

Mas aun, ese “factor cultural” en realidad es un elemento excluyente y sectario, centrado en el interés del grupo y en su propia cultura, ajeno o en disputa con la mayoría del pueblo. La Concertación tenía un objetivo táctico, para luego mutar a una visión estratégica de la sociedad que jamás fue aclarada debido a la incompatibilidad ideológica entre sus miembros. La praxis de esa relación se dio en base a la “estabilidad” y luego al beneficio y cooptación de sus miembros.

Idea e ideología no tiene nada que ver. Tratar de hacerlas equivalentes es un engaño.

Idea es razonamiento, es el acto básico del entendimiento. La idea es subjetiva y para su objetivación requiere de confrontación con otras ideas diferentes. La idea se perfecciona a través del cuestionamiento y la discusión.

En efecto, la capacidad humana de contemplar ideas está asociada a su capacidad de razonamiento, autorreflexión y la habilidad de aplicar el intelecto. Las ideas dan lugar a los conceptos, los cuales son la base de cualquier tipo de conocimiento científico o filosófico.

Esto es lo opuesto a la “ideología”. Frente a la incertidumbre que existe al interior de toda idea, la ideología presenta certezas absolutas.

Nadie tiene derecho a exigir que su idea sea la única razonable; las ideologías, por el contrario, asumen la inexistencia de la duda y pregonan la falsedad de todo concepto externo u opuesto a ellas.

Las ideas aceptan y aceptarán siempre el “otro”, algo imposible para las ideologías que niegan toda forma de diálogo con la otredad, con la diferencia.

Una ideología es, en esencia, una organización de ideas cerrada sobre sí misma y ciega a su entorno. Se promueven y justifican a sí mismas y sólo creen en ellas. Enfrentadas a las ideas vivas -que son el efecto de nuestra libertad- las ideologías significan la total aniquilación de la libertad individual.

Con su negativa a la confrontación honesta de ideas, son instrumentos de manipulación, de intolerancia y fanatismo; absolutos al servicio de la intromisión de otros en la conciencia individual de las personas que arrastran a la adoración de fórmulas y a la obediencia de dogmas y evangelios.

Las ideologías políticas tienen dos dimensiones: Fines o cómo la sociedad debería funcionar u organizarse; y Métodos o la manera más apropiada para hacerlo.

Los fines de las ideologías es la supremacía sin contrapeso, con exclusión y sin alternancia (chavista), parece evidente entonces que a partir de la tendencia inevitable a que un grupo pequeño se apodere del poder –La Ley de Hierro- las oligarquías dominantes en los partidos políticos reciben un potente refuerzo a su capacidad de control exclusivo al incorporar la ideología como palanca intelectual y justificativa de su acción.

La realidad nos muestra como mientras mas potente es la ideología de un partido, mas fuerte, reducida e intolerante es su oligarquía dominante. El mejor ejemplo es el Partido Comunista, que incluso llega a redefinir su relación con la propiedad, definiéndose como mero accionista de las sociedades donde tiene su patrimonio. Contrario sensu, un partido con una ideología mas laxa y menos determinista tiende a una menor concentración del poder en pocas manos, pero a su vez se hace menos eficiente en la gestión del poder por la existencia de la competencia (no siempre regulada) dentro de su directiva como es el caso de Renovación Nacional. Algunos partidos siguen su ideología de manera estricta, otros buscan una inspiración amplia de un grupo de ideologías relacionadas, sin abrazar una idea específica.

En Chile podemos ver como todos los partidos políticos están dominados por ideologías: los de derecha, por la ideología del poder; los socialdemócratas, por el socialismo; los socialcristianos por un remedo de la Doctrina Social de la Iglesia y los de izquierda por el marxismo. También es evidente que el rol que juega la ideología en el control interno es diferente en cada uno de ellos.

Pero es incuestionable que la combinación de ideología con la organización, la «máquina” o como se la llame, es una dupla que permite el manejo del partido por parte de una oligarquía inmutable, a veces hereditaria pero siempre excluyente, que maneja la interpretación de la doctrina, y desde esa posición de supremacía, administra los recursos económicos, deformando el sistema y sentido del partido transformándolo en una mera maquina de poder. Es lo que vemos cuando la izquierda no tiene problemas en pedir dinero a Ponce Lerou, “yerno del dictador”, para financiar sus candidaturas. La vanguardia de ese movimiento es el G-90, donde la ideología se vuelve excusa de la simple acumulación desesperada de poder en beneficio personal.

En Chile, los costos de las campañas electorales fueron subiendo sin encontrar techo. El paso lógico fue la búsqueda de mecenas empresariales que las financiaran. La búsqueda de dinero se emprendió en todos los partidos y de diversas formas.

En algunos los contactos se hicieron en forma jerarquizada con un “prócer” a la cabeza que aprovechó de asegurar su autoridad indiscutible y absoluta; en otros organizados “en lotes”, a cargo de caudillos; en otros, por parte de free raiders que recolectaron dinero para las elecciones y para si mismos.

Este sistema reforzó la autonomía de los partidos políticos. Prontamente no necesitaron para nada a los ciudadanos. Alcanzaron la auto sustentación. Su única preocupación fue desde entonces cuidar la mano que les daba de comer y no morder los intereses de sus mecenas. Dejó de importar la calidad de los postulantes a los cargos políticos, comenzó a primar su fidelidad a los caciques del partido y poco a poco la calidad de los diputados y senadores fue decayendo hasta alcanzar profundidades oscuras. Personajes increíbles en su comportamiento personal, moral, político, familiar y social, alcanzaron altas dignidades legislativas.

¿Qué tenemos ahora?, un sistema político desacreditado, aislado de la ciudadanía, autorreferente y de mala calidad técnica y moral, es decir, lo opuesto a una elite digna de ese nombre.

¿Es que no hay salida?.

El siglo XX fue el siglo del Estado y de las Ideologías y en ese escenario las “masas” jugaron un rol pasivo e infantil, todo fue una ilusión pergeñada por la modernidad.

Estamos en proceso de cambio, las “masas” evolucionan –lentamente- hacia la “ciudadanía”. Me parece que las ideologías aun tienen un rol que jugar: proveer modelos de futuros alternativos posibles, pero sin alzarse como amos exclusivos del poder político.

No creo en las “democracias directas” en que nuevos grupos organizados pueden apoderarse de la representación popular, si creo en “la esfera pública” y la tremenda “capacidad asociativa” de la sociedad chilena funcionando como otros instrumentos de representación de intereses y propuestas de políticas públicas y soluciones a problemas reales de las personas.

Quizás la clave sea recuperar el concepto de República y lo Republicano; un sistema donde haya grupos intermedios, que cumplan esa función solo en relación a una ciudadanía informada e incidente.

 

 

 

 

DE “MASAS” A “CIUDADANOS”: LO QUE LOS POLÍTICOS NO ENTIENDEN

 

Siempre es bueno comenzar describiendo la cosa que vamos a tratar, en este caso, los Partidos Políticos.

Este concepto ha sido definido de diferentes maneras según el momento histórico y la realidad socio cultural específica. Una definición es: “un grupo de individuos que participan en elecciones competitivas con el fin de hacer acceder a sus candidatos a los cargos públicos representativos”; otra dice: “toda asociación voluntaria perdurable en el tiempo dotada de un programa de gobierno de la sociedad en su conjunto, que canaliza determinados intereses, y que aspira a ejercer el poder político o a participar en él mediante su presentación reiterada en los procesos electorales”.

Una tercera dice: “es una asociación de individuos unidos por compartir intereses, visiones de la realidad, principios, valores, proyectos y objetivos comunes, como alcanzar el control del gobierno para llevar a la práctica esos objetivos”.

En Chile, el proyecto de ley de modernización de los partidos políticos actualmente en el Congreso, los define como: «asociaciones autónomas y voluntarias organizadas democráticamente, dotadas de personalidad jurídica de derecho público, integradas por personas que comparten unos mismos principios ideológicos y políticos».

No se aprecian diferencias de fondo en estas definiciones: se trata de grupos de personas que tienen ideas, ideología e intereses en común, que se organizan para acceder al poder político con la voluntad de emplearlo para materializarlos.

¿Y donde queda el “Pueblo”?. Se supone que la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo y si nos atenemos a lo que describe la ley chilena respecto al sistema de partidos políticos, la democracia sería el gobierno de los partidos políticos, ejercido por la oligarquías partidarias para materializar las aspiraciones e intereses de sus miembros.

Parece obvio que los Partidos Políticos no son “el pueblo” sino una elite, pero, ¿representan al pueblo?. Creo que tampoco. En efecto, son grupos integrados por personas que comparten una ideología, es decir, por definición son una minoría que trata de prevalecer por sobre otros grupos que profesan ideologías distintas a la suya o no profesan ninguna sino que priorizan sus intereses personales, familiares o sectoriales.

¿Gobiernan para el pueblo?. No, las ideologías llegan a la competencia electoral con un “programa” que -da cuenta de su ideología- tratando de convencer al “pueblo” que adhieran a él. No le preguntan que quiere; cuales son sus prioridades ni menos respecto a la forma de poner en ejecución el programa. Peor aun, muchas veces disfrazan cuidadosa y crípticamente su programa para que parezca algo atractivo para el pueblo, pero cuyo significado real es otro. Gobiernan para si mismos. Muchas veces tienen compromisos con quienes financiaron y patrocinaron a los aspirantes al poder, cuyos intereses permanecen en las sombras o están amarrados a pactos políticos que el público no conoce.

Debemos eso si reconocer su franqueza. Reconocen abiertamente que aspiran a crear una oligarquía política que mande y disponga. Al pueblo no le preguntan nada, solo se le informa lo que conviene. No comprenden lo ofensivo que es para los ciudadanos ser entendidos como “masas”.

Esta forma de relación viene desde la creación del sistema –a fines del siglo XIX- en que “el pueblo” era una “masa”, anónima, ignorante, perdida y abandonada. En que la ignorancia y falta de información no permitía la “participación” del pueblo en la política sino su mera utilización por los lideres que trataban, con buenas o malas intenciones, de capturar su apoyo.

El senador Carlos Ominami señala al respecto: “las personas acudían a los partidos para “informarse e incluso para aprender a leer y escribir” “. De participar, nada.

La relación es clara, los políticos “saben, enseñan y mandan” y las masas “ignoran, aprenden y obedecen”. No se trataba de una relación entre iguales, ni menos de un “ciudadano mandante” que se hacía representar por un “político mandatado”.

Esta situación fue cambiando lentamente. Allende y los políticos de izquierda de su época aun se referían a “las masas”, hoy no lo harían.

A fines del siglo XX el cambio se aceleró. Las personas incrementaron su nivel de educación en forma exponencial y el cambio aun sigue creciendo; la información de todo orden se transformó en avalancha; la transparencia comenzó a mostrar la realidad de la gestión política y del estado y quedó a la vista una realidad constituida por mentiras, resquicios y engaños, evasivas y excusas para evadir el reconocimiento de culpas; el uso de procedimientos ilegales e inmorales para financiar sus elecciones a cambio de su complicidad en la dictación de las leyes y en la supervisión de los actos de sus financistas.

Poco a poco la realidad va quedando a la vista, pero el sistema no cambia y los políticos inventan comisiones y reformas para que todo siga igual. Esfuerzo vano. La renovación es inevitable, está en marcha, será profunda y no podrá ser conducida por las antiguas dirigencias.

La credibilidad, la legitimidad y la popularidad de los políticos y sus partidos no puede descender mas y la institucionalidad política comienza a mostrar grietas por donde históricamente ha ingresado el populismo y los caudillos extremistas. La capacidad de los políticos y sus partidos para comunicarse con el pueblo ha descendido hasta desaparecer. Los vínculos históricos entre su orgánica partidaria y la ciudadanía están degradados y si alguna vez, en algo, representó al pueblo, ya no es más así.

Este cambio afectó a todo el sistema de la “elites gobernante”: el Ejecutivo, la Iglesia, el Congreso, los Partidos Políticos, los Empresarios y la gran Prensa, todos desnudos, con sus vergüenzas, sus complicidades y sus pequeñeces expuestas. El aparato del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial) incapaz y poco deseoso de supervisar, controlar y hacer cumplir la leyes, se hizo cómplice y parte de una realidad cuya existencia se sospechaba pero de la cual no había pruebas.

El volumen, calidad y rapidez de la información dejó al sistema político paralizado, incapaz de producir respuestas oportunas. Toda su incapacidad técnica y de gestión y su escasez de valores morales y ciudadanos quedó al descubierto.

El pueblo comenzó su transformación –aun en proceso- de ir de “masa” a “ciudadano”.

Está surgiendo un fenómeno conocido como la “esfera pública” que según el filósofo Jürgen Habermas es un espacio entre la autoridad y la vida privada, en el cual los ciudadanos pueden reunirse informalmente, intercambiar opiniones sobre los asuntos públicos, decisiones de gobierno y proponer reformas. Sirviendo como contrapeso al gobierno. La esfera pública será el «campo de juego para la ciudadanía» que podría habilitarla para reducir o acotar la autonomía a la clase política.

La tecnología para apoyar esta “esfera pública” optimizar su eficiencia y ampliar su espacio de acción ya existe. Hay que difundirla y operativizarla.

No será fácil desmontar el aparato oligárquico político, tampoco lo será la creación de nuevas instancias de participación ciudadana real y efectiva. Hay que construir nuevas instancias y formas de entender la ciudadanía.

Obviamente este es un proceso, no es algo que ocurrirá de la noche a la mañana, es por eso que todo el cambio debe ser gradual e incremental. Creo que los primeros pasos deben encontrarse en los siguientes ámbitos:

  • Reforzar la primacía de los ciudadanos por sobre la burocracia partidista. Los políticos deben ir cambiando de su condición actual de “representantes de sus partidos” hacia ser “representantes de los ciudadanos”. Ello implica sistematizar la designación de los candidatos, como una actividad ciudadana real, rendición de cuenta pública de sus acciones políticas y funcionarias ante sus representados y la existencia de procesos simples y eficientes para la revocación de su mandato.
  • Desmontar las oligarquías partidistas poniendo límites a la reelección de sus miembros; ejercicio de la democracia interna e imposición legal de efectuar sus procesos eleccionarios internos en forma abierta y bajo el control del Servicio Electoral.
  • Control frecuente y obligatorio de las finanzas de los partidos por parte del Servicio de Impuestos Internos y la Contraloría General de la República.
  • Control de la gestión y empleo de los recursos asignados al Congreso, Contraloría autónoma de la gestión económica y financiera de gobierno interior del Congreso.
  • Limitación al número de reelecciones en los distintos niveles de representación popular –concejales, alcaldes, diputados y senadores-.
  • Estricta y completa declaración y control de sus haberes, ganancias e intereses.

Acabo de terminar de ver un programa en que tres tres ex ministros de gobiernos de la Concertación comentan los errores y falencias del gobierno actual, y lo hacen desde una perspectiva elitista añeja que concentra todo el desfase existente entre ellos y la realidad chilena actual.

Ellos –políticos profesionales, miembros conspicuos de la oligarquía partidista- “saben lo que es bueno para Chile” y su “trabajo político” es manejar, controlar y administrar a las masas para que apoyen las políticas que interpretan sus preferencia o al menos no se opongan activamente.¡Preguntarles algo o escuchar la opinión de “los ciudadanos” antes de hacer “el programa”, no es ni siquiera considerado; menos escucharlos y representar sus deseos durante su ejecución o rendir cuenta de su mandato!.