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DIGAMOS VERDADES: La operación Cóndor; el Informe Rettig y las infamias de la Izquierda

Hecho público el Informe Rettig, que “estableció” que en Chile no había habido guerra interna y que por tanto toda acción de combate caía en la categoría de violencia de estado contra grupos políticos o genocidio, su promotor, Patricio Aylwin pidió reacciones. Dos respuestas:
– General Pinochet: “El Ejército de Chile, ciertamente no ve razón alguna para pedir perdón por haber tomado parte en esta patriótica labor. La institución declara solemnemente que no aceptará ser situado ante la ciudadanía en el banquillo de los acusados, por haber salvado la libertad y la soberanía de la patria a requerimiento insistente de la civilidad”.
– “Carlos Ominami, entonces ministro de Economía, fue el encargado en aquella oportunidad, por decisión de Aylwin, de confrontar a Pinochet. “Soy parte de un sector del país que no entiende haber participado en guerra alguna”.

REVISEMOS LOS HECHOS
La historia oficial escrita por la izquierda dice: La Operación Cóndor o el Plan Cóndor fue un plan de inteligencia diseñado y coordinado por los servicios de seguridad de las dictaduras militares de Brasil, Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay, en colaboración con la CIA de Estados Unidos, para aniquilar a la «izquierda opositora» (¿pacifica, democrática?) durante la década de los 70.

LA VERDAD
En noviembre de 1972 se realizó una reunión en Santiago en la que participaron la Comisión Política del MIR, y miembros de grupo armados de Argentina, Uruguay y Chile, donde se acordó construir una nueva organización internacionalista en el Cono Sur para: «Unir a la vanguardia revolucionaria que ha emprendido con decisión el camino de la lucha armada contra la dominación imperialista, por la implantación del socialismo, es un imperativo de la hora. Para abrir a los pueblos latinoamericanos el camino de la victoria en la senda emprendida por la gloriosa Revolución Cubana, frente a un enemigo bárbaro, el imperialismo yanqui, y ante la actividad diversionista del populismo y del reformismo».

SE ORGANIZA LA GUERRILLA TRANSNACIONAL
El 1 de noviembre de 1974 se oficializa la existencia de la Junta de Coordinación Revolucionaria (JCR), a través del siguiente comunicado en la revista Che Guevara (publicación de la J.C.R.):

«- A los pueblos de América Latina
«Es el camino de Vietnam el camino que deben seguir los pueblos; es el camino que seguirá América con la característica especial de que los grupos en armas pudieran formar algo así como Juntas de Coordinación para hacer más difícil la tarea represiva del imperialismo yanqui y facilitar la propia causa.»
(Los cuatro grupos) firman la presente declaración para hacer conocer su decisión de unirse en una Junta de Coordinación Revolucionaria. … Este importante paso es la concreción de una de las principales ideas estratégicas del comandante Che Guevara, héroe, símbolo y precursor de la revolución socialista continental.

– Nuestra lucha es antiimperialista
Los pueblos del mundo viven la amenaza permanente del imperialismo más agresivo y rapaz que jamás haya existido antes.

– Latinoamérica marcha hacia el socialismo
El 1º de enero de 1959, con el triunfo de la revolución cubana, se inicia la marcha final de los pueblos latinoamericanos hacia el socialismo, hacia la verdadera independencia nacional, hacia la felicidad colectiva de los pueblos.

– La lucha por la dirección del movimiento de masas
Para contribuir al fortalecimiento de este polo revolucionario a escala continental, las cuatro organizaciones firmantes de esta declaración, hemos decidido constituir la presente Junta de Coordinación Revolucionaria en torno a la cual y a cada una de sus organizaciones nacionales, llamamos a organizarse y a combatir juntos, a toda la vanguardia revolucionaria obrera y popular de Latinoamérica

– La experiencia de nuestras organizaciones
… Vinculados por la similitud de nuestras luchas y nuestras líneas, las cuatro organizaciones … hemos pasado a un intercambio de experiencias, a la mutua colaboración cada vez más activa, hasta dar hoy este paso decisivo que acelera la coordinación y colaboración que … redundará en una mayor efectividad práctica en la encarnizada lucha que nuestros pueblos libran contra el feroz enemigo común.

– Nuestro programa
Nos une la comprensión de que no hay otra estrategia viable en América Latina que la estrategia de guerra revolucionaria …. Que esté en condiciones materiales de asegurar el aniquilamiento total de los ejércitos contrarrevolucionarios …

– Pueblo latinoamericano: a las armas
Vivimos momentos decisivos de nuestra historia. En esa conciencia, llamamos a los trabajadores explotados latinoamericanos, a tomar con decisión las armas, a incorporarse activamente a la lucha revolucionaria antiimperialista y por el socialismo que ya se está librando en nuestro continente bajo la bandera y el ejemplo del Comandante Guevara».

LOS GOBIERNOS SE ORGANIZAN: LA OPERACIÓN O EL PLAN CÓNDOR
Ante la evidencia que la lucha contra los movimientos revolucionarios castristas se hacía mas difícil debido a la creciente coordinación militar de sus operaciones entre los grupos terroristas de la región y el desplazamiento de dinero y combatientes tanto para su ocultamiento como para su empleo, en marzo de 1975 (a un año del nacimiento de la J. C. R.) se gestó la coordinación militar entre los gobiernos del Cono Sur, conocida como Plan Cóndor.
La Operación Cóndor o el Plan Cóndor permitió la colaboración de los respectivos gobiernos, impidiendo el tránsito y apoyo entre los movimientos de la izquierda castrista sudamericana.
Se puede apreciar que la Operación Cóndor es, cronológicamente, posterior a la creación y puesta en marcha de la Junta Coordinadora Revolucionaria creada en 1974.

Lo señalado nos permite concluir, si ninguna duda, que el Plan Cóndor fue una reacción defensiva de los gobiernos de los países agredidos frente a un alza en el nivel de combatividad de las fuerzas guerrilleras castristas en Sudamérica.

DERROTA DE LA GUERRILLA MARXISTA
En 1976, la Junta de Coordinación Revolucionaria, tras sucesivos golpes y derrotas militares, fue desarticulada por las FFAA de los países atacados –Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y Perú. Esto hace entendible su odio a esa organización y a hacia los militares y policías que los vencieron una y otra vez.

La izquierda latinoamericana siempre ha sido reconocida por su pacifismo, odia que sus enemigos se defiendan y no se dejen aplastar pasivamente.

LA SEGUNDA VUELTA DE LOS TERRORISTAS
Después de esta derrota, vino la ofensiva montada en 1978, desde la URRS y Cuba, por el Partido Comunista bajo el «pacífico» nombre de Política de Rebelión Popular de Masas, que transitó por Carrizal Bajo, el intento de asesinato del General Pinochet y el correspondiente castigo aplicado por las fuerzas de seguridad nacionales.

Esto nos lleva a la caricatura que el Sr. Rettig y su comparsa de beatos bienpensantes hace del combate largo y cruento que los mismos terroristas preveían que vendría. Ellos, en su 1ª Declaración, arriba reseñada, declaran sin dejar ni la mas mínima duda que estaban llevando una guerra que solo concluiría con las derrota de las FFAA de los países atacados y la imposición del castrismo en la región.

Afortunadamente para Chile, aquí no hubo un Chávez, ni un Maduro; si hubo un intento de imponer a un Diosdado Cabello que fracasó.
Por sabido se calla y por callado se olvida. Sé que la majadería de la izquierda cansa, pero así es como construyen sus calumnias e infamias.
Amable lector, le sugiero seguir paso a paso el derrumbe de Venezuela para que pueda ver y apreciar, en vivo y en directo, lo que las FFAA de Chile hicieron por salvar la Patria.

SOLO PARA MILITARES EN RETIRO

Si usted es militar en servicio activo, no lo lea, si lo hace, es bajo su exclusiva responsabilidad

Soldados: de nuevo estamos ante un país que se rompe por las costuras, el odio se manifiesta a borbotones desde las bocas y gestos de la misma gente que llevó al país al enfrentamiento mediante “la agudización de las contradicciones”.
Dimos mucho de nosotros mismos, trabajamos con devoción, arriesgamos la vida y expusimos a nuestras familias, creímos haber restablecido la armonía entre los chilenos. No fue así, no logramos neutralizar la hegemonía cultural del odio, herramienta clave del enemigo.
Fue peor que eso, hoy vemos a grupos –Evópoli y otros- que cooperan en la demolición de las bases de nuestra nacionalidad mientras dicen compartir nuestros valores. La cobardía campea por sus respetos; el cuidado de sus millones no deja tiempo a los ricos y a la fronda para proteger a quienes los rescataron del desastre. Al final del gobierno de Bachelet alcanzaron a divisar los cuernos de la bestia, se aterrorizaron y ganaron las elecciones prometiendo lo que no están cumpliendo, se les pasó el susto y están de vuelta en sus negocios.

Un escritor –Mauricio Rojas- manifestó su opinión de que el Museo de la Memoria era un montaje propagandístico, luego fue nombrado Ministro de Cultura y ello provocó que el odio de la izquierda saltara frenético a su garganta.
Un periodista del diario La Tercera fue quien lanzó la piedra, el dueño del medio, un colombiano – árabe avecindado en Chile donde fue acogido y que se enriqueció durante el gobierno militar, no pudo intervenir para dar algo de equilibrio al enfoque. Pobre Saieh, sus periodistas le censuran lo que puede o no publicar en su diario, aunque sea como inserto pagado.

Un extraño “poeta” de izquierda, un tal Zurita, tomó la guaripola y montó su espectáculo frente el lugar de marras que culminó con algunos días, pocos, de fama. Las fotos de la manifestación muestran a cientos de los eternos beneficiarios de los fondos fiscales para la “promoción del arte” expresando su ira. No se ven niños, gracias a Dios, ya que el vate Zurita que hace algunos años efectuó una performance “artística” que incluyó una masturbación en público y otros despropósitos, podría haberlos escandalizado.

Una reacción pintoresca fue la de Evópoli, grupo político de incierta filiación, presidido por Hernán Larraín Matte que respondió a las críticas realizadas por dirigentes de RN y la UDI con una deprimente explicación: “Chile Vamos ha tenido claro siempre cuales son sus principios y por eso le hacemos el llamado a los presidentes de RN y la UDI a no entregarle la defensa de los derechos humanos a la izquierda” … “con la crítica que le hacen a Evópoli creo que le hacen un flaco favor a Chile y a la posición que ha tenido el gobierno de Sebastián Piñera, en esta materia”.
Otra manifestación típica de ese sector político, el Síndrome de la mujer Golpeada: “(El Golpeador) no lo hará nunca mas, mi amor lo corregirá y lo rescatará de su condición violenta y odiosa”. Su afán por obtener un certificado de honorabilidad firmado por la izquierda sería patético si con ello no estuvieran destruyendo las bases de nuestra sociedad.
La Tercera, el 14 de agosto ensaya un cantinfleo filosófico literario para enchular su manejo de esta situación, en su editorial señala: “Habrá numerosas lecciones que se podrán extraer a raíz de este desafortunado episodio -desde luego, La Moneda debe hacer un mejor chequeo de quienes van a desempeñar altas investiduras públicas, para evitar ingratos contratiempos, y los propios nominados deben ser más proactivos para detectar sus posibles conflictos, algo que Rojas no hizo-, pero hay una dimensión que requiere especial examen por parte de la sociedad, ya que en la medida que las personas sean condenadas por sus solas opiniones, existe el riesgo de que el país se deslice por la pendiente de la censura y el amedrentamiento, en que todo aquello que no coincida con ciertos grupos, sencillamente no tiene cabida o, peor aún, puede llegar a ser una causal de inhabilidad para ejercer en el servicio público. No cabe duda de que el país ha fijado con el paso del tiempo nuevos estándares en relación al tema de los derechos humanos, donde éstos han pasado a ser parte consustancial de nuestra cultura, sin espacio para relativizar -por mínimo que sea- la gravedad de las violaciones a las garantías fundamentales ocurridas tras los sucesos de 1973. Ese juicio ético debe ser un testimonio de compromiso con el respeto a los derechos fundamentales, y su defensa no admite ambigüedades. Pero valiéndose de este consenso y el total reproche que merecen las violaciones a los DDHH, algunas voces han pretendido imponer una mirada que ni siquiera admite la expresión de otros puntos de vista. Asociar sin más cualquier disenso o punto de vista alternativo a un “negacionismo”, e incluso buscar castigar penalmente estas opiniones, es la antesala a una sociedad intolerante y con escasa conciencia de lo que significa la democracia y la libertad de expresión. No es difícil advertir que esta verdad oficial parece funcionar en una sola dirección. Así, es llamativo que para la nominación de la expresidenta Bachelet en el Ato Comisionado de los DDHH de la ONU, no se haya estimado relevante su falta de condena a regímenes como Venezuela o Cuba, los que han violado sistemáticamente las garantías fundamentales. Si el país ha de empeñarse en fijar claros estándares en materia de DDHH, éstos deben ser inequívocos, lo que no debe ser confundido con actitudes totalitarias”.
Es difícil que alguien, persona o gobierno, pueda imaginar todos los ángulos desde los cuales la infamia izquierdista pueda atacar. Por su parte, el “negacionismo punible” de los que piensan distinto es típico del marxismo soviético, cubano, chavista y de todos lo dictadores de ese pelo.
Respecto a Bachelet, esta delicadeza para exponerla como lo que es, una marxista practicante, es un mal chiste.
Si no fuera trágico y repugnante sería risible la hipocresía de las “personalidades políticas y del mundo de las artes” que se reunieron frente al Museo de la Memoria, y que nunca se manifestaron respecto al horrible genocidio llevado a cabo en el Sename durante los gobierno de Aylwin, Lagos, Frei, Bachelet, Piñera y de nuevo Bachelet.
Toda tortura y abuso palidece comparado con estas brutalidades porque las víctimas son completamente inocentes e indefensas, jamás empuñaron un arma contra nadie y nunca predicaron ni practicaron el odio. Lo peor, fueron muertos porque sus asesinos no asignaron ningún valor a sus débiles personas, a sus sufrimientos y ni a sus tristes destinos. Acá no hubo ideologías en pugna, revolucionarios llamando a quemar el país o utopías que imponer a sangre y fuego su Política de Rebelión Popular; solo inocencia, soledad, abandono.
La estrella de este genocidio: Estela Ortiz, amiga de Bachelet y conspicua ideóloga y activista de los Derechos Humanos, con su sueldo de $ 7.500.000 mensuales.
Soldados: estos son los jueces y verdugos de las FFAA, estos son los dueños de “la cultura” chilena, esta es la clase política a la que entregamos nuestra representación, esto es lo que hay que recordar con un Museo de la Memoria que blanquea sus fechorías y esta es la elite que dice liderar nuestro país.

Les propongo una reflexión: Ya que es un hecho que los partidos políticos y el Congreso son la base desde opera toda esta máquinaria repugnante y que también es innegable que su función “intermediadora” entre el pueblo y el gobierno hace años que dejó de ser tal, estas instituciones son apenas una excusa para lucrar en el proceso.
Hoy por hoy, la mejor y única manera de llegar al Gobierno para exigir el cumplimiento de sus promesas, es la presión directa a sus autoridades, es decir, llegar al Presidente via los Subsecretarios, el resto es música. Pero para llegar a esas autoridades es imprescindible ser capaz de plantear una amenaza que los obligue a escucharnos, es decir, un acto político que los fuerce a contestar o a actuar.
La creación de organizaciones sociales fuertes y con objetivos claros, lideradas con firmeza y sin recatos es una posible solución.
Si crees que es así, únete a nuestra Multigremial de las FFAA y fortalécenos con tu rabia y tu frustración.

El fracaso de la «Nueva» Derecha Chilena

Desde hace ya treinta años vivo en una comuna de la zona central poblada por chilenos comunes, gente corriente, “tradicional”. Sus habitantes son varios cientos de miles de personas que culturalmente viven, piensan, sienten y tienen necesidades en las antípodas de las de los políticos de la nueva derecha liberal que pulula por Santiago y sus alrededores sacando sesudas cuentas y elaborando complejos y sofisticados edificios intelectuales aprendidos en pos grados o impuestos por organismos internacionales.
El futuro de estos chilenos comunes está inextricablemente ligado a su sociedad: su familia, sus (anticuados) valores, su (obsoleta) familia, sus (modestas) aspiraciones materiales y sus (arcaicos y excluyentes) valores morales y más aun a sus (provincianas) costumbres y formas culturales.
Ellos están unidos a un entorno que no quieren ni pueden abandonar, a un territorio, clima, topografía, olores, flores, comida, rituales sociales y expresiones culturales que les gustan y no quieren cambiar.
Sienten que mediante los cambios que les están imponiendo les están construyendo un mundo que no entienden, no les gusta, los asusta y que, en realidad nadie ha podido explicarles de que se trata y como van a vivir en él. No tienen la posibilidad de irse a “otro Chile”, solo tienen éste. Están cansados, temerosos y ven como lo que les interesa, un modesto auto, una casa, educación para sus hijos, salud, seguridad física y estabilidad, no llega. Son ese gran número de personas que la izquierda ridiculiza como “los fachos pobres”porque no les interesa la revolución.
Los liberales globalizados, por su parte, “saben” lo que es bueno para todas las personas, pero no pretenden ni intentan (ni pueden) convencer a la gente común de que el mundo al que parecen dirigirse resultará bueno y mejor para ellos también.

Los iluminados están imponiendo sus ideas y sus preferencias. Decidieron lo que es bueno y lo que es malo, lo que es correcto y lo que no lo es y lo imponen con sus leyes y acuerdos de Starbuck. Son los que que alcanzaron la “liquidez” de Zigmunt Bauman, personas completamente libres de marcos y normas, que pueden cambiar su vida en la forma que quieran, si no lo pueden hacer en Chile, están en condiciones de irse a cualquier lugar del mundo en donde se sentirán perfectamente en sus casas, ya que llegarán a reunirse con sus pares en su mundo globalizado. Para ellos es lo mismo irse a Australia, Nigeria o Alemania. Ubi bene, ubi patria. No tienen ni quieren ninguna estructura de ningún tipo.

Educados en el Grange, Verbo Divino y otros colegios elegantes, con pos grados y doctorados en Harvard, MIT u otra universidad de Francia, Gran Bretaña o EEUU son ciudadanos del mundo. Con currículos parcialmente escritos en inglés y parla salpicada de expresiones en diversos idiomas. En condiciones de abandonar, en cualquier momento, su actual país de residencia (por ahora Chile). Están en condiciones de elegir su destino, el tipo de vida que quieran llevar, las oportunidades que quieran ofrecer a sus hijos y el estilo de vida que les acomode en cada momento. Son ciudadanos del mundo, está cómodos en cualquier parte, tienen redes sociales y profesionales en todas partes y no les asusta ni inquieta el desarraigo, ya que no tiene raíces. Han eliminado todo marco de referencia cultural o social nacional, y están ajustados al estilo de vida “internacional”.
No conocen la realidad nacional ni les interesa, excepto en cuanto a “saber” que es necesario su cambio y su pronta destrucción hasta sus cimientos, para incorporarla a la “globalización” cultural, social y política.
El pueblo chileno no los seguirá, porque en realidad no van a ninguna parte mas allá de sus caprichos personales. Es la siutiquería del nuevo intelectual rico.
Las aspiraciones y metas del chileno común son las que tenían los abuelos de los “globalizados”, que sus nietos ya consideran tan naturales y obvias que los lleva a despreciar a los que recién aspiran a ellas.

En realidad, nuestros liberales son extraterrestres que viven en Babia, recuerdan al Mapu, un “partido de ascensor” durante el gobierno marxista. De ascensor porque vivían en edificios y no en casas modestas como se usaba en esos años, eran poquitos y reunían solo a los del mismo edificio.

Tal vez lo mas pernicioso de este lote es su falta de principios o ser de los que aseguran que “estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros”.
Su estrategia comunicacional es adoptar posiciones extremas y llamativas, solo para llamar la atención, como la ley de identidad de género, del matrimonio igualitario o del aborto libre. La tesis de Hernán Larraín Matte en ese contexto fue “que sólo una agenda progresista en lo “valórico” le daría notoriedad mediática al partido”. Y tenía razón: esos temas entregan una presencia mediática mucho mayor que una agenda social. Pero son pocos los que consideran prioritarios esos temas. Este oportunismo contagió al papá del prócer de Evópoli que se les unió con entusiasmo: “Queremos gobernar incorporando a otros grupos que no están en Chile Vamos, porque así aseguramos mayoría en el Parlamento. Mayor razón para tener un criterio de mayor amplitud”.
Para acentuar su “Elitismo Mapucista” cancelaron su intento de ser un partido popular y pasaron a buscar una clientela mas a su medida entre los universitarios pirulos y los miembros jóvenes de la clase ABC-1.
La miseria moral de este grupo es tal que en su frenesí por conseguir un certificado de “honorabilidad” por parte de la izquierda controladora de los medios, han elegido a las FFAA y particularmente a sus prisioneros políticos como blanco para «hacer méritos». Por lo demás, si tienen lo que tienen y si pueden hacer lo que hacen, es porque los militares chilenos estuvieron en lo que estuvieron.

Cabe preguntarse, ¿una vez que Chile Vamos asegure la mayoría en el Congreso ¿qué van a hacer, cómo van a gobernar?, ¿volverán a sus antiguos “principios?, ¿seguirán con “los nuevos”?. Es el drama de tener principios de goma: es lo mismo que no tenerlos.
La intención de estos liberales dicen que es “armar un nuevo partido de derecha que deje atrás las trancas de la dictadura”. Si tiene trancas con Pinochet y los militares, vayan a un siquiatra. En política lo que cuenta es tener historia, recorrido, consistencia, solidez doctrinaria y lealtad con sus seguidores.