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ESTRATEGIA DE EVO MORALES Lo que viene en un mes mas

La situación de Bolivia y del mismo Morales es compleja; en Bolivia hay personas que piensan que Chile está en un callejón sin salida porque no tiene la capacidad económica ni política para desechar sus exigencias; porque no podría usar su superioridad militar; y que como Bolivia no cejará en sus demandas, solo le queda negociar y buscar una forma de satisfacerlas.
Otros creen que Chile no les dará nada, que es muy dudoso que un acceso soberano sea conveniente para sus negocios y temen que el puerto propio se transforme en un tráfico descontrolado de cocaína.
Desde otra perspectiva, los partidarios de Morales piensan que la Haya al darles la razón declarándose competente para ver el caso, convirtió a Evo en un líder para-histórico, salvador de la patria, padre del Estado Plurinacional, indiscutible e insustituible, que continuará para siempre en el gobierno.
Sin embargo, el 21 F del 2016 la mayoría de los bolivianos dijeron No a la reelección de Morales y aunque éste ha gastado millones en propaganda y medidas populistas, no logra remontar en las encuestas; incluso el ex – presidente Meza, portavoz y cara mediática de su campaña internacional se transformó en su mas feroz enemigo. Sus socios del Foro de Sao Paulo han caído en desgracia y el mismo Morales está solo. Le queda Bergoglio, el pro indígena impredecible, ya muy debilitado.

Pareciera entonces que por si o por no, el epílogo pasará por una negociación de Chile con un Evo Morales agonizando por obtener cualquier cosa que parezca o pueda simular un triunfo.

Dado que lo que Evo busca en lo inmediato, es obtener un efecto electoral y, en el mediano y largo plazo, mejorar su posición para nuevas y reiteradas exigencias a Chile, es probable que sus propuestas iniciales sean pragmáticas, graduales, pero que podrán cambiar en cualquier momento y en cualquier dirección.

SOCIALIZACIÓN DE LA SITUACIÓN EN LA CIUDADANÍA NACIONAL, ANTES DEL FALLO.
Esta negociación se inicia tras un larga y tormentosa relación del gobierno de Morales con Chile y nuestro gobierno deberá preparar a la ciudadanía para un período de tensión, dando las informaciones necesarias para socializar su estrategia. Algunas ideas:
– Cualquier negociación se entiende como una continuación de la “Agenda de los 13 puntos”, suspendida por Bolivia.
– Chile no entregará territorio, mar ni soberanía de ninguna especie a Bolivia.
– Por lo anterior, Perú no tiene cabida en ellas.
– Esta es una negociación bilateral, por lo que no hay espacio para “acompañantes”, “facilitadores” ni menos “mediadores”.
– Ya que lo mas importante para Morales es que la “negociación” continúe hasta después de su eventual reelección, Chile debería establecer fechas de inicio y de término.
– Su comienzo es un momento adecuado para salir del Pacto de Bogotá. En efecto, ya que el pleito continuará eternamente, es mejor cerrar esta vulnerabilidad, enviando, simultáneamente, una señal firme a Bolivia antes del inicio de cualquier contacto formal.
– Chile no mezclará esta negociación con otros pleitos, como el del Silala o el Lauca.
– Prevenir una campaña mediática Boliviana en Chile en apoyo a sus peticiones y acotar decididamente la acción de sus representantes políticos y mediáticos en Chile. Controlar el ingreso de subvenciones, aportes y financiamiento de actividades “académicas”, “sociales” o de cualquier tipo, por parte del gobierno Boliviano.
– Establecer que Chile no hará ninguna propuesta, ya que su posición es clara y única. Bolivia debe comenzar señalando con precisión que es lo que pide.
– Señalar que dada la situación de ilegitimidad política de Morales, su representatividad es débil y puede ser desconocida por un gobierno posterior, por lo que lo que cualquier cosa que se acuerde deberá ser refrendada por plebiscito en ambos países, aunque sea un asunto muy menor en un área administrativa.

ESTRATEGIA NEGOCIADORA DE BOLIVIA
Como lo decía en otras columnas anteriores, la estrategia negociadora boliviana apuntará a:
– No dejar que Chile de por cerradas las negociaciones. Intentará retenerlo en la mesa a cualquier precio.
– Potenciar su campaña mediática a nivel regional y global para mantener el interés y respaldo internacional.
– Que Chile sea quien proponga salidas y arreglos. Bolivia no es capaz de proponer nada concreto, no hay acuerdo respecto a que pedir y menos a que ofrecer en compensación. Bolivia rechazará todo dejando siempre una puerta abierta para tratar de obtener algo mayor.
– Tratará de introducir otras reclamaciones –los ríos Silala y Lauca- como posibles “compensaciones”
– Si la negociación que incluya soberanía se ve imposible, optará por obtener algún tipo de presencia estatal boliviana en territorio chileno. En cualquier caso, de ampliar sustantivamente sus beneficios de tránsito y presencia en territorio chileno. De transformar los beneficios concedidos por Chile, en “reconocimiento” de los abusos y culpas chilenas.
– Que el conflicto y sus reclamaciones queden abiertas para posteriores peticiones.

ESTRATEGIA NEGOCIADORA DE CHILE
Es posible que la CIJ falle señalando que Chile debe negociar con Bolivia un acceso al Océano Pacífico, de buena fe y dentro de un «plazo razonable» y dado que la Corte ya señaló que no está entre sus competencias disponer un “resultado” de la negociación, este debería surgir de la negociación misma. Es decir, se trata de una negociación sin destino.
En toda situación de conflicto internacional es fundamental identificar con claridad la causa basal del enfrentamiento y cual es la situación final que cada parte quiere que quede establecida al término del mismo. Chile pretende establecer una relación de convivencia mutuamente conveniente con Bolivia dentro de limites territoriales definidos, respetados y no cuestionados, en conformidad a los tratados vigentes. Los fundamentos esgrimidos por Bolivia en el presente pleito, confirma que hacer ofertas, aceptar conversaciones y escuchar peticiones, al margen de los tratados vigentes es un error. En este sentido, la relación con Bolivia, de aquí en mas, debe ser, siempre, abierta, pública, de cara a la sociedad chilena y firmemente apegada a los acuerdos y tratados en vigencia.
Bolivia nunca ha asumido sus compromisos en forma duradera ni definitiva, el próximo gobierno se sentirá, al igual que Morales, en condiciones de desconocer todo lo negociado y acordado, entonces, ¿qué sentido tiene hacerlo?.
Su mentalidad cultural determina sucesivos reinicios de los procesos, como un amanecer sucede a la noche anterior. Mientras no haya instituciones estables y lógicas comprensibles para nosotros, no se puede acordar con Bolivia nada que dure mas allá de la permanencia en el cargo de quien lo firme. Para Chile entonces el problema parece ser imponer y mantener su negativa a toda cesión territorial, permanentemente, en el corto, mediano y largo plazo apoyándose fundamentalmente en su estrategia tradicional: intangibilidad de los tratados y capacidad de disuasión creíble, sin cejar en los esfuerzos por mostrarle a los gobiernos y al pueblo boliviano que un acuerdo de amistad y cooperación es una alternativa siempre abierta y definitivamente mas conveniente para ambas partes.
Que las elites y la ciudadanía boliviana acepten que no les conviene desafiar a Chile y que, por el contrario, nuestro país puede ser un apoyo estable, macizo y confiable para su desarrollo.

Sintetizando los elementos mas relevantes de una estrategia como la descrita:
-Buscamos una relación de cooperación y amistad con Bolivia. De desarrollo y prosperidad en asociación. De largo plazo y mutuamente beneficiosa a sus respectivos intereses.
– Chile no entregará soberanía, de ningún tipo y de ninguna forma y toda conversación bilateral comenzará y concluirá respetando esta decisión.
– Los tratados vigentes no serán cambiados ni irrespetados. Chile no hará proposiciones, Bolivia deberá plantear lo que le parezca conveniente dentro de los limites señalados y Chile aceptará o rechazará.
– Chile no acepta mediadores, acompañantes ni facilitadores de ningún tipo. El problema es y será manejado en forma exclusivamente bilateral.
– Chile se reserva el derecho a defenderse activamente de todo tipo de acciones en su contra: a defender su honor y buen nombre, a defenderse de ataque formales e informales, abiertos y encubiertos, políticos y económicos, llevados a cabo por organizaciones del Estado Boliviano o de organizaciones de cualquier tipo que actúen desde territorio Boliviano.
– El ingreso o la acción a distancia de fuerzas militares, paramilitares o civiles armadas desde Bolivia a territorio nacional será considerado casus – belli.
– Chile se marginará del Pacto de Bogotá, decidiendo libremente y caso a caso si es en el futuro, opta por someter algún pleito a la Corte Internacional de Justicia.

Morales odia y envidia a Chile, nada de lo que diga tiene ningún valor, estamos negociando con un mentiroso y desconformado cerebral.

DESAHUCIAR EL PACTO DE BOGOTÁ, AHORA

El día 5 de enero de este año 2018, un periódico gobiernista boliviano informó que “el canciller Fernando Huanacuni revela que el Gobierno y la Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima (Diremar) analizan opciones para hacer respetar los derechos que Bolivia tiene sobre el río Lauca, desviado por Chile.
Tras 52 años, Bolivia recopiló antecedentes de las afectaciones en distintos ámbitos y ahora analiza las futuras acciones”.
A Huanacuni se le pidió que informara si “corresponde y diga si el país presentará una demanda por el desvío arbitrario, unilateral y abusivo de las aguas del río Lauca”; en su respuesta “deja entrever que uno de los fundamentos de la demanda estaría relacionado al hecho de que el agua es un derecho humano y que al tratarse de un río internacional, su uso debe ser equitativo; algo así como lo que argumenta Chile en su demanda por el Silala”.
Así, entre la ideología de los derechos humanos y el Pacto de Bogotá avanzamos hacia una nueva demanda boliviana contra Chile en la Corte de Internacional de Justicia.

Mientras tanto, en Chile, inmediatamente después de la elección del Presidente Piñera comenzaron los aprontes. Un distinguido analista señaló que “ya hay especulaciones en algunos medios sobre quien tendrá a su cargo la ejecución de nuestra política exterior, que el reelegido Presidente determinará; más quienes serán los Agentes, Coagentes, Asesores y demás involucrados en los dos pleitos, se mantengan los actuales, o se reemplacen o refuercen con nuevos aportes”. Ya que “Si bien todo aconseja una apropiada continuidad, no son cargos vitalicios, y cada administración tiene plena libertad decisoria”. Parece un tema técnico relevante, mas que nada, para los aspirantes a los cargos respectivos. Mas relevante para Chile es el diagnóstico, que muchos diplomáticos y abogados comparten: “En lo jurídico, habrá que evaluar con nuevos ojos el derecho internacional y sus rápidos cambios, evidenciados en las más recientes sentencias de la Corte, donde han predominado las soluciones equitativas, por sobre la acostumbrada rigidez clásica, como prueba irrefutable de su adecuación a nuevos tiempos. Más permeable a otros factores que ahora también se consideran, y donde el mayor valor de la justicia, se equipara en vigor, al estricto derecho que a cada parte pudiere corresponderle. De ahí que esta tendencia haya sido apreciada como una politización de la Corte, o dictación de sentencias salomónicas. No consideran, tal vez, que el derecho actual evoluciona y procura reevaluarlo, cuando la juridicidad haya derivado en una situación, que estando dentro de la legalidad, a lo mejor, podría llegar a un resultado injusto”, y concluye con una recomendación: “Dentro de este ámbito, es de esperar que no se insista en contrarrestarlo mediante la simplificación de continuar o denunciar el tan mencionado Pacto de Bogotá. Sólo nos da una de las competencias procesales para acudir a la Corte. En nada influye en los pleitos pendientes, ni en la jurisdicción del Tribunal que tantos otros acuerdos contemplan. Además, podría interpretarse como una debilidad de nuestra parte, o muestra de molestia o desconfianza, que la Corte no pasaría por alto, y eventualmente, reflejar en sus fallos”.

Entre todos estos considerandos pasa suavemente el hecho de nos asociamos a una corte que fallaba “en derecho” que ahora se ha transformado en otra que lo hace “en justicia”. Lo que sea que los jueces interpreten por tal cosa.

La Corte ha cambiado la doctrina que fundamenta sus fallos, por si y ante si, sin consultar a los afectados que voluntariamente se someten a su jurisdicción. Peor aun, aplica de facto su nueva doctrina sin ni siquiera advertir a sus usuarios respecto a este cambio. Por otra parte ¿es acaso agraviante el que Chile manifieste su molestia o desconfianza a una Corte que ha procedido con esta arbitrariedad?, y aun si fuera percibido como agraviante, ¿podemos posponer los intereses de Chile en beneficio de una prudencia pusilánime?.

¿Por qué estamos en la Haya?. Existen varias maneras de enfrentar y resolver las disputas internacionales y Chile al suscribir el Pacto de Bogotá se limitó voluntariamente y en forma exclusiva a una sola de ellas: el arreglo judicial internacional basado en la Corte Internacional de Justicia (La Haya). Esta fue una elección política y no un mandato divino. Así como ingresamos podemos salirnos.

Las razones para hacernos partes del Pacto de Bogotá fueron básicamente dos: primero una presunta doctrina legalista y americanista que pretendía erradicar las relaciones de poder entre los estados de la región y reemplazarlas por un sistema de arbitraje judicial internacional obligatorio y segundo, por esas vía buscar una forma de sustraerse a las presiones militares y políticas a que los gobiernos argentinos nos sometían periódicamente para dar satisfacción a su política bioceánica, es decir de salir soberanamente al Pacífico por territorio chileno.

El conflicto del Beagle puso a prueba esta ilusión y resultó un fracaso: El 18 de febrero de 1977 un tribunal formado por miembros de la Corte Internacional de Justicia y leído por la Reina de Gran Bretaña, la misma corte que ahora juzga el pleito con Bolivia, aclaró que las chilenas “las Islas Picton, Nueva y Lennox y los islotes y rocas dependientes de ellas” en un fallo inapelable y de cumplimiento obligatorio para las partes, y el 25 de enero de 1978 Argentina declaró “insanablemente nulo” el Laudo y que debía “ser considerado inadmisible e inválido en si mismo”. Chile señaló su intención de ir unilateralmente -al igual que Perú lo hizo contra nuestro país – a la Corte Internacional de Justicia (La Haya) y Argentina declaró que eso constituiría casus belli, es decir causa inmediata de guerra.

Y no pasó nada. Nadie dijo nada. Nadie hizo nada. Las grandes potencias guardaron silencio, los hermanos latinoamericanos miraron en diversas direcciones y Chile debió enfrentar la crisis solo con sus recursos de poder. En breve, cuando lo necesitamos el Pacto de Bogotá no nos sirvió.
En el caso del conflicto por el Canal Beagle con Argentina luego del desconocimiento del fallo pasamos por las Negociaciones Directas y terminamos con una Mediación llevada a cabo por el Papa Juan Pablo II. Y si no hubo guerra no fue gracias al sistema jurídico internacional sino al poder y la voluntad de lucha mostrada por el Gobierno y el Pueblo de Chile.

Ese mismo Pacto es el que permitió a Perú llevarnos a un juicio en forma unilateral y a un fallo increíble, en la cual la Corte Internacional de Justicia validó todas nuestras razones jurídicas e igual nos despojó de un amplio espacio oceánico incuestionablemente chileno.
Ahora Bolivia lo está usando para intentar obtener ventajas a nuestra costa. Tanto Perú como Bolivia tienen en el Pacto de Bogotá una herramienta que les permite plantear pedidos sin arriesgar nada.
En breve, el Pacto de Bogotá no nos protege de las presiones argentinas y nos abre a una condición de vulnerabilidad ante las peticiones de Perú y Bolivia. Por otra parte, durante los años 1966 y 1967, cuando el gobierno de Perú presidido por el general Juan Velasco Alvarado se sintió fuerte, intentó agredirnos, lo que lo hizo desistir no fue la Corte Internacional de Justicia sino que nuevamente, el poder y la voluntad de lucha mostrada por el Gobierno y el Pueblo de Chile.
¿Por qué entonces renunciar a todas las demás formas de negociación de conflictos y quedarnos con una que no nos sirve frente a ninguno de los tres vecinos?

Cuando las relaciones entre países se dan en términos políticos, el poder militar constituye uno de los elementos del poder nacional y cuando las resolución de las disputas entre estados se entrega a un tribunal internacional, se renuncia al empleo de esos poderes y se confía tanto en la justicia y neutralidad del tribunal como en que la contraparte cumplirá el fallo. En este segundo caso, al menos en teoría, la fuerza no sería necesaria.
La realidad muestra que con alarmante frecuencia los estados más fuertes, que se creen más fuertes o se mueven con más audacia en el ámbito de las relaciones exteriores no respetan los fallos sea porque rechazan los mecanismos judiciales acordados o porque rechazan los fallos cuando éstos no los favorecen. Nuestra historia pasada y reciente muestra que al final Chile cuenta solo con sus propios recursos de poder para defender su integridad y honor.
Recientemente un periodista nacional experto en relaciones internacionales proclamó la inutilidad de las fuerzas militares chilenas porque su existencia no había sido capaz de disuadir a tres gobiernos de Perú de llevarnos unilateralmente a La Haya. El experto olvida o desconoce dos elementos fundamentales del problema. 1.- Chile, al suscribir el Pacto de Bogotá, renuncio a la auto defensa de sus intereses y entregó esta tarea a un Tribunal Internacional y 2.- La disuasión exige dos elementos que actúan juntos: le existencia de fuerzas militares capaces y creíbles, y la voluntad del liderazgo político, que en el caso que analizamos brilló por su total ausencia.
En 1975 y 76 con Perú y en 1978 con Argentina, Chile tenía fuerzas militares muy débiles y un liderazgo político fuerte, decidido y valiente, en el caso Boliviano hemos tenido FFAA fuertes y un liderazgo político vacilante, en estado mental de negación.
Chile es un país serio, que cumple sus compromisos y respeta su palabra, para no volver a vernos entrampados ante maniobras de otros estados menos escrupulosos, debemos comenzar por recuperar el manejo de nuestras relaciones exteriores, mejorar los procesos de políticas públicas de seguridad y defensa, abandonar las ilusiones ideológicas y ajustarnos más a las realidades del mundo como es y no como nos gustaría que fuera.

EVO MIENTE Y VENDE HUMO

Mentir es feo, mas que maldad el mentiroso muestra debilidad; mas que perfidia, muestra estupidez. No por nada el dicho señala: “La mentira tiene las piernas cortas”.

Cuando alguien miente en forma sistemática y reiterada, no solo pierde su dignidad, también va nublando su percepción llegando a un punto en que deja de distinguir entre la realidad y la maraña de mentiras y distorsiones que ha propalando en diversos escenarios y momentos. En Bolivia la relación entre la realidad y la fantasía es difusa y se superpone, y Evo abusa de esta debilidad de sus conciudadanos, debilidad que los chilenos no compartimos. Recordamos … y mucho.

Un caso ejemplar son las mentiras con que Morales ha tenido engañado a su pueblo respecto a sus divagaciones ferroviarias y portuarias, con las que pretendía asustar a Chile.

A comienzos del año 1990, los presidentes regionales acordaron un plan para mejorar la interconectividad Atlántico – Pacífico que se concretó, en agosto de 2000, en la llamada Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), que tiene como objetivo la planificación y desarrollo de proyectos para el mejoramiento de la infraestructura de transporte, energía y telecomunicaciones. Uno de los efectos inmediatos de ese acuerdo fue la construcción del Corredor Bioceánico Central (carretero), que une el puerto de Santos, en Brasil, con Arica e Iquique a través de Bolivia, que fue terminado pero no pudo ser puesto en uso porque Bolivia no aceptó los términos sobre el régimen de uso de dicha vía poniendo exigencias fuera de toda lógica, como que la carga que transitara por Bolivia, fuera transportada solo por camiones bolivianos, además de la constante amenaza de “tomas” del camino usadas como forma habitual de protesta política en Bolivia.

Para superar este problema, Chile y Brasil iniciaron un diálogo destinado a buscar posibilidades de interconexión efectiva entre ambos países y acordaron un corredor vial que comenzando en Santos , Brasil, transitaría por Paraguay y Argentina para llegar a puertos del norte de Chile. Este proyecto se encuentra en su fase final de construcción y en proceso de implementación de su reglamento de uso.

En mayo del 2015, el Primer Ministro Chino, Li Kequiang en gira por Sudamérica lanzó la idea de construir un ferrocarril entre la costa Atlántica en Brasil y la costa del Pacífico en Perú. El tren saldría del puerto de Açu en el norte del estado de Rio de Janeiro transitaría por las zonas agrícolas de la Amazonía, cruzaría la cordillera al norte de Bolivia y llegaría a algún puerto del norte peruano. En los acuerdos bilaterales firmados por Rousseff se habló de comenzar pronto con los estudios de factibilidad y se mencionaron cifras mareadoras del orden de los US $30.000.000.000, para comenzar a hablar.

En la visita del Presidente Peruano Ollanta Humala a China con motivo de la APEC el 2015 y luego del acuerdo con Brasil, se aprobó la suscripción de un memorándum para iniciar los estudios de un proyecto de ferrocarril que uniera los dos océanos e integrara los mercados de Brasil, Perú y China. El tren pasaría por el norte de Bolivia, sin entrar en ese país.

A mi juicio y como los hechos lo confirmaron, esta fue una propuesta sin base real, de las muchas que China lanzó en esos años y que nadie tenía la intención de materializar.

Mientras tanto, las conversaciones sobre otros proyectos viales y ferroviarios factibles y razonables continuaron trabajándose entre Argentina, Brasil y Chile.

Morales entró en escena por la ventana y trató de apropiarse de un proyecto fantasioso en el que sus dueños -China, Brasil y Perú- no querían a Bolivia.

Algunos países adhirieron a la fantasía de Morales en forma jocosa. El Vice ministro de Transportes e Infraestructura Digital de Alemania, Rainer Bomba, consideró que Bolivia, “un Jaguar fuerte, que está dispuesto a saltar al futuro y listo para encarar tiempos mejores” no podía sino ser un socio conveniente para Alemania, hizo dos o tres viajes a Bolivia, habló de todo, y parece haberse divertido en grande. Sin preguntar a Brasil ni a Perú, menos a China, consideró que el trayecto vía Bolivia “era el mas conveniente” y que impulsaría que el ferrocarril pasara por ese país. Morales, ya lanzado, viajó a Alemania donde se reunió con Merkel lo que según los viajeros “se hizo en un tono muy amigable y se trataron intenciones de proyectos importantes, sobre todo en el rubro de infraestructura con miras al futuro.” Morales regresó en triunfo a su país, jurando que Chile estaba “aislado de la integración regional” gracias a sus hábiles maniobras.

El Ferrocarril “iba”.

Cuando le preguntaron a Bomba respecto al financiamiento, le dio cuerda a Evo: “Cabe mencionar que todavía no existe una decisión tomada respecto al contrato. Además, hay que señalar que los intereses del financiamiento varían en los ritmos diarios, pero existe mucho dinero que hay en disposición en el mundo que busca ser invertido y son recursos a los que se puede acceder de forma económica y barata”.

En lo que a Chile toca, nadie puso mucha atención a toda esta historia, ya que en el intertanto estaba trabajando en serio con Brasil, Paraguay y Argentina en un proyecto real. Evo por su parte, comenzó a perifonear que su movida ferroviaria era para dejar a Chile fuera de la integración regional y comenzó a “mover” a Perú. Primero intentó meterse en la licitación de la operación del puerto de Ilo, donde cortésmente y después de muchas conversaciones los peruanos les hicieron ver que no pondría un pié en la gestión ni en la operación de ese puerto, sería otro usuario mas.

Cuando Ollanta Humala aseguró que el tren llegaría a un puerto peruano del norte sin entrar en Bolivia, Evo estalló en llanto: «No sé si Perú nos hace una jugada sucia», comentó Evo Morales en octubre del 2014 sosteniendo que el proyecto sería «más corto, más barato» si atravesara Bolivia. Cuando en Perú asumió Kuschinski, éste le insistió a Evo que la idea del tren no era viable, pero ante los lloriqueos de Morales le dio una solución “sudamericana”: Por ahora firmemos un “Memorandum de Entendimiento (MDE), hagamos una comisión y estudiemos el tema”.

Este mes de Junio, el Ministro de Obras Públicas, Servicios y Vivienda de Brasil, Milton Claros, con buenos modales pero con la dureza del cansancio por la majadería de Evo en que Brasil se uniera al MDE, le puso la lápida al cuento boliviano: “el Memorándum de Entendimiento relativo a esta obra suscrito por Perú y Bolivia, que se encuentra al presente en manos del Brasil es un proyecto de enorme magnitud y sumamente complicado, merecedor de un amplio y detallado examen y estudio de todas las complejidades técnicas, económicas, geopolíticas, ambientales etc., que presenta su concepción, financiamiento, construcción y funcionamiento que no pueden estar contenidas en un simple “Memorándum de Entendimiento”. En breve, Morales no moleste mas, la vía férrea que nos interesa no va a ingresar a Bolivia y su país no tiene nada que hacer en este asunto. Bolivia se sobre jugó mintiendo sobre el presunto interés de Brasil por que el trazado del eventual ferrocarril a través de Bolivia. Mientras se tratara de engañar a los bolivianos, vaya y pase, pero cuando Evo salió al mundo atribuyendo a Brasil un interés que no tenía y una participación que no había manifestado, reaccionaron con fuerza.

Todo el cuento se vaporizó. Desde el Puerto de Santos en Brasil hasta el de Ilo en Perú quedó levitando una voluta de humo que Morales intentó cubrir con nuevas mentiras e insultos a Chile.

El Canciller Muñoz expone la situación con claridad, “Evo Morales y su gobierno siguen difamando, mintiendo e insultando a Chile, el inevitable interlocutor. Colonialistas, chantajistas, discriminadores, falsos socialistas, ladrones, dementes, son algunas de las injurias que el gobierno del Presidente Morales ha emitido contra Chile y contra el pueblo de nuestro país».
“Desde hace tiempo el gobierno de Bolivia está llevando a distintos foros internacionales variadas acusaciones contra Chile. Todas, sin embargo, tienen un denominador común: son falsas. Bolivia falta a la verdad”.

Un periodista boliviano sintetiza el problema de su país con crudeza y claridad: “Bolivia arrastra todavía sus problemas constitutivos. Así, el tema marítimo es solamente conato de catarsis – es decir, intento de purificar las pasiones de nuestro ánimo, tratando de eliminar ese pasado que altera nuestro equilibrio social y nacional- y nada más. Empero, en lugar de exorcizar esos demonios, esa catarsis fallida los aviva aún más.

Cada mes de marzo, desde hace más de 100 años, lamentos, desfiles, declaraciones grandilocuentes e iniciativas originales saturan el entendimiento y el sentimiento de los ciudadanos. En lo político, ellas desembocan en un nacionalismo espurio, pues todavía son inconsistentes las bases nacionales de nuestra Bolivia.

Ese impulso nacionalista «ejerce un enorme atractivo, ya que permite aliviar esos conflictos interiores, contradicciones e inseguridades que aquejan a todo ser humano, proyectándolo hacia el ‘enemigo’ … En todo lugar ese recurso al nacionalismo es dramático, en el nuestro adquiere tintes tragicómicos.

En las redes comentaristas hacían notar que los desfiles son propios de los victoriosos. En Bolivia se desfila para conmemorar y «festejar” las derrotas. Para «honrar a Eduardo Abaroa”, estudiantes y funcionarios desfilan con sus mejores galas, al son de fanfarrias relucientes.

En nuestra psicología, el usurpador chileno es un badulaque y nosotros unos perdonavidas. Pero como no basta para explicar cómo hasta ahora no tenemos mar, el resultado es la confusión y sumirnos más en la mediocridad, y el conformismo.

El Ejército boliviano ha planteado condecorar a los oficiales y personal de Aduana recientemente secuestrados por policías chilenos en —según el Gobierno— territorio boliviano. La banalización y del descrédito de lo que debería ser el heroísmo.

La propaganda oficial logra convencer a muchos ciudadanos que la solución al enclaustramiento está en el recurso presentado por el Gobierno ante La Haya. Si el fallo fuese favorable a Bolivia, ello significaría solamente que Chile estaría «obligado” a negociar con Bolivia… a lo que Chile podría sencillamente negarse.

Todos ansiamos el mar pero para lograrlo es necesario patriotismo, no patrioterismo”.

Realidades, no mas mentiras ni humo.

PIÑERA PRESIDENTE

Nicolás Noguera, gerente general de Bancard, sociedad de inversiones de Sebastián Piñera, mostró calidad humana y profesional al hacerse cargo de la crisis suscitada por los negocios entre Bancard y la pesquera peruana Exalmar y explicó que su gestión se basa en tres pilares:  hacer buenas inversiones, ser leal a sus mandantes y satisfacer sus expectativas.

No se le puede exigir sensibilidad política ni consideraciones éticas correspondientes a actividades de su controlador en relación a otras áreas de su quehacer. En este orden de cosas, mas responsabilidad tiene el hijo homónimo de Sebastián Piñera, miembro del Directorio de Bancard, quien es titular de un rol político en la conducción de la empresa y de protección del prestigio de su padre y controlador del grupo.

Por lo que se puede deducir de las informaciones públicas existentes hasta ahora, no habría delito, ni de Bancard ni de Piñera. Las amenazas del diputado Hugo Gutiérrez, insultador designado por Partido Comunista para sacar ventaja de este caso, son solo una muestra del actuar de esa secta, no tienen base.

En breve, a lo largo de muchos años, Piñera ha sido objeto de demandas y denuncias de diferente tipo. Nunca ha sido condenado. Esto indica que la justicia chilena, en cada caso, consideró que ninguna de esas acusaciones era delito, es decir, para la justicia chilena, Piñera siempre ha actuado dentro de la ley.

Sin embargo, reiteradamente ha tenido que dar explicaciones que convencieron poco o nada a la opinión pública y su prestigio y credibilidad ha sido afectado reiteradamente por estos hechos.

Paralelamente, sus partidarios, compañeros de partido y asociados a Chile Vamos confiesan que en esta campaña electoral esperaban que en cualquier momento saliera a la palestra su doble militancia, -en la política y los negocios-. Y estaban anímicamente preparados para sortearla; creían que la ciudadanía estaba acostumbrada a las periódicas denuncias de escándalos comerciales y financieros y que, como se señaló, no llegarían a ser probadas como delitos, por lo que una nueva acusación no cambiaría demasiado la invulnerabilidad del candidato Piñera.

Esta conformidad, en que la ausencia de un veredicto judicial negativo valida todos los comportamientos del empresario, está próxima al cinismo: “todos creen que no actúa éticamente pero como nada ha sido probado legalmente, podemos vivir con ello” y tácitamente quedan a la espera del próximo escándalo –en Chile o en el extranjero- para salir nuevamente en su defensa jurídica y volver a obtener una absolución legal, aunque simultáneamente gran parte de la opinión pública quede convencida que la acción fue  incorrecta o “fea”.

La moral es algo delicado de tratar. Obviamente las criticas de los Gutiérrez no valen nada, tienen que consultar el diccionario para averiguar el significado de la palabra, antes de emplearla. Las de otros chilenos, de la mayoría me atrevería a decir, si son importantes porque reflejan una manera de ser, de vivir y de entender lo que debe ser un líder nacional.

Cuando una persona, como Piñera, alcanza una fortuna descomunal, cuando sus intereses se desparraman por el mundo, se disuelven en una maraña de empresas, conglomerados y asociaciones y actúa en un medio en que la rapidez, la formalidad jurídica y la rentabilidad lo es todo, los parámetros éticos comienzan a diferir mas y mas de los que rigen el actuar de los chilenos comunes.

En el caso actual, Exalmar, las acciones, probablemente legales de Piñera y familia, están lejos de la comprensión y aprobación de los chilenos. Posiblemente estén dentro de los parámetros internacionales que rigen para este tipo de empresarios, que no son válidas para los ciudadanos de a pié. El actuar de Piñera – Presidente no es representativo de las formas ni del fondo que anima a la mayoría de los chilenos.

Esta inconsistencia derivará, una y otra vez, en enojosas y molestas explicaciones que nunca serán completamente satisfactorias, no por que sean falsas sino porque corresponden a muy diferentes visiones y posiciones en el mundo . Si a esto agregamos que el umbral de exigencia ciudadano sobre estos temas aumentó considerablemente los últimos dos años podemos anticipar un choque inevitable entre la ciudadanía y el primer mandatario.

El caso de la Presidente Bachelet -que fue catalogada como “incombustible” en el afecto, respeto y credibilidad que le profesaba la ciudadanía- muestra que todo puede venirse al suelo en un solo traspié afectando gravemente no solo al Presidente sino a la gobernabilidad del país.

Creo, sinceramente, que la adquisición de las acciones de la pesquera peruana por ahora no pone en tela de juicio la capacidad de Piñera para gobernar, su dignidad presidencial ni su compromiso con el interés nacional. También creo, que en las actuales circunstancias de la sociedad chilena la derecha debe buscar otro abanderado y debe evitar sucumbir a la ansiedad que causa el legítimo deseo de volver al poder. La consistencia entre lo que se dice y lo que se practica es, en estos años, vital.

La falta de entusiasmo y la escasez de voceros para salir en defensa del candidato muestra la incomodidad de muchos.