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PREPAREMOS LAS BASES PARA RECUPERAR LA PAZ LA SEGURIDAD Y LA DEMOCRACIA

El fracaso de los 4 últimos gobiernos. Dos de Bachelet y dos de Piñera, fue acompañados de una metódica demolición de las bases de la convivencia.

En efecto, la prédica y práctica del antagonismo odioso, de la política entendida como una relación suma cero, en que lo que ganaba un bando consistía en lo que perdía el otro, que abusó del vocabulario hostil y descalificador y de la mentira como arma de uso habitual. La política se transformó en guerra y se acabó la paz.

La duda, la sospecha constante y la presunción de malignidad y perversión en el actuar de las instituciones que constituyen los instrumentos del Estado para la imposición de la ley -Carabineros, PDI y FFAA- fueron en constante y sistemático aumento. Los propios gobiernos fueron quedando paralizados por la propaganda en su contra y paso a paso les fueron quitando respaldo y lealtad, apoyo y dignidad. Se levantaron campañas  para magnificar y falsear cada posible incidente en una evidente actitud hacia su degradación y destrucción. La prensa adoptó una actitud funcional a su destrucción y desprestigio apoyando a los agresores de las fuerzas del orden

Así fue como la violencia social y la delincuencia común se envalentonó y ocupó todos los espacios que las fuerzas del orden fueron abandonando fico, los robos y ataques creciente sin controlen su retirada. Los asaltos, el narcotráfico, los robos y ataques crecieron sin control. La justicia, desde su independencia, aplicó políticas ineficaces que llevaron a la ciudadanía a la sensación de impotencia y a la desmoralización. La falta de seguridad se hizo intolerable para la sociedad.

El uso de la violencia como forma de expresión política fue aceptado y promovido por grupos políticos identificables. La glorificación de los terroristas del pasado se hizo frecuente, el apoyo y respaldo a los grupos terroristas urbanos y rurales se hizo público y real. La ambigüedad respecto a los asaltos a instalaciones policiales y militares y de agresiones a sus integrantes, se hicieron frecuentes e impunes y se llegó a la justificación de asaltos y saqueos como formas lícitas de expresión y protesta pública. La democracia entró en fase terminal.

Éste el cuadro con que finalizamos este penoso período de la deconstrucción de la paz, la seguridad y la democracia de Chile.

Para deshacer este triste e insoportable condición, debemos tomar medidas reales, eficaces y sobre todo compartidas y apoyadas por todos los ciudadanos de bien de Chile. Parece evidente que lo primero es restablecer -mejorando- las condiciones que nos permitieron vivir mejor.

La Primera y fundamental acción es restablecer, mejorada, la calidad del Estado, inicialmente en su función básica, la seguridad física de los chilenos:

La Constitución dispone que la autoridad del presidente «se extiende a todo cuanto tiene por objeto la conservación del orden es decir, no le encarga la «mera ejecución pasiva y de cumplimiento literal de aquello que está previsto en el ordenamiento vigente, sino que, sin salirse del marco que le impone, deberá entender que actúa conforme a la Constitución, tanto cuando usa las atribuciones especiales que ésta y las leyes señalan, como cuando extiende su autoridad a todo lo que mire a la conservación del orden público interno y a la seguridad externa, aunque no esté previsto explícitamente en la letra de las reglas de derecho positivo en vigor y siempre que no atropelle la órbita propia del legislador o la de los demás órganos constitucionales».

En esta línea, parece imprescindible que la Constitución -nueva, antigua o actual modificada- considere los mecanismos -acusación constitucional, referéndum revocatorio de su mandato u otra- para hacer efectiva la responsabilidad del Presidente y su Gabinete respecto a esta materia fundamental.

Una segunda medida es la exclusión explícita, clara y completa de la vida política de los partidos políticos, grupos y asociaciones sociales que acepten, apoyen, aprueben el uso de la violencia como forma de hacer política o de promover sus postulados e intereses. De la misma manera, la asociación con grupos y partidos extranjeros reconocidos como delictuales, violentistas o terroristas.

Un tercer elemento es la exigencia real y completa de protección a la integridad física, moral y a la dignidad de los integrantes de las Fuerzas Policiales y de las FFAA cuando participen en tareas de seguridad interna. Esta protección tiene como contrapartida la investigación rápida, profunda, imparcial y pública de las acusaciones de ilícitos hechos mediante acusaciones formales de que sean objeto.

Y por último, corregir los procesos de investigación judicial asignando tareas concretas y eficaces a los Fiscales y Jueces para la investigación de los eventuales delitos contra la seguridad en los tres ámbitos mencionados.

Sin autoridad eficaz, no puede haber seguridad ni menos justicia. Tampoco progreso ni prosperidad.

Fernando Thauby García

Melosilla 22 de agosto de 2022

GOBIERNO RAZONABLE, CON POLÍTICOS RAZONABLES

En muy pocas semanas votaremos en el plebiscito para definir si rechazamos o aprobamos el Proyecto de Constitución presentado por la Convención Constitucional designada para esos efectos. Las encuestas, las actitudes de los actores políticos mas relevantes y el ambiente general señalan que probablemente el triunfo sea del Rechazo.

Las dos opciones plantean sus posiciones en la forma tradicional en que han practicado la política que nos ha traído hasta la penosa situación en que nos encontramos como país y como sociedad: una dicotomía conflictiva, agonal, de dos opciones mutuamente excluyentes, en un ambiente en que la izquierda ha capturado la capacidad de comunicación política eficaz gracias a la aplicación de una técnica muy elaborada y eficaz de guerra dialéctica y propagandística, frente a una derecha enmudecida que apenas comienza a levantar la voz, paralizada por su incapacidad para comprender y aceptar  que los efectos de sus políticas no lograron ganar el respeto ni el afecto de la mayoría de la sociedad.

En la realidad, la concepción unidimensional de la política, en “izquierda y derecha”, ha sido superada por la realidad económica y social, no solo de Chile sino de casi todas las sociedades educadas y desarrolladas del mundo. Es decir nos encontramos ante la obsolescencia de nuestra sistema político basado en la lucha excluyente entre bandos que dicen representar dos ideologías incompatibles.

Desde el comienzo la izquierda socialista se apoderó del liderazgo de las ideas presentando proyectos revolucionarios “ideales”, optimistas, luminosos, modernos y atractivos que nunca pudieron materializarse en ninguna parte, dejando en manos de la derecha -conservadora o liberal- la “realidad” dura, poco atractiva, a veces fea, imperfecta, evolutiva, con un destino futuro incierto, conservadora y con todas sus imperfecciones y falencias a la intemperie, que en Chile había tenido un éxito objetivo, reconocido mundialmente.

La Guerra Fría fue el crudo enfrentamiento mundial entre ambas propuestas, con momentos bélicos de baja intensidad -guerrillas/guerras populares-, de media intensidad -guerras regulares- y con la amenaza permanente de una gran y última Guerra de Alta Intensidad -el Holocausto Nuclear-. 

Al final, la realidad se impuso, las propuestas revolucionarias no pudieron establecerse sin el uso de la fuerza y la pérdida de la libertad ni menos produjeron prosperidad y libertad, mientras simultáneamente, el capitalismo liberal creaba en los países en que se consolidó una nueva Clase Media crecientemente educada, próspera, libre e independiente.

Desde los años ´50 se hizo evidente la declinación de la viabilidad de la revolución marxista hasta que el derrumbe de la URRS puso de manifiesto el estrepitoso epílogo de su propuesta política. 

La historia Marxista implica reescribir la historia en torno a la clase social. La clase divide y separa. La nación, el derecho, la fe, la tradición y la soberanía unen. De ahí el interés constante del marxismo por destruir esos conceptos y presentarlos solo como invenciones para crear una lealtad engañosa al sistema político imperante. 

La realidad de las cosas triunfó sobre la fantasía de la ideología.

En Chile siempre vamos atrasados, el último estertor del marxismo europeo estuvo a cargo de Podemos de España, exportado a Chile por Iñigo Errejón -derrotado por Vox en España- adobado con el recocido del argentino afincado en Bélgica Ernesto Laclau y colgajos locales del indigenismo aportado por el boliviano Álvaro García Linera, convertido en profeta regional, estimulados por Stiglitz y Piketti

De este conjunto salió la ideología de los jóvenes revolucionarios chilenos encabezado por Jackson y Boric, cuya volada e incompetencia no valen la pena de analizar.

Es la hora de abandonar los devaneos eternos y cada día mas elitistas e incomprensibles de los “filósofos” de izquierda. Es la hora del diálogo, no del enfrentamiento; del hombre común y sus necesidades y aspiraciones, de la negociación y el acuerdo, de vivir la realidad y no postergarlo todo hasta el día siguiente del “Gran Acontecimiento” que nos ponga a las puertas del paraíso en la Tierra.

Estamos frente a una disyuntiva inevitable: continuar el progreso o retroceder a la miseria, seguir avanzando hacia la libertad o retroceder al estatismo y la opresión marxista. 

Gobierno razonable, con políticos razonables, de ahí el título de esta columna.

Chile es una continuidad que evoluciona y cambia, que avanza. Es una forma de ser, un modo de vida, un conjunto de relaciones humanas y sociales, que tiene la voluntad de seguir junta hacia el futuro, que está orgullosa de sus logros y de su pasado.

Hemos cultivado el odio, los rencor y el resentimiento durante demasiados años, es hora de dar paso a la paz, a la amistad cívica, a la verdad, el orden y la justicia.

No dejemos que los odiosos nos manipulen y manejen, somos más y somos mejores! Chile es  nuestro y de nuestros hijos!.

Fernando Thauby García

15 de Agosto de 2022