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La Vuelta Larga de Piñera.

El 20 de julio de 2020 Gonzalo Blumel entregó el cargo de Ministro del Interior del segundo gobierno de Sebastián Piñera, luego de la desastrosa gestión de la asonada del 9 de Octubre de 2019 sin poder, hasta el día de hoy, dar una explicación razonable a las causas y motivos que produjeron ese inesperado desastre político nacional.

El prólogo, de Joaquín Fermandois, ensaya una breve explicación bastante mejor que la de Blumel. Al menos transita por la causa basal representada por la muerte del marxismo y la aparición del neo – marxismo, con sus propuestas imposibles y sus exigencias absurdas. Lo increíble es que toda esa ideología enmascara lo de siempre, el afán incansable de la extrema izquierda por asaltar el poder político, en vista a no entregarlo nunca más.

La factibilidad de esa alternativa “revolucionaria” creció al calor de la pelea entre los “auto flagelantes” y los “auto complacientes” de la izquierda que todos querían creer que era la nueva izquierda democrática de Chile. Los autocomplacientes acunados en las prebendas del poder político y disfrutando -vía corrupción desenfrenada- del poder económico del Estado, y los auto flagelantes, mirando y envidiando desde la vereda, llorando la oportunidad que algunos alcanzaron a degustar en su breve e imperdonable gobierno durante la Unidad Popular.

Sin reconocerlo abiertamente, con el cadáver de la URRS aun tibio, el PC se lanzó a “remodelar” las añejas teorías marxistas. Su hombre fue, entre otros innombrables, Ernesto Laclau y su Sra. Chantal Mouffe, “peronistas” afincados en Bélgica, con su propuesta política basada en las carencias de las minorías de todas las layas y clases, exigidas con estridencia -y violencia- muchas de ellas absurdas e imposibles -y por lo misma inmensamente útiles para generar una revuelta civil-.

Piñera fue objeto del mismo tratamiento dos veces: la revolución Pingüina de 2011 y la Octubrista de 2019, ambas capitaneadas desde las sombras por el PC y en la calle lideradas por los Pingüinos y estudiantes fracasados de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile -incluyendo a alguno  de sus profesores- devenidos luego en diputados, y no aprendió nada.

El fin de la lucha de clases dejó obsoleta a la Central Unitaria de Trabajadores y sus similares desparramadas por toda la administración pública y alguna ramas productivas. Los nuevos “proletarios” serían” los homosexuales, los ambientalistas, las lesbianas, los veganos, los animalistas, y muchos otros, por aparecer capaces de organizarse en un espacio virtual y levantar un petitorio inclaudicable e imposible de satisfacer. No importaba que fueran incompatibles entre si, no se espera que se cumplieran, eran instrumentales.

Piñera asumió su segunda presidencia con su habitual arrogancia.  Y los “errores no forzados”, también habituales en él, comenzaron: Se “le fue la DC”, su alma mater familiar, luego vinieron, entre otros, el caso Catrillanca, que dio excusa para el “estallido vandálico tan intenso como abrupto que incluyeron ataques sorpresivos y furiosos a las estaciones del Metro”[1].

La violencia de izquierda se extendió a Concepción, Valparaíso, Viña del Mar y en Santiago, a la plaza General Baquedano (rebautizada “Plaza de la Dignidad”), el FPMR hizo clases de guerrilla urbana en el Instituto Nacional, abiertamente y a escasas cuadras de La Moneda, sin que nadie dijera ni hiciera nada.

Los “estudiantes” asesorados por expertos ensayaban y practicaba, pública y notoriamente, asaltos y destrucción de las estaciones del Metro[2].

El segundo año del Gobierno de Piñera comenzó igual que el de su primer gobierno: mal.

Piñera repitió sus desatinos habituales: llevó a sus hijos a su gira oficial a China. Lanzó la idea de los “medidores inteligentes”, viajó al extranjero mientras la economía decaía. Los “Tiempos Mejores” se habían convertido en “Tiempos Difíciles”. Un informe interno hablaba de “señales de populismo y desborde institucional en el Parlamento”. Surgieron nuevas e inconducentes polémicas.

“El invierno también pareció venir de la mano de una lenta pero persistente rearticulación de la calle”[3], es decir de creciente pérdida de autoridad del gobierno.

Mientras tanto Piñera divagaba pensando en su “legado” en base a una enérgica actividad internacional que incluía las Cumbres de la “COP25” y de la APEC” que, eventualmente, lo llevaría al liderazgo regional.[4]

Y llegó el 19 de octubre. La reacción de Blumel, Ministro del Interior y de Piñera, presidente de la República fue penosa[5]. Sin ninguna experiencia, pese a haber tenido ejercicios similares en su primera administración, no entendían nada, solo veía situaciones parciales sin integrarlas en un concepto estratégico. Ambos “se sienten víctimas de varias situaciones políticas y sociales que habrían evolucionado para mal” en los últimos años, pero cuya responsabilidad no los tocaba, menos aún a hacer las previsiones para evitarlos, controlarlas o reprimirlas y cumplir una de las primeras y más importantes de sus obligaciones constitucionales: mantener el orden público y hacer respetar las leyes.

El 19 de octubre, con Blumel llegando a su oficina, Boric, (si ese Boric), llama a Blumel por teléfono para comentarle la situación: “Gonzalo, lo que está pasando es serio” -Boric me hizo un pormenorizado análisis de lo que estaba ocurriendo en el Metro, “En esto no está el Frente Amplio , ni siquiera somos capaces de dimensionarlo”. Me dijo: ”Aquí hay algo nuevo, mucho más fuerte y violento”.

El Ministro del Interior comenta para si mismo: “Era como si se aproximase un huracán. Una catástrofe apocalíptica que arrasaría con todo y ante la cual no habría escapatoria posible”.

¡Un líder listo para enfrentar a un enemigo mucho más débil y sin legitimidad alguna, del cual Piñera y su Gobierno lo ignoraban todo!.

“Blumel: “Seguí con un dejo de impotencia el curso de los acontecimientos. Era poco y nada lo que podía hacer frente a lo que estaba sucediendo” “Mientras revisaba la avalancha de mensajes que inundaban mi teléfono , apareció una imagen de un grupo que compartía con mi equipo de prensa. Era una fotografía del presidente Piñera en un restaurante del sector oriente de la capital. Supuse que era una fake news. O quizás un error. … Al poco rato se confirmó la noticia: “el mal cálculo o a fatalidad hicieron que se ausentara unos momentos de la Moneda para una celebración familiar. Alguien le sacó una foto ….

Pocos días después este “mal calculo o fatalidad” hizo que Piñera repitiera este tipo de performances al hacerse fotografiar a los pies del Monumento al General Baquedano, en un momento en que no había vandalismo a su alrededor[6].

Mas bien parecía una tendencia.

Un somero análisis nos muestra a un Presidente aislado, sin organismos de planificación ni ejecución, a un Ministro del Interior desconocedor y sin la menor experiencia en el tipo de problemas que enfrentaba, pese a que venían ocurriendo desde mucho tiempo antes.

Se puede apreciar el fenómeno frecuente en líderes poco capaces: negar y dar por inexistente todas las situaciones que los asustan, los confunden o los sacan de sus prejuicios. Todo esto se asemeja a las últimas horas de Hitler en su bunker, solo que a escala subdesarrollada y con actores de tercera.

El pobre Blumel recibe de Boric, lo que considera la única información precisa y creíble. Y se la traga completa.

El balance del Ministro del Interior es increíble: “fue devastador, no solo por los heridos, los incendios y el vandalismo. Fue demoledor también por otros dos conceptos . Porque medio país en un a masiva fuga hacia la insensatez para la cual todavía no encuentro explicación, hizo vista gorda de la violencia y, además porque el Estado chileno, en términos prácticos, no pudo o no supo responder con eficacia frente a lo que estaba ocurriendo . En mas de un sentido nos desfondamos”. Twitter, Facebook e Instagram daban cuenta de nuevas convocatorias a manifestaciones y protestas para el sábado. A la consigna de los “treinta pesos”, ahora se unían “las pensiones, la salud, los sueldos, los abusos, a elites, el modelo. Pasamos de un hecho puntual a una verdadera explosión en contra del orden establecido”. “Pero lejos lo más complejo era el desconcierto que la situación estaba produciendo”.

Nos cuenta que al cruzarse en un pasillo de la Moneda con el General Javier Iturriaga piensa que “no dejaba de agradecer mentalmente que ese tema imposible estuviese fuera de mis atribuciones”. 

El Ministro del Interior se siente ajeno a la violencia que demanda un estado de emergencia, siente que con la declaración de algún Estado de Excepción Constitucional”, se deshará del problema y lo entregará “a los militares”; a “La Vuelta Corta”.

Le sorprende que, a diferencia del 2010, “ahora había críticas e insultos a las FFAA, ahora amarradas con el oportunismo de los dirigentes del PC y el Frente Amplio, como Daniel Jadue o Gabriel Boric”. “Y la noche del 19 de octubre terminó con el general Iturriaga decretando toque de queda, el primero después de 30 años que no tuvo por motivo un desastre natural. El Estado de Emergencia se extendió a otras regiones del país, manteniéndose así hasta el 27 de octubre, incluyendo siete noches de toque de queda”

En su ¿ignorancia? se cree responsable solo del “manejo político” de la crisis, entendiendo por político el regateo con sus pares de otros partidos políticos. Del manejo del problema entre la Clase Política y el Gobierno.

Para él, esa es “La Vuelta Larga” que se ufana de haber manejado con éxito, y el punto de quiebre fue el radical cambio de opinión de Piñera cuando luego de estar dispuesto a decretar el estado de emergencia, conversa con el Comandante en jefe del Ejército, General Ricardo Martínez, quien le plantea claramente: “Necesitamos que nos indique con claridad lo que espera del Ejército en estas circunstancias” “en cualquier caso, Presidente; vamos a cumplir lo que se disponga”.

Piñera “lo medita” y decide no decretar estado de emergencia constitucional y en cadena nacional, informa que cede a la exigencia de los sublevados y que acepta el Acuerdo por la Paz, la Justicia, y por una Nueva Constitución para Chile.

La izquierda revolucionaria y violenta, reunida en una fementida Mesa de Unidad Social emergió como la cara visible del Partido Comunista y del Frente Amplio y de los elementos más violentos y golpistas del socialismo que de inmediato llama a una “huelga general” y se da comienzo a la curiosa zaga de una constitución que tiene al país dividido, atascado y en decadencia paralizante hasta hoy, fines de noviembre de 2023, dando una interminable La Vuelta Larga.

Según Blumel, “la Vuelta Corta consistía en eludir el problema político para conseguir  antes que nada, el restablecimiento del orden público, al precio que fuera, apelando a los estados de excepción y al uso de la fuerza encargando el manejo de la crisis a las FFAA” y la Vuelta Larga consistió en la búsqueda de una salida política sobre la base de un acuerdo ampliamente consensuado”.

El consenso, en su punto más crítico del plebiscito de entrada y del quorum para los acuerdos de la Convención, fue negociado entre el Ministro del Interior y Boric, presidente del partido mas extremista de la izquierda y de mas escasa representatividad política real.

No se consiguió la paz social, el vandalismo continuaría por muchos tiempo mas, y lo peor, el Gobierno dejó de exigir e imponer el cumplimiento de la ley, que se reflejó y continúa reflejándose en una grave depreciación de la legalidad en beneficio de los delincuentes y en pérdida para los ciudadanos. Si alguien cree que los vándalos del “Estallido” están en compartimentos separados de los traficantes de drogas, sicarios, asesinos, secuestradores y corruptos está equivocado y la realidad nacional así lo confirma.

Blumel muestra un grave y políticamente conveniente error de concepto, completamente inaceptable en un funcionario estatal de ese nivel: Durante los Estados de Excepción, el uso de la fuerza sigue siendo de responsabilidad suya, ella no se transfiere a ningún jefe militar. La conservación del orden y la seguridad es tarea del Gobierno, que es apoyado por los militares o otros organismos del estado, para el manejo integral de la crisis”. La responsabilidad NUNCA se delega. Sus pensamiento tranquilizadores al cruzarse con el General Iturriaga de que “no dejaba de agradecer mentalmente que ese tema imposible estuviese fuera de mis atribuciones” eran y fueron siempre infundados e irresponsables.

En esta línea, también reclama que “debieron asumir que estaban operando casi a ciegas. Los informes de la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) no solo no previeron el 18 de octubre sino que abundaban en generalidades y lugares comunes”. Antes del 19 de Octubre, Piñera fue presidente de Chile durante seis años, cuatro en su primer período y dos en el segundo. Cabe preguntarse ¿cómo ejerció el mando de la República completamente a ciegas?. ¿Por qué no corrigió este grave déficit?.

“Una de las pruebas más evidentes de lo despistadas que estaban nuestras agencias de inteligencia fueron los reportes sobre la participación de agentes extranjeros”. ¿En qué se afirma esa descalificación?, es evidente que no había agentes extranjeros desfilando con uniformes en la Alameda, estaban muy ocupados en las redes sociales y en la provisión de recursos financieros a grupos delictuales que operaban en conjunto con gente del PC y del Frente Amplio, en el financiamiento del vandalismo y comprando “soldados” entre el lumpen y apoyo político en Chile y en el extranjero.

Pero tal vez lo más grave, ¿dónde estaban los “analistas políticos” financiados generosamente con fondos reservados a fundaciones, institutos y asesores que no tomaron nota del radical cambio de estrategia del PC y sus aliados, cambiando a Lenin por Laclau?. ¿Es que Blumel no sabe nada de las ideologías y estrategias políticas de sus enemigos auto declarados?.

Continúa: “El punto que mayor desmoralización causaba en el aparato de seguridad pública era la falta de herramientas legales para combatir el vandalismo y los desórdenes públicos”. Increíble. No se da por aludido de las expresiones de Lagos, ministro de Obras Públicas, cuando aprobaba la primera, inicial e impune destrucción de los bienes públicos de la Plaza de Armas alegando que “hay que dejar que los muchachos se expresen”. O la increíble Bachelet con su “cuando la izquierda sale a la calle la derecha tiembla”.

Respecto a la incuria y corruptela generalizada en el Poder Judicial, ensalzando su persecución perruna contra las FFAA, e ignorando su asociación obvia y evidente con los próceres políticos y empresariales para cubrir una corrupción que todo Chile conocía.

Piñera y su extrema largueza en la provisión de personal y recursos a los Organismos de Derechos Humanos, controlados por la izquierda y asociados a los medios de televisión en forma obscena, son una pequeña confirmación de su incompetencia como líder político nacional, que terminó pagando caro.

El penoso espectáculo de su primer gobierno arrinconado por los estudiantes secundarios dirigidos por Boric y otros de su jaez, que posteriormente sería el  más contundente asesor de Blumel en la crisis de Octubre y el triste show de la Prueba de Aptitud Académica de 2019, en que el Ejecutivo hizo el ridículo más patético, negociando y siendo transformado en el hazmerreír de los niños de secundaria

El entrenamiento y ensayos terrorista previos al 19 de Octubre, a pocas cuadras del escritorio de Piñera en La Moneda, con fotos de Boric, el líder de parte de la Revuelta, pasando bajo un torniquete y la consiguiente leyenda : Evadir es Combatir, algo debieron decirle a alguien que confía tanto en su soberbia, su inteligencia, su libretita y sus lápices rojo y azul.

La Vuelta Larga había comenzado mucho tiempo antes.

La Vuelta Corta, la imposición de la ley en todo tiempo y circunstancia, a todo actor nacional, grande o chico, pobre o rico, es la base imprescindible de la función estatal. Es la garantía de la existencia del pacto social, sin el cual el Ejecutivo pierde toda su respetabilidad y autoridad. Puede ser complementado o seguido por la Vuelta Larga en que la Clase Política estiba la carga y renegocia sus prebendas y acuerdos legales y los otros no tanto, pero la segunda nunca podrá ser llevada a cabo desde la debilidad, complicidad o impotencia del Estado frente a sus enemigos.

Melosilla, 26 de Noviembre de 2023

            Fernando Thauby García.


[1] Blumel, pag 116.

[2] El lugar habitual y mas notorio para estas práctica fue la Estación Moneda, del Metro, a una escasa cuadra del escritorio de Piñera.

[3] Blumel, pag 127.

[4] Incluían a líderes mundiales que llegarían a Chile en cosa de semanas,

[5] Blumel pgs. 133 a 136.

[6] Blumel pag. 138

LA VUELTA LARGA Y EL CAMBIO DE ESTRATEGIA DE LA EXTREMA IZQUIERDA

Hace algunos días una vocera del partido comunista informó que su partido, por ahora, no insistirían en un tercer intento para implantar una Constitución que les entregue a ellos el poder total y que eso quedaría para una fecha posterior, en que se llevaría a efecto “desde la calle”, es decir, repitiendo la estrategia que tuvo éxito el 19 de Octubre de 2019 y años siguientes como lo muestra el libro “La vuelta Larga”[1], que constituye un testimonio formal de la pobreza del análisis estratégico del gobierno de Piñera y de su falta de comprensión del uso de la violencia como estrategia política por parte de la izquierda chilena.

El Diccionario de la RAE define el golpe de Estado en términos de una “actuación violenta y rápida, generalmente por fuerzas militares o rebeldes, por la que un grupo determinado se apodera o intenta apoderarse de los resortes del gobierno de un Estado, desplazando a las autoridades existentes”.

Seguramente sin pretenderlo, Sergio Micco se acercó a la realidad cuando describió que la asonada: “fue un intento de ‘usurpación violenta’ del poder del Estado, ya que había una ‘organización política’ (el PC) que buscaba tomarse La Moneda y desalojar al presidente de la República por medios violentos e inconstitucionales”.

Nadie podría sostener, de buena fe, que la asonada se trató de una expresión democrática espontánea.

Para analizar el fenómeno de la guerra -enfrentamiento armado con propósitos políticos-, nadie mejor que Clausewiz.[2] La Fuerza Física es el medio; imponer Nuestra Voluntad al enemigo es el objetivo y para alcanzar ese objetivo es necesario Desarmarlo (colocar al enemigo en una situación más desventajosa que la de caer bajo nuestro dominio).

Esta es la conocida como “Trinidad” de Clausewitz:  Relación que describe los elementos que la componen y que se puede graficar como sigue:

PUEBLO / PASIÓN

Impulso natural, emotividad, violencia de su naturaleza esencial, odio y enemistad primordial, pasión religiosa (ideológica o social), étnica y nacional           

GOBIERNO / RACIONALIDAD

Instrumento político, inteligencia del Estado personificado, dominio de la inteligencia pura.                            

EJERCITO / FUERZA – VIOLENCIA

El azar y las probabilidades de triunfar, a ser controladas mediante el valor de los ejércitos y el carácter de sus jefes.     

Cuando Clausewitz escribió su obra, la guerra era concebida convencionalmente como la actividad de un estado establecido que empleaba fuerzas subordinadas a él, para combatir a otro estado de características similares.          

Dado que el territorio define el ámbito de dominio del Estado, el control del espacio físico era el objeto más específico de la guerra; el cruce militar de las fronteras, la materialización más clara del casus belli y de la iniciación de las hostilidades, y siendo el ejército el instrumento para la aplicación de la violencia, su destrucción, – física o moral -, se constituía en un objetivo estratégico militar de principal importancia.

Los conflictos fuera de este ámbito interestatal, no eran considerados propiamente guerra.

En el ámbito social y político actual estos límites ya fueron superados y el futuro es cada día más confuso.

ANALICEMOS UN EJEMPLO CONOCIDO: CHILE 1970.

La Unidad Popular.

  • Un grupo político dispuesto a imponer una dictadura ideológica acaba de obtener legítimamente el control del Estado.
  • El Gobierno tiene serias limitaciones legales, políticas y de gestión para ejercer el control total del Estado y hacerlo funcionar efectivamente aplicando su ideología.
  • Para capturar el poder total sobre el Estado, ha elegido la vía de subvertir a las FFAA o, alternativamente, paralizarlas y apoderarse de su control.
  • Cuenta con algunas organizaciones paramilitares (MIR, y otras) incompetentes e indisciplinadas, pero ruidosas. 

La Oposición.

  • Constituida por una variedad de grupos políticos que tenían en común solo un pequeño margen de acuerdo basado en la resistencia a la dictadura ideológica que quiere imponer la Unidad Popular.
  • La oposición controla una parte sustantiva de la creación de riquezas y recursos económicos para el Estado y para la Población y prácticamente monopolizaba la capacidad de Gestión.
  • A su sombra pululan grupúsculos extremistas irrelevantes.

Las FFAA.

  • No comparten la idea de un gobierno revolucionario marxista, están apropiadamente cohesionadas y tienen capacidad real de causar daño significativamente mayor que las fuerzas paramilitares preexistentes a las elecciones presidenciales.

Objetivo Político de los contendientes.

  • Establecer y ejercer el Control del Estado, con propósitos políticos mutuamente excluyentes.

Los Hechos.

El gobierno de la UP no pudo controlar la economía ni prestar los servicios a que el Estado estaba obligado respecto a la ciudadanía. No logró crear una movilización “popular” que amedrentara a las FFAA y a la oposición. El Gobierno se dividió en una alternativa claramente violenta y otra política más o menos pacífica.

Fue incapaz de quebrar, decisivamente, la moral de las FFAA y comprometerlas con su Gobierno. Fue incapaz de mantener bajo control a sus grupitos armados revolucionarios, que no pudieron alcanzar capacidades militares significativas y terminaron siendo contraproducentes a su estrategia general y que cuando llegó el enfrentamiento decisivo fueron derrotadas inapelablemente

La Oposición, por su parte, fue capaz de trabar y dificultar seriamente la gestión del Estado en su relación con el Pueblo. Pudo generar movilizaciones laborales y populares menos combativas que las del gobierno, pero más significativas política y económicamente y consolidó una asociación limitada, pero sin alternativas: ganar o ser destruidos.

El Epílogo

Una vez derrotados el 11 de septiembre y meses posteriores, el Partido Comunista, cediendo a la presión cubana, optó por construir un ejército Popular Revolucionario en el extranjero e incorporarlo al territorio nacional en forma paulatina para, una vez alcanzada cierta paridad con las FFAA del Estado, pasar al asalto para combatir en una dupla formada por el FPMR en una función de combate regular armado y por las Brigadas Rodriguistas para la creación y sostenimiento de la batalla popular urbana.

Fueron derrotados inapelablemente por el Estado y sus FFAA e instituciones de gestión económica y política y se replegaron ingresando a la Concertación de Partidos por la Democracia controlada ahora por sus adversarios ideológicos, también de izquierda, pero no partidarios de la lucha armada.

VOLVAMOS A CLAUSEWITZ:

«Estas tres tendencias (Pueblo, Razón, Fuerza) se manifiestan con fuerza de leyes y al mismo tiempo varían en magnitud. Una teoría que insistiera en no tomar en cuenta a una de ellas o en fijar una relación arbitraria entre las mismas, caería en contradicción con la realidad … El problema consiste, por lo tanto, en mantener a la teoría en equilibrio entre estas tres tendencias. (Fuerza / Ejército); (Razón / Gobierno del Estado); y (Pasión / Pueblo), como si fueran tres centros de atracción».

Como según la teoría original de Clausewitz el empleo de la fuerza por parte de un gobierno en forma debe materializarse necesariamente mediante fuerzas militares bajo su control, y como la formación de un ejército nacional regular requiere ineludiblemente de la existencia de un estado, – nación, gobierno y territorio -, podemos concluir que la aplicación de la violencia entre estados formalmente establecidos, organizados y gobernados normalmente será trinitaria.      

Sin embargo, cuando el Gobierno de uno de los bandos en lucha pierde o carece del control sobre parte sustancial de su territorio, y su capacidad se reduce a la sola conducción de operaciones militares o muy poco más (Mao, Tse Tung, guerra revolucionaria 1967) y subsiste en la forma de bandas armadas con una carga de violencia primordial de cualquier naturaleza[3], tenemos a un pueblo empleando la violencia militar irregular contra un estado, para obtener los fines de la guerra (Afganistán 2023).    

Si aceptamos la definición de guerra que Clausewitz acuñó en su célebre fórmula -«la guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de la actividad política, una realización de ésta por otros medios»- este tipo de enfrentamiento continuaría siendo una forma de guerra o de aplicación de la violencia para la obtención de fines políticos.

El conflicto violento Intra Estatal a la luz de los conceptos que hemos propuesto para este análisis, admite dos posibles clasificaciones: empleados por parte del gobierno establecido contra parte de su propio pueblo, constituiría una forma de conflicto trinitario empleando «armas o procedimientos prohibidos» dentro de las convenciones que regulan este tipo de guerra (Chávez contra Venezuela); y cuando fuera empleada por grupos no gubernamentales para obtener objetivos políticos contra el propio estado, (FARC, 2010) caerían en la categoría en que cada país clasifique el empleo de la violencia armada contra el Estado, por parte de civiles[4], hasta que reconozca su condición de beligerantes y se transforme en guerra civil.

Relaciones entre los factores en un conflicto Intra Estatal.

Podemos apreciar DOS grupos en pugna:

Uno (1) el Gobierno que está ejerciendo el  Poder y en control de por lo menos dos de los elementos de la trinidad (Gobierno y Ejército).  Al cual se le opone (2) un grupo aspirante a ser Gobierno, que contará con apoyo de parte del Pueblo -o de sus grupos más movilizados- en un grado que estima suficiente para comenzar las hostilidades. No contará con Ejército y deberá neutralizar las fuerzas militares del gobierno o reducirlas a la impotencia.

Este conjunto de elementos y situaciones es la base de la existencia de las estrategias políticas asimétricas, la guerra irregular, la guerra hibrida y muchas otras denominaciones.

Breve revista a lo acontecido en Chile el 18 de Octubre de 2019 y siguientes.

La Izquierda, en especial el Partido Comunista, analizó en detalle su fracaso posterior a 1973 y efectuó importantes cambios a su concepción estratégica para el asalto violento al poder, que estuvo acompañada de varias campañas contribuyentes a adquirir las capacidades necesarias.

Revisemos la construcción del escenario estratégico en el cual se daría la nueva batalla por el control del Estado.

Extrema Izquierda

  • Mando político descentralizado coordinando las cúpulas de los partidos extremistas de izquierda. El PC consiguió una influencia desproporcionada a su peso político, aliándose con el Frente Amplio y distanciándose de la Concertación de Partidos por la Democracia.
  • Cambio de su orgánica, abandonando las organizaciones “Obreras de Clase” (la CUT)y se cambió a la organización por “Territorios” y dentro de ellos, por “Minorías”[5].
  • En las operaciones no se mostraron abiertamente y transfirieron el mando operativo y táctico a “organizaciones sociales” coordinadas centralmente por el PC, “dedicadas” a generar violencia y descontrol por áreas, por tipos de objetivos y acciones. Movilización enérgica de estudiantes de todos los niveles, incorporación sistemática del lumpen y drogas. Control e incorporación de “minorías” activas de todo tipo: homosexuales, mujeres, veganos, ambientalistas etc.
  • Neutralización de la acción de las policías mediante su desmoralización en base a acusaciones de “defensa de los DDHH”. Protagonismo agresivo del INDH en coordinación con la acción de la prensa y Poder Judicial.
  • Mantener a las FFAA sin capacidades, doctrinas ni voluntad de acción en Seguridad Interior mediante los DDHH y acción del Poder Judicial, difamación y acusaciones falsas.
  • Incorporación de las redes sociales. Tuvieron éxito en cuanto a su capacidad de coordinación de acciones, pero fueron derrotados por la derecha en el control y masividad de su uso. Empleo sistemático de la prensa TV, matinales y otros.
  • Acción política contra el gobierno desde los OOII regionales y la ONU.
  • La falta del factor «cálculo político», señalado por Clausewitz como el elemento moderador, llevó a la izquierda a niveles de violencia y duración desconocidos en Chile, que resultaron contraproducentes, al distanciarlos de parte sustantiva del “Pueblo”.

La estructura estratégica del Gobierno de Piñera.

  • Piñera y su gobierno nunca mostraron líneas estratégicas apuntadas a mantener el poder y contrarrestar los preparativos del enemigo.
  • Ejerció el mando “en solitario”.
  • Solo mostró interés en el factor Gobierno, dejando abandonado los factores Pueblo y Fuerza. Aun así, la orientación estratégica de Gobierno dirigida prioritariamente al ámbito económico, de posicionamiento internacional y de prestigio personal de Piñera no pudieron contrarrestar la campaña de promoción de la inmigración ilegal -crecimiento de la miseria y la delincuencia- y su constante demostración de incapacidad frente a la delincuencia, revueltas y desórdenes, que debilitaron su capacidad de gobierno.
  • Fue completamente sorprendido por la estrategia enemiga que nunca logró comprender.
  • Dado que los motivos de tipo religioso, nacionalista, racial o ideológico tienen una mayor potencialidad emotiva y son menos sensibles al cálculo costo-beneficio que los de orden político idealista, – como la imposición de la justicia y la democracia -, o materialista, – como asegurar el acceso a un bienes y servicios -, parecería que en este aspecto, la balanza se inclinaría hacia el estado militarmente más fuerte sólo si éste empleara masivamente sus recursos materiales, económicos y morales para imponer una resolución a corto plazo, que fue exactamente lo que Piñera y su gobierno no se atrevieron a hacer.

Comentarios finales.

– Si efectivamente el factor pueblo[6] es nuevamente el de mayor preponderancia en los escenarios bélicos futuros, la tarea más importante de los gobiernos será determinar acertadamente y explicar  convincentemente a la opinión pública los objetivos políticos de la guerra; diagnosticar con precisión «la naturaleza» de la guerra a la que se verá enfrentado; ponderar la capacidad de movilización popular de la causa por la que se lucha[7], diseñar el ejército que sea capaz de potenciar y potenciarse de la voluntad de lucha nacional, e imaginar la forma en que articulará los factores tiempo, recursos militares, materiales y oportunidad, para ganar la guerra, entendido esto como el sometimiento de la intención hostil y la actividad de las fuerzas hostiles del gobierno, pueblo y fuerzas militares del enemigo.

– Los ejércitos regulares tendrían dos desafíos de primordial importancia: Desarrollar los conceptos estratégicos, operacionales, tácticos, técnicos y logísticos para ser capaz de producir los efectos políticos deseados en un marco muy restrictivo, precisamente delimitado y bajo la constante observación pública propia y de terceros. Estos efectos a veces se producirán mediante acciones militares, pero en otras ocasiones lo militar deberá subordinarse a las necesidades del concepto general de la guerra que, como hemos dicho, frecuentemente tendrá como objetivo algo tan elusivo como la moral de la opinión pública, de los gobiernos y de las propias fuerzas militares adversarias.

Melosilla, 24 de noviembre de 2023

Fernando Thauby García


[1] La vuelta Larga, Crónica personal de la crisis de octubre.  Gonzalo Blumel Editorial Ediciones UC

[2] De la Guerra, Karl von Clausewitz. Ediciones Mar Océano, Buenos Aires. 

[3] Actualmente sentimientos religiosos extremos e ideologías totalitarias.

[4] Los civiles en armas, cualquiera sea la tropelía que efectúen no violarían los derechos humanos de la ciudadanía ya que, según los Convenios Internacionales Vigentes, solo los estados y sus representantes violan los ddhh.

[5] Ernesto Laclau, (1935-2014) estudió en las Universidades de Buenos Aires y Oxford, y desde 1973 fue catedrático de teoría política de la Universidad de Essex, en Inglaterra. Especialista en el pensamiento gramsciano, desarrolló una intensa actividad como profesor visitante en Toronto, Chicago y varias universidades latinoamericanas, y es reconocido internacionalmente como uno de los principales teóricos del posmarxismo. Sus principales obras son “Política e ideología en la teoría marxista” y junto a su principal colaborador, Chantal Mouffe, “Hegemonía y estrategia socialista”.

[6] Casos de Guerra interna en Siria, Afganistán, Israel/Palestina, Turquía/Armenia, Rusia/Ucrania.

[7] Así el viernes 18 de octubre 2019 tras una semana de evasiones en el tren subterráneo, en todo el país se replicaron las manifestaciones y la noche terminó con cacerolazos y un incendio afectando a parte del edificio corporativo de Enel en Santiago centro. Solo esa noche el Presidente Sebastián Piñera decretó Estado de Emergencia en la Región Metropolitana, dejando a cargo de la seguridad al general del Ejército, Javier Iturriaga y a los militares en las calles. Todo sin ningún análisis estratégico serio alguno. La noche del 19 de octubre terminó con el general Iturriaga decretando toque de queda, el primero después de 30 años que no tuvo por motivo un desastre natural.

LAS IDEOLOGÍAS VERSUS EL RACIOCINIO Y LA GESTIÓN.

Este blog es para Marinos en Retiro.

Hemos recibido educación cívica y entendemos la función política de las FFAA. También hemos sido educados para cumplir nuestra misión al margen de la actividad política contingente. Por convicción y doctrina desconfiamos de los practicantes de ella.

Desde otra perspectiva, nuestra lógica de vida y de trabajo apunta a enfrentar problemas para resolverlos, a revisar todas las posibles alternativas y compararlas entre si desde múltiples ángulos para quedarnos con la más eficiente y luego transformar a la mejor de ellas en acciones para ser aplicada hasta la resolución del problema que nos fue encomendado.

En breve, la objetividad del análisis, la revisión de todas las posibles alternativas, su transformación en acciones concretas medibles, la valorización de los resultados y su análisis ex post para extraer experiencias y aprender de ellas, conforman la mentalidad naval. La excusas no sirven, les explicaciones sobran, los fracasos se cobran y se pagan, la responsabilidad personal y profesional es el supervisor constante e inexorable de nuestras acciones. Nuestro compromiso es con el colectivo, la unidad, la organización táctica o administrativa, en último término, la Armada y la Patria. Nunca con el interés personal.

Estas características nos mantiene alejados de la política y reacios a involucrarnos con ella y con los que la practican.

Pero olvidamos que, en nuestros días, en nuestra condición de Retiro y en nuestra Patria, “Si tú no te metes con la Política, la política, de todas maneras, se meterá contigo”.

Me parece que el eje de nuestro conflicto con la praxis política (que se cuela hasta lo social) es el choque entre nuestra formación orientada a la solución eficiente versus la ideología.

Se entiende por ideologías políticas a “los conjuntos de ideas o postulados fundamentales que caracterizan a los partidos políticos en relación a cómo deberían funcionar las instituciones de un Estado o una sociedad. Las ideologías políticas ofrecen un programa político y cultural para un determinado orden social. Una ideología política se ocupa de cómo debería distribuirse el poder y a cuáles fines debería dirigirse”.

Una ideología entonces es un conjunto de ideas preconcebidas para ser implantadas a una sociedad. Usualmente, cada ideología contiene ciertas ideas de lo que considera la mejor forma de gobierno (por ejemplo, la democracia, la teocracia, etc.), y el mejor sistema económico (por ejemplo, el capitalismo, el socialismo o comunismo, etc.). En ocasiones se usa la misma palabra para identificar una ideología y una de sus ideas principales. Por ejemplo, el «socialismo» puede referirse a un modelo económico, o puede referirse a una ideología como sistema.

Finalmente, las ideologías políticas se clasifican en dos dimensiones:

Fines: Cómo debería funcionar u organizarse la sociedad.

Métodos: La manera (Estrategia) más apropiada para lograr este fin.

En el mundo actual, las ideologías han ido debilitándose en sus aspectos ideológicos o valóricos, en beneficio de la aceptación de un conjunto variable de derechos de las personas y de conductas sociales. Siguen más o menos sólidas en cuanto a los modelos económicos en que se sustentaría cada una de ellas.

En casi todo el mundo Occidental se han impuestos las ideologías democráticas y los sistemas económicos próximos al capitalismo.

En nuestro país, caso anormal, la ideología marxista (en su versión comunista) ha transitado desde el comunismo soviético, al castrismo, al socialismo democrático y recientemente el pos-marxismo o neo-marxismo en la versión de Laclau, identitario y populista, próximo al Peronismo argentino clásico. De todas maneras, una versión barroca y decadente del marxismo clásico, pero envuelta en un intenso populismo que, al llegar a mentes débiles, poco o mal educadas, aún ejerce atracción sobre algunos segmentos juveniles y de las “viudas” del marxismo tradicional, ya agónico.

Esta versión aplica como fines las mismas del marxismo tradicional – el control político de la sociedad por parte del partido comunista- y como estrategia, las mismas dos que ha aplicado siempre en Chile: el uso y abuso del sistema democrático, deformándolo y retorciéndolo hasta hacerlo irreconocible o el empleo de la fuerza y la violencia para imponerlo, cuando la oportunidad se presente.

La sociedad mundial y en ella la nuestra, está enfrentando una serie de cambios profundos que se suceden y superponen con alta velocidad, la informática, las comunicaciones de masas, la inteligencia artificial, la desaparición de las grandes fábricas de la Revolución Industrial y la paulatina desaparición de la Clase Obrera. La decadencia de las estructuras familiares y nacionales tradicionales, el abandono de las religiones y la aparición de rituales y creencias exóticas a nuestra cultura, nuevas formas de producción y comercialización, nuevas asociatividades, cambio de roles sociales tradicionales, supremacía de la clase media, imponiendo sus gustos, preferencias y tendencias. Concentración de la riqueza en pocas fortunas mundiales que se potencian con la globalización y la movilidad de personas, bienes y servicios. Desequilibrios geopolíticos y sociales, nuevas formas de guerra y nuevas armas, guerras de estados contra pueblos y guerras de pueblos contra pueblos, que parecían ya superadas, vuelven con gran letalidad.

En la lógica de estas ideas, todo este escenario muestra, sin duda, que cualquier idea, doctrina o ideología social, económica o política preconcebida, universal y apta para todos, en cualquier país o circunstancia, no tiene ningún destino, por el contrario es la Gestión, la adaptabilidad y la comprensión de la peculiaridad de cada caso, lo que hace la diferencia, es la capacidad de apreciar, entender y manejar cada caso en su propio valor y circunstancias y en el entendido que se construye sobre una base flotante, móvil, variable y no completamente conocida. Los que triunfen en el control de estas habilidades y destrezas son los Estados, Países y Organizaciones de diversos tipos, los que prevalecerán y tendrán éxito.

Ahí está la fortaleza, la habilidad y la vocación que nos da “valor agregado” para liderar, participar, gestionar y movilizar personas, intelectos, recursos y voluntades en actividades fabriles, deportivas, sociales, gremiales, académicas, artísticas y muchas más.

Tenemos valor político, y alto. Podemos y debemos participar, no desde la perspectiva ideológica, sino que desde y para, la relación con el medio y la obtención de resultados.

           Fernando Thauby García

      Melosilla 2 de noviembre de 2023

POLÍTICA Y PARTICIPACIÓN SOCIAL

Hablemos de la realidad política chilena, aquí, ahora y en el pasado reciente, la que hemos conocido, vivido y sufrido.

Se dice que el sistema político es una estructura institucional que organiza y operativiza la participación de los ciudadanos para la conducción del estado.

La solución se basa en la idea de que dado que la ciudadanía es muy numerosa, diversa y anárquica, es necesario un sistema en que su participación sea a través de la intermediación de Políticos Profesionales de tiempo completo, constituidos en Partidos Políticos estructurados y organizados de acuerdo a la Ley y a sus estatutos propios; agrupados según Ideologías, para que ellos ofrezcan alternativas para el manejo de los asuntos públicos que interesan tanto a los ciudadanos como a la Comunidad o Interés Nacional. Esta representación se produce mediante mecanismos de Elecciones periódicas, secretas e informadas mediante la cual los ciudadanos designan a su representantes, de entre los candidatos propuestos por el Partido.

Los presupuestos constituyentes de esta solución han sufrido cambios sustantivos que han llevado a que la representación política de la ciudadanía sea crecientemente deficiente, poco o nada representativa, ausente de fiscalización, creciente autonomización de los representantes y control por parte de los Partidos.

Veamos algunos cambios: Los candidatos son designados por los Partidos con escasa o ninguna participación ciudadana y ella incluye factores ajenos como intereses de grupo particulares y de la burocracia del Partido. Los ciudadanos no conocen ni tienen comunicación fluida con sus Representantes y menos aún capacidad para fiscalizar y evaluar su desempeño o trasmitir sus preferencias o necesidades. La lealtad y compromiso fundamental del representante no es hacia sus representados sino hacia el Partido. La dificultad para acceder a la expresión personal de los ciudadanos y de proveer información completa, verificable y actualizada por parte de los Representantes directamente a los ciudadanos ha sido resuelta hace ya tiempo con los sistemas de comunicación social y de masas  digitalizados existentes, potenciados ahora por la Inteligencia Artificial y los mecanismo de Transparencia de la Información. La ciudadanía puede participar y dar su opinión informada en mucho mayor número, calidad y oportunamente, así como plantear preguntas y requerir información y ese volumen de tráfico puede ser manejado en forma rápida y precisa.

Las ideologías políticas han muerto. Las ideologías actuales son sistemas de creencias de grupos sociales para el resguardo y promoción de sus intereses. Más específicamente, la ideología es la base axiomática de algunos sistemas de creencias, esto es, una serie de creencias de tipo general/abstracto y de difícil variación. Son el conjunto de puntos nodales alrededor de los cuales se estructuran las creencias a través de las que se ve, piensa y actúa sobre el mundo.

En su momento de mayor esplendor constituyeron esquemas mentales integrales que reemplazaban el análisis de los problemas a resolver mediante la aplicación mecánica de un esquema mental pre concebido que reemplazaba el raciocinio en beneficio de los pre – juicios elegidos ex – ante.

Hoy, la ideología se mantiene presente solo en los partidos marxistas mas tradicionales y han sido abandonados por los demás grupos políticos que los mantienen solo como excusas más o menos articuladas para su uso funcional a sus preferencias o conveniencias.

 La Institucionalidad política vigente: Ideología, Partido, Grupo gestor y Controlador del Partido, Burocracia del Partido y Ciudadanos es un sistema obsoleto, agónico y carente de legitimidad.

En vez de ayudar a la presencia de los ciudadanos en la política, se han constituido en organismos oligárquicos que se han apoderado de las “máquina” en beneficio de sus intereses particulares. Inhibiendo por completo la participación de la sociedad en el manejo de las cuestiones que les interesan.

Para avanzar hacia una democracia real necesitamos complementar la democracia representativa actual con más democracia directa, participativa y deliberativa en un sistema virtuoso de control del poder político.

         Fernando Thauby García

Melosilla, 1° de Noviembre de 2023