Inspirada en las luchas ideológicas y los conflictos armados de nuestro tiempo, la novela “La Luna se ha puesto” de John Steimbeck[1] recrea el tenso ambiente en un pueblo minero, aparentemente situado en el norte de Noruega, recién invadido por tropas extranjeras, venidas a hacerse cargo de la protección de la extracción y embarque de mineral de hierro para ser empleado en la guerra.
El interés de la historia reside en la descripción de la situación imposible que van construyendo los invasores enfrentados a una población pacífica, pero con una férrea dignidad.
En una época imprecisa, un pueblo sin localización concreta y un ejército anónimo construyen un drama en que los vencedores de a poco van tomando conciencia de estar vencidos, que pueden matar pero no imponerse, que se abruman frente a la enconada hostilidad, la fingida sumisión, la solapada resistencia y por último, la violencia liberadora de un pueblo que se quiere independiente.
“La luna siempre vuelve a salir para los pueblos que resisten”, nos dice el autor, mediante un relato sencillo pero implacable.
La última frase del libro es de una elocuencia abrumadora: “los invasores se dieron cuenta que, cual moscas, habían conquistado y capturado al papel matamoscas” y que habían sido derrotados.
La última vuelta de la ya interminable propaganda de la guerra entre Israel y los pueblos árabes difunde y justifica en detalle una nueva acción de la exitosa secuencia de derrotas que infringen a sus enemigos; que confirma la invencibilidad del Ejército judío, la eficiencia de su propaganda, la habilidad de sus líderes militares, su superioridad tecnológica y la tenacidad de sus líderes políticos y religiosos. Nada puede contenerlos, nada puede hacerlos abandonar sus objetivos políticos y clericales, sus amigos políticos norteamericanos, aun sufriendo daños políticos y pagando altos precios económicos, no cejan en el apoyo incondicional a sus campañas y siguen exponiendo su incapacidad política e ideológica para resistir las maniobras propagandísticas, mercantiles e ideológicas de sus protegidos.
La impotencia del pobre Biden es conmovedora, mientras la opinión pública norteamericana y europea comienzan a desarrollar una actitud crítica frente a la soberbia prepotente de sus protegidos.
El fiasco de la intervención franco – británica en Suez marcó el reemplazo del colonialismo imperial europeo en África y Medio Oriente por el nuevo imperialismo soviético – norteamericano. El petróleo -ubicado en los Emiratos- quedó en manos occidentales, las masas nacionalistas árabes bajo la tutela soviética.
La Guerra Fría aseguró la supervivencia a Israel, todo le fue permitido, perdonado, aplaudido o acallado, recibió ingentes cantidades de dinero, tecnología, apoyo político, respaldo ético en subsidio a la indolencia observada por occidente durante el genocidio nazi en Alemania.
El apoyo soviético al terrorismo -la única forma viable de guerra para los palestinos[2]– reforzó el rechazo occidental a esa forma criminal de hacer la guerra y tendió una cortina de humo sobre el terrorismo judío en su lucha a escala mundial conta las bandas palestinas a las que arrinconaron y derrotaron. Hasta aquí todo bien para Israel: victoria política y militar, prestigio, buena prensa, legitimidad, superioridad moral, armas y municiones en cantidades escandalosas, dinero para crear una “economía exitosa”, invulnerabilidad en la ONU.
La Guerra Fría concluyó. La URRS se desintegró y se instaló la supremacía incontrarrestable de los EEUU y la OTAN. Israel quedó aun más libre para seguir apoderándose de territorios palestinos y usurpar espacios en Cisjordania, ante la completa impotencia palestina y con la simpatía del “mundo libre”. Pudo seguir rechazando -con soberbia y desparpajo- la brutal “partición” que dio origen a su nacimiento, invadió Cisjordania pedazo a pedazo llenándola de sionistas fanáticos y proletarizaron a la población árabe que no expulsaron.
Se dice que “la Historia no se repite, pero rima”. El ingreso relámpago de China en la escena mundial, la esperable reacción de Putin tratando de restaurar parte del honor de Rusia, las dudas existenciales de Alemania, el intento de Francia de volver, desde su decadencia política y moral, a su tradicional del juego de potencia Europea, el Reino Unido con su curioso devaneo de autonomía imperial, todo en medio de una invasión de inmigrantes africanos y de Medio Oriente, inicialmente como mano de obra barata, luego como avalancha sorpresiva y ahora materializando un creciente intento de islamizar a Occidente- Europa comienza a chocar con su antiguo temor al “oso ruso” y su adicción al patronazgo norteamericano.
Se está configurando una eventual Segunda Guerra Fría. Con bordes confusos, con nuevos actores impredecibles o francamente paranoicos como Kim Il Sung y algunos dictadorcillos latinoamericanos.
China se encuentra en un estado crónico de sobreproducción, en acero, automóviles, electrónica, etc., con muchas de sus empresas (ex occidentales) masivamente subvencionadas. China prefiere desarrollar la inversión y las exportaciones antes que mejorar el nivel de consumo de sus habitantes, que ya se muestran reacios a consumir, debido a la gravísima crisis inmobiliaria que azota al país. China ejerce un control estricto sobre su moneda, el yuan, que ha empezado a depreciarse de nuevo, lo que hace que sus productos sean más competitivos. En resumen, China sigue una política deliberada de exportación de sus excedentes (y de su desempleo) al extranjero para mantener su crecimiento.
Volvamos a Medio Oriente.
La rivalidad, por un lado, entre el Estado de Israel y el mundo árabe y, por otro lado, la división religiosa entre chiitas, representados tradicionalmente por Irán, y sunitas, de los cuales Arabia Saudita se ve como potencia líder, habían sido dos constantes a la hora de explicar el rompecabezas en Medio Oriente.
Ahora hay acuerdo en que la región se agita menos por cuestiones de diferencias de credo y más por alianzas políticas y militares coyunturales.
De una plumada Irán desintegró los “Acuerdos de Abraham”, apareció con una amplia variedad de misiles de crucero y drones y hay pocas dudas de que está al borde de tener su propia arma nuclear que puede obtener con la ayuda rusa, china y norcoreana.
Turquía, hastiada del genocidio judío en Gaza y de la prepotencia israelí ha comenzado a ser otro actor de poder en Medio Oriente desde su alianza con Irán en el ‘eje de resistencia’, que es una de las alianzas más estables» y duraderas en la región.
Todo esto puede cambiar en una u otra dirección, pero lo que no va a cambiar es que Israel es cada día comparativamente más débil: sus aliados se cansaron de su abuso y prepotencia, de su clericalismo y su racismo desenfrenado. Especialmente entre las audiencias jóvenes e ilustradas. EEUU tiene y Europa está desarrollando preocupaciones crecientes en Asia Pacífico y el valor de Israel como “delegado en Medio Oriente” se degrada sostenidamente. La causa sionista ya no es popular ni siquiera en Israel, y su gobierno clerical y racista sigue rechazando la solución de “Dos Estados” que fue la base de su creación por parte de la comunidad mundial.
Israel ha avanzado demasiado en la conquista del papel matamoscas.
Por otra parte, cada día aparecen conceptos de armas más y más eficientes y rupturistas, y más al alcance de muchos países de desarrollo mediano, mientras «las alianzas de Irán con su ‘eje de resistencia’ son unas de las más estables» y duraderas en la región. Pareciera que
La competencia actual entre países y grupos tienen que ver bastante más con la lucha de poderes que con las diferencias religiosas.
La historia de los países se mide en siglos, no en años, el breve lapso transcurrido entre el “mea culpa occidental” en 1948 y la repartija del petróleo que dio origen a Israel dice poco respecto a las realidades actuales.
Muchas tecnologías que conformaron el poder de Israel, como la energía nuclear, la tecnología aeronáutica, la habilidad propagandística, el uso y abuso de la existencia y doble juego de ciudadanos israelíes en y de todas las patrias, ya comienza a cansar. Los DDHH, su arma predilecta, comienza a actuar en contra de ellos mismos. La soberbia enceguece y nubla el entendimiento.
La cantidad de palestinos muertos, hombre mujeres y niños, asesinados y mutilados de las más diversas maneras, en muchos y diferentes lugares, ya comienza a aproximarse a los números y características de la SHOA.
Esta corrupción terminará contaminando fatalmente la moral y el prestigio de los judíos decentes, dignos, humanos y solidarios, que no son pocos.
Melosilla, 26 de septiembre de 2024
Fernando Thauby García
[1] Premio Nobel de Literatura en 1962. Norteamericano.
[2] Instalada en palestina por Menajem Beguín, en su lucha contra los británicos.