UN GOBIERNO QUE GOBIERNE

Chile está en una situación de profunda decadencia y culpable fundamental de ella es la miseria de la clase política que nos gobierna. Y no me refiero solo al indescriptible gobierno de Boric.

Este fenómeno ha sido analizado hasta la saciedad, pero cada grupo político sigue sin hacerse cargo de sus falencias y culpas. Menos aún de buscar la forma de superarlas.

Las próximas elecciones de diputados, senadores y de presidente nos ofrecen una posibilidad de salir de este pantano intelectual y político para iniciar el camino de la recuperación.

Los resultados y características de las tres elecciones que vienen están ligados entre si aun cuando la presidencial, última y más relevante en un sistema presidencial como el que tenemos, es la más significativa y será determinante del éxito o fracaso del gobierno resultante.

El primer obstáculo es la conformación de nuestro Congreso. Actualmente nuestro escenario político está sobrepoblado de partidos y partiditos que, semejando emprendimientos personales, hacen imposible la negociación, la conformación de mayorías estables, la asunción de compromisos y sobre todo, compartir un conjunto de ideas y metas de mediano y largo plazo. Cambiar esta situación es improbable ya que es muy difícil que los incumbentes actuales acepten privarse del poder e ingresos de que hoy disfrutan.

Así, la conformación del escenario electoral estará dado principalmente por la naturaleza y características del proyecto político que se proponga a la ciudadanía.

Nuestra realidad política en un continuum que va desde la derecha conservadora hasta la izquierda revolucionaria sin una clara superioridad de ninguna coalición y menos de algún partido en particular. Por su parte las condiciones que enfrentará el nuevo gobierno son muy difíciles y requerirán mucho trabajo, sacrificio y tiempo para superarlas. Por otro lado, algunos de los aspectos críticos a corregir requerirán medidas duras y exigencias que solo pueden superarse con mayorías políticas sólidas y eficientes.

En breve, la salida del desastre en que nos encontramos requiere de un gobierno fuerte, sólido, de mayoría, con capacidad de tomar decisiones políticas, económicas y sociales en forma rápida, eficiente y eficaz. Necesitamos un gobierno que gobierne. Conseguir el poder no es suficiente.

En Chile existe un conjunto de ideas políticas, valores y costumbres que, con matices más allá o más acá, una mayoría comparte. Es decir, existe una base que permite llegar a un diagnóstico compartido y a la definición de un conjunto de políticas aceptables por muchos.

Es evidente que hay diferencias, pero también está claro que existe una contundente mayoría que rechazó el primer intento de Constitución que cubre un amplio espectro que permitiría acuerdos suficientes para gobernar con fuerte apoyo ciudadano.

En breve, necesitamos un gobierno que gobierne y que para conseguirlo y darle el apoyo que se necesita requiere la conformación de una alianza política fuerte situada al centro del espectro político, acompañada de dos partidos o alianzas opositoras, una en cada lado de dicho espectro, capaz de presentar y hacer valer la voluntad de los opositores o de quienes tienen ideas alternativas, conformando mayorías flexibles para casos específicos.

Poniéndole nombre, se requiere a Republicanos y al Frente Amplio, uno en cada extremo del espectro y a una alianza de centro que sume a la ex Concertación y a Chile Vamos con un programa que proponga y materialice las políticas a aplicar en seguridad interior, economía, salud, trabajo, justicia, educación y desarrollo social. Quedando en manos exclusivas del presidente el manejo de la política exterior, la defensa y el combate a la corrupción fiscal y privada.

El elemento clave es el presidente, que debe restablecer la dignidad del cargo, reconstruir su autoridad y mejorar sustantivamente el aprecio y respeto de los chileno a esa figura señera capaz de pararse frente al país en cualquier circunstancia y llevarlo, unido y confiado, a la victoria.

Estas ideas, expuesta en forma directa y breve, pretenden ofrecer a sus lectores una alternativa razonable y factible que supere la pequeña riña diaria y la pelea entre políticos mediocres.

Estamos en problemas. Es momento de grandes desafíos que requieren grandeza de sus líderes, el mundo se encamina hacia un prolongado período convulso e incierto.

Melosilla, 10 de diciembre de 2024

Fernando Thauby García