EL ACUERDO BÁSICO
“La gran pregunta política pendiente es cómo hacerse cargo del desajuste entre instituciones y sociedad producido por la modernización capitalista y la emergencia de la nueva clase media” chilena[1].
Tenemos una izquierda perpleja por el exitoso resultado de sus años de gobierno -la Concertación-, que no entiende a la nueva ciudadanía que surgió de ello y no sabe si seguir adelante hacia un futuro desconocido o retroceder a sus orígenes socialistas que, en el pasado, la llevaron al fracaso y una derecha que sabe cómo quiere seguir, pero carece de lo que se ha llamado el discurso o el relato, es decir, de una visión política, no solo económica o moral. Asumir que el desarrollo va mucho más allá de lo económico
Existen dos ámbitos ideológicos en ambos extremos del espectro político, que tienen un atractivo circunstancial y efímero como quedó demostrado en los dos intentos Constitucionales en que, en definitiva, se impuso la sensatez por un amplio 62%.
Para que Chile se desarrolle requiere conjugar tres elementos fundamentales: Desarrollo económico a largo plazo, acelerar el crecimiento per cápita y que ambos alcancen a toda la sociedad[2], que permitirá alcanzar un desarrollo económico sostenible y equitativo
Esto no se está produciendo debido al estancamiento estructural que dura ya varios gobiernos y por consiguiente cada vez hay “menos para repartir”. Repartir pobreza no es una solución. Se requiere incrementar el crecimiento tendencial de la economía en forma sustantiva y permanente[3]. No es un problema que se resuelva con una medida única sino que es el resultado de una serie de medidas concurrentes en una sola dirección bajo una coordinación de un Comité Económico y Social.
La armonización política de esta disyuntiva es el acuerdo -tácito o explicito- entre las dos principales corrientes política respecto a ambos aspectos, simultáneamente. Un nuevo pacto social que permita la existencia de gobiernos competitivos pero consensuados respecto a los tres aspectos básicos mencionados.
Modernizar el modelo de desarrollo pasando a un estado superior requiere cambios profundos. Ya lo experimentamos bajo el Gobierno Militar y la Concertación. En Chile existe un consenso cultural básico que apunta al equilibrio y la continuidad que permiten cambios radicales sin caer en la violencia ni en la anarquía.
El diseño de un Proyecto Nacional duradero no es tarea de una sola persona u organización. Tampoco se trata de una política que pueda promoverse en forma tecnocrática, por un grupo de expertos o instituciones especializadas, es decir, tienen que ser un conjunto de actores que interactúen y negocien, obteniendo así un acuerdo que logre beneficios convergentes a todos los involucrados.
Como veremos más adelante, lo indicado exige modernizaciones fundamentales en la educación, inversiones, impuestos, estructura y calidad del estado, investigación y muchos otros, todos ellos con las características necesarias para llevar, específicamente al Chile actual, a la EXCELENCIA.
Melosilla, 16 de enero de 2025
Fernando Thauby García
Capitán de Navío, Infante de Marina (R)
[1] Pablo Ortuzar IES
[2] ENADE 2024 “Contraimmobilis. Contra el inmovilismo”: Oscar Landerretche, Raphael Bergoeing, Ignacio Briones, y Andrea Butelmann.
[3] Cuando la base material no existe, no hay narrativa que lo reemplace. Carlos Marx.