Archivo por meses: junio 2025

ISRAEL EN EL CONTEXTO DE LA HEGEMONÍA MUNDIAL

Es notable como la mayoría de los análisis, evaluaciones y comentarios de la actual crisis en Medio Oriente -entre EEUU, Israel e Irán- son hechos desde una perspectiva desconectada de la realidad de la dinámica de la lucha por la hegemonía mundial, en este caso por la secuencia iniciada por el derrumbe de los imperios coloniales, Francia y Gran Bretaña, seguida por la Descolonización; la competencia entre EEUU y la URRS conocida como la Guerra Fría; la caída de la URRS; la breve hegemonía unipolar de los EEUU y el actual inicio de la conformación de un sistema Multipolar con el ingreso de China, India y Rusia como miembros relevantes y varias potencias de segunda línea como participantes activos.

La Segunda Guerra Mundial dejó a las potencias europeas (Reino Unido, Francia, Países Bajos y Bélgica) económicamente exhaustas y militarmente debilitadas. Mantener vastos imperios coloniales se volvió insostenible. Por su parte las potencias emergentes podían asegurar sus intereses económicos a través del comercio, la inversión y la competencia ideológica, sin la carga administrativa y militar de mantener imperios.

Caída de los imperios territoriales y ascenso de EEUU y la URRS. La Crisis del Canal de Suez de 1956 fue un conflicto internacional que marcó el punto de inflexión en las relaciones de poder globales, señalando el declive de las antiguas potencias coloniales y el ascenso de Estados Unidos y la Unión Soviética como superpotencias.

La causa inmediata fue la decisión del presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, el 26 de julio de 1956, de nacionalizar la Compañía del Canal de Suez. Esta compañía, de propiedad británica y francesa, controlaba el vital paso marítimo que conecta el Mediterráneo y el Mar Rojo. Nasser justificó la nacionalización como una medida para financiar la construcción de la Presa de Asuán, un proyecto crucial para el desarrollo de Egipto, después de que Estados Unidos y Gran Bretaña retiraran su oferta de financiación debido a los crecientes lazos de Egipto con la Unión Soviética y Checoslovaquia comunista.

Gran Bretaña y Francia, principales accionistas del canal y con importantes intereses estratégicos y económicos en Vietnam, India y en la región, vieron la nacionalización como una agresión. Conspiraron secretamente con Israel, cuyas relaciones con Egipto ya eran tensas, para una intervención militar conjunta. Israel buscaba acabar con el bloqueo egipcio y ampliar su dominio territorial.

Aunque militarmente las fuerzas anglo-franco-israelíes lograron éxitos iniciales invadiendo la península del Sinaí y la zona del canal, la oposición y las amenazas económicas de EEUU y Rusia forzaron su retirada. Antes y durante la Crisis de Suez, se forjó una alianza secreta entre Francia, el Reino Unido e Israel. En este marco, Francia se convirtió en un socio estratégico clave para Israel en materia de armamento y en el desarrollo clandestino de la capacidad nuclear de Israel, a partir de las Instalaciones en Dimona.

La Crisis de Suez marcó el fin de la era colonial europea y la pérdida significativa de influencia de Gran Bretaña y Francia en el Medio Oriente

En resumen, la Crisis del Canal de Suez de 1956 fue el evento crucial que redefinió el panorama geopolítico mundial, marcando el fin del ordenamiento global de la era colonial Europea y elcomienzo de la Guerra Fría- dominada por la intensa lucha bipolar entre EEUU y la URRS.

El punto de inflexión de la supremacía norteamericana en apoyo a Israel se produjo en 1967 (Guerra de los Seis Días), en que la administración estadounidense reforzada por la influencia del lobby israelí estableció su voluntad de garantizar la seguridad de Israel y su capacidad para defenderse. Esto se tradujo en una política de proporcionar a Israel el acceso a la tecnología y el armamento más avanzados.

Guerra de Yom Kipur (1973): cuando Israel se enfrentó a un ataque sorpresa por parte de Egipto y Siria, el puente aéreo masivo de suministros militares de Estados Unidos fue crucial para la supervivencia y eventual victoria de Israel. Este evento cimentó aún más la dependencia de Israel de Estados Unidos como su principal respaldo militar. La ayuda militar anual de Estados Unidos a Israel se ha mantenido con un acuerdo que actualmente garantiza 3.800 millones de dólares anuales hasta 2028.

En síntesis, el reemplazo de Francia por Estados Unidos como el principal aliado militar de Israel fue el resultado directo de la necesidad estratégica de Estados Unidos de tener un aliado fuerte en una región volátil, en el contexto de la Guerra Fría. Esta alianza se ha mantenido y fortalecido desde entonces.

Término de la Guerra Fría y establecimiento de la hegemonía unilateral global de los EEUU. El colapso de la Unión Soviética no fue un evento único ni repentino, sino el resultado de una acumulación de problemas económicos, políticos e ideológicos que se agudizaron en las últimas décadas de su existencia. El sistema soviético se basaba en una planificación económica centralizada que se volvió cada vez más ineficiente, rígida y burocrática. Por otra parte, la URSS destinó una parte desproporcionada de su PIB a la defensa y a la carrera armamentista con Estados Unidos durante la Guerra Fría. Este gasto militar masivo desvió recursos de otros sectores cruciales (consumo, infraestructura, tecnología civil) y agotó su economía.Gorbachov intentó introducir elementos de mercado y descentralización en la economía para revitalizarla. Sin embargo, estas reformas fueron implementadas de manera gradual y a menudo inconsistente, generando más caos y desabastecimiento en lugar de mejoras. También abandonó la Doctrina Brézhnev (que justificaba la intervención soviética en los asuntos internos de los países del Pacto de Varsovia) lo que permitió que los países de Europa del Este (Polonia, Hungría, Alemania del Este, Checoslovaquia, Rumania, Bulgaria) se liberaran del control soviético en 1989 (marcado por la caída del Muro de Berlín), lo que a su vez aceleró la desintegración interna de la URSS al desmantelar su esfera de influencia.

Finalmente, el 25 de diciembre de 1991, Mijaíl Gorbachov renunció como presidente y la bandera soviética fue arriada en el Kremlin, marcando la disolución formal de la Unión Soviética y su reemplazo por la Comunidad de Estados Independientes (CEI), compuesta por la mayoría de las antiguas repúblicas soviéticas. La caída de la URSS puso fin a la bipolaridad que había caracterizado las relaciones internacionales durante la Guerra Fría. Con el colapso del bloque soviético, Estados Unidos emergió como la única superpotencia hegemónica, dando paso a un período conocido como el «mundo unipolar» en el que no existió otra potencia o bloque de potencias capaz de desafiar la hegemonía estadounidense a nivel global.

Sin la contención soviética, Estados Unidos se sintió más libre para intervenir militarmente en diversas regiones de una sucesión de guerras de escasa utilidad para EEUU que incluyeron varias derrotas: Guerra de Corea (3 años), Vietnam (20 años), Iraq 9 años, Afganistán (20 años) y Libia, (6 años) con aproximadamente 100.000 muertos y 700.000 heridos y mutilados.

En los 35 años de unipolaridad hubo grandes cambios: aceleración de la globalización económica, liberalización de mercados, desregulación y expansión del comercio y las finanzas internacionales, a menudo bajo la influencia de las instituciones lideradas por Estados Unidos (Orden Mundial  Basado en Reglas).

La transición de un mundo bipolar a uno unipolar tuvo consecuencias profundas: Mayor estabilidad en algunas regiones, nuevos conflictos y desafíos en otras. Expansión de la OTANhacia el este, incluyendo a antiguos miembros del Pacto de Varsovia, lo que generó tensiones con la nueva Rusia y Desafíos a la hegemonía estadounidense: surgieron nuevas potencias (China, la Unión Europea) y desafíos (terrorismo internacional) que comenzaron a configurar un mundo más multipolar a principios del siglo XXI. La invasión de Irak en 2003 y las crisis financieras globales fueron hitos que pusieron en tela de juicio los límites de la unipolaridad estadounidense.

En resumen, la caída de la URSS transformó radicalmente el panorama geopolítico, dando paso a una era de predominio estadounidense, perotambién sentando las bases para la aparición de nuevos actores y dinámicas que actualmente estarían llevando a un orden mundial más complejo y, para algunos, nuevamente multipolar.

Crisis norteamericana. La década de 1980, bajo la presidencia de Ronald Reagan, experimentó un fuerte aumento de la deuda pública como resultado de los recortes de impuestos y el aumento del gasto militar. En el siglo XXI, la administración de George W. Bush (2001-2009) vio un incremento significativo de la deuda nacional debido a los recortes de impuestos, las guerras en Afganistán e Irak y la crisis financiera de 2008. La deuda se duplicó con creces durante su presidencia. La administración de Obama (2009-2017) continuó con un aumento de la deuda debido a las secuelas de la crisis financiera, el estímulo económico y el aumento del gasto en atención médica. La deuda casi se triplicó entre 2008 y 2019. La administración Trump (2017-2021) también experimentó un aumento sustancial de la deuda debido a los recortes de impuestos (TCJA) y al aumento del gasto, incluso antes de la pandemia de COVID-19. La deuda aumentó en 7,8 billones de dólares durante su presidencia. Bajo la administración Biden (2021-Presente), la deuda ha seguido aumentando, superando los 34 billones de dólares a finales de 2023 y alcanzando los 36 billones a principios de 2025.

Los intereses de la deuda representan el costo de servir la deuda nacional acumulada. Este componente está creciendo rápidamente debido al aumento de la deuda y al incremento de las tasas y podría pronto ocupar la mayor parte del presupuesto. El déficit fiscal de EE. UU. se refiere a la situación en la que el gobierno gasta más dinero del que recauda en impuestos y otras fuentes de ingresos. Este déficit se suma a la deuda nacional.

No se puede afirmar que EE. UU. esté en «decadencia» en un sentido absoluto. Sigue siendo una superpotencia con fortalezas económicas, militares y diplomáticas considerables. Sin embargo, lo que sí es evidente es un cambio en el equilibrio de poder global. China ha emergido como un competidor significativo, y la relación entre China y Rusia busca activamente desafiar el orden unipolar que existió después de la Guerra Fría.

Es entonces en este contexto en que debemos situar el comportamiento y trascendencia de las relaciones entre Israel, Irán y los EEUU en Oriente Medio.

La gestión de gobierno de Donald Trump por su parte no contribuye en absoluto a dar estabilidad al sistema de seguridad global ni a fortalecer el liderazgo de su país. La importancia de Israel como parte del panorama mundial es actualmente irrelevante, China y Indo Pacifico si lo son.

Melosilla, 29 de Junio de 2025

             Fernando Thauby García

 Capitán de Navío, Infantería de Marina (r)

RUSIA: MOVIMIENTOS POLÍTICOS Y FILOSÓFICOS ACTUALES

Rusia, oficialmente conocida como Federación Rusa, es el país más extenso del mundo. Abarca gran parte del norte de Eurasia, desde Europa hasta el norte del Océano Pacífico. Su historia comienza con los pueblos eslavos orientales y ha evolucionado a lo largo de los siglos, incluyendo la formación del Imperio Ruso, la Unión Soviética y la actual Federación Rusa.

En la Rusia actual, el panorama político y filosófico es complejo y está marcado por una serie de movimientos e ideas que interactúan y, en ocasiones, compiten entre sí.

Su sistema político está dominado por el partido Rusia Unida, que se describe a sí mismo como conservador y nacionalista. Otros partidos con representación en la Duma Estatal (el parlamento ruso) incluyen al Partido Comunista de la Federación Rusa, principal fuerza de oposición que promueve la ideología marxista-leninista y socialista; el partido Liberal-Demócrata de Rusia (LDPR) al que se le considera un partido de extrema derecha con tendencias nacionalistas; Rusia Justa, un partido de centroizquierda con ideología socialdemócrata y el partido Gente Nueva, de centroderecha, que promueve ideas liberales.

El panorama filosófico – político en Rusia hoy en día se nutre de dos corrientes principales:

El resurgimiento del conservadurismo y el nacionalismo, que propone la revalorización de la historia rusa, la identidad nacional y los valores tradicionales, en contraposición a las influencias occidentales. Esta corriente, liderada por Aleksandr Duguin es la más influyente.

La filosofía religiosa rusa: La tradición de la filosofía religiosa rusa es muy relevante, con énfasis en la espiritualidad ortodoxa, la comunidad (sobornost) y la búsqueda de un significado trascendente.

A pesar de las tendencias nacionalistas, siguen vigentes una tradición relacionada con las corrientes filosóficas occidentales y otra con los remanentes del comunismo tradicional.

Una cuestión central en la filosofía política rusa actual es la definición de la identidad rusa, su lugar en el mundo y su relación con la cultura y los valores occidentales.

En esta línea, el filósofo político más influyente es, sin duda, Aleksandr Gelyevich Duguin (nacido en Moscú en 1962); filósofo, analista político y estratega cuyas ideas han sido asociadas al fascismo y al nacional bolchevismo. Es conocido como el principal teórico del “neo eurasianismo” que incluye a Rusia, como el centro y líder de esta civilización; Europa Oriental, incluyendo países como Bielorrusia, Bulgaria, República Checa, Hungría, Moldavia, Polonia, Rumanía, Eslovaquia y, de manera muy prominente Ucrania; las naciones de Asia Central, en gran parte ex repúblicas soviéticas, incluyendo países como Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán y el Cáucaso.

Algunos puntos clave sobre Aleksandr Duguin: es el principal exponente de la Cuarta Teoría Política, que busca superar las ideologías del liberalismo, el comunismo y el fascismo, proponiendo una visión basada en la identidad cultural y geopolítica de las civilizaciones, con un fuerte énfasis en el concepto de «ethnos» (nación étnica y cultural). Su pensamiento respecto a Rusia, se caracteriza por un conservadurismo radical, el nacionalismo ruso, el anti occidentalismo y la defensa de un mundo multipolar liderado por grandes bloques civilizatorios.

El Eurasianismo es la piedra angular de su pensamiento geopolítico y postula que Rusia no es simplemente un país europeo, sino una civilización euroasiática distinta, con una misión histórica y geopolítica propia.

Promueve la creación de un bloque euroasiático liderado por Rusia, que contrarreste la influencia de Estados Unidos y Europa Occidental. Este bloque incluiría a los países de la antigua Unión Soviética y otros territorios con afinidades culturales y geopolíticas con Rusia. Propone un orden mundial multipolar, con varios centros de poder civilizatorio (Rusia, China, India, el mundo islámico, América Latina), en contraposición a la unipolaridad estadounidense.

Duguin a menudo presenta la confrontación geopolítica entre Rusia y Occidente como una guerra espiritual, donde Rusia defiende los valores tradicionales y espirituales encarnados en la ortodoxia contra el materialismo y la decadencia occidental

No es el «ideólogo oficial» de Vladímir Putin, pero sus ideas han tenido influencia significativa en la formulación de la política exterior rusa, particularmente en lo que respecta a la visión de Rusia como una potencia civilizatoria y su relación con Ucrania y otros países vecinos.

Su propuesta geopolítica incluye: entregar a Alemania el dominio político sobre la mayoría de los estados protestantes y católicos ubicados en Europa Central y del Este. Animar a Francia a formar un «bloque franco-alemán» con Alemania, basándose en su «tradición antiatlántica». Aislar de Europa al Reino Unido.

Sugiere que Finlandia sea absorbida por Rusia, otorgar un «estatus especial» a Letonia y Lituania dentro de la esfera de Eurasia-Rusia, y un estatus similar para Polonia en la esfera de Europa.

También plantea la unión de los “Países Ortodoxos” bajo el control de Moscú (la Tercera Roma): Rumania, Macedonia, Bosnia y Grecia.

Es importante tener presente que las ideas de Duguin son controvertidas y han sido criticadas por su nacionalismo extremo, su visión del mundo como una lucha constante entre civilizaciones, su rechazo de los valores liberales y las acusaciones de promover el fascismo y la incitación a la violencia.

Duguin y Putin. Entre ambos no hay un consenso absoluto, pero es posible identificar puntos clave de acuerdo:

Ambos comparten un fuerte nacionalismo ruso, un rechazo del orden mundial liderado por Estados Unidos y la idea de Rusia como una civilización única con una misión histórica.

El concepto de «eurasianismo» de Duguin coincide con la idea de Putin de un mundo multipolar donde Rusia sea un centro de poder importante.

Su idea de una confrontación cultural estructural con Occidente también se alinea con la retórica y las acciones de Putin, sin embargo hay que recordar queéste es un líder pragmático que toma decisiones basadas en una variedad de factores, no solo en la ideología.

Melosilla 22 de Junio de 2025

               Fernando Thauby García

   Capitán de Navío, Infantería de Marina (r)

LA ESTRATEGIA NORTEAMERICANA DEL

«REGIME CHANGE» EN MEDIO ORIENTE

La estrategia de «Regime Change» (cambio de régimen) de Estados Unidos se refiere a su política exterior que promueve sus intereses mediante el derrocamiento de gobiernos extranjeros considerados hostiles o desestabilizadores para los intereses estadounidenses. Ha sido una herramienta recurrente en la historia de la política exterior de EE. UU., especialmente en el Medio Oriente.

Aplicación en Medio Oriente

La estrategia de «Regime Change» por parte de Estados Unidos, es una herramienta utilizada de manera sistemática, aunque con diferentes intensidades y modalidades según el contexto geopolítico.

Tiene un patrón histórico. Desde antes de la Guerra Fría, Estados Unidos ha intervenido en los asuntos internos de otros países para influir en la composición de sus gobiernos mediante el apoyo a golpes de estado, financiamiento de grupos de oposición, campañas de desinformación, presiones económicas e intervenciones militares directas, que muestran un patrón consistente.

Las justificaciones para estas acciones han evolucionado, pero a en general se refieren a la “seguridad nacional de EE. UU”., la promoción de la democracia (a veces de forma selectiva), la lucha contra el comunismo, el terrorismo o la inestabilidad regional, y la protección de intereses económicos o geopolíticos. La persistencia de estas justificaciones, aunque cambien de nombre, evidencian una estrategia subyacente.

A lo largo de las décadas, diversas doctrinas de política exterior estadounidense (como la Doctrina Truman, la Doctrina Reagan o la Doctrina Bush) han proporcionado marcos teóricos justificativos que de la ejecución de «cambios de régimen» como una herramienta legítima para alcanzar objetivos estratégicos.

La aplicación del «Regime Change» no se limita a la intervención militar. Se ha manifestado a través de una amplia gama de herramientas, desde las operaciones encubiertas de la CIA hasta sanciones económicas, diplomacia coercitiva y la promoción de insurrecciones o movimientos de oposición. La existencia de un arsenal tan diverso de herramientas indica que no es una reacción improvisada, sino una capacidad desarrollada y mantenida.

Si bien cada administración presidencial puede tener un enfoque particular y prioridades diferentes, la idea de influir en los regímenes extranjeros ha sido persistente en la política exterior estadounidense, adaptándose a las circunstancias del momento.

Aunque no todas las administraciones recurren al «Regime Change» con la misma frecuencia o de la misma manera, la capacidad y la disposición para emplear esta herramienta, sumado a un historial tan extenso de intervenciones, sugieren que es una política intrínseca y sistemática en el repertorio de la política exterior estadounidense, utilizada cuando se considera necesario para proteger o promover sus intereses globales.

EJEMPLOS DESTACADOS EN MEDIO ORIENTE:

La aplicación de esta estrategia en Medio Oriente ha sido variada y ha tenido diferentes justificaciones a lo largo del tiempo:

Una de las principales motivaciones ha sido el control de los recursos petroleros de la región. Esto ha llevado a alianzas con regímenes pro-estadounidenses y a la desestabilización de aquellos percibidos como una amenaza para estos intereses. El apoyo incondicional a Israel ha sido un pilar de la política exterior estadounidense en la región, determinando qué regímenes deben ser apoyados o derrocados.

Especialmente después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, la lucha contra el terrorismo se convirtió en una justificación central para intervenciones y cambios de régimen. La administración de George W. Bush acuñó el término «Eje del Mal» para referirse a países como Irak, Irán y Corea del Norte, argumentando que sus regímenes debían ser cambiados para evitar futuros ataques.

En algunos casos, se ha argumentado que el cambio de régimen buscaba promover la democracia y los derechos humanos, aunque esta justificación ha sido a menudo criticada por su selectividad y por los resultados contradictorios.

Irán (1953): Uno de los primeros y más claros ejemplos de «Regime Change» encubierto. La CIA y el MI6 británico orquestaron un golpe de Estado para derrocar al primer ministro Mohammad Mosaddegh, quien había nacionalizado la industria petrolera iraní, y restaurar el poder del Sha Mohammad Reza Pahlavi, un aliado de Occidente. Concluyó con el derrocamiento del Sha y el regreso de los Ayatolas.

Irak (2003): La invasión de Irak y el derrocamiento de Saddam Hussein son el ejemplo más notorio de «Regime Change» en la era post-11 de septiembre. La justificación oficial fue la posesión de armas de destrucción masiva y sus vínculos con Al-Qaeda, que luego resultaron ser falsos. El objetivo era derrocar a Sadam Hussein para establecer en Irak una democracia amiga que sirviera como modelo para la región. Fue un fracaso espectacular y terminó en una anarquía feroz.

Siria (a partir de 2011): Durante la guerra civil siria, Estados Unidos apoyó a grupos de oposición y buscó el derrocamiento del régimen de Bashar al-Assad. No pudo hacerlo y concluyó en el reemplazo de al-Assad por un dirigente ex – terrorista y antinorteamericano.

Libia (2011): Aunque no es un país del Medio Oriente en sentido estricto, la intervención de la OTAN, con un fuerte impulso de Estados Unidos, llevó al derrocamiento de Muammar Gaddafi en Libia, con el objetivo de proteger a los civiles y, de facto, facilitar un cambio de régimen. Libio terminó sumida en la anarquía y la guerra civil que continúa hasta hoy.

Afganistán (2001 al 2021): La intervención de Estados Unidos en Afganistán a partir de 2001 definitivamente cae en la categoría de «Regime Change».El objetivo inicial y directo de la invasión liderada por EE. UU. en octubre de 2001 (hasta 2019) fue derrocar al régimen talibán que gobernaba Afganistán y que habían dado refugio a Al-Qaeda, la organización responsable de los ataques del 11 de septiembre. Tras el derrocamiento de los talibanes, Estados Unidos y sus aliados instalaron un gobierno interino, liderado por Hamid Karzai, y luego apoyaron la creación de un sistema político y una constitución completamente nuevos. El objetivo era establecer un gobierno pro-occidental y más democrático.La intervención se transformó rápidamente en un proyecto de más largo plazo para transformar la sociedad y la política afgana, con la esperanza de crear un país que se alineara con los intereses occidentales. Concluyó con la huida de las fuerzas norteamericanas, 19 años después.

RESULTADOS Y CRÍTICAS

Los resultados de la estrategia de «Regime Change» en Medio Oriente han sido estados fallidos o caos; el derrocamiento de regímenes autoritarios llevó a la desestabilización de los países, la proliferación de grupos extremistas y guerras civiles, como se ha visto en Irán, Irak, Libia, Siria y Afganistán.

En resumen, la estrategia de «Regime Change» ha sido motivada por diversos intereses geopolíticos y de seguridad de los EEUU y su aplicación en el Medio Oriente ha demostrado ser ineficaz y contraproducente.

La actual intervención norteamericana en Irán -con la mano de Israel- para intentar la destrucción del régimen actual y su reemplazo por fuerzas políticas aun inexistentes, no parecen prometer mejores resultados. El evento es aún más peligroso dada la existencia -real o potencial- de armas nucleares en manos de, al menos, dos de los tres actores involucrados y la ubicación del conflicto en un lugar geográfico extremadamente volátil.

Melosilla, 18 de Junio de 2026

          Fernando Thauby García

Capitán de Navío Infantería de Marina (r)

¿FIN DEL “ORDEN MUNDIAL BASADO EN REGLAS”?

El término «sistema internacional basado en reglas» se refiere a un ordenamiento económico y financiero global basado en un conjunto de normas, principios e instituciones que buscan regular las interacciones entre los Estados y otros actores internacionales, con el fin de promover la paz, la estabilidad, la cooperación y el desarrollo. En esencia, se opone a un escenario donde prevalece la «ley del más fuerte».

Este sistema tiene sus raíces en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial y fue implantado por Estados Unidos y sus aliados occidentales, con el propósito de construir un orden económico liberal predecible y estable.

Los hitos y actores claves en su desarrollo fueron (1) la creación de las Naciones Unidas (ONU en 1945); un organismo central para la cooperación internacional y la resolución pacífica de conflictos, basado en principios de soberanía, igualdad y no injerencia; (2) el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (Bretton Woods) en 1944), para regular el sistema financiero y monetario internacional y promover la reconstrucción y el desarrollo económico. (3) el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) y posteriormente la Organización Mundial del Comercio (OMC): para fomentar el libre comercio y reducir las barreras comerciales. (4) desarrollo del Derecho Internacional a través de tratados, convenciones y la jurisprudencia de tribunales internacionales (la Corte Internacional de Justicia).

Este «orden liberal internacional» se ha caracterizado por promover el liberalismo económico (libre comercio, mercados abiertos) y, en cierta medida, la democracia liberal y los derechos humanos, en la actualidad el “sistema internacional regido por reglas” sigue existiendo, pero enfrenta importantes desafíos y cuestionamientos:

  • Ascenso de nuevas potencias: países como China y Rusia, que no participaron en su configuración inicial, cuestionan su hegemonía y proponen un orden más «multipolar» que refleje una distribución de poder más equitativa.
  • Nacionalismos y populismos: Se observa una tendencia a priorizar los intereses nacionales por encima de la cooperación internacional y los acuerdos multilaterales.
  • Crisis de las instituciones existentes: La eficacia y representatividad de algunas organizaciones internacionales son puestas en duda.
  • Uso selectivo de las reglas: las potencias que impulsaron el sistema a veces lo interpretan o aplican de manera arbitraria o para sus propios intereses. La llegada de Trump al gobierno de los EEUU ha llevado esta tendencia al extremo.
  • Nuevos desafíos globales: El cambio climático, las pandemias, los ciberataques y otros problemas transnacionales requieren una cooperación global que el sistema actual no aborda de manera efectiva.

Parece claro que sus fundamentos y muchas de sus instituciones persisten, pero están en renegociación y cuestionamiento.

La «Trampa de Kindleberger» es un concepto geopolítico y económico que postula que la estabilidad global (de seguridad, económica y financiera) depende de la existencia de una potencia hegemónica dispuesta y capaz de proporcionar bienes públicos globales. Estos «bienes públicos» se refieren a aquellos valorados por la comunidad internacional y que, por su naturaleza, no podrían ser provistos por los Estados individuales sin la existencia y acción de un líder. Ejemplos de estos bienes públicos globales incluyen: mercados abiertos, préstamos anticíclicos o estables a largo plazo, vigilancia de la estabilidad de los tipos de cambio, coordinación de políticas macroeconómicas y actuar como prestamista de última instancia para evitar quiebras financieras a gran escala que podrían desestabilizar el sistema internacional.

Kindleberger desarrolló esta idea al analizar la Gran Depresión de la década de 1930. Argumentó que la inestabilidad y el colapso económico de esa época se debieron, en gran parte, a la falta de un líder global que asumiera estas responsabilidades. Tras la Primera Guerra Mundial, el Reino Unido ya no era capaz de hacerlo y Estados Unidos, no estaba dispuesto a asumir plenamente ese rol debido a su tendencia aislacionista. Esta «falta de liderazgo» o «vacío de poder» dejó al sistema internacional sin los bienes públicos necesarios para su estabilidad.

El concepto de la Trampa de Kindleberger cobra relevancia en la actualidad en el contexto de la rivalidad entre Estados Unidos y China.

Mientras la «Trampa de Tucídides» apunta al peligro de guerra que surge cuando una potencia emergente amenaza con desplazar a una potencia establecida, la «Trampa de Kindleberger» se centra en el riesgo de inestabilidad y caos global cuando ninguna de las potencias dominantes (o emergentes) está dispuesta o es capaz de asumir la responsabilidad de proporcionar los bienes públicos globales.

En el escenario actual, la preocupación es que si Estados Unidos, como potencia hegemónica tradicional, retrocede en su papel de proveedor de bienes públicos globales y China, como potencia emergente, no está dispuesta o no es capaz de asumir ese rol (o solo lo hace de manera selectiva o para sus propios intereses), el resultado podría ser una mayor inestabilidad económica y política a nivel mundial.

El “Orden mundial basado en reglas” parece tambalearse y la volatilidad del gobierno de Trump contribuye alegremente.

          Melosillas 16 de Junio de 2025

              Fernando Thauby García

    Capitán de Navío, Infantería de Marina (r)