Archivo por meses: julio 2025

PENSAMIENTO POLÍTICO CHINO MODERNO

(PARTIDO COMUNISTA DE CHINA – PCCH)

El pensamiento político del PCCh, si bien se basa en el marxismo-leninismo, también incorpora y reinterpreta ideas tradicionales chinas:

Centralización del poder: Heredero del legalismo y la tradición imperial, el PCCh mantiene un control centralizado y unipartidista, priorizando la estabilidad y el orden por sobre la democracia multipartidista.

Desarrollo económico y estabilidad social: El PCCh prioriza el desarrollo económico como motor de la estabilidad social y la legitimidad del gobierno.

«Socialismo con características chinas»: Adaptación del socialismo a la realidad china, permitiendo un desarrollo económico de mercado bajo el control del partido.

«Comunidad con un futuro compartido para la humanidad»: Visión de política exterior, promovida por Xi Jinping, que busca un orden internacional multipolar y bajo el liderazgo chino, redefiniendo el papel de China en el mundo.

Pensamiento de los Disidentes Chinos, a menudo silenciados y perseguidos, abarcan un espectro diverso de ideas, pero en general tienden a buscar:

Derechos humanos y libertades individuales: Muchos disidentes abogan por los derechos humanos universales, la libertad de expresión, de prensa, de reunión y de religión, valores fundamentales en el pensamiento político occidental liberal.

Democracia y pluralismo político: Aspiran a un sistema político más abierto, con elecciones libres, división de poderes y participación ciudadana, en línea con los modelos democráticos occidentales.

Estado de derecho: Demandan un sistema legal transparente y justo que limite el poder del Estado y proteja a los ciudadanos.

Fin de la censura: Luchan contra la «Gran Muralla Digital» y la restricción de información, buscando un mayor acceso a las ideas globales.

Algunos disidentes, como Li Shenzhi, han intentado encontrar compatibilidad entre el confucianismo y la democracia, interpretando la «armonía» confuciana como la suma de diferencias y no como uniformidad, lo que se asemeja a la idea occidental de pluralismo.

Compatibilidad con el Pensamiento Político Occidental

La compatibilidad es limitada y compleja. Las diferencias fundamentales radican en la concepción del individuo, el papel del Estado y la organización del poder:

Conflictos de valores: La primacía del colectivo y la autoridad del Estado en China chocan con el individualismo, la democracia liberal y los derechos humanos universales promovidos por Occidente

Competencia geopolítica: Las crecientes ambiciones globales de China y su modelo político no democrático son percibidas como un desafío al orden internacional liberal liderado por Occidente.

Áreas de cooperación limitada: A pesar de las diferencias, existen áreas donde puede haber cooperación pragmática (ej. cambio climático, comercio, estabilidad económica), pero las tensiones ideológicas y de valores persisten.

Los Disidentes Chinos y Occidente:

Existe una mayor compatibilidad, ya que gran parte del pensamiento disidente chino se nutre de los ideales democráticos liberales y de los derechos humanos arraigados en el pensamiento occidental.

Valores compartidos: La búsqueda de la democracia, la libertad individual, el estado de derecho y los derechos humanos son puntos de convergencia claros entre los disidentes chinos y el pensamiento occidental.

Influencia recíproca: Muchos intelectuales chinos han sido educados en Occidente, lo que ha facilitado la asimilación de valores y teorías políticas occidentales.

Apoyo y solidaridad: Gobiernos y organizaciones occidentales a menudo expresan su apoyo a los disidentes chinos, aunque este apoyo rara vez se traduce en cambios sustanciales debido a la naturaleza autoritaria del régimen chino.

En resumen, mientras que el pensamiento político oficial del PCCh presenta desafíos significativos en su compatibilidad con los valores políticos occidentales, el pensamiento de los disidentes chinos a coincide con los principios democráticos y de derechos humanos, son pilares del pensamiento político occidental.

La interacción entre estas diferentes corrientes ideológicas moldeará el futuro de China y sus relaciones con el mundo.

Melosilla, 25 de Julio de 2025

         Fernando Thauby García

    Capitán de Navío, Infantería de Marina (r)

EL GENOCIDIO DE “LA VANDÉE”

La “Revolución Francesa” incluyó la abolición de la monarquía absoluta y del Antiguo Régimen, el establecimiento de la República y proclamó, en 1789, la carta de Derechos del Hombre y del Ciudadano. La Declaración consta de 17 artículos que consagran una serie de derechos y principios fundamentales. Los dos primeros son los cimientos de los 15 siguientes.

1.- Libertad e Igualdad: «Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos.

2.- Derechos Naturales e Imprescriptibles: Dos de ellos son: Seguridad: el derecho a estar protegido contra la arbitrariedad. Resistencia a la opresión: el derecho a levantarse contra un gobierno tiránico.

La Vendée es una región en el oeste de Francia que, entre 1793 y 1796, – recién aprobada la declaración “Derechos del Hombre y del Ciudadano” -, fue escenario de un brutal genocidio.

Los campesinos y una parte de la nobleza local, mayoritariamente católicos y monárquicos, se levantaron en armas contra el gobierno revolucionario de París. Las causas del levantamiento fueron:

– Levas masivas: La decisión de la Convención Nacional de reclutar 300.000 hombres para el ejército. Los campesinos se negaron a unirse a un ejército que percibían como hostil a sus tradiciones y fe.

– Persecución religiosa: Las medidas anticlericales de la Revolución, generaron un intenso resentimiento en una región profundamente católica.

– Oposición a la Revolución en general: Muchos vendeanos no veían con buenos ojos los cambios radicales impulsados por la Revolución, la ejecución del rey Luis XVI y la imposición de un nuevo orden social y político.

La represión del gobierno revolucionario fue extremadamente dura. Se enviaron «Columnas Infernales» al mando de generales como Louis Marie Turreau, con órdenes de aplastar la rebelión y «exterminar» a los rebeldes. Los testimonios de la época y la investigación histórica posterior han revelado que hubo:

– Masacres de civiles: Se produjeron matanzas indiscriminadas de hombres, mujeres y niños, incluso después que la resistencia armada organizada había cesado.

– Destrucción de la región: Pueblos enteros fueron incendiados, cosechas destruidas y se despojó a la región de su capacidad para sostener la rebelión.

– «Ahogamientos» masivos: En Nantes, el general Jean-Baptiste Carrier ideó «matrimonios republicanos» donde ataba a hombres y mujeres juntos y los ahogaba en el río Loira.

Historiadores como Reynald Secher, y pensadores como Aleksandr Solzhenitsyn, sostienen que las acciones de la Convención Nacional y sus generales en La Vendée cumplen con la definición de genocidio. Argumentan que hubo una intención explícita de «exterminar» a los vendeanos como un grupo social (contrarrevolucionarios, católicos, realistas) y destruir su forma de vida.

Otros historiadores franceses, si bien no niegan la brutalidad y las atrocidades cometidas, son reacios a utilizar el término «genocidio». Argumentan que la Convención luchaba contra una rebelión interna en un contexto de guerra civil y amenazas externas, y su objetivo principal era restaurar el orden y la autoridad y que las masacres, aunque atroces, pueden ser vistas como excesos de una guerra civil brutal, más que como una política sistemática de exterminio total de un grupo definido como tal por la ideología revolucionaria.

Hasta hoy el Gobierno Francés y los políticos e ideólogos se han negado a reconocer esa masacre como genocidio por parte del Estado francés, sigue siendo un tema sensible y la «Guerra de La Vendée» es un capítulo oscuro y brutal de la Revolución Francesa. Es innegable que se trató de una de las masacres más sangrientas de la era moderna, con un profundo impacto en la memoria histórica de Francia.

Es difícil estimar el número total de pérdidas de vidas humanas durante la Revolución Francesa. Se sitúa en un rango de entre 3.5 y 7 millones de personas o más.

1. Revolución Francesa (excluyendo La Vendée y Guerras Napoleónicas directas), alrededor de 45.000 personas fueron ejecutadas durante el período del Terror. Muertes en prisiones debido a inanición, enfermedades o asesinatos, aproximadamente 11.000.

2. Genocidio de La Vendée murieron entre 170.000 y 200.000. Esto incluye tanto combatientes como un gran número de civiles, lo que ha llevado a que sea calificado como el primer genocidio moderno.

3. Guerras Napoleónicas:

Francia: Se estima que Francia perdió entre 800.000 y 1 millón de hombres (militares) durante las Guerras Napoleónicas. Aliados y otros países europeos: alrededor de 2 millones de muertos. Civiles: Las muertes de civiles durante las Guerras Napoleónicas fueron entre 215.000 y 375.000 para Francia.

Así nació la democracia popular. Con la mentira de los Derechos del Hombre y de los Ciudadanos, el genocidio de La Vandee y la matanza Napoleónica; alcanzó su climax con la Revolución Soviética y los Gulag y se universalizó con los asesinos caribeños y su Paredón.

Y continúa hasta hoy, sin tregua.

Melosilla 23 de Julio de 2025

                  Fernando Thauby García

  Capitán de Navío, Infantería de Marina (r)

14 DE JULIO. ¿QUÉ CELEBRAN LOS FRANCESES?

¿Era necesaria la revolución francesa?

La Gloriosa Revolución Británica (1688) y la Revolución Francesa (1789) son dos hitos fundamentales en la historia europea, que si bien comparten el objetivo de limitar el poder monárquico, presentan profundas diferencias en sus causas, desarrollo y consecuencias.

La Gloriosa Revolución, buscó el establecimiento de una monarquía parlamentaria, mientras que en la Revolución Francesa, que en un inicio planteó una monarquía constitucional, terminó con su abolición total y el establecimiento de una república.

La Gloriosa Revolución, por su parte, fue un cambio de régimen relativamente pacífico y negociado. Se le llama «Gloriosa» precisamente porque se evitó una guerra civil a gran escala. Fue más bien un golpe de estado incruento que se logró a través de un acuerdo entre el Parlamento (dominado por la nobleza y la burguesía) y Guillermo de Orange, quien fue invitado a tomar el trono, mientras la Revolución Francesa fue un proceso muy violento, radical y prolongado que implicó una guerra civil, la ejecución del rey Luis XVI y la reina María Antonieta, y un período de represión conocido como el “El Terror». Fue una revolución «desde abajo», impulsada y dirigida por la burguesía ideologizada y ambiciosa que lanzó a las calles a las turbas descontentas y en extremo violentas.

Las causas principales de la Gloriosa Revolución fueron de índole religiosa y política. El rey Jacobo II, católico, intentó imponer el catolicismo en un país mayoritariamente protestante y gobernó de manera absolutista, disolviendo el Parlamento y favoreciendo a los católicos en puestos clave. El nacimiento de un heredero católico fue la gota que colmó el vaso, ya que se temía el establecimiento de una dinastía católica y absolutista.

Concluyó con el fortalecimiento de la burguesía, el desarrollo del sistema financiero (creación del Banco de Inglaterra) y el establecimiento de una monarquía parlamentaria y constitucional en que el poder del rey quedó limitado por la ley y el Parlamento. La promulgación de la Declaración de Derechos (Bill of Rights) de 1689, garantizó derechos individuales y sentó las bases para el desarrollo del parlamentarismo y la democracia liberal. Fue un cambio evolutivo que preservó gran parte de las instituciones existentes.

Las causas de la Revolución Francesa fueron más complejas y la causa detonante fueron la crisis económica y financiera: grandes deudas por su apoyo a la guerra de independencia norteamericana, malas cosechas y altos precios de los alimentos. Un sistema estamental rígido donde la nobleza y el clero gozaban de privilegios y exenciones y los burgueses soportaba la carga impositiva, y lo más relevante, las ideologías de intelectuales que prometían libertad, igualdad y derechos individuales desorbitados, imposibles e insustentables.

La toma de la Bastilla, dio inicio a “los días de gloria” que canta La Marsellesa. La Bastilla era una fortaleza medieval en París que se utilizaba como prisión estatal, que al momento de su toma solo albergaba a unos pocos presos comunes que la propaganda burguesa presentaba como “presos políticos”. Había sido convertida en un poderoso símbolo de la opresión, la tiranía y el poder absoluto de la monarquía francesa y fue tomada por una turba, compuesta principalmente por ciudadanos comunes de París, dirigidos por agitadores políticos y burgueses, en un acto de desafío directo al rey Luis XVI y a la monarquía.

Dió inicio a la “Revolución Francesa” que incluyó la abolición de la monarquía absoluta y del Antiguo Régimen, el establecimiento de la República y la proclamación de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Fue un período de inestabilidad política y violencia extrema, difícil de describir y casi imposible de entender, que culminó con el ascenso de Napoleón Bonaparte como Emperador.

Su impacto ideológico y político fue inmenso en Europa y el mundo, inspirando otras revoluciones y movimientos liberales y nacionalistas.

Fue un cambio radical que buscó una ruptura total con el pasado.

En resumen, mientras la «Gloriosa Revolución» fue un acuerdo de élites para limitar el poder real y consolidar un sistema parlamentario, la “Revolución Francesa” fue una explosión social masiva que buscó una transformación radical de todas las estructuras políticas, sociales y económicas, marcando el fin del Antiguo Régimen en Europa continental que concluyó con La Restauración con Luis XVIII: Rey de Francia.

Tuvo costos humanos y económicos desorbitados: especialmente durante el Terror, causó cientos de miles de muertes (por ejecuciones, guerras, hambruna y genocidio), devastó la economía y sumió a Francia en un periodo de inestabilidad y guerras constantes que durarían décadas. Algunos argumentan que los objetivos de igualdad y modernización podrían haberse logrado con un coste mucho menor, a través de reformas y transiciones más pacíficas.

A pesar de sus ideales iniciales, la Revolución llevó a la dictadura napoleónica y a un ciclo de restauraciones monárquicas y revoluciones a lo largo del siglo XIX. Los objetivos de libertad y estabilidad no se consolidaron de inmediato y que el camino tomado fue excesivamente disruptivo para los resultados obtenidos a corto y mediano plazo.

La Revolución no solo abolió lo obsoleto, sino que también destruyó instituciones y tradiciones que tenían valor y podrían haberse reformado en lugar de eliminarse por completo, contribuyendo a la anomia y desorden social.

En conclusión, mientras que las condiciones del Antiguo Régimen hacían necesario algún tipo de cambio significativo, la interacción de las crisis estructurales con decisiones humanas excesivas, moldearon su desarrollo. Es un recordatorio de que la historia no sigue un guion preestablecido y que las alternativas siempre existen, aunque no siempre se tomen.

Todo indica que Francia podía y tenía la capacidad para “mas”, y que se contentó con un caos de terrorismo y violencia que, por alguna razón, aun se sigue celebrando y dividiendo a sus ciudadanos.

Melosilla, 15 de Julio de 2025

             Fernando Thauby García

Capitán de Navío Infantería de Marina (r)