En forma muy similar a la Guerra del Yom Kipur, el gobierno de Israel y todo su aparato de inteligencia fue sorprendido por el ataque de Hamas el día 7 de octubre de 2023, dando inicio a una guerra extraordinariamente sangrienta y alejada de las convenciones aceptadas entre estados civilizados.
Hamas se identifica como un grupo islamista y yihadista, en competencia con otros grupos como la Yihad Islámica Palestina, y su ataque tenía un triple objetivo: desmontar el mito de la invulnerabilidad del Estado de Israel; volver a situar la cuestión Palestina en la agenda política internacional, y provocar una respuesta desproporcionada que indignara a la comunidad internacional.
La magnitud de la sorpresa y los gruesos fallos de la seguridad israelí en las localidades cercanas a la frontera norte entre Gaza e Israel fue una sorpresa para todo el mundo y en especial para su mando político, militar y de inteligencia que no atinó a reaccionar hasta pasadas varias horas del inicio del ataque.
El 7 de octubre, -al día siguiente del cincuenta aniversario de la guerra de Yom Kipur-, grupos armados de milicianos palestinos, principalmente de Hamás y de la Yihad Islámica Palestina, lanzaron un ataque que comenzó con una andanada de cohetes y siguió con un ataque coordinado de comandos contra numerosas bases militares y localidades fronterizas. Israel respondió poco después con una de las campañas de bombardeos más destructivas de la historia moderna e invadió la Franja de Gaza el 27 de octubre. El primer día de la guerra fue el más mortífero en la historia de Israel, y la guerra, la más mortífera de la historia para los palestinos.
El ataque palestino significó la primera vez en la historia en que Israel perdió el control de parte de su territorio durante un periodo prolongado de tiempo, durante el cual los palestinos capturaron a un total de 251personas -que permanecieron 738 días como rehenes- y mataron a 695 civiles israelíes (incluidos 36 menores de edad), 71 civiles extranjeros y 373 soldados y policías.
Todo esto llevó al Gobierno de Israel a declarar el estado de guerra por primera vez desde la guerra de Yom Kipur en 1973 y a dar inicio a una devastadora campaña de bombardeos, que junto a la invasión terrestre de la Franja de Gaza causó, aproximadamente, 65.000 bajas palestinas en su gran mayoría civiles, incluyendo un número importante de niños.
Human Rights Watch denunció que tanto el ataque deliberado contra civiles, los bombardeos indiscriminados y la toma de civiles como rehenes constituian crímenes de guerra, según el derecho internacional humanitario.
Parece evidente que la sorpresa, el enorme fallo de la seguridad israelí y la magnitud de los daños justificaban una respuesta dura, las primeras declaraciones de ese gobierno señalaban que era la oportunidad par poner fin al “problema de Gaza”. La reacción inicial de Trump hablaba de una construcción de un “resort de lujo” en la costa mediterránea, incluso menciona su experiencia inmobiliaria. Netanyahu señaló la necesidad de desplazar a los habitantes palestinos hacia otro lugar. El horror mundial tapaba todo, y comenzaron los bombardeos, y los túneles excavados por Hamas mostraron su magnitud y utilidad.
La opinión pública europea poco a poco comenzó a mostrar su rechazo y horror, el espanto alcanzó a la juventud norteamericana, la prensa comenzó a señalar la desproporción y la brutalidad de la represalia.
En EEUU mucha gente, incluidos republicanos, comenzaron a cuestionar el apoyo incondicional de Trump. Las universidades albergaron manifestaciones y protestas, las redes sociales mostraron algunos detalles brutales. Comenzó el cuestionamiento al gobierno de Trump. Surgieron preguntas respecto a la magnitud que el lobby israelí ejercía sobre el sistema político norteamericano.
La capacidad de respuesta de Irán y la expansión de los ataques a ese país, la creciente “nuclerización” de las amenazas, la presencia de actores como Turquía, Arabia Saudita, Corea del Norte. Egipto y China y sobre todo la creciente efectividad mostrada por los drones, los cohetes balísticos y luego los misiles de gran tamaño que redujeron la efectividad del control del aire ejercida tradicionalmente por el estado judío, fueron cambiando el equilibrio de fuerzas hasta poner a Israel en una posición crecientemente compleja.
Súbitamente Israel se vio una condición que nunca antes había experimentado: el enojo y el rechazo de la opinión pública propia y europea, la rabia de los electores de Trump por los crecientes costos económicos del apoyo político incondicional a Israel, por la soberbia de Netanyahu y su gobierno y la frustración de los propios ciudadanos israelíes ante una guerra crecientemente impopular, sangrienta e inútil que ahora incluía bajas y destrucción de sus propias ciudades.
Trump sintió la ira de sus socios petroleros árabes, la vietnamización de la opinión pública local y mundial, la mayor y mas eficaz presencia china en la escena mundial, el trato soberbio de Natenyahu hacia su augusta persona y los costos económicos de un apoyo económico inmenso y que se prolongaba ya por dos años, a un país crecientemente antipático para muchos de ellos.
La magnitud de la derrota moral y política de Trump, Netanyahu, del lobby israelí en EEUU y de la extrema derecha de Israel se puede apreciar en que la aceptación de que la existencia de un estado palestino es, al término de las hostilidades, parte inevitable de la solución del problema.
Israel se encuentra en una situación complicada: creciente emigración del estrato ciudadano más educado y productivo de su economía, pérdida de la legitimidad de su causa, apoyo creciente a los palestinos, moral ciudadana muy golpeada, pérdida eventualmente temporal de su arma tradicionalmente mas potente, el control total del aire en Medio Oriente y la ingreso (o regreso) de actores estratégicos de la talla se China, Rusia, Irán, Turquía, Egipto, Emiratos Árabes y Arabia Saudita.
Todo esto mientras Donald Trump y Xi Yin Ping se preparan y esperan el momento para abordar, en Indo Pacífico, sus diferencias irreconciliables.
Creo que Israel podría dejar de existir, dentro de la semana siguiente a que China imponga al mundo -con una sonrisa en el rostro- sus reglas del juego.
Viña del Mar, 14 de octubre de 2025
Fernando Thauby García
Capitán de Navío Infantería de Marina (r)