LA SONRISA DE LA GIOCONDA Y LA DE XI JINPING

La sonrisa es una expresión facial humana universal que puede  expresar alegría, felicidad y otros sentimientos complejos. Es una  herramienta para la comunicación social y tiene beneficios  significativos al liberar endorfinas y reducir el estrés.

La sonrisa es un lenguaje común en todo el mundo, aunque su  significado puede variar según la cultura. Puede indicar felicidad, pero  también puede usarse para ocultar o para expresar tensión,  sentimientos e incomodidad.

La sonrisa de la Gioconda es una técnica del artista Leonardo da Vinci  llamada «sfumato» que crea una ilusión óptica. Esta ilusión hace que la  sonrisa parezca más visible cuando se mira el cuadro de forma  periférica, pero se desvanece al enfocar directamente los labios. Esto  la convierte en una de las sonrisas más enigmáticas y famosas del  arte, ya que su percepción cambia según el punto de vista del  espectador.

El uso del “sfumato”, que difumina los contornos y las líneas, es clave  para la ilusión. Crea el efecto de una «sonrisa inalcanzable» que  aparece y desaparece dependiendo de cómo se mire el cuadro. En  este caso, la ambigüedad de la sonrisa de la Gioconda muestra una  expresión sutil o enigmática.

He tenido la ocasión de estar dos veces en presencia de la Gioconda,  su sonrisa me transmitió un sentimiento antes desconocido para mí:  benevolencia, un cierto sarcasmo y la sensación de que ella sabía  algo que yo ignoraba.

Por su parte, la semi sonrisa permanente de Xi Jingping también me  habla. Me dice que él encabeza a zhong, al Imperio del Centro o  Imperio Medio y a guó, sus habitantes, su nación, lo más grande y  representativo de la humanidad. No desde hace poco, sino desde y  para siempre. No es el primero en tener tan alta idea de sí mismo, de  su estado y de su nación. Pero entendámonos, él lo cree, sincera y  profundamente, tiene títulos y argumentos para ello y se comporta en  consecuencia.

Xi se declara ateo y parece serlo, pero me parece que el  confusionismo y el pragmatismo impregnan su personalidad.

El confucianismo se centra en la importancia de las virtudes, las  relaciones jerárquicas, la piedad filial y el respeto por la tradición,  promoviendo la idea de que el orden social se logra a través del  perfeccionamiento individual mediante ciertas virtudes capitales:  humanidad, bondad y compasión; rectitud, justicia e  integridad. Decoro, rituales y buenas maneras. Sabiduría y  conocimiento. Honestidad y sinceridad, Jerarquía y rol social.

Sin embargo, para Xi al igual que en todos los líderes del Imperio del  Centro, estas excelentes virtudes esta moduladas o encuadradas en  las necesidades, conveniencias y violencia de la realidad política,  económica y de ambición personal que viven los aspirantes a liderar  en un mundo dominado -desde el siglo XVII- cruel y brutalmente por  los ANG MO, los “demonios rojos”, expresión derivada de los rubicunda  apariencia de los europeos del norte y aplicada a todos los  “occidentales”, incluyendo a los dirigentes y empresarios de países  pequeños y bárbaros como nosotros, a los que se puede engatusar  con facilidad, engañar como a niños tontos y doblegar apelando a sus  inmoralidad y codicia consubstancial.

Xi sabe algo que nosotros ignoramos, se conocen a sí mismos y nos  conocen a nosotros. Saben que la supremacía occidental es solo un  pequeño y breve tropiezo en el cual los bárbaros, los mal olientes,  ignorantes y brutales salvajes, controlaron y explotaron la debilidad  momentánea del Imperio Central y que llegó el momento de la lógica,  en que su superioridad moral, social y cultural debe hacerse cargo del  circo en que los salvajes, bajo la inspiración de Trump, han  transformado al mundo.

Por eso, Xi Jingping, como la Gioconda, sonríe con serenidad y calma.

Viña del Mar, 15 de Octubre de 2025

         Fernando Thauby García

 Capitán de Navío, Infantería de Marina (r)