LA IDEOLOGÍA COMO POLÍTICA EXTERIOR Y DE DEFENSA

En una entrevista publicada en la revista Punto Final Nº 771 (http://www.puntofinal.cl/771/robledo771.php) del año 2012 el actual subsecretario de Defensa, Marcos Robledo, hace un análisis crítico de las políticas exterior y de defensa de Chile. Algunas afirmaciones como la existencia de una fuerte tradición pragmática, inspirada principalmente por Andrés Bello, influyó en una política internacional continental basada en la defensa de la soberanía, estimulada por el peligro de las intervenciones norteamericanas y también por la búsqueda de soluciones pacíficas a los conflictos.

  • Durante el siglo XX coexistieron las tendencias a la colaboración con la posición conservadora, que no eludía una eventual solución militar.
  • Fue muy importante la década de 1960 para la integración latinoamericana. En Chile, el gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva impulsó el Pacto Andino. Y el gobierno de Salvador Allende desplegó una amplia política latinoamericana, además del acercamiento a los países no alineados.
  • Luego de la dictadura militar, en los años 1990, se abrió una nueva etapa en la política exterior y en el plano de la defensa. Rasgos principales eran la idea de que las FF.AA. deben ser un instrumento estatal y no ideológico
  • En América Latina ha sido al revés. Son muy pocos los conflictos internacionales y en cambio hay alto nivel de conflictos internos con participación de las FF.AA
  • Una de las cuestiones asociadas es que las FF.AA. son instituciones estatales y no políticas, y que la defensa corresponde al Estado. Por lo tanto, la política de defensa es expresión del Estado y no de criterios partidistas o particulares.
  • También carece de una propuesta renovada de política de cooperación en materia de defensa de largo plazo en el ámbito vecinal y sudamericano, el que, junto a las operaciones de paz, debería ser eje ordenador de la política de Defensa nacional. Así, mientras en la región el debate entre los miembros de UNASUR evoluciona aceleradamente y comienza a decantar la idea de la creación de una comunidad de seguridad como consecuencia de la larga paz sudamericana, la ENSD

Veamos los hechos:

–       Parece evidente que para los estados con proyección regional e insertos en un contexto internacional que no solo no controlan sino que ni siquiera influyen, una “política internacional continental basada en la defensa de la soberanía, estimulada por el peligro de las intervenciones norteamericanas y también por la búsqueda de soluciones pacíficas a los conflictos” es la mejor sino la única opción razonable y efectiva. Desde otra perspectiva: la amenaza de intervención norteamericana es cierta, pero se produce principalmente en su faceta política y no militar, salvo que las acciones nacionales de Chile constituyeran una amenaza seria para los EEUU, lo que casi todos los gobiernos nacionales se esforzaron por no provocar.

–       “La solución militar siempre estuvo presente entre las posibilidades de solución de los conflictos”. Solo los pacifistas mas ingenuos podrían no alegrarse que haya sido así. La historia nos muestra que durante el siglo XX, Perú, en los años 1975 y 1976, con el apoyo de la Unión Soviética planificó y se preparó seriamente para atacar a nuestro país. ¿por qué no lo hizo?, por dos razones: la disuasión militar chilena fue efectiva, no tanto por la cantidad de fuerzas militares sino por la firme voluntad del gobierno del general Pinochet que señaló a Perú que cualquier ganancia territorial sería efímera y que el castigo sería fuerte e inexorable. La segunda razón fue el elemento estabilizador de la política norteamericana que no permitiría un triunfo de un país sudamericano asociado a la URRS. En 1978 Argentina agudizó el conflicto que creó contra Chile hasta llegar a dar la orden de iniciar el ataque a nuestro país. ¿por qué retrocedió?, esta vez solo por la disuasión. El General Pinochet le comunicó formalmente al gobierno argentino que la guerra sería en toda la frontera, sin tiempo, hasta el último hombre y con toda la violencia y sangre que fuera necesaria. En 1982, Argentina atacó a Gran Bretaña, sin aviso ni declaración de guerra, esperando atacar a Chile luego de vencerla. Altos mandos militares argentinos viajaron a Chile a pedirle, sin el menor pudor, que no interviniera junto al agredido. En 1986 el gobierno de Cuba ingresó a nuestro territorio en forma clandestina, por vía marítima, un cuantioso arsenal de armas de guerra para llevar a cabo acciones armadas contra el gobierno de Chile. La agresión se planificó y efectuó en acuerdo con Guillermo Tellier, entonces jefe de la comisión militar del Partido Comunista. Chile no estaba en condiciones militares ni políticas de producir una represalia proporcional contra Cuba, pero desalentó nuevos intentos. La izquierda chilena no la contabiliza como agresión armada a Chile pero si lo haría si hubiera sido Chile quien hubiera hecho lo mismo contra Cuba. Sus cómplices chilenos devinieron en héroes.

–       En Chile, “el gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva impulsó el Pacto Andino. Y el gobierno de Salvador Allende desplegó una amplia política latinoamericana, además del acercamiento a los países no alineados”. En la época de Frei los Pactos regionales estaban de moda, ninguno funcionó, todos fueron un fracaso a corto o mediano plazo, las razón principal fue que eran solo voluntarismo político sin ninguna base económica real. Respecto a la política exterior de Allende, es difícil encontrar a un gobernante mas frívolo y desconocedor de las realidades políticas internacionales. En plena Guerra Fría trató de cambiarse de bando buscando una asociación con la URRS, -rebajándose a designarla “hermano mayor”- en circunstancias que la URRS, -bastante mas inteligente- no mostró ninguna intención ni voluntad de ayudar a su auto designado protegido, abandonándolo sin ningún recato. La frivolidad de Allende alcanzó cotas no vistas al poner en riesgo al país siguiendo una preferencia ideológica que amenazaba la existencia misma de Chile. Para colmo se manifestaba molesto por los esfuerzos norteamericanos por abortar su revolución olvidando el comportamiento habitual de la URRS frente a los intentes libertarios de sus satélites, como pasó en Polonia, República Democrática Alemana, Hungría y Checoslovaquia. En este caso encontramos una cierta similitud con el entusiasmo del gobierno actual por incorporarse a Unasur, un grupo sin destino y ya en decadencia, y postergar a la Alianza del Pacífico. Este es el ejemplo mas claro e irresponsable de poner las preferencias ideológicas por encima del interés nacional.

–       “En los años 1990, se abrió una nueva etapa en la política exterior y en el plano de la defensa. Rasgos principales eran la idea de que las FF.AA. deben ser un instrumento estatal y no ideológico”. En realidad este proceso comenzó en 1973, cuando el intento de poner a las FFAA al servicio del proyecto revolucionario marxista de Allende, encabezado por el General Prats, fue detenido y abortado. Esta maniobra fue “una lección aprendida” para la adquisición de las FFAA venezolanas por parte de Chávez desde el comienzo de su revolución.

–       “En América Latina son muy pocos los conflictos internacionales y en cambio hay alto nivel de conflictos internos con participación de las FF.AA.”. Aquí hay un juego de palabras: ¿de que “conflictos hablamos?, de los que llegaron a la guerra o incluimos también a aquellos que fueron contenidos antes que esta estallara?. Respecto a los conflicto internos, parece de toda lógica que las FFAA de los respectivos países se vean envueltas en ellos, por eso una generalización de este tipo carece de valor, es solo retórica. Un breve e incompleto recuento de los “conflictos internacionales” ocurridos solo durante el siglo XX, ponen de relieve la importancia que ha jugado tanto la disuasión como la influencia –obviamente no desinteresada- de los EEUU. En 1942, Perú y Ecuador fueron a la guerra con graves perjuicios para el segundo de ellos. En 1980, el gobierno de Perú enfrento al grupo terrorista Sendero Luminoso. Fue un conflicto muy violento y prolongado. En este caso, la disuasión tampoco funcionó. En efecto, la banda terrorista no tuvo temor de enfrentar a las FFAA del Estado. En 1995, se produjo el conflicto en la Cordillera del Cóndor, con el triunfo parcial de Ecuador. Este caso destacan dos elementos significativos: a veces el mas débil ataca al mas fuerte y la disuasión que debería haber producido el militarmente mas fuerte no funcionó. Desde el año 2002 Chávez intentó legitimar a las FARC como combatientes regulares y legítimos, solicitó reiteradamente su exclusión de la lista de organizaciones terroristas y les dio apoyo dentro del territorio venezolano. El año 2008 Uribe acuso a Chávez de querer instaurar un gobierno de las FARC en Colombia. El 3 de marzo Hugo Chávez en medio de un discurso ordenó el traslado de 10 batallones a la frontera con Colombia en apoyo a las protestas de Ecuador por el castigo sufrido por la banda narcoguerrillera de las FARC, a manos de la FFAA de Colombia, en la persona de Raúl Reyes albergado en territorio ecuatoriano. Chávez reconoció su asociación con las FARC. Desde 2004, Chávez financió en Perú a la Coordinadora Continental Bolivariana, que agrupaba a las FARC y el MRTA y otros radicales de izquierda para la preparación de la acción armada contra el gobierno constitucional. La organización fue desarticulada por los organismos de inteligencia del gobierno del Perú y sus miembros acusados por sus nexos con organizaciones subversivas extranjeras y por recibir financiamiento foráneo para cometer atentados terroristas entre el 2007 y el 2008. Omitiré otras amenazas de acción armada Chavista a otros gobiernos, conspicuamente contra Guatemala, cuando no quisieron plegarse a su línea ideológica y política, ya que estimo que el punto ha sido probado: ha habido múltiples ocasiones de amenazas de acción armada entre países de la región, principalmente por el gobierno bolivariano de Venezuela, que no derivaron en guerra por las mismas razones. No se atrevió contra Colombia porque las FFAA bolivarianas de opereta hubieran sido derrotas por los aguerridos colombianos, además estos hubieran tenido el respaldo logístico norteamericano. La disuasión funcionó. No pudo con Perú porque sus organizadores fueron desenmascarados a tiempo y el gobierno peruano reaccionó diplomáticamente con claridad y fuerza. La respuesta fue firme. No se atrevió a instalar a Zelaya por la fuerza ya que EEUU lo hubiera desbaratado. Todo señala que la prisa de Robledo de dar por cerrados los intentos belicosos en la región es prematura y obedece mas a su ideología pacifista y chavista que a la lógica del interés nacional que es la que debería guiar la defensa nacional. Un ejemplo conmovedor de ingenuidad y el candor

Aquí podemos retomar una de las afirmaciones de Robledo: “Por lo tanto, la política de defensa es expresión del Estado y no de criterios partidistas o particulares”. Efectivamente, la política de defensa es expresión del Estado y de los intereses nacionales y no de criterios partidista o ideológicos como el esfuerzo patético de nuestro Mindef por unirse a cualquier precio al grupo de estados fallidos agrupados en Unasur.

Para finalizar, es importante considerar el planteamiento de Robledo respecto a que es necesaria “una propuesta renovada de política de cooperación en materia de defensa de largo plazo en el ámbito vecinal y sudamericano, el que, junto a las operaciones de paz, debería ser eje ordenador de la política de Defensa nacional. Así, mientras en la región el debate entre los miembros de UNASUR evoluciona aceleradamente y comienza a decantar la idea de la creación de una comunidad de seguridad como consecuencia de la larga paz sudamericana”.

Primero, de acuerdo a lo pactado para la creación del Consejo de Defensa Suramericano, la seguridad es un tema expresamente excluido del acuerdo. Segundo la primera función de la defensa es asegurar que el gobierno de Chile en todo momento y circunstancia pueda actuar con libertad de acción necesaria sin ser objeto de presiones, amenazas ni intervenciones en que las de carácter militar son fundamentalmente regionales y no son imaginarias, aunque se nos quiera hacer creer que cuando provienen de gobiernos de izquierda son buenas y desinteresadas. El eje ordenador de la política de defensa es el interés nacional, la seguridad y bienestar de los chilenos y el honor y dignidad de nuestro gobierno y nuestra nación y es grave que el Subsecretario de Defensa no esté al tanto de eso. Y si ello demanda dejar de participar en operaciones de paz y abandonar la cooperación regional, no hay duda que así deberá ser. Tercero, si no ha habido mas violencia armada en la región es o porque la disuasión militar a funcionado efectivamente acobardando a los aspirantes a agresores o que los efectos estabilizadores de los intereses norteamericanos en la región han actuado en beneficio de la paz.

La Patria Grande, chavista, antimperialista y sin disuasión, es un cóctel fatal para Chile que seguramente vendrá a alterar las estadísticas pacíficas del candoroso Subsecretario que para ese entonces se encontrará en un amable retiro gozando de la satisfacción del deber cumplido.