El sábado 12 de septiembre CNN Chile mostró la entrevista de Germán Oyarzún a Roberto Garretón Merino. Fue una experiencia inolvidable.
Vi a Garretón en acción hace ya muchos años: abogado, extremista de izquierda, miembros de la fronda, de esos que solo pueden sobresalir cuando se ubican en un medio benévolo y poco exigente. Beneficiado con distinciones académicas controladas por la izquierda nacional y extranjera. “Experto” en el área de los derechos humanos. Jefe del área jurídica de la Vicaría de la Solidaridad – una organización de la Iglesia Católica orientada a la defensa de los “combatientes de izquierda” involucrados en la “Rebelión Popular” y otras campañas terroristas-.
Hace algunos años, Garretón, se instaló en la Organización del Naciones Unidas donde pagó puntualmente la renta justificando a los extremistas de izquierda en todo el mundo. El año 2014 intentó infructuosamente ocupar el máximo cargo de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos (OACDH), agencia con sede en Ginebra. Fracasó. Desde 2010 integra el Consejo Directivo del instituto nacional de derechos humanos.
Cuando lo vi en la pantalla, esperé algunos minutos y recibí una gran sorpresa: el Joven Fanático, resentido y panfletario había cambiado radicalmente, ahora era un Anciano Fanático, resentido y panfletario.
Es triste ver a un anciano lleno de odio. Un hombre que debería estar viviendo la serenidad de los que se preparan para hacer abandono de este mundo, con la altura de miras que la edad da a la mayoría de las personas. Pero no, seguía igual.
Odio es el deseo de mal para otra persona o grupo, es lo contrario de amor, que es el deseo de bien para ellos.
Verlo mintiendo, exagerando y distorsionando la verdad solo para hacer mal, muestra su odio, incluso atacando a la propia Concertación y ahora Nueva Mayoría, con un tufillo de superioridad moral que contrasta brutalmente con el otro Garreton, Oscar Guillermo, que tuvo verdadero valor moral al denunciar las torpezas de este Gobierno cuando aun no era popular hacerlo.
Hasta aquí eso es anecdótico, la parte seria fue el desempeño del entrevistador de CNN Chile.
Era evidente que el periodista Oyarzún no había hecho sus tareas, no sabía de lo que estaba hablando, era claro que solo reciclaba los dichos de otros periodistas. No era capaz ni siquiera de hacer las preguntas que pondrían en evidencia las contradicciones de su entrevistado. Era obvia su simpatía con el entrevistado y su posición. Las escasas acotaciones “neutrales” que hizo fueron patéticas: un “tongo” de luchadores libres, una pelea de payasos.
Si el tema de la entrevista era Punta Peuco, lo primero que debió hacer era visitar el lugar -no queda tan lejos- y ver por si mismo el tema sobre el cual iba a preguntar.
Así hubiera evitado hacer el ridículo escandalizándose por “las canchas de tenis” del campo de prisioneros: dos rectángulos pavimentados de 20 x 30 metros que alguien marcó con las rayas de una cancha, donde a veces han jugado a algo prisioneros ¡¡que en promedio tienen 76 años de edad!!.
La diferencia es que en las cárceles para criminales en esos patios los presos se dan de cuchilladas y trafican drogas y en este campo de prisioneros, los ancianos juegan a lo que sus edades les permiten y se entretienen caminado y conversando.
Podría tal vez haber preguntado a los guardias como eran, como vivían y como se trataban con los prisioneros.
El pobre Garretón demandó, farfullando atropelladamente, casi atragantado por el odio, que los prisioneros militares fueran encarcelados revueltos con criminales comunes, ladrones, traficantes y violadores, y el entrevistador que no tenía ni idea del concepto de “segregación”, un elemento básico del manejo carcelario, guardó conmovido silencio.
Nada, la entrevista se le fue de las manos, al final fue solo la lectura semi clandestina del papelito que el entrevistado tenía sobre el escritorio –su aide memoir- de todo tipo de acusaciones, especulaciones y afirmaciones erróneas cuando no evidentemente mentirosas.
Uno de los problemas que vive nuestro pobre país es que una gran parte de la prensa es un desastre, banal, superficial, amateur, ideologizada y regulada por el rating, sin ninguna responsabilidad y que decir de valor moral. Con su Colegio monopolizado y tiranizado por el Partido Comunista que lo usa como oficina de propaganda.
Si no me creen, por favor revisen el recorrido del “Caso Quemados” que se inició con las solemnes mentiras del Ministro Carroza, como se hundieron en un pantano de contradicciones y mentiras y al final fueron abandonadas por la prensa, que siguieron y siguen corriendo como perros tontos ladrándole al neumático que el Partido Comunista hace rodar frente a sus narices: Punta Peuco, un de cuyos capítulos fue orquestado por CNN Chile el sábado recién pasado.
Perdieron la oportunidad de hacer algo serio y profesional, que realmente hubiera informado a su público, un aporte a la verdad y no hubiera sido otro recocido mas de la seguidilla que nos dedica la televisión.
No habría sido otro caso en que la prensa nacional se comporta como cómplice de los “poderosos”.