ESTADO DE LA SITUACIÓN CON BOLIVIA AL 8 DE AGOSTO

   El frenesí oral de Morales parece estar en modo “pausa”; con espasmos de incontinencia, obviamente; no se puede renunciar, así como así, a una vida dedicada al insulto, la mentira y fantasía.

La evidencia parece señalar a Morales que el fallo de La Haya referente a su petición marítima no alcanzará a cubrir su período electoral ni menos a asegurarle algo que pueda presentar a su electorado como una victoria sobre Chile.

La situación económica, pasado el ciclo alto del petróleo entró en parálisis y descenso, el apoyo del Foro de Sao Paulo se diluyó por el deceso político de sus miembros y su amigo Maduro parece no ser capaz ni siquiera de ayudarse a si mismo.

Evo presumió ser de izquierda y la izquierda fracasó en Sudamérica; no solucionó los problemas reales de la población y agudizó la pobreza; terminó el superciclo de las materias primas, se acabó el dinero y con eso se acabó el populismo; la corrupción se hizo general; la oposición se reorganizó; Evo no tiene ideas, sólo consignas; creyó que su gobierno sería para siempre y la rueda de la historia dio otra vuelta y lo está dejando afuera.

El chovinismo patético de Morales solo debilita el acceso a la satisfacción real de las aspiraciones de su pueblo; mejorar aun mas el acceso de Bolivia al mar solo será factible con administraciones responsables, identidad nacional consolidada y potenciamiento económico sostenible. Los lamentos, desfiles, declaraciones grandilocuentes e iniciativas fantasiosas marean a sus ciudadanos y no los aproximan ni un centímetro a lo que aspiran. Menos aun el regodearse en rememorar agravios y propinar nuevos insultos a Chile.

Revisemos la situación como es:

– Las situación de delimitación territorial entre Chile y Bolivia se encuentra finalizada a firme, con la aceptación formal y explícita de ambos países y en ejecución desde 1904. Es un tema cerrado sobre el cual Chile no aceptará cambio alguno.

– Bolivia aspira a mejorar las condiciones de su acceso al Océano Pacífico. Dado que no tiene reclamo ni reivindicación válida alguna, ahora se trata de que Bolivia desea “adquirir algo” que es propiedad de Chile. En otras palabras, quiere obtener algo que obviamente debería ser “a cambio” de algo.

– Bolivia entonces debe hacer una propuesta a Chile que se ajuste a las condiciones básicas puestas por éste: No deben implicar cesión de soberanía; debe haber compensación; debe respetar lo establecido respecto a los territorios que pertenecieron a Perú. No acepta participación de mediadores, intermediarios, garantes ni facilitadores de ningún tipo.

En estas últimas semanas el gobierno de Morales ha reducido su nivel de maledicencia contra Chile y lanzó una campaña que con idas y vueltas se puede reducir a:

“Si nosotros como país tomamos una decisión (parar la demanda en la Haya) la podemos paralizar, la podemos paralizar, siempre y cuando se cumplan las condiciones (exigidas por Morales) para lo cual debería haber “un compromiso serio (de Chile), y con garante de por medio, para entablar un diálogo tendiente a atender la demanda boliviana de una salida soberana al mar, sentarnos con plazos y con propuestas concretas en torno a una salida soberana al Océano Pacífico, dialogar. Lo que la Corte de La Haya lo va a hacer, pero con una sentencia, hacerlo sin necesidad de sentencia, eso puede paralizar el proceso”. Morales sostuvo que Bolivia “continua creyendo que el diálogo franco es siempre el mejor camino” para superar las “diferencias” entre países y expresó su rechazo a “toda actitud revanchista e interesada”. “No quisiéramos que hayan perdedores o vencedores; si alguien tiene que ganar es la integración de nuestros pueblos para bien de las futuras generaciones”.

Esta ¿lógica? enredada puede simplificarse en que Morales pretende mantener su demanda y “negociar” para que Chile le conceda costa con soberanía en algún lugar de su territorio mediante una negociación con un garante (¿el Papa?). Nos concede la oportunidad de no ser derrotados en La Haya. Parece creer que la Corte Internacional de Justicia le va a dar la razón a Bolivia y podría obligar a Chile a acceder a las peticiones bolivianos, lo que sabemos que no es cierto.

En breve, nada cambia. Morales no se da por aludido de las condiciones que Chile le puso y no cambiará. Mas aun, pretende imponer las suyas, que sabe son inaceptables para Chile.

Mientras tanto el mundo sigue su marcha y la situación evoluciona en desmedro de Bolivia, mientras su gobierno entiende lo que se le antoja entender.