CHILE CAMBIÓ Y NECESITA NUEVAS IDEAS

Los últimos tres días han estado llenos de interpretaciones alarmistas, descalificaciones mutuas, explicaciones incompletas, la mayoría de una pobreza intelectual notoria.

El Ministro de Defensa manifestó que los militares no serían empleados en la lucha contra el narcotráfico, luego el Ministro de Interior informó que el Presidente firmaría, o estaba ya firmando, un decreto que disponía que las FFAA participaran en ella y después el Ministro de Defensa se expidió diciendo que si iban a participar, pero solo como apoyo técnico y logístico.

A continuación se dio comienzo a un amplio despliegue de pirotecnia verbal que transita en forma paralela a la realidad sin cruzarse con ella: un club de sordos discutiendo a gritos. Es una situación recurrente, el “chuchoqueo” ha reemplazado a la realidad y a los resultados.

Los líderes están perdidos, no entienden lo que pasa en el país y en el mundo porque sus categorías de análisis está obsoletas, sus neuronas están cansadas y carecen de la audacia e imaginación para intentar nuevas aproximaciones. Se limitan a conservar el cargo y a aquietar a los que hacen olas.

Chile y el mundo han cambiado y siguen cambiando a gran velocidad, pero se sigue analizando y tratando de conducir la sociedad a partir de categorías anticuadas e insuficientes, que ya no dan cuenta de la realidad o repitiendo argumentos y razones que en algún momento fueron dichas y que nadie se ha tomado el tiempo y el esfuerzo para cambiarlas, corregirlas o descartarlas.

Todo mal.

Esto sucede hoy en todo Chile: en la discusión ciudadana, en la discusión parlamentaria, cuyos miembros carecen de interés y capacidad pare ello, y permea el ambiente político e intelectual nacional. Se siguen repitiendo mantras y rituales que han perdido su significado y poder.

Este es el resultado de la decadencia de las instancias dedicadas a esos menesteres (no me atrevo a llamarlas elites) que ha venido acentuándose con los años. Es imperioso abrir las puertas y las ventanas, hay que incorporar nuevos actores. Es urgente comenzar a restituir la capacidad de diálogo y negociación en la vida cívica en general y en lo que a esta columna interesa, respecto al rol de las FFAA en la defensa y seguridad de Chile.

Es posible: a comienzos de la Transición se pudo conversar y establecer un terreno común de diálogo civil – militar, imperfecto, incompleto, débil, pero se pudo y prestó valiosos servicios a la sociedad.

Hoy día los tiempos son otros, los desafíos son otros. Existen aun varios espacios y grupos que pueden llevar a cabo esta función: Se necesitan ideas, propuesta desarrolladas con seriedad y responsabilidad, trabajo conjunto que permita contrastar, clarificar posiciones y revisar discrepancias, publicaciones que sinteticen estos debates; se requiere trabajo integrado con el Congreso y partidos políticos.

El desafío es grande, pero es posible enfrentarlo. Es difícil comenzar, diversas instituciones tienen personas y organizaciones destinadas al estudio y el análisis, algunas de ellas con tradición de solvencia y de autonomía intelectual, es necesario sacarlas del silencio, exigirles propuestas, desafiarlas y sobre todo, no tenerles miedo.

Los desafíos que Chile enfrenta son serios y de gran magnitud, desde el rol de las FFAA en la defensa nacional hasta el conflicto entre China – EEUU por la supremacía mundial (la Segunda Guerra fría); desde el comercio Transpacífico hasta el tránsito de la carga desde Brasil y Argentina a Oriente a través de nuestros puertos y viceversa. Desde los grandes incendios forestales hasta el cambio climático; desde el derretimiento de los glaciales hasta la creciente escasez de agua. Desde la disminución de la natalidad hasta la inmigración. Que decir de la educación, la salud, la contaminación y las drogas.

No es hora de egoísmos, exclusividades ni retraimientos, Chile necesita de sus elites: académicas, civiles, militares, políticas.

Los que tienen los recursos humanos, intelectuales y organizacionales para hacerlo, deben hacerlo, ahora. Todos sabemos dónde están y que capacidades y debilidades tiene cada uno, es el momento de conversar, no de pelear ni menos de “guardarse”.

Es una obligación, no una elección.

Esta columna está en YouTube como «thauby fernando» y en Twitter como @thaubyfernando