LA AGONÍA DE LA CLASE DIRIGENTE DE CHILE

La Clase Dirigente de Chile es un segmento de la población conformada principalmente por la Clase Política; los Grandes Inversionistas nacionales y extranjeros; los Empresarios y Gestores Empresariales; los Intelectuales y Académicos; los Periodistas y Dueños de Medios comunicaciones; los Directivos de Organizaciones “sin fines de lucro” y los funcionarios de Organismos Internacionales.

Los Ciudadanos somos todos los demás.

La Clase Política está conformada por los Partidos Políticos y sus dirigentes; son oligarquías mas o menos hereditarias, familiares, capillas ideológicas, que forman un grupo pequeño, compacto y de muy poca movilidad o cambio. Los diputados y senadores, los “representantes”, que deberían cumplir la función de interlocución entre los partidos y la ciudadanía, en realidad, no nos representan ya que nos son impuestos y controlados por los Partidos. Defienden sus intereses y los de ellos mismos. Muy bien pagados, con prebendas y privilegios diversos, corruptos, en general de escasa formación profesional. El contar con el monopolio de la representación, establecida por la Ley Electoral que prácticamente impide la concurrencia de candidatos independientes, los constituye un monopolio perfecto que les permite independizarse por completo de la ciudadanía, excepto en cuanto a dejarlos jugar un rito electoral controlado por sus mismas estructuras partidarias: “las máquinas”.

Los Grandes Inversionistas, Industriales y Financieros internacionales y los Empresarios Nacionales y Extranjeros. Son la correa de transmisión de los grandes movimientos económicos mundiales. En este momento la globalización y la concentración de la inversión manufacturera y de compra de materias primas en China, a los que no podemos sustraernos. A lo mas, podemos tratar de “surfear” la ola. Este mundo está convulsionado y en cambio profundo y veloz. El problema, para los ciudadanos, es que estos grupos visualizan y enfrentan las situaciones desde una óptica del interés de las empresas con las que se relacionan, no de los estados o de las naciones en que operan. Su “globalidad” los autonomiza de correr la suerte del Estado y de la Nación en que funcionan y pueden cambiarse de país en cualquier momento, sin perdida económica ni social.

Los Intelectuales y Académicos; son una elite pequeña y principalmente local. Significativos en Chile y algo en la región. Son la base que apoya y secunda al grupo anterior. En cierto modo sus habilidades y conocimientos les permiten considerarse globalizados. Si las cosas marchan mal sus miembros y directivos pueden irse a otros países ingresando al circuito internacional de la elite. El Centro de Estudios Públicos (CEP) es un buen ejemplo

Los Periodistas y Dueños de Medios comunicaciones Este sector es funcional a la Clase Política y a las Grandes Empresas. A veces son de su propiedad, como la Tercera, CNN Chile y Mega. Su poder se encuentra amenazado por las redes sociales, que son de propiedad de grandes empresas globales que administran el flujo de informaciones e interviene y controlan muy de cerca nuestro comportamiento, gustos y opiniones.

Los Directivos de Organizaciones “sin fines de lucro” y Funcionarios de Organismos Internacionales. Este es un estamento que se instaló en una condición ambigua en que el origen de sus recursos y los objetivos que persiguen, se sitúa en una mezcla de propaganda y mentiras. Sirven a intereses normalmente extranjeros, tanto privados como estatales. En general sirven a los movimientos que promueven y empujan cambios sociales y culturales, encubierta o abiertamente. Su poder se ha incrementado por la debilidad de nuestro actual gobierno.

Los Ciudadanos. Esos somos nosotros, los dueños del país, los titulares de la soberanía política, los que hemos luchado y sufrido por seguir adelante juntos antes las adversidades y que no queremos, no podemos ni consideramos la opción de dejar todo botado y arrancar a otro país donde seguramente no seríamos felices.

Somos la 3ª Clase del Titanic, los que se hunden con el buque, los que pelean a muerte por mantenerlo a flote.

Somos personas, pero también grupos que trabajamos para la Clase Dirigentes, como trabajadores, soldados, pymes, vendedores, consumidores y choferes de micros.

En Chile, los ciudadanos estamos enojados, frustrados, tristes, cansados. Nos sentimos engañados. Sabemos que tenemos que salir adelante, no tenemos opción ni aceptamos rendirnos.

Nuestro problema es que nuestra Clase Dirigente nos falló. En efecto, en Chile el problema fue el mal funcionamiento del estado, la aplicación de malas políticas públicas, la omisión de la solución de déficits sociales evidentes y la colusión económica político – empresarial.

Como casi todos los desastres no falló TODO, incluso hubo partes del sistema que siguieron funcionando muy bien. La salida de la pandemia es una prueba. Hubo otras que fueron desastrosas, como los partidos políticos que no se atrevieron a oponerse claramente a los violentos y coquetearon con ellos hasta el final y que emplean el tiempo en acusaciones ridículas y sin sentido; algunos empresarios y los trabajadores de la salud; los Carabineros y los Soldados, parte del Estado, la gran mayoría de los ciudadanos que mantuvieron la calma, la paciencia y la disciplina durante meses y meses de encierro y falta de dinero. Con enfermos y fallecidos.

Como se puede apreciar hay mucho que arreglar y corregir. No será posible hacerlo en un día ni en un mes ni en un año. ¿Cinco a diez años?. Podría ser.

El problema es por dónde comenzar. Creo que hay que comenzar por la cabeza:

El cambio total y profundo la clase política. Cambiar la ley electoral: voto obligatorio, menos diputados, menos senadores. Calificados, profesional y moralmente, con controles financieros y disciplinarios externos, sin ningún tipo de privilegios. Con cuentas rendidas en detalle y con boletas. Con supervisión ciudadana. Sin reelección.

Partidos que sean principalmente corrientes de opinión. Con poder político acotado. Con mayor participación de las organizaciones sociales.

Disciplinar  a los Grandes Inversionistas, Industriales y Financieros, Empresarios Nacionales y Extranjeros. Deben cumplir las leyes en forma estricta y en toda circunstancia, con organismos contralores reales, la subsidiariedad debe exigir, como contrapartida un comportamiento socialmente responsable, estricto apego a la legalidad y un gobierno supervisor de que no haya abusos de ninguna especie.

Revitalizar a las Pymes. Apoyarlas fuertemente y protegerlas de los abusos.

Educación, mejorarla substancialmente, exigir rendimiento, disciplina y responsabilidad a los estudiantes.

Orden y seguridad. Estricto cumplimiento de le ley. Los padres deben hacerse responsables del comportamiento de sus hijos menores de edad.  Reducir las penas de cárcel y concentrar el esfuerzo en la recuperación por el trabajo.

Este país es nuestro. Si no participamos estamos renunciando a nuestra ciudadanía. El Estado es nuestro, es para servirnos con eficiencia y dado que no se puede tener todo de una vez, es quien debe priorizar.

Si no participamos, merecemos que los políticos nos traten como a tontos e inútiles.