LA CRISIS EN CHILE Y EL MARXISMO

Todos los días estamos viendo y leyendo comentarios y análisis respecto a la crisis que nos sacude. Es conveniente poner esta información en el contexto global para ayudar a una visión mas amplia, integrada y con mayor capacidad explicativa.

En efecto, pareciera que todo se derrumba a nuestro alrededor mediante fenómenos tan inusuales como la “mapuchización” del proceso constitucional, el protagonismo adquirido por grupos feministas, homosexuales, ecológicos, étnicos, sociales etc. que actúan deliberadamente “fuera del sistema institucional” o en contra de él y la frenética actividad política del extremismo izquierdista y anárquico que trata de mostrar un poder social y una tracción política que en realidad no tienen.

El fenómeno del rápido ascenso del poder político de la diputada Jiles y su súbita licuación, es paradigmático. También el surgimiento de la Sra. Loncon como autoridad nacional influyente.

Los que vivimos durante la Guerra Fría tendemos a asignar un protagonismo principal al marxismo en sus versiones Ideológicas, conspirativas, sediciosas y violentas. Las personas mas jóvenes, sin ese marco conceptual, tienden a mostrar desinterés por el fenómeno de cambio integral y concentran su interés en las crisis coyunturales, principalmente las nacionales, aisladas entre si y separadas de lo que pasa en el mundo.

Quienes mas tiempo y esfuerzo dedican a los estudios políticos, sociales y sociológicos son los grupos académicos y políticos marxistas, por lo que parece muy útil un breve comentario respecto a su interpretación de la realidad actual.

La pareja[1] formada por Chantal Mouffe y Ernesto Laclau, los autores neomarxistas mas conocido por la izquierda chilena y sudamericana, en su típico vocabulario abstruso y rebuscado, explican su visión: “Nuestro discurso se liga, en primer término, a la llamada «crisis del marxismo»”. Y plantean “que el hilo que preside la subversión de las categorías del marxismo clásico es …. el surgimiento de la «hegemonía» como nueva lógica de constitución de lo social … que no se liga … a ninguna «ley necesaria de la historia»”[2].

“Según argüimos en el texto, el pensamiento de Gramsci es sólo un momento transicional en la deconstrucción del paradigma político esencialista del marxismo clásico. Porque para Gramsci, el núcleo de toda articulación hegemónica continúa siendo una clase social fundamental (la clase obrera). Es aquí justamente donde la realidad de las sociedades industriales avanzadas —o postindustriales— nos obliga a ir más allá de Gramsci y a deconstruir la noción misma de «clase social». Y esto porque la noción tradicional de «clase» suponía la unidad de las posiciones de sujeto de los diversos agentes; en tanto que en las condiciones del capitalismo maduro, dicha unidad es siempre precaria y sometida a un constante proceso de rearticulación hegemónica”.

“Esto nos ha conducido a redefinir el proyecto socialista en términos de una radicalización de la democracia; es decir, como articulación de las luchas contra las diferentes formas de subordinación —de clase, de sexo, de raza, así como de aquellas otras a las que se oponen los movimientos ecológicos, antinucleares y antiinstitucionales”

“Esta democracia radicalizada y plural, que proponemos como objetivo de una nueva izquierda, se inscribe en la tradición del proyecto político «moderno» formulado a partir del Iluminismo, e intenta prolongar y profundizar la revolución democrática iniciada en el siglo XVIII, continuada en los discursos socialistas del siglo XIX, y que debe ser extendida hoy a esferas cada vez más numerosas de la sociedad y del Estado” …“asistimos constantemente a la redefinición de las fronteras de lo político, y a la emergencia de identidades populares y colectivas que no se recortan en términos de la divisoria de clases”.

El carácter plural y multifacético que presentan las luchas sociales contemporáneas ha terminado por disolver el fundamento último en el que se basaba este imaginario político, poblado de sujetos «universales».

En breve y en castellano directo y simple, la “lucha de clases se acabó porque las clases sociales se diluyeron debido al éxito económico del capitalismo, y el nuevo proyecto “socialista” se conforma mediante articulación de las luchas contra las diferentes formas de subordinación —de clase, de sexo, de raza, económicos, así como de aquellas otras a las que se oponen los movimientos ecológicos, antinucleares y antiinstitucionales”

Podemos ver que el neomarxismo en Chile ha orientado su agresión ya no en la línea de “lucha de clases” tradicional, sino que a conformar grupos y movimientos en los ámbitos de las reivindicaciones de género, sociales, étnicas, regionales, ambientales, pacifistas, americanistas y similares que podrían ser “transversales”, entre los diversos estamentos socioeconómicos[3].

Se podría pensar que esto es válido solo en el Occidente neoliberal, pero no es así, incluso en China se da este cambio radical en el mecanismo de lucha de clases, aunque con características peculiares.

El Caso Chino.

En China, cuyo gobierno es “comunista de mercado” la división de la población en “clases” se suponía eliminado y reemplazado por la división entre miembros del partido y los ciudadanos comunes. La creciente industrialización a dado paso a una Clase Empresarial que es considerada “explotadora” por parte de la juventud (nacidos después de 1976) y su reacción política y sicológica ha sido la de un “regreso” a Mao Zedong.

Para los jóvenes, Mao Zedong – cuyas décadas de campañas políticas ininterrumpidas costaron millones de vidas-, es un héroe que habla de la angustia y enojo que sienten muchos jóvenes hacia una “Clase Empresarial” tanto de propietarios como de gestores y administradores de alto nivel, que consideran explotadora. 

Las personas descontentas de la China moderna sienten una creciente desigualdad social que se expresa como: Soy optimista sobre el futuro del país, pero pesimista sobre el mío”. Una importante proporción de jóvenes aspira a emprender sus propios negocios, pero creen que el gran empresariado no los deja progresar.

En breve, el conflicto social en el mundo actual, Oriente y Occidente, no es de clases sociales sino de poder[4].

El gobierno Chino trata de combatir este sentimiento mediante una campaña que van desde la erradicación de la pobreza al mantenimiento del crecimiento económico. Están muy conscientes que la supervivencia del Partido depende del cumplimiento de su promesa de crecimiento económico continuo y su adaptabilidad hacia los jóvenes.

El problema chino, y de todo los países del mundo, es que el crecimiento económico continuo no puede ser asegurado.

CONCLUSIONES:

La divisoria que se intenta introducir en Chile dejó de correr “verticalmente” dividiendo a la sociedad en dos “clases”, antagónicas y radicalmente opuestas: propietarios y proletarios; reemplazándolas por múltiples y cambiantes divisorias “horizontales”, referidas a preferencias y creencias políticas, sociales, económicas, étnicas, de género, internacionales y otros.

El eje del reforzamiento de la cohesión nacional parece transitar por  “lo que nos une”, el patriotismo, los símbolos nacionales, la historia nacional, el servicio público, la inserción en las actividades sociales. Asegurarse de la reducción o eliminación de diferencias sociales, de trato, de bienestar, eliminar todo atisbo de corrupción y abuso de poder y sancionar pública y ejemplarmente a los infractores.

         Fernando Thauby García

                  CN IM

 Melosilla, 9 de Agosto de 2021


[1] Ernesto Laclau y Chantal Mouffe;  “Hegemonía y  estrategia socialista; Hacia una radicalización de la democracia”. 1987

[2] Lucha de clases según la dialéctica “Tesis- Antítesis – Síntesis”

[3] No Mas AFPs.

[4] Poder designa la capacidad o la potestad para hacer algo. Puede funcionar como sustantivo o como verbo.

Como sustantivopoder puede significar: el dominio, imperio, facultad o jurisdicción. Como verbo, designa el hecho de tener la facultad o la capacidad de hacer algo