«SON LA POLÍTICA “Y” LA ECONOMÍA, ESTÚPIDOS»!

Sabemos que la política va de la mano con la economía.

En efecto, un gobierno animado por el socialismo aplicará una estrategia económica impregnada de esa ideología, es decir muy atenta a la distribución de los recursos dejando bastante en el aire el problema de la producción de los bienes a repartir. Si revisamos la estrategia económica de Boric y el Partido Comunista, encontramos un plan de gobierno fuertemente apuntado al control del poder y muy incoherente en cuanto al éxito económico.

En breve, en un gobierno encabezado por esa persona, habrá una fuerte demanda de bienes para distribuir y un muy baja oferta de bienes y servicios para repartir.

Este error nace de creer que «el pueblo» tiene el mismo hambre de poder que la elite política de izquierda y que, para ellos, los bienes y servicios son de interés secundario, por lo que están «dispuestos a sufrir privaciones por la construcción del socialismo».

Suframos ahora para que nuestros nietos sean ricos y felices. El motor es la promesa y el futuro, la realidad y el ahora, son marginales.

La derecha, en Chile, hace años que abandonó la ideología o proyecto político. Nunca se interesó en las ideas ni en las personas, su área de interés fue primordialmente los resultados y específicamente aquellos que potenciaran su control político y social. Cuando el Gobierno Militar les entregó el poder, creyeron que les correspondía tenerlo por ser ricos, en realidad se hicieron ricos porque tenían poder político -o al menos la impunidad política-, abandonaron la política -y su relación con el pueblo- y se encerraron en la captura del dinero. Hoy día su poder político se redujo a nada y su poder económico está cuestionado hasta sus mismos cimientos.

Se preocuparon de la generación de recursos -y ganancias- y abandonaron la política y al pueblo.

Hubo otro drama simultáneo que ni la izquierda -rencorosa y amargada- ni la derecha -banal y estúpida- percibieron. La sociedad chilena sufrió un profundo cambio. La conjunción de desarrollo económico, adopción masiva de nuevas tecnologías de comunicación, acceso masivo a la educación y apertura al exterior produjeron una nueva clase media que incluyó a personas y familias de un amplio espectro social, económico y cultural, medianamente educadas, con grandes expectativas y también con temores e inseguridades.

Esta clase media fue la que marchó el 25 de noviembre de 2019.

No quería revolución socialista ni capitalismo ciego e insensible.

Quería seguridad, tener un futuro mas o menos solidario, oportunidad y apoyo para emprender, seguridad y, sobre todo, sentirse parte relevante de un proyecto político colectivo. Quería ser escuchada y quería participar.

¿Qué les está ofreciendo la “clase política”?: Les promete una revolución socialista dirigida por un grupo de escolares autoindulgentes asociados con el partido político más despiadado, insensible, cruel y totalitario que ha existido, el Partido Comunista de Chile.

La derecha les ofrece ir de la mano de un político navegado, transhumante, dócil y obediente a la clase económica, buena onda y simpático.

La tercera oferta es la de Kast, prioridad al “sentido común”: la política y la economía son para la gente, que no sea “objeto” de ninguna de las dos.

No ofrece ideología, aunque lleva implícita una ideología nacional, democrática, liberal, humana y apuntada a las personas.

Resultan evidentes los motivos de la animadversión, que tanto la izquierda como la derecha tienen por Kast: apunta a corregir la brecha que se produjo en los últimos 30 años: Libertad y apoyo para emprender, mejor educación, mejor salud, respeto, apoyo a los que quieren avanzar. Paz, orden y seguridad. Respeto a la ley y a las autoridades, honradez y no mas corrupción en el estado ni en los negocios. Fin al nepotismo desenfrenado. Saber que nunca, ni ellos ni sus hijos, quedarán abandonados.

Como se puede ver, NADA MUY ÉPICO, NADA PARA ESCRIBIR EN LOS LIBROS DE HISTORIA NI  PROVOCAR UN VUELCO REVOLUCIONARIO, SOLO RESPETAR Y APOYAR A LAS PERSONAS COMUNES PARA QUE DEN CURSO A SUS SUEÑOS Y AMBICIONES Y LOGREN LAS METAS Y OBJETIVOS QUE ELLAS MISMAS, NO EL ESTADO, SE DETERMINEN.