Hace algunos días Aurelio García, El Profesor, poderoso asesor estratégico y de política exterior de la Presidente de Brasil, Dilma Rouseff visitó nuestro país. En cuanto a las criticas brasileñas hacia la Alianza del Pacifico nos informó que “Nuestra actitud es respetuosa respecto a todos los proyectos de integración. La alianza es un proyecto económico al que no le ve tanta relevancia porque los acuerdos preexistente entre los países que integran la Alianza no permiten que esta les agregue muchas cosas a las que había de antes”. “Si se tratara de un proyecto político ahí si estaría un poco preocupado. Ya hubo declaraciones de Mandatarios de países de la Alianza que decían que era un poco de contención de Unasur, si es así es malo”. “Nosotros no queremos una integración puramente comercial por una sencilla razón: solamente beneficiaría a Argentina y Brasil porque somos dos grandes economías que tenemos una pauta de exportación muy diversificada, y no queremos vecinos débiles sino fuertes. Si queremos un proyecto de integración de la región debe ser equilibrada … Queremos un América del Sur fuerte, industrializada, interconectada, con carreteras. Hay proyectos de interconexión incluso del Atlántico al Pacifico, uno pasando por Perú, que ya está listo. Y el otro es el que vamos a inaugurar muy pronto con Argentina, Bolivia y Chile. Hay una idea de una carretera que salga de Brasil pase por Argentina y llegue a Chile por un túnel a través de la cordillera, explicó. García destaca que como país buscan una alianza con valores ideológicos, como democracia, pero que no involucre modelos económicos”.
El Profesor es fiel a si mismo y no cambia su discurso, pero se equivoca: En los proyectos de integración lo que se escribe no es relevante, lo que se hace si lo es y en este sentido, la Alianza avanza en hechos a una velocidad que el Mercosur nunca tuvo.
Todos los acuerdos entre países son políticos. Algunos con más énfasis en la seguridad, otros en la economía y otros en la ideología. El Mercosur privilegió esto último y la Alianza, lo segundo, la economía, pero no puede haber Pactos entre países que tengan diferente “visión de mundo”, o ideología. En ese sentido, tanto el Mercosur como el Pacto del Pacífico, tienen una base política innegable. La diferencia entre uno y otro es si son excluyentes e incluyentes. El Pacto del Pacífico heredó las más valiosas de las características de sus socios Asiáticos: el pragmatismo, la inclusividad y la concreción alejándose de la retórica inútil habitual en Latinoamérica, convirtiéndose en una plataforma de articulación política, de integración económica y comercial, y de proyección al mundo, con especial énfasis en Asia-Pacífico. Articulación política para lo grande, no para presuntos liderazgos para asuntos anecdóticos. En este sentido la Alianza es un pacto para dar lugar a un área de integración profunda para avanzar progresivamente hacia la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas. Para impulsar un mayor crecimiento, desarrollo y competitividad de las economías de las partes, con miras a lograr un mayor bienestar, la superación de la desigualdad socioeconómica y la inclusión social de sus habitantes. En esto coinciden las autoridades económicas y políticas de Chile.
Es evidente que al analizar la integración desde una perspectiva estatista, El Profesor pierde la clave del asunto. El tamaño y la presunta “pauta de exportación muy diversificada”, -que no es tal-, tanto de Brasil como Argentina, al comerciar con el Pacto del Pacífico no lo harían solo con las economías y los productos locales. Por ser un pacto de libre comercio, entrarían a competir con todos los socios del Pacto, estén donde estén y sean de tamaño que sean. En nuestro caso, entrarían a competir con la industria chilena y también con la de India, China y EEUU, entre muchos otros con los que Chile tiene acuerdos de libre comercio. No hay magia, solo competencia, y eso beneficia a los consumidores mientras el proteccionismo beneficia a los empresarios –en especial a los que tienen amigos en el gobierno-, y eso de que las economías cerradas protegen a los trabajadores locales es un cuento, por algo Chile está cercano al pleno empleo y sin dar subsidios para inflarlo artificialmente.
Los consumidores chilenos ya conocen los bienes de tecnología actual, de buena calidad y precios razonables, no será posible convencerlos que compren artículos malos, caros y anticuados para favorecer el “nacionalismo sudamericano” ni dar sustento al desarrollo industrial de Brasil volviendo a una unión aduanera estatista y asimétrica. Los acuerdos de “industrialización protegida” son, precisamente los que apuntan al imperialismo, mucho más que los de “libre comercio”.
Por último, lo de la interconexión. El profesor ve la interconexión como un asunto de carreteras y ferrocarriles, -se quedó en el pasado- no debe olvidar el transporte marítimo ni el aéreo: el primero para transportar grandes volúmenes a bajo precio y el segundo para llevar personas y productos de alto valor, en forma rápida y expedita. En nuestro país el transporte aéreo de personas ha aumentado más que en ningún país de la región, por lejos.
El Profesor, una vez más, nos promete carreteras transcontinentales, lo viene haciendo desde hace años. La realidad es que el atraso de la infraestructura de transporte en Brasil es el cuello de botella que junto a la baja productividad tiene estancado al país. Asistimos a una lluvia de proyectos mamut, ferrocarril San Pablo – Río; 800 aeropuertos; carreteras cruzando todo el territorio brasileño … y nada. Si no pueden concretar sus proyectos nacionales, ¿podrán embarcarse en proyectos gigantes transcontinentales con una argumentación geopolítica decimonónica y casi sin sustento comercial?. Brasil, gran productor mundial de soja, tiene de colas de camiones cargados de hasta 40 kilómetros de largo esperando para entrar al puerto de Santos así parece un poco prematuro pensar en un proyecto “ … de una carretera que salga de Brasil pase por Argentina y llegue a Chile por un túnel a través de la cordillera”. El ranking del World Economic Forum ubica la calidad del transporte interno de Brasil en el puesto N° 114 de 148 países.
Luego viene el Trans Pacific Partnership (TPP), estamos avanzando en ello, y rápido. Ese es el camino correcto, si El Profesor quiere participar, adelante, pueden partir como observadores y si en el futuro se deciden por una economía abierta y competitiva, ¡¡ bienvenidos !!.