Las negociaciones que condujeron al Tratado de Paz y Amistad del 20 de Octubre 1904, entre Chile y Bolivia fueron acompañadas por una dura pugna interna en Bolivia, tan profunda, que aun no la superan. En su artículo 2° el tratado señala: “por el presente tratado, quedan reconocidos del dominio absoluto y perpetuo de Chile los territorios ocupados por éste en virtud del artículo 2 del Pacto de Tregua” de 1884 que puso fin a la guerra entre ambos países y entrega al control de Chile “los territorios comprendidos desde el paralelo 23° hasta la desembocadura del Río Loa”.
Chile por su parte se obligó – y cumplió – con la construcción de un ferrocarril de Arica a El Alto de la Paz, (4.063.561 libras esterlinas); los intereses de un préstamo contraído por Bolivia para la construcción de 6 líneas ferroviarias para unir diferentes partes del país (500.000 libras esterlinas); un pago al contado de 300.000 libras esterlinas; se hizo cargo de las reclamaciones reconocidas por el Gobierno de la Paz correspondientes a indemnizaciones privadas u obligaciones que afectaran a personas o empresas existentes en el litoral antes de la guerra; reconoció el más amplio libre tránsito por territorio y puertos chilenos pudiendo Bolivia instalar agencias de aduanas en los puertos que deseara y desde luego en Arica y Antofagasta. En total implicó un gasto de 7.000.000 de libras esterlinas de la época, que transformadas a dinero actual corresponde a aproximadamente US$ 300.000.000 monto que pesaron fuertemente en el presupuesto nacional por muchos años. Al decir de Oscar Espinosa Moraga, de la lectura del documento “parece desprenderse que Chile hubiera sido el vencido y no Bolivia”.
Esta aceptación duró solo 18 años. En 1918 Bolivia desconoció lo firmado e intentó llevar una reclamación marítima a la Liga de las Naciones, donde, previo informe en derecho, efectuado por tres juristas, es considerada inadmisible y rechazada.
1937: Como continuaran las peticiones bolivianas, en 1937, en el contexto de la Guerra del Chaco, se firma una Convención de Tránsito que reglamenta la cláusula pertinente del Tratado de 1904, con una generosidad sin precedentes: “Chile reconoce y garantiza el más amplio y libre tránsito a través de su territorio y puertos mayores, para las personas y cargas que crucen su territorio de o hacia Bolivia” … “El libre tránsito comprende toda clase de cargas y en todo tiempo, sin excepción alguna”.
1950: En 1950 se llega a una fórmula de colaboración entre Chile, Perú y Bolivia para el aprovechamiento de las aguas del Lago Titicaca, con la ayuda financiera de los EE.UU.. Tratándose de una obra de tal magnitud, en Chile se considera la posibilidad de conceder a Bolivia una salida al mar. El proyecto aborta debido a la oposición popular boliviana de incluir el uso del agua del Lago.
1962: El incremento, en 1962, del uso de las aguas del Río Lauca iniciado en 1939, lleva a una crisis en las relaciones entre ambos países que desata una violenta reacción en Bolivia, exacerbada por la creciente impopularidad del gobierno del Presidente Paz Estensoro. Se inicia con ataques verbales y concluye con la ruptura de relaciones diplomáticas. Durante esta crisis, Bolivia conecta el tema del aprovechamiento del agua del Río Lauca con la satisfacción de su “problema portuario” y lo extrapola llevándolo a considerarla la causa de su pobreza y atraso general. La campaña antichilena resulta irresistible y Paz Estensoro cae en noviembre de 1964.
1975:El 8 de febrero de 1975 se suscribió la llamada Acta de Charaña entre los presidentes de Chile, General Augusto Pinochet y de Bolivia, General Hugo Banzer. Este acto, que fue una iniciativa chilena, dio comienzo a negociaciones tendientes dar a Bolivia una salida soberana al Océano Pacífico. Como se señaló, las relaciones entre Chile y Bolivia estaban rotas desde 1962, por lo que uno de los primeros puntos del Acta de Charaña era restablecerlas, para iniciar la búsqueda de “fórmulas de solución a los asuntos vitales que ambos países confrontan, como lo relativo a la mediterraneidad que afecta a Bolivia, dentro de las recíprocas conveniencias y atendiendo a las aspiraciones de los pueblos boliviano y chileno”.
La Embajada Boliviana en Santiago, el 26 de agosto, entregó una Ayuda Memoria con “los criterios concretos que a su juicio deberían servir para un acuerdo”.
- Cesión a Bolivia de una costa marítima entre la Línea de la Concordia y el Límite del radio urbano de la ciudad de Arica y una faja territorial desde dicha costa hasta la frontera chileno – boliviana, incluyendo la transferencia del ferrocarril de Arica a La Paz.
- Cesión a Bolivia de un territorio soberano de 50 Km. de extensión a lo largo de la costa y de 15 Km. de profundidad, en zonas apropiadas a determinarse, alternativamente, próximas a Iquique, Antofagasta o Pisagua. Esta “faja costera” estará conectada con el actual territorio boliviano “de acuerdo a características especiales”.
En Bolivia comenzó a gestarse un creciente rechazo a la “compensación territorial” considerada en el acuerdo, mediante el cual Chile recibiría una compensación por el espacio que cedía a ese país, rechazo que terminó impidiendo al Presidente Banzer la continuación de las negociaciones.
- Banzer. En esta oportunidad Bolivia propuso un corredor y alternativamente la opción de un enclave, entregando para ello tres opciones. El corredor soberano abarcaría desde una zona contigua a la periferia norte de la ciudad de Arica y el límite internacional Chile-Perú. Sin compensaciones territoriales, pero con algunas en recursos hídricos compartidos y algunos recursos menores. La alternativa era un enclave que podría ubicarse: uno en la región de Atacama y dos en la de Antofagasta. Muere Banzer.
2001. Desde el año 2001, ya en el gobierno de Quiroga, en Bolivia, comenzó a especularse con la posibilidad de exportar gas boliviano a través de un ducto que saldría por algún puerto chileno. En diciembre de ese año, la compañía Sempra Energy y el Consorcio Pacific LNG, firmaron un memorandum de entendimiento mediante el cual se acordaba la venta del gas, en exclusividad, en los EE.UU.. Solo faltaba la autorización del gobierno boliviano respecto al puerto a emplear para construir las instalaciones para la licuefacción y embarque del combustible. En junio del 2002, se dio a conocer un estudio realizado por técnicos del Consorcio Pacific LNG, en que se señala que la mejor alternativa para la construcción del gasoducto era a través de Chile, tanto por condiciones de menor distancia como mejores condiciones hidrográficas y ventajas para la obtención de financiamiento internacional. Ante la indecisión del gobierno boliviano, Sempra Energy da un ultimátum al Presidente Sánchez de Lozada que está armando su gabinete y recibiendo el gobierno nacional. Éste da a conocer, en forma extraoficial, que optará por la salida del gas por un puerto chileno, aunque sin manifestarlo abiertamente. Esto enrarece aún más las condiciones políticas internas de Bolivia. El 12 de octubre del 2003 se inician las revueltas en el sector de El Alto, próximo a La Paz, en rechazo al negocio de exportación del gas; sentimiento antichilenos y reclamos de los plantadores de coca. Evo Morales, dirigente cocalero y portavoz de los reclamos de ese sector, toma el liderazgo de las protestas. Se producen enfrentamientos y muertes. El 13 de octubre, Carlos Mesa, vicepresidente del gobierno de Sánchez de Lozada, deserta del gobierno y se pasa a la oposición. El gobierno se desintegra. El 17 del mismo mes el presidente huye a EE.UU. y el Congreso designa a Meza en su reemplazo. Meza da señales de querer continuar con el negocio de la exportación del gas y las reacciones son violentas, poniendo en peligro la continuidad de su gobierno. Meza “traiciona” a Lagos y hace público que se ha hablado de corredor. Rabieta de Lagos. Meza echa pié atrás. Renuncia a la Presidencia.
2005. La elección de Evo Morales. Asume en condiciones precarias y de entrada declara su hostilidad hacia Chile. Se aproxima a las FFAA y resalta su nacionalismo. En 2006 inicia la agenda sin exclusiones con Bachelet, agenda para vél li8mitada al punto N° 6, salida al mar. Negocia un posible enclave. Termina el gobierno de Bachelet y Piñera sostiene conversaciones reservadas con Evo en las que le propone un corredor al norte de Arica. Le explica circunstanciadamente los números del acuerdo: costos de transporte ferroviario, marítimo, tiempos y costos de transferencia de carga y otros parámetros. Evo parece no entender nada, se siente humillado y se retira molesto, pocos días después anuncia su concurrencia a la Corte Internacional de Justicia, con una demanda contra Chile para que obligue a éste a negocia de buena fe, sobre una oferta concreta y en plazos breves.
¿Por qué tantos fracasos?. Me parece que la historia es clara: desde el comienzo en Bolivia se formaron del bandos, los “reivindicacionistas” que aspiran a ninguna otra cosa que a la devolución de la Región de Antofagasta, que rechazan toda compensación a Chile, sea territorial, comercial y de acceso a recursos naturales aun cuando sea en mejores condiciones que como lo hace con otros países, como sucedió con el gas. Su rechazo toma la forma de asonadas nacionalistas muy violentes y odiosas que en varios casos terminaron en el derrocamiento del gobierno. El otro grupo, los “practicistas”, creen que lo mas conveniente para Bolivia es un acceso directo y eficiente al puerto de Arica, lo que sería bueno para las importaciones y exportaciones y para la industria y el comercio en general.
Chile generalmente inicia las negociaciones con un gobierno “Practicista” y concluye con su ruptura por parte de un gobierno “Reivindicacionista”.
¿Por qué razón Evo Morales tendría éxito en una negociación con Chile siendo él un “reivindicacionista” convencido y practicante?. Tanto así que con ese argumento derrocó a Sánchez de Lozada y tuvo en las cuerda a Carlos Meza. ¿Por qué habría de comprometerse a fondo con una negociación si sabe que se encuentra en una situación ganar – ganar, sea que tenga éxito en sus pretensiones o que se retire indignado y entre improperios contra Chile?
El peor error que podría cometer Chile –otra vez- es ofrecer una alternativa de solución a Bolivia que seguramente solo servirá para apuntalar políticamente a Morales y darle más munición a sus “derechos expectaticios”.
Esta vez es Bolivia –Morales- quien debe diseñar una oferta, socializarla entre los bolivianos y asegurar que si es sometida a plebiscito, será aprobada y luego ofrecerla a Chile.
La historia también muestra que esa oferta será bien recibida por Chile si es que incluye compensaciones territoriales proporcionales; compromisos para un desarrollo económico conjunto, es decir comercio e inversiones; hacerse cargo de convencer a Perú de que no obstruya el acuerdo, si la propuesta lo hiciera necesario; compromisos formales –jurídicos y políticos- que con este arreglo no habrá nunca más nuevas peticiones y que este nuevo arreglo incorpora y se hace cargo de todos los compromisos de libre tránsito, acceso preferencial a territorio y puertos nacionales y toda otra servidumbre y facilidad concedida en el pasado concentrándolos en el nuevo acceso al mar que se le conceda.
Suena extraña la petición de “buena fe” que Morales hace a Chile, especialmente después de retirar las “reservas” a la compet5encia del Tribunal Penal Internacional días antes y solo para poder presentar la demanda contra Chile. Y en un tribunal creado para prevenir conflictos, no para crearlos donde no existen, y en circunstancias en que los tratados vigentes están siendo aplicados cabalmente durante el último siglo.