La plasticidad de Rafael Correa

Puede decirse que la plasticidad es una cualidad mecánica de los materiales que les permite deformarse de acuerdo la magnitud de las presiones a que son sometidos. También existe la plasticidad en ciertos políticos, como Correa, que se adaptan a las condiciones tomando formas muy variadas que incluso les permiten hacerse irreconocibles ante un observador desatento. Esta plasticidad mecánica no afecta a las características propias de la naturaleza de la cosa, es decir que pese a sus mutaciones nunca dejan de ser lo que son, como Correa.

Este martes 13, Correa se reunió con la presidente de Chile en el marco de una visita de dos días a nuestro país luego de la cual manifestó que “ La historia de América Latina está cambiando». «El arribo de Bachelet a la Presidencia de Chile significa que el país está cambiando y que Latinoamérica está cambiando», expresó.

“El cambio” en boca de Correa tiene significados que es necesario dejar en claro, la historia del personaje y su “plasticidad” hace que ello pueda tomar características delicadas. En efecto, cuando Hugo Chávez en el pináculo de su borrachera ideológica intentaba usar a las FARC para destruir al gobierno democrático de Colombia y de incorporar a ese país a una Gran Colombia Bolivariana bajo su mando, contó con el apoyo de Correa que alegremente declaraba que “Ecuador no limita con Colombia sino con las FARC” avalando así la movida de Hugo para dar la condición jurídica internacional de “beligerante” al grupo narcoterrorista lo que permitiría a los estados -a Venezuela- prestarle apoyo de todo tipo, impunemente.

El ataque colombiano al campamento de las FARC en Ecuador permitió la captura del computador de Raúl Reyes, número 2 de las FARC. La información allí contenida dejó en evidencia que no solo habían encontrado santuarios en Ecuador y Venezuela, sino que los presidentes de ambos países, Hugo Chávez y Rafael Correa, consideran a la brutal guerrilla marxista como aliados en su proyecto ideológico – político regional y que recibieron su apoyo financiero para hacerse del poder en sus respectivos países.

Las declaraciones del entonces Ministro del Interior ecuatoriano, Gustavo Larrea, amenazando con remplazar a los jefes militares ecuatorianos “que tengan un comportamiento hostil” hacia las FARC no dejan mucho espacio para disimular la colusión entre el gobierno de Correa y la banda terrorista.

En un Seminario efectuado en Caracas los días 11 y 12 de noviembre del 2004 Chávez explicó du visión política regional: “Existe … otro eje, Bogotá-Quito-Lima-La Paz-Santiago de Chile, ese eje está dominado por el Pentágono …  Claro que la estrategia nuestra debe ser quebrar ese eje y conformar la unidad Sudamericana y creo que no es un sueño, creo que nunca antes en América se había dado una situación como ésta”, asídeclaró su estrategia para aislar a Chile y forzar su ingreso a UNASUR.

El 13 de enero del 2004, en la Cumbre de Monterrey, Chávez acusó a Lagos de mentiroso y repitió por enésima vez y en cuanto lugar y auditorio encontró, su voluntad de bañarse en una playa boliviana en el Océano Pacífico y que élle regalaría “todo el asfalto que pudiera necesitar para hacer una carretera hacia al mar” … y Correa se unió a los que maldecían a Chile.

Correa en su viaje a Bolivia el año pasado repitió sus infundados cargos contra nuestro país, es por eso que resulta tan extraña su aseveración actual de que “Respecto a la demanda boliviana a una salida soberana al mar, Correa enfatizó que es un compromiso de toda América. Me parece muy injusto que la responsabilidad se le de Chile». Demasiada “plasticidad”.

Ahora intenta diluir sus exabruptos y manifiesta que “Respecto a la demanda boliviana a una salida soberana al mar, «es un compromiso de toda América. Me parece muy injusto que la responsabilidad se le dé Chile».

Peor aun, que pretenda que algún chileno le crea aquello de que: «He hablado siempre no sólo de Bolivia, sino que también de Paraguay, que la región debe buscar que los países mediterráneos tengan salida al mar», es una ofensa.

Parece indiscutible que no fue Chile quien se alejó de Sudamérica sino parte de Sudamérica, -los bolivarianos Venezuela, Ecuador, Brasil y Argentina y los de Alba, receptores de los subsidios petroleros de Chávez-, los que excluyeron a Chile por razones ideológicas, varios años antes de la existencia de la Alianza del Pacífico y mucho antes del gobierno del Presidente Piñera. Una clara muestra del sectarismo ideológico fundacional del grupo es la mofa que Chávez hacía del Presidente Lagos, quien según Hugo “dice que es socialista” y de Evo que exige a Bachelet que de pruebas de su socialismo cediendo ante Bolivia.

Esto es lo que hace tan extraños los esfuerzos actuales por culpar al gobierno de Piñera de haberse alejado de los bolivarianos de Sudamérica. El ex Embajador Maira repite como mantra algo que el no solo sabe que no es cierto, sino que el mismo vivió desde su posición privilegiada de embajador de nuestro país en Argentina.

No me parece necesario comentar el comportamiento de Correa y de su país frente a Chile en el recién concluido pleito con Perú, ni un millón de explicaciones podrá justificar un comportamiento inamistoso y rayano en la perfidia, que muchos chilenos no olvidaremos y que esperamos que en su momento la deuda sea debidamente saldada.

Hoy día el bolivarianismo se desfonda y ello ocurre principalmente por su incapacidad para administrar sus ingentes recursos naturales, por su corrupción y por el despilfarro criminal de los fondos fiscales de sus respectivos países, así, suena muy extemporánea la expresión de deseos de Correa: «Unidos pondremos las condiciones al capital internacional», por el contrario, Chile busca que la inversión extranjera venga a Chile y Correa haría bien en reconsiderar su ideología obsoleta.

Es bueno que Correa se de por enterado que Chile no anda detrás de una revolución, que no aspira a seguir los pasos de Chávez ni los suyos, así es que si busca adeptos para formar la “patria grande” chavista, debería enfocar sus esfuerzos hacia otro país.

Aquí no existe ningún mandato revolucionario; en las últimas elecciones presidenciales concurrió a votar sólo la mitad del padrón electoral. El 50% concurrió a las urnas y de ellos sólo el 46% votó por Bachelet, algo así como el 25% del padrón electoral. Suficiente para que constituya un mandato legítimo pero insuficiente para hacer una revolución. Las reglas en Chile no son las mismas que en Ecuador, la opinión de la gente cuenta y se la respeta.

Entre el 12 y 17 de junio se llevará a cabo en Santa Cruz , Bolivia, la Cumbre del Grupo de Países en Vías de Desarrollo y China (G77+China), que de acuerdo a los preparativos bolivianos se constituirá en un festival antichileno orquestado por Evo Morales.

El encargado de la difusión exterior de la demanda marítima boliviana Carlos Mesa, planteó que el centenario reclamo ante Chile por una salida soberana al mar debería estar presente en la cumbre del G77+China, que albergará su país en junio próximo. El mandatario boliviano Evo Morales había sostenido ese criterio al asumir en enero la presidencia pro témpore del organismo.

Mesa, designado para esas funciones por Evo Morales, opinó que “el ingrediente jurídico está en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), y Bolivia tiene que trabajar un ingrediente político” en la perspectiva de “lograr la solidaridad y comprensión de la comunidad internacional”. En esa línea opinó: “creo que la reunión de Santa Cruz, del G77+China, debe tener el tema de mar como un aspecto fundamental y yo puedo contribuir en esa reunión”.

Frente a esta embestida adquieren un sentido claro las acciones de la Presidente y de la Cancillería de Chile. Todos los votos cuentan, incluso el voto “plástico”de Correa.