Humala: Demoliendo la confianza

El estilo de comportamiento de Alan García quedó inmejorablemente graficado en la sucia jugarreta que le hizo a Bachelet cuando, en una conversación personal y sin advertírselo a su contraparte, abrió el parlante de su teléfono y permitió que un grupo de sus ministros escucharan como se burlaba de su colega presidente. Una treta muy propia de su torcida personalidad que pretendió excusar aduciendo que en esta región no éramos alemanes y que aquí había humor para hacer este tipo de “bromas”.
Su salida de la presidencia fue un alivio para todos, chilenos y peruanos.

Su reemplazo, Ollanta Humala, un líder nacionalista extremo no auguraba nada bueno. Ya había hecho pública su intención de viajar en tanque a Arica para conocer la ciudad y a comienzos del año 2007, frustrado por el acercamiento entre el gobierno de Perú y el de Chile, a la cabeza de su Partido Nacionalista Peruano, encabezó un movimiento contra García acusándolo de “inacción cómplice” frente a Chile, exigió la renuncia de los Ministros de Defensa y de Relaciones Exteriores de Perú y demandó la elaboración de la cartografía del dominio marítimo peruano y comunicarla a las Naciones Unidas para «legalizar internacionalmente nuestro límite con Chile».

Acusó a Michelle Bachelet de encabezar “la mafia cívico – militar» y otros despropósitos, todo esta propaganda animada por marchas militares que llamaban a “la victoria” y otros mensajes militaristas. El espasmo patriotero concluyó con la organización de una marcha, el día 4 de Abril hasta la frontera con Chile llegando al Hito Nº 1 e invadiendo el ahora muy conocido triángulo entre el Hito Nº1, el punto de corte con la línea costera del paralelo que pasa por ese Hito y el punto, bautizado por Perú como “concordia”. Ahí izarían una bandera peruana,con bastantes posibilidades de crear un cassus belli con nuestro país.

Humala asumió la presidencia en medio de pocas expectativas de buenas relaciones vecinales, sin embargo, ya en el poder, con sorpresa y agrado pudimos ver a un verdadero estadista en acción. Un presidente mesurado, serio y de palabra, todo un cambio tras el exótico Alan García. Tras una gestión amistosa respecto a Chile, hoy nos sorprende con una jugada al mas puro estilo García. Es cierto que su popularidad está baja y que la presión de los ultranacionalistas de la aristocracia peruana y de los dinosaurios de su cancillería es intensa y que cuentan con recursos y acceso a los medios mas que suficientes para hacerle desagradable la vida. También es cierto que sufre, al igual que Chile, el término del super ciclo del precio del cobre y eso se refleja en intranquilidad social, paro así y todo, lo feo de su comportamiento no tiene excusa. El 19 de Agosto de este año, Humala firmó el decreto que aprobó la Carta de Límite Exterior Sur de Perú.

Lo feo comenzó de inmediato.

La prensa peruana (La República), destacó que el “Mapa fue elaborado por cartógrafos peruanos y chilenos”, insinuando que su contenido reflejaba una posición oficial y de común acuerdo entre ambos gobiernos y siguió; “La Carta es un mapa en el que se muestran los nuevos límites entre Perú y Chile, después del fallo emitido por la Corte Internacional de Justicia de La Haya, a principios de este año”, dejando la impresión que su contenido es una representación del fallos de la Corte. Y remacha: “En declaraciones a la prensa, el jefe de Estado (Humala) indicó que el mapa “señala claramente que el inicio de la frontera entre Perú y Chile es el punto Concordia, no hay otro”, conectando a Chile y la CIJ en la legitimación del punto Concordia como limite terrestre entre Perú y Chile, algo jamás reconocido por ninguno de los dos. Pero la mala fe y el engaño de Ollanta Humala fue mas lejos cuando aseguró: “En ese sentido tenemos que agradecer al personal técnico, cartógrafos, personal de la Marina de Guerra del Perú, de la Cancillería y al buen entendimiento para que esta comisión binacional haya llegado rápidamente a la determinación de las coordenadas”, mezclando las mentiras y engaños anteriores y termina con una afirmación genuinamente pérfida: “Esta Carta reemplazará a la del 2007, y fue elaborada por una comisión mixta peruano-chilena, integrada por cartógrafos que determinaron las coordenadas del límite marítimo”. No dice que la Carta no incluye solo los límites marítimos determinados por la Corte Internacional de Justicia, sino que subrepticiamente mete de contrabando la delimitación terrestre incluyendo la creación peruana del punto Concordia, que nunca fue aceptado por Chile ni por la CIJ.

Como la mentira tiene las piernas cortas, los propios medios peruanos preguntaron que como era que Chile se había allanado a esto y Humala, pillado en la mentira, se defendió declarando al mismo diario La República: «El mapa recoge la sentencia de La Haya, pero también el inicio de la frontera terrestre. No hemos faltado a la verdad», dijo el jefe de Estado e insiste: “el mapa recoge la sentencia de La Haya, pero también el inicio de la frontera terrestre que, es el Punto Concordia. No hemos faltado a la verdad, está basado en el Tratado de 1929 y los protocolos complementarios”.

Pero lo peor es que su declaración trae reminiscencias ominosas de la pretendida “marcha patriótica” que se reseña al comienzo, solo que ahora Humala está a la cabeza de la república y dispone de todos los medios para hacerla, mas aun cuando organizaciones militaristas y de extrema derecha peruana como la “Asociación Patriótica por la Recuperación de Arica y Tarapacá” que sesiona en el Congreso Nacional y que está conformada por senadores, académicos, historiadores, almirantes, generales y descendientes de próceres de la Guerra del Pacífico llaman también a marchar al “Triángulo” este 27 de Agosto, en conjunto con otros “patriotas” de Tacna. Una gran decepción, el proceso de construcción de confianza mutua que parecía avanzar ha mostrado todas sus falencias, nada ha cambiado, todo sigue igual, la agenda retrógrada, chovinista, odiosa y falsa, sigue vigente, al menos con Humala, la Cancillería y la aristocracia limeña.