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Las Malvinas, el Beagle, la estrategia Naval y el Futuro

El 19 de febrero, La Tercera publicó una interesante columna  referida a los antecedentes que podrían haber incidido en la crisis argentino – británica del ´82.

El año 1978, desde mediados de año, Julio para ser precisos, se iniciaron los preparativos chilenos para enfrentar la agresión argentina que intentaría  conquistar parte de la Patagonia chilena y posiblemente otros pedazos de Chile continental.

La firme y decidida postura de nuestro gobierno los llevó a reconsiderar su intención y tras muchos ires y venires, la disputa volvió a los cauces diplomáticos, ahora bajo la mirada del Papa Juan Pablo II, negociación que se prolongaría hasta 1982.

Pero esta crisis no salió de la nada. Desde hacía muchos años, para ciertos círculos nacionalistas argentinos el asunto austral con Chile no era tema cerrado.

Como se recordará en 1878, Argentina y Chile estuvieron próximos a ir a la guerra como resultado del avance argentino sobre la Patagonia, que culminó con la captura del puerto de Santa Cruz, hasta entonces avanzada chilena en la costa del Atlántico.

Las negociaciones entre ambos países, posteriores  a la Guerra del Pacífico, pusieron frente a los negociadores argentinos a un gobierno chileno bien armado, triunfante, con experiencia bélica y con una economía sólida. Las cosas se arreglaron lo mejor que se pudo y todo terminó en el Abrazo del Estrecho, entre juramentos de paz y amistad, tras una década larga de crisis y carrera armamentista.

A mediados del siglo XX, en pleno frenesí peronista  -Argentina se situaba entre las siete primeras economías del mundo-  surgieron de nuevo, renovadas, las frustraciones pendientes de la negociación señalada y en los círculos políticos e intelectuales  argentinos nacieron escuelas geopolíticas inspiradas en los modelos alemanes y nazis que encontraban de lo más absurdo que un país de tercer orden como Chile impidiera o restringiera la “natural”  supremacía y expansión de su país, y esa expansión pasaba por transformar a Argentina en un país bioceánico, para lo cual Chile era un estorbo; lo que procedía era una “Conquista del Oeste”.

Y así, llegamos a las Malvinas o las Falkland (usted elige, yo me referiré a Las Islas).

La columna señalada al comienzo dice: “David Joy, entonces consejero de la embajada británica (en Buenos Aires) quiere saber lo que su par chileno, Raúl Schmidt, podía contarle sobre aquella experiencia, que pudiera arrojar luces sobre una posible guerra … Joy estaba interesado «particularmente en escuchar sus comentarios sobre el origen común de los problemas actuales de soberanía de Argentina con ambos gobiernos, el británico y el chileno». Schmidt había sido jefe de gabinete del ministro de Relaciones Exteriores de Pinochet hasta 1978, el almirante Patricio Carvajal. Contaba, entonces, con información privilegiada y de primera mano sobre el tema.

«La tesis de Schmidt se basa esencialmente en la necesidad de la Armada argentina de tener un puerto estratégico más al sur de su actual puerto seguro más austral, Puerto Belgrano (en el sur de la provincia de Buenos Aires). La opción obvia, Ushuaia, no es satisfactoria desde este punto de vista, dado que se encuentra bajo constante vigilancia chilena», explica el informe de la diplomacia británica al cual BBC Mundo tuvo acceso.

«Por lo tanto, los argentinos están, según Schmidt, desesperados por conseguir algún otro puerto seguro en el sur, necesidad que puede verse satisfecha accediendo a las islas del sur del Beagle o a las Falklands. En este contexto, él cree que las disputas por la soberanía están vinculadas», continúa el informe”.

Esta es una hipótesis muy interesante que da alguna profundidad a la interpretación de algunos sectores de que la Crisis de 1978 habria sido solo una “excepcción causada por dos dictaduras”, como si un proceso de esta complejidad histórica pudiera reducirse al mero capricho de dos grupos de Poder

En efecto, la estrategia naval no es un asunto que inquiete a muchas personas más allá de los marinos. Hay varias escuelas y un corpus teórico bastante bien desarrollado. No parece este el lugar ni el momento para entrar en profundidades, pero un breve análisis de este caso nos podrá ilustrar adecuadamente y nos permitirá sacar algunas conclusiones.

La etapa final de la crisis del ´78 se configuró con los dos ejércitos frente a frente, con el Ejército de Chile a la defensiva, con pretensiones de contraatacar  después de la ofensiva inicial argentina y el Ejército Argentino desplegado para una curiosa maniobra terrestre sin un centro de gravedad definido, más bien orientada a dar lustre a varios generales que, frente a sus huestes, pretendían marchar directamente a la victoria.

Las Armadas, tema que nos inquieta en esta ocasión; cada una en posición para iniciar sus maniobras. La Escuadra chilena desplegada en el gran archipiélago situado entre el Estrecho de Magallanes y el Cabo de Hornos, a caballo entre el Pacífico y el Atlántico. Los argentinos, en Puerto Belgrano, lejos hacia el norte de su país.

Argentina, que quería conquistar  la misma área insular en que los marinos chilenos se encontraban desplegados, tenía que venir a desembarcar sus soldados para conquistar las islas, para eso debía eliminar a la Escuadra de Chile y luego proceder a la conquista de las islas en que se encontraban defendidas  por nuestra Infantería de Marina.

¿Qué pasó?. El gobierno argentino tomó la decisión de atacar:  mediados de diciembre de 1978; oportunamente la Flota de Mar argentina zarpó desde Puerto Belgrano rumbo al área del Canal Beagle. Una larga navegación con las tropas y los helicópteros embarcados, a poco andar se desencadenó un temporal como los que suelen ocurrir en esos lugares, las negociaciones se prologaban. Los buque navegaban con dificultades, el lanzamiento de los aviones desde el portaviones se tornaba un tarea riesgosa o imposible, los buques se golpeaban incesantemente, las tropas se mareaban, el material sufría por el mal trato de los elementos. Mientras tanto, la Escuadra de Chile estaba desplegada en “La Posición” austral, en aguas calmas, con espacio para cambiar de ubicación frecuentemente, con protección antiaérea y contra superficie, sin gastar combustible, con apoyo logístico asegurado, sus tripulaciones descansadas.

Llegó el día 18, la Flota de Mar se acercaba a la boca del Beagle cansada y golpeada, la flota chilena oculta lista para salir cuando quisiera, fresca, full operativa, con la retirada asegurada para aquellos buques que sufrieran daños.

Esta es la diferencia entre tener o no Una Posición. Asi, la hipótesis del Diplomático Señor Schmidt era del todo acertada.

La guerra con Chile quedó postergada. Pero la evidencia de lo difícil que sería combatir contra Chile en el mar, sin contar con la Posición adecuada  quedó muy clara en la experiencia naval argentina.

Aquí está una de las motivaciones para el ataque argentino sobre Las Islas el 2 de abril del 82. La otra fue la “escapada hacia adelante” para salir de un atolladero político y económico imposible.

La pregunta es: ¿los actuales afanes del gobierno Kirchner por Las Islas es sólo una nueva “escapada hacia adelante” o persiste la conciencia de que se requiere una buena “Posición” para una estrategía naval austral y antártica?. Esto no implica necesariamente ni siquiera prioritariamente un ataque contra Chile. Hay otros objetivos valiosos que demandan dicha posición en la región austral, desde la explotación de los recursos pesqueros y ahora petroleros y de gas natural del Atlántico y Pacifico Sur hasta la proyección a la Antártica, cuestión que cada día cobra mayor relevancia y a la que Argentina tradicionalmente le ha dedicado mucha atención, y para lo cual una “posicion” es nuevamente muy necesaria.

 

Merkel y Bachelet – De desprecios y Trotes

Es interesante el paralelismo entre las vidas, carreras políticas y evolución ideológica de la Canciller de Alemania Angela Merkel y la ex Presidente de Chile Michelle Bachelet, dos mujeres que han hecho carreras políticas exitosas y alcanzado posiciones de influencia en los ámbitos nacionales e internacionales.

La primera nació en 1954 en Hamburgo, en Alemania Occidental y Bachelet solo tres años antes, en 1951 en Santiago de Chile, también en un país democrático.

La familia de Merkel se trasladó a la ciudad de Quitzow en Alemania Oriental donde su padre ejerció como Pastor de la Iglesia Luterana cargo que, diferencia de sus feligreses, le permitía viajar con frecuencia junto a su familia a Alemania Federal. Merkel militó en las Juventudes Comunistas de la República Democrática Alemana (RDA)

Bachelet por su parte, al egresar de la enseñanza media se incorporó a la Juventud Socialista, también un partido marxista, donde tomó un activo rol en la política universitaria y desde 1973 se incorporó a las actividades paramilitares de la oposición al Gobierno Militar hasta ser detenida en 1975, situación que pudo resolver sin problemas mayores gracias a las conexiones de su madre con autoridades de las FFAA de Chile.

Ambas ingresaron, por elección propia, a organizaciones políticas marxistas, donde tuvieron un rol en el nivel jerárquico medio o bajo y las dos contaron con contactos sociales que les permitieron un trato diferenciado por parte de las autoridades de los gobiernos autoritarios de sus respectivos países.

Merkel estudió en la Universidad de Leipzig entre 1973 y 1978, donde se doctoró en 1986. Trabajó como investigadora en la Academia de Ciencias de la RDA hasta que tras el derrumbe del Muro en 1989, ingresó a la actividad política en la RFA hoy Alemania.

Bachelet por su parte ingresó a la facultad Medicina de la Universidad de Chile en 1972, a la que perteneció hasta su detención en 1975. En 1978 ingresó a la Universidad en Alemania Oriental, para regresar a la Universidad de Chile en 1979 donde permaneció hasta 1982.

Ambas fueron estudiantes universitarias en la RDA y luego en sus respectivos países en forma más o menos simultánea.

Durante su estadía en Alemania Oriental, Bachelet se mantuvo al margen de los grupos políticos socialistas. Cuando en 1978 el Partido Socialista de Chile en el exilio se dividió entre la corriente renovada de Carlos Altamirano y la dura de Clodomiro Almeyda, Bachelet se unió a esta última que postulaba la lucha armada contra el Gobierno Militar. El nivel de participación activa de Bachelet en acciones terroristas nunca ha quedado claro, al igual que las torturas que reclama haber sufrido en Villa Grimaldi ni como se gestó su salida de Chile hacia Australia.

A su regreso a Chile se unió nuevamente al Frente Manuel Rodríguez, ahora como ayudistadesde la ONG PIDEE y se acercó al Partido Comunista que insistía en la vía armada, hasta que el plebiscito de 1988 la dejó obsoleta. A desgano se insertó en la vía política electoral como candidata a la alcaldía de Las Condes,

El 11 de marzo del 2000 Ricardo Lagos asumió como Presidente  y Michelle Bachelet asumió como ministro de Salud, su primer cargo de relevancia nacional que le permitió iniciar una carrera meteórica, basada en su simpatía personal más que en sus escasos logros de gestión.

En 1978 Merkel ingresó como miembro de la  Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU por sus siglas en alemán y es su presidenta desde 2000. En noviembre de 1989 inició una carrera meteórica: ministra de Juventud y Familia y del Medio Ambiente y Naturaleza y estrecha colaboradora del canciller Helmut Kohl.

La CDU se autodefine como un «partido del centro, demócrata cristianoliberal y conservador«. A escala europea, es miembro del Partido Popular Europeo adhiere a la “economía social de mercado” y su declaración de principios se titula “Libertad en la responsabilidad”. En su programa, la CDU habla de la «concepción cristiana del ser humano y de su responsabilidad ante Dios». En el ámbito exterior, valoriza la integración europea y las relaciones transatlánticas con Estados Unidos, la CDU promueve la reducción de la burocracia y el patriotismo.

–       El viaje político de Merkel es claro y drástico desde la militancia comunista juvenil hacia las ideas políticas de derecha que asume y practica constantemente y sin vacilaciones.

–       No ocurre lo mismo respecto a las ideas y valores políticos de Bachelet que comienzan en la acción armada, transitan hacia la prescindencia; se aproximan a la acción terrorista y concluyen en la participación activa en la “política burguesa”.

Como vemos, Merkel llegó a la práctica política electoral y democrática por convicción, mientras Bachelet lo hizo por exclusión. Es por eso que adquiere tanto valor el contrastar la reacción de ambas personas en una de esas raras ocasiones en que lo repentino de la situación y la forma inesperada o sorpresiva en que se presenta hacen caer las máscaras y dejan a la intemperie los sentimientos reales y profundos.

En febrero del 2009, Bachelet efectuó una visita a Cuba en la cual se reunió con sus autoridades de gobierno y evitó a los líderes de la oposición que luchaban por la democracia. En dichos encuentros, solicitó una entrevista con Fidel, que a la sazón ya no ejercía el cargo de Presidente.

La audiencia le fue concedida y como es habitual en Castro, no se le comunicó el lugar ni la hora. Encontrándose la Presidente ya de noche, en medio de un acto oficial de homenaje a Salvador Allende en que ella presidía la delegación nacional, un mensajero se le acercó y le habló al oído avisándole que Fidel Castro la esperaba para sostener una reunión. La presidente se levantó de un salto en medio del acto. Sin meditarlo, la mandataria chilena se retiró apresuradamente, rebosante de alegría. Sus expresiones facial y corporal no dejaron duda del entusiasmo de Bachelet por acudir rendir homenaje a Fidel y a paso rápido, entre carrera y trote, corrió a saludar al dictador cubano.

En febrero de 2013, en un intervalo en el desarrollo de la cumbre entre Celac y la Unión Europea, en que Merkel capitaneaba la concurrencia europea, las cámaras la muestran avanzando en dirección a un grupo donde se encontraba el nuevo dictador cubano, Raúl Castro. Se ve a Raúl prepararse para detenerla y saludarla y se aprecia como Merkel da vuelta la cara para no establecer contacto visual, gira el cuerpo para darle la espalda y lo ignora sin atenuantes, dejando al general/presidente en una situación bochornosa.

Estas dos situaciones y estas dos reacciones nos permiten percibir y confirmar que mas allá de las aparentes similitudes, en el fondo de las mentes de ambas mujeres existen diferencias profundas a las que normalmente no tenemos acceso pero que ocasional y sorpresivamente se exponen a la mirada pública solo durante algunos segundos: la democracia como filosofía de vida o como opción circunstancial.

Terremoto y maremoto: todos de acuerdo ¡la responsabilidad es de las FFAA!

El término de la investigación de la fiscal Huerta vino a poner a todos de acuerdo. La responsabilidad de la inepcia gubernamental durante la noche del 27 de febrero, por decisión unánime de los políticos involucrados, fue asignada a las FF.AA..

Parece establecido que el Shoa se empecinó en juzgar la situación en base a la información de sus instrumentos de medición de mareas, que como consecuencia del mismo maremoto daban informaciones erróneas; que no prestó debida atención a la información del NOAA de los Estados Unidos y también parece estar acreditado que careció de las informaciones de campo que debió haberle entregado la Onemi. Esas son responsabilidades técnicas. La Armada las reconoció, investigó y sancionó, de inmediato y de cara a la opinión pública. Nadie más lo hizo, al contrario, al instante se desató un ataque múltiple y coordinado de todos los involucrados para tratar de instalar todas las culpas en el Shoa y la Armada.

En estos días el tema toma nuevos aires, ahora en el nivel de las responsabilidades políticas y los afectados vuelven a atacar con furia y coordinadamente.

Cada cual recitó su parte:

El Ministro: “La afirmación de que el servicio técnico descartaba la existencia de un tsunami es un asunto no menor a la hora de juzgar responsabilidades políticas o de cualquier otro tipo. Luego, se hace necesario preguntarse lo siguiente: ¿contaban las autoridades con la información adecuada para tomar las decisiones que correspondían?. Por supuesto que no”.

Parece evidente que el tomar decisiones erróneas o caer en la parálisis no transforma a las autoridades de gobierno en responsables jurídicos de las muertes, tan evidente como el hecho de que no hubiera un sistema decente para controlar las catástrofes es claramente una responsabilidad política.

El 22 de septiembre del 2009 el mismo ministro con el mismo subsecretario y la misma directora de la Onemi nos presentaban al “ALFA UNO, sofisticado Centro Móvil de Operaciones de Emergencia, destinado a potenciar la gestión de la Onemi” ya que “La coordinación no tiene sentido sin la comunicación y este Centro Móvil nos permitirá convocar rápidamente a los organismos que operan en una emergencia, como Carabineros, Bomberos, Salud, entre otros”, si entre tanta maravilla también tenía internet móvil ¿cómo es que la ex directora de la Onemi Carmen Fernández señaló que el servicio de internet de la repartición se «cayó» entre seis a ocho minutos luego del remezón, por lo que no pudieron revisar el sitio web del NOAA, organismo estadounidense que dio la alerta de maremoto?, ¿Para que querían mas información si no podían dar la alerta a nadie?, ¿Si ni siquiera podían o querían transmitirla al Shoa?. El ministro del Interior por su parte, que no diga que no sabía de las capacidades militares habiendo sido el mismo ministro de defensa y teniendo al ministro en ejercicio parado a su lado “mirando hacia el sudeste”.

El broche de oro de los descargos del ministro es cuando se expide: “El gobierno de ese entonces asumió las responsabilidades con los instrumentos que tenía” ¿Qué tal?:

“El gobierno de ese entonces”: es decir hace años mil, perdidos en la bruma de los tiempos. Historia. Nada reciente ni vigente. Casi una pérdida de tiempo.

“Asumió las responsabilidades”: era que no!. si todos los meses cobraban los sueldos correspondientes y él mismo ya llevaba 20 años pululando por diversos cargos de alta responsabilidad de gobierno ¿es que esperaba que otros “asumieran las responsabilidades”? y concluye:

“Con los instrumentos de que disponía”. Por favor!, si el sistema Onemi era un desastre, mal equipado, mal entrenado y caótico es porque él mismo, jefe y responsable directo del sistema de emergencias nacionales, no pudo, no supo o no quiso organizar algo que funcionara y que “dispusiera de los instrumentos necesarios”.

Si entre las 3:36 y las 8 horas de esa mañana, la Onemi registró 1.227 llamadas entrantes y 802 llamadas salientes incluyendo llamadas a Concepción y Valparaíso ¿cómo es que no tuvieron la decencia de informar al Shoa de las informaciones que estaban recibiendo?. El Shoa requiere información de campo para tomar, corregir y validar sus decisiones y no las recibía, mientras la Onemi recibía informaciones a granel que se perdían en el pantano de la abulia y la pasividad. Es cosa de recordar las caras estólidas de los líderes gubernamentales tal y como aparecen en la película tomada por el camarógrafo de la Onemi.

Durante años no hubo ni un solo ejercicio de simulación de maremoto que hubiera permitido tomar conciencia de la incapacidad de gestión de la Oficina Nacional de Emergencia. NI UNO SOLO. Si eso no es responsabilidad política ¿entonces qué lo es?. Y no culpen al Subsecretario Rosende. Su error fue tener el valor de tratar de tomar el control del caos que había mientras los ministros del Interior y de Defensa trataban de pasar piola y la presidenta intentaba tomar el control de una organización que los cortesanos le habían descrito como una maravilla y que en la realidad no existía.

Lo último y más grave: ¿Cómo puede el ministro olvidarse o tratar de soslayar su responsabilidad de proponer algo tan absurdo como el Decreto Exento 760 del 25 de febrero de 2010 pergeñado en connivencia con el ministro de Defensa Vidal, para marginar por completo y formalmente a las FFAA de toda responsabilidad en estados de catástrofe y subordinarlas a la Onemi, una Onemi que el mismo sabía que no valía nada, como se comprobó en el terremoto de Tocopilla y en la erupción de Aysen?, o de restarse a la discusión de poner a las FFAA a cargo de la seguridad pública para evitar los bochornosos saqueos de Concepción y otros lugares. ¿Cómo puede olvidarse del Plan Nacional de Protección Civil aprobado por el mismo, que disponía que ante un terremoto grado 7 o más se debía decretar alerta de tsunami automáticamente?. Orden que para que a nadie se le olvidara en medio del susto, estaba escrito en la muralla del Centro de Alerta Temprana (CAT), en el corazón de la Onemi, a la vista de todos, incluido el Sr. Ministro?. ¿Cómo oculta que el año 2002 el entonces presidente Lagos y su ministra de Defensa, Michelle Bachelet, firmaron un decreto que creó el Sistema de Protección Civil, que quitaban a las FF.AA. su rol articulador del sistema de respuesta? y ¿Con qué cara se sorprende de la “falta de reacción” de las FFAA?

Estas son responsabilidades políticas y en forma principal recaen en el ministro del Interior de esa fatídica noche.

El Intelectual comprometido: Un profesor universitario dispara desde un medio electrónico y se une al coro especulando en torno a que como el gobierno de Bachelet se encontraba de salida, las FFAA le habrían sido desleales, desobedeciendo las órdenes, retardando las informaciones y entrando en “deliberación”. Y da ejemplos: Que el gobierno entrante había tomado contactos con el Comandante en jefe del Ejército Oscar Izurieta para ocupar el cargo de subsecretario de Defensa, lo que habría molestado a Bachelet … pero se olvida del entusiasta apoyo público a ese nombramiento por parte de Francisco Vidal, ministro de Defensa de su propio gobierno. Parece que no le molestó tanto.

Cuando se produce una discrepancia respecto al tiempo que se tardó la Fuerza Aérea en tener disponible helicópteros para “ir a inspeccionar los daños” en plena noche, el profesor se escandaliza porque el Comandante en jefe señala que los aparatos estuvieron listos dentro de plazos razonables. La línea ideológica que apoya el profesor señala que cuando las FFAA son atacadas o calumniadas, deben guardar silencio, cualquier otra cosa es deliberar. Pero lo más pintoresco es cuando se sorprende ante la respuesta del jefe de Estado Mayor Conjunto cuando “la contradijo abiertamente por la prensa al informar que “yo no fui consultado” (4 de marzo, respecto a declarar Estado de excepción). ¿Qué quería, qué apoyara una afirmación falsa?, y cuando el Comandante en jefe del Ejército tuvo la desfachatez de “indicar que le correspondía al poder político tomar la decisión (de declarar Estado de excepción)”. En qué quedamos, ¿Es el poder político quien decide cuando declarar estado de excepción o son las FFAA quienes lo hacen?. ¿No sería deliberación? El broche de oro: Bachelet declara el 3 de marzo que no lo hizo porque “un grupo de almirantes y generales me dijeron que no, que no les parecía adecuado, que no era necesario aún” ¿Por qué no los nombra?. Huele a Transantiago, le “tincaba” que no iba a funcionar.

Como vemos, el profesor, en forma menos elegante y más mezquina que el ministro, abunda en la misma línea. Pero también está el periódico.

El Periódico de trinchera: A toda página, letras tamaño “catástrofe”, ¡¡¡Boicot!!!, el pasquín acusa a las FFAA de haber boicoteado a la presidenta y con razones parvularias las emprende contra diversas autoridades militares.

Todos a una!. Tenemos en acción una estrategia para eludir las responsabilidades políticas culpando a las FFAA.

Acusar a las FFAA de deslealtad o malicia hacia el gobierno es algo grave. Algo que hay que probar. No se puede invocar la “no deliberación” como excusa para abusar. En Chile ha habido y siguen habiendo grupos partidistas que no se percatan de ello o que son superados por su ambición y carga ideológica. Cuidemos a las FFAA y no las metan a la fuerza en peleas políticas, personales o de bandos.

Estamos entrando en un terreno que ya recorrimos: abusar de la obediencia, disciplina y silencio de las FFAA según las conveniencias políticas de cada bando. Terminó mal.

Acuerdo TransPacífico o Unasur?

Casi simultáneamente acaban de concluir las reuniones del Consejo de Defensa de Unasur en Lima y del Acuerdo TransPacífico en Hawai.
En la primera se aprobó una metodología para medir los gastos en defensa, se discutió el retiro de las fuerzas militares presentes en Haití y se acordó “estudiar” la posibilidad de construir aviones de entrenamiento, aviones no tripulados y una agencia espacial.
En la segunda se avanzó en la negociación del Acuerdo de Asociación TransPacífico (ATP) entre Australia; Brunei; Chile; EE.UU; Malasia; Nueva Zelanda; Singapur, Perú y Viet Nam. Por su parte, México; Japón, Canadá y China manifestaron su intención de unirse, con lo cual se conformará la zona de libre comercio más grande del mundo, que vendría a materializar en la región del Pacífico lo que no se pudo lograr a nivel global en la Ronda de Doha. Nótese que, de Latinoamérica, participan Chile, Perú y México.

Unasur y Acuerdo TransPacífico son dos pactos en que participa Chile y que aparentemente no tienen puntos de contacto entre si. Un examen más de cerca nos mostrará que en algunos puntos si conflictúan, sin perjuicio de lo cual nuestro país tiene que continuar avanzando en ambos: en ATP porque es de gran importancia económica y en Unasur, porque no podría evitarlo.
Unasur, una de cuyas expresiones relevantes es su Consejo de Defensa, nació gracias el esfuerzo incansable de Brasil, a comienzos del 2008, dentro de sus estrategias de política exterior y de defensa (Proyecto Brasil 3 Tiempos: 2007; 2015 y 2020) orientada a formar una “Comunidad Sudamericana de Naciones” bajo su supremacía para competir y eventualmente reemplazar la influencia que los EEUU ejercen en nuestra región. La exclusión de Centroamérica y principalmente de México confirman este diseño.

En esta estrategia, para Brasil, el Consejo de Defensa de Unasur es una herramienta que no solo contribuye a su defensa sino también a la promoción de su industria de defensa proporcionando una base de producción y comercialización amplia. También puede contribuir a reducir el riesgo de conflictos intrarregionales y a acotar lo que Brasil siente como amenaza a su soberanía amazónica por parte de países desarrollados.
Brasil aspira también a disponer, a través de este Consejo, de un instrumento que impida a EE.UU. conformar lo que estima es la intención norteamericana de formar un cerco a su alrededor, sensación que podría haber disminuido en los últimos años, pero que está siempre presente.
Argentina por su parte, aspiraba a la configuración, dentro del marco de Mercosur, de una organización de cooperación militar antes de ir a su expansión a toda Sudamérica (como es Unasur), Latinoamérica o América (como el TIAR). Esto derivó en otra dirección, pero aun así, se lograron importantes avances en el marco de Mercosur Ampliado; medidas de confianza mutua, integración y cooperación militar,- especialmente entre Argentina, Brasil y Chile -, cuyos hitos fundamentales son el Acuerdo de Mendoza del año 1991 al cual posteriormente adhirió Uruguay, sobre prohibición de armas químicas y biológicas, y la intervención en la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), que tuvo entre sus protagonistas fundamentales a Chile, Brasil, y Argentina, participando también Uruguay y Paraguay.
Para Venezuela, Unasur es una seguridad de que su continuada agresión retórica a los EE.UU. no sea respondida con algo más que silencio. Chávez se columpia entre la necesidad de contar con un “enemigo” que le permita unir a sus huestes y victimizarse ante sus opositores y simultáneamente neutralizar la posibilidad de que EE.UU. lo sancione económica, política o militarmente.
Bolivia y Ecuador, también visualizaron que Unasur y su Consejo de Defensa podría protegerlos de eventuales acciones desestabilizadoras.
Perú, por su parte, ingresó a Unasur en busca de un reaseguro dentro del contencioso que levantó contra Chile en su intento de revisión de la frontera marítima entre ambos países.

Hasta aquí, Unasur ha satisfecho las respectivas expectativas de sus miembros y ha proporcionado un foro en el cual se ha avanzado en medidas de confianza mutua, coordinación operativa y espacio de contacto y conocimiento entre las FFAA regionales. En la medida que la situación política regional ha ido evolucionando, algunas de las razones que motivaron a algunos países a ingresar, han ido quedando obsoletas, pero Unasur no morirá mientras le preste un servicio útil a Brasil en su plan de hegemonía regional y en ese sentido, Chile haría mal en abandonar la organización y entrar en una situación de antagonismo que no lo favorece en ningún sentido. El aspecto negativo es que el proyecto hegemónico brasileño requiere la incorporación de todos los estados sudamericanos, sin excepción, y dentro de un esquema de políticas económicas funcionales a sus intereses. En todo caso, diferentes y en contradicción con las políticas de mercado adoptadas por Chile, Perú, Colombia y México, por nombrar solo los estado más grandes, todos ellos ribereños del Océano Pacífico.

El 14 de octubre, en el Economic Club of New York, la Secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton anunció: “El centro de gravedad económico y estratégico del mundo está girando hacia el Este” y esta declaración se confirmó con la presencia de Barack Obama en la recién concluida reunión de ATP en Hawai.

Los 4 miembros fundadores de ATP son Brunei, Nueva Zelanda, Singapur y Chile, los 5 nuevos miembros son Australia, Estados Unidos, Malasia, Viet Nam y Perú. De estos 9 miembros, varios a su vez están asociados en una organización regional el Consejo Económico de Países de Asia Pacífico – APEC -, lo que les proporciona una capacidad de coordinación política y de seguridad de la cual carecen los de nuestra región, y es aquí donde aparece el “Arco del Pacífico” que vendría a conformar la organización regional del Pacífico americano como “espejo” de APEC.

El Arco del Pacífico Latinoamericano con Chile, Perú, Colombia y México, constituye básicamente un espacio informal de alto nivel para la identificación de acciones conjuntas dirigidas a intensificar y fortalecer los vínculos económico-comerciales y de cooperación entre ellos; una plataforma de proyección coordinada hacia el Asia Pacífico y un espacio para formar consensos incorporando a los sectores privados (académicos y empresarios) de la Cuenca del Pacífico latinoamericano, en particular aquellas relativas a la generación de sinergias en materia de comercio, inversiones infraestructura portuaria y logística del transporte y mejora de la competitividad.

Como puede apreciarse, si bien Unasur y ATP son organizaciones con fines y procedimientos diferentes, se topan en el punto en que Brasil no acepta de buen grado la existencia de un grupo sudamericano que actúe política, económica y comercialmente por su cuenta y más aun, aplicando políticas económicas que de hecho difieren sustancialmente de las que ellos promueven.

Lo mucho que te hablo, Sancho, es causa de tu menosprecio

Ante un comentario irreverente de Sancho Panza, Don Quijote lo reconviene:

“Lo mucho que te hablo, Sancho, es causa de tu menosprecio”

En una relación bipersonal, la cercanía frecuente o excesiva más que un avance hacia la confianza puede transformarse en un pretexto para un comportamiento confianzudo.

El Presidente de Bolivia, en sus tratos con nuestro país, alterna insultos, amenazas, conspiraciones y cuadrillazos. A cada semana aparece con nuevas interpretaciones y suposiciones respecto a nuestros motivos y razones, todas ellas infames.

… y los chilenos, todos, desde sus más altas autoridades gubernamentales y parlamentarias, hasta los medios de comunicación social y opinólogos de todos los calibres, saltan como picados por una araña lanzando todo tipo de explicaciones y análisis.

Ya vimos como el último ejercicio difamatorio de Morales en CELAC dio botes sin que nadie recogiera su inconsulta agresión verbal. Nuestro Presidente contestó a sus acusaciones explicando las situaciones con peras y manzanas. Todos entendieron, hasta los amigos y conmilitones de Evo.

Entonces ¿a qué seguir dándole vueltas al tema?.

Parece hora de dejar de hablar ex cátedra y circunscribir nuestras respuestas a las comunicaciones oficiales.

Para que Morales llegue a una propuesta razonable para la satisfacción de su aspiración marítima, -que excluya toda pretensión de soberanía territorial-, requiere paz y tranquilidad para pensar, necesita concentrarse y meditar y para ello, nada mejor que el silencio.

Nuestra mejor cooperación a las buenas relaciones con Bolivia es entregar el lápiz solo al Canciller para que vuelva a la diplomacia silente y por escrito.