MAR(X) PARA BOLIVIA

PREFACIO: Hubo una época en que en Chile se hablaba y pensaba en la jerga que leerán a continuación. Para muchos puede resultar incomprensible; para nuestra generación -de izquierda y derecha- era “normal”. El dogmatismo, la irrealidad, el elitismo y la soberbia, el desprecio hacia el hombre común y su aspiración de tener una “vida buena”, y la disposición a sacrificar lo que fuera necesario para lograr las metas abstractas de los intelectuales y políticos que levitaban en sus mundos gaseosos, también eran considerados “normales”. En el último par de años en Chile pudimos a ver un poco de eso y un escalofrío recorrió nuestras espaldas. Un dejà vú deprimente.
Bolivia, bajo la guía de su vicepresidente, se mueve en esa dirección. Vive en un mundo paralelo, con alguna intersección con lo que piensa y predica el Papa Bergoglio.

Álvaro García Linera, Vicepresidente de Bolivia; nació en 1962 en Cochabamba y se licenció en matemáticas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En 1985 regresó a Bolivia y militó en favor de un gobierno indígena de liberación. En 1992 fue encarcelado durante cinco años por su participación en la estructura de mando del Ejército Guerrillero Tupak Katari (EGTK), grupo de jóvenes burgueses indigenistas. Posteriormente estudió sociología y luego participó en las elecciones de 2005 compartiendo fórmula con Evo Morales.

García es el “complemento” de Morales, dupla en la cual Evo pone un liderazgo caudillista, indigenista y carismático, acompañado de una notable carencia de educación formal y de rigor intelectual. Presume de no haber leído nunca un libro completo y su experiencia exitosa en luchas sindicales la lleva a emplear esos métodos, sin adecuaciones, en otros ámbitos. García por su parte cumple el rol de mentor, consejero y “analista” sensible y profundo. Esta asociación hasta ahora funciona sin crisis visibles dado que tienen metas diferentes: García aspira a ser una especie de líder intelectual de una nueva forma de marxismo que esta vez si logrará la implantación del comunismo en Latinoamérica, y Morales satisface sus aspiraciones con la dirección del movimiento boliviano.
El acceso de la dupla Morales – García al gobierno en un momento de altos ingresos por la exportación de materias primas -gas para el caso de Bolivia- los llevó a creer que tenían mano libre para implantar sus ideas disponiendo de recursos en abundancia. Para Bolivia, la firma de tratados de venta de gas a Brasil y Argentina a precios muy convenientes le han permitido sortear la crisis que tiene a Maduro contra la pared. Estos contratos se aproximan a su vencimiento y no serán renovados en las mismas condiciones.
García es ¿autor? de una teoría política que ha evolucionado constantemente a partir del estudio del Marx clásico desde una perspectiva indigenista.
García nos explica que Marx descubrió que las sociedades organizadas en comunidades no necesariamente debían pasar por la proletarización para llegar al comunismo. De esta forma, la sociedad boliviana, ejemplo vivo de comunitarismo, presenta la posibilidad de llevar a cabo un nuevo tipo de revolución comunista en nuestros países.
“Para nosotros -dice García- la importancia del pensamiento creativo de Marx es fundamental. Y no únicamente para reconocer nuestra realidad y nuestro pasado, sino, en primer lugar, para entender las fuerzas comunitarias que —junto a las que ha creado el capitalismo para negarlo— empujan nuestra sociedad a la posibilidad del socialismo”. Traducción: Marx vió que el comunitarismo es también una fuerza revolucionara.

Los marxistas que lo precedieron –según García- no entendieron nada: “El supuesto marxismo, que en realidad no fue más que una caricatura de tercera de él, que desde los años treinta comenzó a aparecer por estas tierras, se apoyaba en bases deformadas. Sus dos vertientes, trotskista y estalinista, a pesar de su supuesto antagonismo, en realidad compartieron (y comparten) las mismas deformaciones, tergiversaciones y desconocimiento del marxismo revolucionario”. Traducción: Los interpretes del marxismo entre ellos “se odian como hermanos”. Ahora les traigo la interpretación «correcta».

Él, Marx, en cambio, vio que la comunidad ancestral sólo podía desarrollarse y hacer prevalecer sus rasgos colectivistas en la medida en que fuera capaz de promover levantamientos generales en contra del régimen capitalista, esto es, en tanto las masas comunitarias llevaran a cabo una guerra revolucionaria como parte fundamental de la Revolución Socialista de trabajadores de la ciudad y el campo, que pusiera fin tanto a las fuerzas individualistas en el interior de la comunidad, como al régimen capitalista, que la acosa por todas partes. Traducción: los indígenas organizados en comunidades solo pueden conservar sus estilos de vida si se organizan e incorporan a la Revolución Socialista.

Entonces, “la comunidad no sólo habrá de conservarse, sino que habrá de recuperar sus condiciones primarias de asociación y control de los productores sobre la producción; y lo mejor de todo, lo hará en condiciones nuevas y superiores, por la existencia de nuevas fuerzas y riquezas productivas, y por la presencia mundial del proletariado, que posibilita la incorporación de esas riquezas y su control social, común, comunitario por los trabajadores directos; por tanto, la superación de las antiguas condiciones que por siglos empujaron a la comunidad hacia su lenta disolución”. Traducción: Si lo hacen, no solo conservarán su organización comunitaria sino que avanzarán en su desarrollo.
Estas condiciones revolucionarias, previstas por Marx hace ya cien años, son las que en la actualidad comienzan a despuntar con gigantesca fuerza en la lucha y en los preparativos revolucionarios de comunarios y proletarios del país y el continente. Traducción: Ahora es el momento en Bolivia y latinoamérica.

Así llegamos a las condiciones que permiten que Evo y García encabecen la revolución indigenista esta vez cultural y social mas que laboral y de clase, que se propagará a Ecuador, Guatemala y México.
García señala que “El evismo actúa, con rasgos y alcances que complementan a los más radicales del chavismo, de Hugo Chávez, en Venezuela; el castrismo, de Fidel Castro, en Cuba, y al reformismo de Lula da Silva, en Brasil. Todos alineados en este giro a la izquierda que ha emprendido América Latina como respuesta al neoliberalismo”. Comentario: Chávez está muerto, Maduro está reventado; Castro se amistó con EE.UU.; Brasil se reconvirtió al libre mercado. La izquierda marxista está de salida en la región.

Creemos que lo que se está haciendo aquí en Bolivia, donde el liderazgo indígena tiene un proyecto de país y de dignidad en términos de movimientos sociales y de diálogo con los diversos sectores, marca una nueva línea política continental. Lo que estamos construyendo aquí es el evismo, el evismo como un proyecto político nacional, en primer lugar, pero de repercusión internacional. Que tiene una singularidad histórica muy notable que vamos a convertir en una doctrina política que pueda ser útil para otros actores sociales en el continente.

El evismo, según García Linera, “marca una nueva línea política en el país y en el continente. Una vía que se ofrece a sí misma como un movimiento político con un fuerte componente indígena y que se postula como una izquierda “democrática y viable”, pero contestataria a las políticas conservadoras de la globalización”. Un movimiento cuya acción está centrada en lo que haga o deje de hacer el caudillo indígena – Evo Morales- , con sus inmensas cualidades como líder político. Allí, Álvaro García Linera asume una función determinante: consejero, equilibrista, contrapeso de un líder a la vez personalista, democrático, imprevisible y radical.
En ese marco, mantendrán la relación con Estados Unidos pero sin condiciones, y se volverá a una política de “gas por mar” con Chile, sin concesiones, en pos de una salida soberana al océano Pacífico. Los temas fuertes del Gobierno de Morales van a ser tratados en España, Brasil y China.

“La transformación más importante tiene que ver con el nuevo papel del Estado boliviano en el control, la generación y la utilización del excedente. Nosotros recibimos un Estado sin una sola empresa, porque todas las empresas públicas habían sido transferidas al sector privado en el marco de lo que se denominó neoliberalismo. Y, en algo más de un año, el Estado boliviano ha comenzado a intervenir abierta y directamente en la producción y el control de la riqueza. En hidrocarburos, a través de YPFB, que no solamente se ha convertido en un regulador de contratos, sino que se transformó en propietaria de todo el gas que posee Bolivia mediante el decreto de nacionalización. Es YPFB quien define los precios, los volúmenes y los lugares de distribución. Es el Estado el que establece los costos de producción y las utilidades de las empresas privadas que explotan el gas. Así, el Estado boliviano ha pasado de controlar del 6 o7% al 19% del Producto Interno Bruto (PIB). Nuestro objetivo es llegar al 30%. En minería también se está afianzando la presencia del Estado, sobre todo en Huanuni, donde está la principal empresa minera con el proletariado más numeroso, 5.000 obreros de un total de 10.000 mineros. En los siguientes meses asumiremos el control de las telecomunicaciones y el Estado emprenderá la construcción de tres o cuatro fábricas: de papel, de cemento, plantas separadoras de gas, posiblemente una fábrica de refinamiento de plástico. También se está trabajando en la construcción de una nueva línea aérea estatal -en reemplazo del Lloyd Aéreo Boliviano que se encuentra al borde de la quiebra y dejó de volar-. Ese es el primer núcleo de ruptura con el viejo régimen y la puerta para avanzar hacia un posneoliberalismo. Un Estado productor, controlador de la mayor parte del PIB.

«Si el Estado es el principal generador de riquezas, debe comenzar a transferir recursos y tecnología hacia los sectores microempresariales y campesinos. Ahí, este proyecto se distancia del desarrollismo que predominó en los años cuarenta y cincuenta, según el cual todos debían convertirse en obreros o burgueses. Acá estamos imaginando una modernización pluralista, con renovación tecnológica, especialización y diversificación, acceso a mercados, provisión de servicios, pero dentro de la propia lógica microempresarial y campesina comunitaria. Hay tres modernizaciones en paralelo, mientras que el desarrollismo cepalino impulsaba una sola vía de modernización. La moderna industrial, la microempresarial artesanal urbana y la campesina comunitaria rural. En ese marco estamos potenciando la introducción de tecnología productiva en el área rural, como los tractores, para remover la base arcaica de la economía campesina tradicional, aún sostenida en el arado egipcio del siglo XVI.
En un año repartimos unos 800 tractores con equipamiento adecuado para los distintos tipos de suelos. Buena parte de los recursos de la cooperación externa los estamos dirigiendo hacia estos sectores. Tenemos muy clara esta lógica de las tres modernidades, parafraseando a Mao Tse Tung, mediante la transferencia de excedentes del Estado».

Y el Comunismo ¿en dónde queda?

García nos explica: “Recuerdo que, desde 2002, vamos teniendo una lectura mucho más clara y hablamos del carácter de la revolución, como democrática y descolonizadora. Y dijimos: no vemos aún comunismo. Por doctrina, la posibilidad del comunismo la vimos en un fuerte movimiento obrero autoorganizado, que hoy no existe, y que, en todo caso, podrá volver a emerger en veinte o treinta años.
Y agrega:
En los años noventa se produjo una reconfiguración total de la condición obrera que desorganizó todo lo anterior y dejó micro núcleos dispersos y fragmentados de identidad y de capacidad autoorganizativa. En el mundo campesino indígena vimos la enorme vitalidad en términos de transformación política, de conquistas de igualdad, pero la enorme limitación y la ausencia de posibilidades de formas comunitaristas de gestión y producción de la riqueza.
Y añade:
Entonces, ¿cómo interpretar todo esto? El horizonte general de la época es comunista. Y ese comunismo se tendrá que construir a partir de capacidades autoorganizativas de la sociedad, de procesos de generación y distribución de riqueza comunitaria, autogestionaria. Pero en este momento está claro que no es un horizonte inmediato, el cual se centra en conquista de igualdad, redistribución de riqueza, ampliación de derechos.
Cómo incorporan Gracía y Evo la realidad del “abuenamiento” entre EEUU y Cuba; la ruina de Venezuela en manos de Maduro; el fin sin gloria del Kirchnerismo en Argentina; la decadencia de Correa, y sobre todo el abandono del “lulismo” y la decadencia del Partido de los Trabajadores en Brasil, son preguntas sin respuestas, pero como ya sabemos, los revolucionarios no se enredan en esas “pequeñeces”, ellos ven el “gran e inevitable cuadro del movimiento de la historia”.

Nos guste o no, somos vecinos de Bolivia y ellos quieren “Mar(x) para Bolivia”, pero no nos sorprendamos de no poder seguir sus lógicas, están en otra, en la sesentera – en una de hace medio siglo, antes del celular y el DVD, antes de internet y el supermercado.

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Fernando Thauby García
T3 SpA
Consultores

12 de Julio 2015