Macri: Una nueva experiencia para Chile

Las señales parecen indicar que el nuevo presidente de argentina será Mauricio Macri. En los últimos años y especialmente durante la campaña que recién termina, pude leer muchas de sus intervenciones y propuestas. Debo ser honesto, me parecieron tan razonables que estaba seguro que nunca sería elegido. En realidad la experiencia muestra que en Argentina solo los candidatos exóticos, que llegan haciendo equilibrios en la delgada línea roja entre la decencia y el delito parecían tener posibilidades de alcanzar la primera magistratura. Después de Alfonsín todo parecía confirmar una tendencia que había llegado a consolidarse casi como una cultura.

Estoy consciente que aun puede rehabilitarse el gusto transandino por los personajes pintorescos, pero creo que a estas alturas podemos permitirnos una licencia: soñar con país vecino con un gobierno razonable, serio, formal, predecible.

Ya acostumbrados a los desplantes, los malos modales, la impuntualidad cuando no la simple grosería de llegar un par de horas atrasados, usuales en el matrimonio Kirchner; al incumplimiento de los acuerdos, los compromisos y las declaraciones; a la inmersión del gobierno de un país grande e importante como Argentina en las verborreas, conductas totalitarias y las insultaderas bolivarianas, será toda una experiencia volver a tratar con un grupo de personas serias y respetables que, es de esperar, comience por extraditar al terrorista que asesinó al Senador Jaime Guzmán que no solo encuentra asilo sino seguridad económica en el estado argentino. Esta es una afrenta innecesaria e insostenible por parte de un gobierno amistoso y decente.

Es evidente que a Macri le faltan dos grandes desafíos por vencer: primero, neutralizar la costumbre tan peronista de impedir el ejercicio del gobierno por alguien que no suscriba el populismo y la demagogia de su cultura y segundo, rescatar a Argentina de las profundidades de la demolición institucional a que fue sometida deliberada y sistemáticamente desde hace ya años.

La llegada de Macri al poder podría señalar el fin de organizaciones tan retrogradas como el Foro de Sao Paulo, Unasur, Alba y otras que solo han servido para ocultar, bajo el disfraz del antimperialismo, los atropellos totalitarios del Chavismo y el Lulismo, y abre la posibilidad de unir a Sudamérica para jugar un rol relevante participando protagonicamente en la conformación del nuevo orden mundial en torno a Océano Pacífico, donde hay espacio para todos los países de la región, y sobra.

La Alianza del Pacífico no es la alianza excluyente de los países que están en el Pacífico, sino la asociación incluyente de todos aquellos que quieren comerciar, participar y mantener la paz y la cooperación mundial desde en el Pacífico.

Con el cambio que se puede prever en Argentina podríamos estar dando inicio al ingreso de Latinoamérica al siglo XXI.