Que buen vasallo, si tuviese buen señor !
En los días álgidos de noviembre de 2019 fui invitado por miembros de la fronda y de la elite económica a concurrir a algunas reuniones. Aterrorizados por la posibilidad de perder sus bienes y posiciones, recurrían a militares en retiro en busca de milicotes a quienes usar. Sus patéticas argumentaciones, estilos y propuestas, reflejaban una increíble desconexión con la realidad del siglo XX y que decir del siglo XXI, y una incomprensión total del mundo actual. Su ignorancia e incultura, su ceguera ante la realidad de Chile y del mundo, daban una profunda lástima. Parecían encapsulados en si mismos y sus grupitos, ajenos y distantes de la realidad. Me sorprendió ver y oír a personas que uno creería con roce internacional, académico, político y cultural, personas con mundo, que sólo eran derrelictos naufragados hace años y que aun no tomaban nota de su condición.
Este recuerdo viene al caso ante la burda maniobra de Piñera que, so pretexto de emplear a las FFAA bajo un régimen de estado de emergencia sanitaria, los trata de meter, a la mala, en actividades policiales para las cuales debería existir estado de sitio, sacándolas solapadamente del marco constitucional y legal. Inventa una pintoresca figura de un “coordinador” y designa a cargo a un “operador político” -antiguo sirviente para odd jobs-. Se molesta y sorprende cuando los jefes militares concurren a las sesiones de “coordinación” acompañados de abogados para explicarle al operador que lo que le dijeron que les dijera a los jefes militares era ilegal y absurdo y que no sería aceptado.
En alguna parte de su razonamiento imaginó una maniobra para desligarse de toda responsabilidad política y de DDHH poniendo, primero a un hombre de goma entre él y la violencia y luego tratar de pasar gato por liebre haciendo como que cumplía la Constitución sin hacerlo. Pura letra chica.
La tercera parte de la ecuación: una izquierda pegada en categorías de hace medio siglo, de desastres de los cuales son los grandes culpables, de errores políticos garrafales y de actos criminales que se niegan a reconocer. Viviendo en un mundo obsoleto mientras siguen en su baile de máscaras. No tienen nada que ofrecer y siguen momificados en el siglo pasado. Mientras el mundo, la tecnología, la industria, la educación, todo, sigue adelante a toda marcha.
“Las Fuerzas Armadas -explica un periodista de izquierda- no quieren entrar en este juego (de la Araucanía) . . . lo hacen porque les costó mucho recuperar la credibilidad y no van a hipotecar en un capricho político todo lo que les ha costado tanto ganar desde el retorno de la democracia». La credibilidad de las FFAA nunca estuvo bajo la del Congreso, de los partidos políticos ni de los empresarios. Superaron la feroz campaña de odio y difamación de la izquierda, sus organismos de fachada y parte de la Iglesia Católica, algunos cuyos prohombres pasaros directamente de las trincheras de la resistencia a la condición de delincuentes sexuales. También sobrevivieron a la traición de la derecha. No traten de empatar. Mírenlas bien, respétenlas, cuídenlas. Son la ultima ratio.
La nueva izquierda, revolucionarios de asamblea estudiantil, repetidores de doctrinas y raciocinios que no cree nadie del mundo civilizado. Vendedores de inmoralidad y simulación, incapaces de producir nada, ni una propuesta razonable, ni una crítica fundada. Propuestas de futuro, pruebas de comprensión de las características del mundo que se está construyendo a nuestro alrededor, nada.
Nada, solo palabrería hueca. Farándula, vulgaridad, miseria intelectual y moral.
La soberbia, ignorancia, mezquindad, insensibilidad, provincianismo de nuestras elites dirigentes son catastróficas. Su continua batalla de avivadas, zancadillas, mentiras, infamias y abusos de poder y económicos ya no dan risa, tampoco pena, solo asco.
Siguen sosteniendo doctrinas que a sus abuelos ya les resultaron intolerablemente dogmáticas, intolerables y obsoletas. Que sus padres lucharon y trabajaron denodadamente y con éxito para desplazar y que no saben reconocer ni respetar porque ignoran el significado del esfuerzo continuado y del respeto a las personas. A todas, siempre.
¿Podremos salir de ahí?, difícil, una juventud que vive entre gases y algodones, que vive como si no fueran responsables de nada, pidiendo, exigiendo, con rabietas y sosteniendo ideas e ideologías que ya sus abuelos rechazaron por ineficaces e inmorales. ¿Cómo es posible que jóvenes educados apoyen y promuevan regímenes como el de Cuba o Venezuela?, no es falta de información. Es banalidad, irresponsabilidad y estupidez. ¿Cómo una diputada puede declamar que prefiere que todos sean pobres a que haya ni la mas mínima desigualdad?, mientras disfruta de una dieta de 9 millones mensuales. Y los jóvenes lo aceptan y lo justifican.
Algo grave dejó de funcionar. Personalmente creo que fallaron los intelectuales, de derecha, centro e izquierda, ganaron los “pragmáticos” que transitaron rápidamente a corruptos e inmorales. ¿Hay reemplazantes?. Mirando la lista de candidatos, se ven algunas personas decentes, los menos. Se repiten representantes de la misma ralea, muchos. Hay más gente valiosa,
¿Por qué se “abstienen”?
Fernando Thauby García
23 de marzo de 2020