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POLÍTICA MILITAR: PERDIDOS EN EL ESPACIO

El gobierno de Michelle Bachelet ofreció aportar “ímpetu” al sector defensa en sus aspecto de desarrollo institucional y por el contrario, solo sabemos de divagaciones silenciosas, secretas y estériles de un Subsecretario enamorado de sus prejuicios pacifistas que se hunde en espiral rumbo a ninguna parte.

En el ámbito de las políticas públicas de relaciones exteriores y militares comúnmente se emplean dos documentos directrices que dan la partida a la planificación estratégica nacional: la Política de Seguridad y Defensa, analizada en mi columna anterior y la Política Militar que es el conjunto de objetivos y estrategias que dirigirán el esfuerzo de organización, gestión del personal, del material, de la infraestructura y el desarrollo de las doctrinas de todo tipo que materialicen y orienten la estructura militar en el marco de la Política de Seguridad y Defensa. Es la Política del gobierno hacia las FFAA.

En esta columna me referiré a la Política Militar del actual gobierno de Chile. Los documentos mas relevantes al respecto son las declaraciones de los personeros del gobierno y mas que todo, de sus acciones reales. También son elocuentes sus escritos y declaraciones antes de asumir sus cargos.

El Programa de la Nueva Mayoría considera que “A partir del 2010, año que entró en vigencia la Ley N° 20.424, Estatuto Orgánico de la Defensa Nacional, algunas reformas continuaron, pero la mayor parte de éstas se estancaron y, en algunos aspectos, hubo retrocesos como resultado de la gestión de la autoridad política realizada entre el 2010 y el 2013”. Hechas las críticas de rigor al gobierno anterior, entra a proponer las acciones a tomar a partir del año 2014 para «retomar con ímpetu las reformas institucionales para el desarrollo de una Defensa Nacional”.

Durante el año 2014 no se hizo nada, pero la Presidente, en su Inauguración del Año Académico Militar 2015, al comienzo de su segundo año de gobierno reiteró y detalló el Programa que se desarrollaría durante los -ahora- solo tres años restantes de su mandato:

“Y quiero especificar a qué me refiero, en cada caso … .

Primero, sobre la Ley de Financiamiento de la Defensa, quiero decir que el Ministerio ha preparado una indicación sustitutiva para mejorar el proyecto de ley que establece un nuevo mecanismo de financiamiento de las capacidades estratégicas de la Defensa. Este proyecto fue aprobado en su primer trámite por la Cámara de Diputados y se encuentra ahora en el Senado. Y el proyecto de indicación sustitutiva será enviado durante el primer semestre del 2015.

Segundo enviaremos al Congreso un proyecto de ley para modificar el Código de Justicia Militar, que también esperamos enviar durante el primer semestre de este año. Lo que buscamos es que el Código garantice el debido proceso y otorgue credibilidad y transparencia jurídica, con las mismas garantías que rigen en la justicia ordinaria.

Tercero, en el caso de la institucionalidad conjunta, elaboraremos un proyecto para perfeccionar y fortalecer la organización y atribuciones del Estado Mayor Conjunto y de su jefatura. Esto incluye sus atribuciones en materia del mando de medios en tiempos de paz. También estableceremos una agenda sectorial para promover, perfeccionar y desarrollar la institucionalidad de lo conjunto en todos sus planos. Nos parece fundamental dotar a la Defensa del más alto estándar internacional de conducción de operaciones militares. Si queremos mejorar aún más nuestra respuesta ante las emergencias, la respuesta, desde el punto de vista del empleo de los medios militares, debe ser de naturaleza conjunta. Esto es lo que se juega, así de crucial es este aspecto.

Cuarto, en materia de industrias militares, enviaremos el proyecto de ley que moderniza las empresas estatales de Defensa, FAMAE, ASMAR y ENAER. Además de reafirmar el carácter público de la industria militar y potenciar el cumplimiento de sus funciones, aumentaremos su transparencia, disminuiremos las asimetrías de información y modernizaremos y profesionalizaremos su gestión administrativa. Tenemos que equiparar su gestión con los estándares OECD de gobierno corporativo en empresas públicas.

Y quinto, la agenda de inclusión y no discriminación que incluye, por cierto, la equidad de género. Es central para la democracia, la construcción de una comunidad que se funde en el respeto a la diferencia y el trato igualitario entre las personas. Por ello hemos iniciado la elaboración de una nueva política sectorial –aquí está la ministra del Ministerio de la Mujer-, a diez años de la publicación del documento anterior para la integración armónica de la mujer en las Fuerzas Armadas y su desarrollo profesional en cada institución.

De todo esto, salvo los asuntos de «Genero e Inclusión», que interesan personalmente a la Presidente, hasta ahora no hay resultados concretos, ningún resultado concreto. La forma secreta y  antidemocrática -compartimentado y escondido de la observación pública-  en que trabaja Robledo  no contribuye en nada a legitimar y facilitar el trámite de los proyectos y darle le necesaria solidez jurídica y formal para facilitar su aprobación:

La Agenda Legislativa para “el segundo tiempo del Gobierno” – ahora solo dos años restantes de su administración-, según lo informado en la prensa y no desmentido ni corregido, considera:

7 Proyectos en trámite para ser despachados antes del 21 de Mayo de 201

8 proyectos para ingresar y despachar el año legislativo 2016

17 proyectos que quedará ingresados a tramitación el año 2016

26 proyectos para despachar antes del 31 de enero del año 2017

De todos estos proyectos de ley NI UNO SOLO corresponde al Ministerio de Defensa. Esto contradice la declaración de gobierno de que “nuestro objetivo fundamental sea retomar con ímpetu las reformas institucionales para el desarrollo de una Defensa Nacional”.

En su alocución ya señalada, la Presidente también señaló: “Los diferentes gobiernos hemos llevado adelante procesos de reforma, con el objetivo de institucionalizar la gobernabilidad democrática del sector, y como parte de una agenda de construcción de una democracia de calidad. Así, ha habido una progresiva mejora de la gobernabilidad democrática, y los principales hitos son conocidos por todos ustedes”.

Al respecto es útil destacar lo que entiende el Subsecretario Robledo, -a cargo de estas reformas-, por “gobernabilidad democrática” y para eso, lo mejor es referirse a Ángel Flisfisch y Marcos Robledo, “Gobernabilidad Democrática de la Defensa en Chile. Un índice para el periodo 1990-2010”. El documento mencionado es un ejemplo de la metodología de investigación sociológica norteamericana, que trata de encontrar y tabular hechos que le permitiría inferir relaciones de causa efecto entre ellos.

En este caso, se trata de llegar a un índice de gobernabilidad de defensa que sería igual a la suma de los eventos positivos para esa gobernabilidad divididos por la sumatoria de los eventos positivos + el total de los eventos negativos. Considera cuatro variables: Control civil (instituciones e instancias de control político); Eficacia (existencia y calidad de políticas y estrategias); Eficiencia (Gestión de los planes y recursos) y Conducta (subordinación o contestación de los militares). Cada una de estas variables es desglosada en indicadores (20 en total).

Se considera que el progreso de la situación estaría conformado por unas FFAA constituidas en “agentes” de instituciones políticas que constituyen sus “principales”, en que las acciones de los segundos son siempre acertadas y funcionales tanto al fin perseguido -la gobernabilidad- a la conformación, la conservación de una institucionalidad democrática y a la puesta en práctica de políticas y estrategia eficaces para proteger los intereses nacionales.

Según este criterio, las FFAA Revolucionarias de Cuba y las Bolivarianas de Venezuela serían el modelo perfecto de gobernabilidad en defensa. Nunca “contestan”, son parte del “sistema”, en realidad instrumentos del gobierno para la imposición y sostenimiento de su programa político y de difusión de su ideología. El compromiso del Ejército Argentino de Milani con el proyecto político “nacional y popular” del Cristinismo habría sido también un exitoso ejercicio de gobernabilidad democrática.

Desde otro punto de vista, en la guerra de Viet Nam, la pasividad y complicidad del establecimiento militar norteamericano llevó a su obediencia ciega a los caprichos y dislates estratégicos de su “principal” Robert Mc Namara, a la derrota y la pérdida inútil de 60.000 soldados, en medio de una potente crítica ciudadana.

Parece evidente que el concepto de “contestación” de Robledo requiere de mucha más elaboración, hasta aquí parece una clasificación demasiado subjetiva que prioriza la obsecuencia militar por sobre la lealtad que implica representar de buena fe los errores apreciados en las decisiones de los “principales”. Lo único que importaría a su lógica sería que los militares se limiten a aceptar pasivamente las ordenes “civiles” aunque sean erróneas o dañinas. Cómodo para los “principales”, sin duda, pero inmoral y abusivo.

La base ideológica de este modelo parece evidente al considerar los valores asignados a las variables del modelo: Control civil: 25%; Eficacia: 12,5%; Eficiencia: 12,5% y Conducta Militar: 50%

Se puede apreciar que las variables referidas a la sumisión militar acumulan el 75% de la ponderación y las referidas a la calidad del liderazgo civil, a un modesto 25%. Este desbalance en la valoración muestra una incomprensión básica de los elementos que conforman el liderazgo y la legitimidad del mando. En efecto, la legitimidad para ejercerlo tiene una relación directa con la preparación técnico – profesional del líder; con la calidad moral de sus decisiones, y con su capacidad para producir resultados beneficiosos para la organización por parte de los “principales”.

Una de las fuentes de fricción más frecuentes entre los “principales” y los “agentes”, surge, justamente, de cuando los que mandan no saben, no quieren o no pueden hacer su trabajo

La gestión de la defensa en Chile requiere un mínimo de nuevas leyes y una gran cantidad de directivas y acciones administrativas. Por ejemplo, los cambios en la Política de Seguridad y Defensa considerados por este gobierno, implicaban la obsolescencia de un conjunto de capacidades estratégicas disuasivas y de combate y su reemplazo por otras de cooperación intrarregional y doctrinas operacionales antimperialistas y de paz y debieron haber significado una importante modificación de los Programas y de los Proyectos respectivos. Nada de eso se hizo. En realidad Robledo y el conjunto de asesores de su confianza desconocen la realidades de la logística y de la gestión de la defensa, no les interesa y esto confirma que para ellos es indiferente  que los “principales” sean profesionalmente incompetentes.

Así, es un hecho histórico probado que la mayoría de los motines militares surgen de la ineficacia e ineficiencia de los “principales”. Acá parece que no importa que el líder civil no sepa hacer su trabajo, lo único que interesa es que los militares obedezcan en silencio lo que salga del Ministerio de Defensa aunque sean políticas y directivas incoherentes.

Para concluir y considerando que en los dos próximos años el Ministerio de Defensa solo tendrá trabajo de rutina administrativa me permito recomendarles a sus «principales» que dediquen el tiempo libre al estudio de la gestión moderna de la defensa, ámbito que han eludido durante muchos años y en el que han demostrado una sólida ignorancia.

POLÍTICA DE SEGURIDAD Y DEFENSA: FRACASO INTEGRAL

La Política de Seguridad y Defensa del segundo gobierno de Bachelet fracasó y la causa es que se basó en un diagnóstico erróneo, voluntarista e ideológico que intentó materializarse mediante una estrategia que, abandonando la política pragmática de ”Regionalismo Abierto” implantada el Presidente Lagos, -a partir de la exitosa apertura de Chile al mercado internacional y a la globalización, puesta en marcha por el Gobierno Militar-, intentó primero complementarla con elementos de una “Integración Regional” en el marco de Unasur y Mercosur y luego reemplazarla incorporándose de hecho al proyecto chavista. El resultado de esta política es el incremento del aislamiento e inseguridad internacional de Chile; el término del liderazgo regional de nuestro país y la subordinación de los intereses nacionales al proyecto chavista.

Lo que iba bien se cambió para que quedara mal.

El concepto de «regionalismo abierto» presentó -desde sus orígenes- una ambigüedad que hizo que fuera interpretado de distintas maneras en su uso y significado. La expresión se originó en el contexto de la cooperación económica entre los países de Asia – Pacífico en la década de 1970 y fue la base de la Conferencia de Cooperación Económica del Pacífico (PECC) y del Foro de Cooperación Económica del Asia Pacífico (APEC). En Latinoamérica se popularizó en los años noventa.

En Argentina tomó un sesgo proteccionista influido por la crisis económica de 2001, dando preferencia al comercio regulado en que el “regionalismo” llevó a una unión aduanera: Mercosur, bajo la tutela brasileña.

En Brasil fue usado para asumir la representación de un conjunto de países emergentes; adquirir estatura internacional y para fines geopolíticos, que finalmente –dinamizado por el Foro de Sao Paulo- se materializó en la creación de Unasur.

Para Chile, se convirtió en un principio clave de la política exterior con un fuerte consenso de la elite política y empresarial. Operó principalmente en un contexto económico desde APEC y mediante un conjunto de tratados de libre comercio.

Parece claro que todos hablaban de regionalismo abierto pero asignándole diferentes significados, reflejos de sus políticas internas: Argentina, proteccionista; Brasil; de supremacía regional y Chile desde la vertiente comercial.

Lagos fue explícito al respecto cuando rechazó las presiones de Fernando Henrique Cardozo para que Chile ingresara a Mercosur. No quiso arriesgar todo lo avanzado para darle un gusto a su amigo brasileño.

Shirley Göts en su libro “Liderazgo y Política Exterior”, “distingue en la política exterior chilena pos Gobierno Militar dos momentos o etapas diferenciadas en cuanto a su dimensión subregional: La primera de estas fases – la de desacoplamiento – ocurre durante el gobierno de Ricardo Lagos, y es el momento en que la política exterior chilena se desarticula de los procesos que tienen lugar en el espacio regional sudamericano … impulsando como estrategia externa la de consolidar su inserción internacional, es decir, concretar una mayor penetración de Chile en los mercados mundiales mediante acuerdos comerciales con las más importantes potencias extra regionales. El éxito de esta política se concretó en la negociación de tratados comerciales con la Unión Europea, Estados Unidos y China, erigiendo a la economía chilena, y al país, en una suerte de modelo en y para el concierto regional”. “El nudo de mayor complejidad para la política exterior chilena del período 2000-2006 lo constituyó el entorno vecinal, derivado tanto de la interrupción del abastecimiento gasífero desde Argentina, de la ofensiva multilateral desplegada por Bolivia para plantear su demanda marítima  como de la revisión de los límites marítimos efectuada de parte de Perú”.

“Una segunda fase que transcurre entre los años 2006 y 2010, que he denominado, en contraposición a la anterior como de “Reacoplamiento Regional” tiene lugar durante (el primer) gobierno de Michelle Bachelet y debe entenderse como la etapa en que se genera una creciente sintonía de la política exterior chilena en relación con las dinámicas políticas, económicas e integracionistas que, desde comienzos de esa década  venían desarrollándose en la región”: con el proyecto chavista sobre la plataforma del socialismo del siglo XXI, del Foro de Sao Paulo.

“El gobierno de Bachelet se mantuvo dentro del modelo de desarrollo (de Regionalismo Abierto) pero confirió una mayor prioridad a la región latinoamericana cambiando su eje desde la inversión y el crecimiento hacia una concepción neodesarrollista de Estado. … Este cambio de énfasis correspondió no a cambios en la situación internacional regional sino a la mayor incidencia de la ideología en la voluntad política de la mandataria, coincidente con la mayor disponibilidad de recursos económicos derivados del mayor precio de las materias primas”.

Por mi parte, veo dos momentos posteriores, el tercero, del gobierno de Piñera, en que no se aprecia una línea definida mas allá de intentar potenciar el comercio con los países dispuestos a ello de la región: Perú, Colombia y México; el fortalecimiento de la Alianza del Pacífico y una buena relación con los EEUU.

El cuarto momento que denominaría de la “Priorización de la Integración Regional”, es el establecido por Bachelet en su segunda administración, que analizaré mas adelante.

Antes de abandonar esta taxonomía conviene hacer un pequeño balance:

–       Lagos tuvo un éxito reconocido mundialmente que llevó a Chile a alturas de prosperidad y prestigio no conocidas por los chilenos. Este éxito tuvo como contrapunto los conflictos vecinales ya mencionados: el incumplimiento de los acuerdos para la venta de gas por parte de Argentina y su extorsión para exigir nuestro apoyo incondicional en el caso de las Falkland; la ofensiva desplegada por Bolivia para plantear su demanda marítima y la demanda por la revisión de los límites marítimos por parte de Perú; problemas originados no por las acciones o inacciones del gobierno de Lagos sino por las peculiares características del entorno vecinal, potenciado por la agresividad del proyecto político bolivariano impulsado por Brasil, apoyado por Argentina y financiado por Venezuela.

–       Durante el gobierno de Piñera no hubo una línea definida de Política de Seguridad y Defensa mas allá del pragmatismo comercial.

–       La política de Seguridad y Defensa del primer gobierno de Bachelet no logró sus objetivos y llevó al país a una situación de crisis vecinal continuada: La demanda de Perú en si perjudicial para Chile se agravó por el incumplimiento por parte de ese país de los términos del fallo judicial; empeoró con la creación de un nuevo contencioso en torno al “triángulo” imaginario inventado por ese país, la magnificación de conflictos como el del espionaje y su apoyo a Bolivia en su política hostil a Chile y por la displicencia argentina ante los esfuerzos de nuestro gobierno por serle útil y amistoso. Pero el error mas grande de Bachelet fue la generación de una directriz de diálogo para el trabajo bilateral (la Agenda de los 13 puntos) con Bolivia que llevó a concesiones hechas a espaldas de la ciudadanía, excesivas, inoportunas y condenadas al fracaso desde su inicio. Estas negociaciones fueron una manifestación de un voluntarismo político sin fundamento y con grave menoscabo del interés nacional.

La razón de estos fracasos parecen evidentes: Entre estados que tienen proyectos políticos muy diferenciados e incluso antagónicas entre si puede existir respeto mutuo, pero no puede existir alianza de seguridad menos alianza de defensa, que constituyen el nivel mas alto de la cooperación internacional.

En concreto, el objetivo y la estrategia de los bolivarianos en torno a Unasur y Mercosur, era incompatible con el Chile del Regionalismo Abierto y la Alianza del Pacífico.

El segundo Gobierno de Bachelet.

La Política de Defensa descrita en el Programa de Gobierno de la Nueva Mayoría (NM) no mereció ni el mas mínimo interés por parte de la derecha que entiende gobernar como hacer administración y no política. La NM describió con claridad lo que intentaban hacer y siendo un cambio político de gran profundidad y trascendencia para el país, –revolucionario-, no mereció la atención de la clase política que, ahora sabemos, estaba ocupada en otros menesteres.

Es importante destacar que esta parte del programa fue desarrollada por Jorge Burgos y Marcos Robledo, el primer sería luego Ministro de Defensa y el otro Subsecretario de Defensa. En esta labor Burgos participó desde una perspectiva política y un interés en su proyecto político personal –su carrera política- y Robledo desempeñó el rol del estratega y técnico “en materias de defensa” omnivalente, título que se auto asignó un reducido grupo de gurues de izquierda, con títulos que nadie ha homologado.

El Programa -que una vez obtenida la Presidencia no fue socializado ni explicado a la oposición ni a la ciudadanía, para constituirla en “política de Estado”, en su parte dedicada a la Estrategia de Seguridad y Defensa dice:

“Durante el período 2014-2018, la política de Defensa Nacional tendrá como objetivo principal de mediano y largo plazo, generar una Comunidad de Seguridad en América del Sur que garantice la paz y elimine definitivamente la amenaza de la guerra, siendo el Consejo de Defensa de UNASUR la institución para avanzar en esta materia”.

“En el mismo sentido, se fomentará la cooperación y extensión de medidas de confianza mutua y de prevención de crisis con nuestros vecinos y en la región”:

Se profundizará con fuerza el proceso ya tan avanzado de diálogo, cooperación e integración con Argentina y se extenderá a Perú; “Con Bolivia lo fundamental será retomar el camino del diálogo, iniciado en 1999, y el clima de confianza mutua conseguido durante el período 2006-2010. La plena normalización de las relaciones con Bolivia es un objetivo al que aspiramos”.

El discurso de la Presidente de la República, en la ceremonia de inicio del año académico de las Fuerzas Armadas el 18 de marzo de 2015 refuerza y amplía estos conceptos:

“Dije al comienzo que la transformación de nuestro entorno estratégico es la segunda gran área de trabajo para la Defensa Nacional».

En lo vecinal y regional, Chile fue capaz de transformar su relación con Argentina, –  América del Sur en particular, puede avanzar y hacer de la región una zona de paz. Ahora, lo que nos corresponde históricamente es consolidar este avance. Por eso hemos fortalecido el trabajo en el Consejo de Defensa Sudamericano de UNASUR, porque creemos que podemos avanzar hacia la construcción de una comunidad de seguridad.

Por eso también, en esta etapa, Chile aspira a transformar y mejorar la histórica relación bilateral con Perú. Hemos avanzado muy positivamente en los últimos años, y es hora de que Chile y Perú seamos capaces de demostrar al mundo la grandeza de nuestros pueblos, que no quieren, no pueden ni deben quedar atrapados en un pasado que nos ha dividido.

Estos dos documentos contienen las claves de la Política de Seguridad y Defensa y disponen directivas sorprendentes:

– La generación de una Comunidad de Seguridad –tarea política y diplomática- se entrega al Ministerio de Defensa y se la radica en Consejo de Defensa de Unasur. Las tareas que emprende este Consejo bajo control y orientación chavista son una muestra de la confusión conceptual creada intencionalmente para adoptar decisiones y compromisos que van mucho mas allá de los técnico – militar que es el ámbito de competencia del Ministerio de Defensa. Así se establecieron tareas con contenidos por completo ajenos al ordenamiento legal y Constitucional de Chile y con claros contenidos políticos ideológicos -“revolucionarios y antimperialistas”- en los que se comprometió la concurrencia y participación de militares chilenos.

– La presidente, por su parte insiste: “Dije al comienzo que la transformación de nuestro entorno estratégico es la segunda gran área de trabajo para la Defensa Nacional”. Este es un concepto incompresible y diferente a los que se emplean en Occidente: La forma de “transformar el entorno estratégico mediante las FFAA” es la guerra no la política ni la diplomacia. Esto muestra como la ampliación que los autores del programa de defensa de la NM asignaron a su ministerio se sale por completo de la Constitución pero abre un espacio para las tareas que se auto asignó y trató de llevar a cabo el Subsecretario Robledo, creando una “diplomacia militar” o “un ministerio de RREE paralelo”, desde donde promover su agenda ideológica.

– “Se profundizará con fuerza el proceso ya tan avanzado de diálogo, cooperación e integración con Argentina y se extenderá a Perú”.

La cruda realidad fue que el diálogo con Argentina fue constantemente asimétrico, Chile daba y Argentina recibía, Argentina exigía y Chile cedía, asi es como se enfrió nuestra relación con Gran Bretaña, que se aproximó a Perú donde fue bien recibida y apoyada en sus operaciones en las Falkland. Las FFAA argentinas, bajo el Gobierno de Cristina Kirchner y el general Milani se politizaron y se comprometieron políticamente con su ideología y su programa de gobierno, hasta llegar a ser parte de su aparato de seguridad y gestión de política interna. La caída del gobierno de Cristina Fernández le quitó por completo el piso a todo lo obrado en base a la orientación política del gobierno saliente y no sirvió para nada.

– Respecto a Perú, “Se profundizará con fuerza el proceso ya tan avanzado de diálogo, cooperación e integración … y se extenderá a Perú. Se desconoce el tan avanzado diálogo con Perú y mas bien se pudo apreciar una fricción constante y una hostilidad latente que no ha contribuído en lo mas mínimo a la Seguridad Nacional y que, en cambio, ha consolidado una situación en que el tema “del triángulo” se establece como un futuro motivo de tensión y conflicto, sin perjuicio de lo cual, el Subsecretario de Defensa inistió en avanzar en la cooperación e integración y en la revisión unilateral de la necesidad de disuasión militar frente a ese país. Una liviandad que se aproxima a la traición.

– “Con Bolivia lo fundamental será retomar el camino del diálogo, iniciado en 1999, y el clima de confianza mutua conseguido durante el período 2006-2010. La plena normalización de las relaciones con Bolivia es un objetivo al que aspiramos”. El estado actual de las relaciones con Bolivia da una medida de la falta de realismo y seriedad de los objetivos propuestos y de la estrategia para conseguirlos. Este es un fracaso mayor. En la “Agenda de los 13 puntos” se comprometió lo que no se podía hacer para agradar a Morales y se metió a Chile en un conflicto de inciertos resultados. Por otra parte y aun mas  grave, estas tareas no son competencia de defensa y su asignación esa cartera solo pueden ser comprendidas como un intento de ampliación arbitraria del ámbito de competencia de la dupla Burgos – Robledo a funciones que no pudieron cumplir ni en su mas mínima parte.

– “Por eso hemos fortalecido el trabajo en el Consejo de Defensa Sudamericano de UNASUR, porque creemos que podemos avanzar hacia la construcción de una comunidad de seguridad”. El Consejo de Defensa Sudamericano de Unasur se constituyó en un espacio de deliberación, planificación y ejecución de políticas en el cual el Ministerio de Defensa suplantó al Ministerio de Relaciones Exteriores haciendo a Chile partícipe de conceptos políticos inaceptables para la gran mayoría de los chileno.

Mas allá de todas estas situaciones irregulares, la muerte de Chávez, el derrumbe político, económico y moral del gobierno de Maduro; la derrota electoral, moral y económica de Cristina Kirchner y la posterior disolución del kirchnerismo; la crisis terminal de Dilma Rousseff, de Lula, del “Profesor” Aurelio García y del Partido de los Trabajadores y la rendición de los hermanos Castro ante Barak Obama vienen a dar el certificado de defunción del proyecto de socialismo del siglo XXI y al Foro de Sao Paulo y a confirmar la grave falta de juicio y de preparación profesional de los artífices de la Política de Seguridad y Defensa de Chile, -Burgos y Robledo-, y a dejar en evidencia el erróneo diagnóstico de Bachelet, carente por completo de realismo y dominado por la ideología y las fantasías personales.

Esto no sería relevante si sus efectos no fueran los que son: la inseguridad nacional, el debilitamento del poder nacional de Chile y aguda pérdida de prestigio en un momento de cambio estratégico mundial y en el Pacífico que requieren nuestro mayor esfuerzo para situarnos en la mejor forma para el siglo que viene.

¿Y AHORA QUE?. ¿Seguirán con las fantasías de la Patria Grande?. ¿Taparán el fracaso con un nuevo e inútil Libro de la Defensa?. O el Subsecretario Robledo asumirá la responsabilidad y tratará de corregir su grave error y situar al Interés Nacional como eje de la Política de Seguridad y Defensa?.

 

 

 

 

 

 

 

 

BOLIVIA NO TENDRÁ MAR

No hay caso, Morales con un micrófono en la mano es un peligro público.

Su agresividad pueril hacia Chile ha causado mas daño a su país que el peor enemigo de Bolivia que pueda existir en nuestro país. Puede ser su falta de mundo; talvez su ignorancia supina o su mentalidad provinciana o quizás su lógica enrevesada que expresa su desesperación ante el poder que se le va entre los dedos. En realidad solo es un caudillo autoritario en un país sin instituciones ni modales y eso es una desgracia.

El pasado miércoles 23 de marzo, en el Día del Mar, Morales instruyó a la Dirección de Reivindicación Marítima (Diremar) “estudiar alternativas jurídicas para defender las aguas del manantial Silala”, que según él, erróneamente, abastecen a varias ciudades del norte de Chile sin pagar ningún tributo a Bolivia. A solo dos días de haber dispuesto “el estudio de las alternativas jurídicas” ya señaladas, el sábado 26, Evo en un arrebato electoral y patriotero avanzó ahora a decidir demandar a Chile en La Haya. Evo se explayó: “Hermanas y hermanos, he decido no solamente hacer la demanda de la salida al mar con soberanía al Pacífico. Hemos decidido ahora, como no nos quiere resolver Chile sobre aguas del Silala en el departamento de Potosí, hemos decidido (…) vamos a acudir a la Haya para que Chile respete nuestra aguas en el Silala, en el departamento de Potosí”, dijo en un acto en el municipio cochabambino de Cuchumuela. El auditorio eran ciudadanos de Potosí, uno de los lugares en que su popularidad es mas baja y donde perdió el referéndum al que llamó para apernarse en el poder. En el breve discurso se refirió cinco veces a que todos los abusos de Chile eran en perjuicio de Potosí y que él lo estaba resolviendo. Ahora se trata de que “Chile tiene que reconocer lo que nos están robando agua del departamento de Potosí y estamos con la razón, estamos con la justicia”.

Morales está empezando a captar que no habrá mar soberano para Bolivia, solo le queda seguir insultando a Chile, la fuente imaginada de todos sus males. Es un pobre consuelo para un pobre hombre.

Gonzalo Barrientos, diputado por Potosí, como era de esperar respaldó la demanda contra Chile para exigir el pago por el uso de las aguas del Silala (algo que Chile ya le había propuesto a Morales en el marco de las conversaciones de los 13 puntos) pero desde una perspectiva bastante mas racional que la de Evo señaló: “Corresponde llevar adelante un juicio de derecho internacional privado, en el cual el Estado boliviano exija a quienes de manera indebida están comercializando estas aguas”. Es decir, sitúa el conflicto entre el estado boliviano y privados chilenos, en un contexto comercial y no patriotero ni de soberanía. El problema es que este diputado claramente no entiende que lo que está en juego para Evo es su vida … y no solo algunos dólares mas.

El día 27, Morales siguió con su cantinela. En un discurso plagado de errores factuales, de apreciaciones pasionales y de suposiciones antojadizas, insistió con sus habituales insultos y mentiras. Chile se opone a la voluntad del caudillo bárbaro: Chile es malo, Chile debe de ser castigado.

El día 27, el Canciller chileno, Heraldo Muñoz le contestó con claridad y energía recomendándole considerar las posibles reacciones de Chile, entre las cuales estaba una contrademanda en esa misma corte. Muñoz afirmó que Morales quiere utilizar a Chile “para enfrentar los problemas de política interna” que tiene en su país. El Canciller señaló que hasta el año 1997 las autoridades bolivianas reconocían al Silala como un río internacional y que en 2009 hubo negociaciones bilaterales para el uso compartido de las aguas en las que “se llegó a un preacuerdo y a última hora Bolivia no firmó”. Para Evo esto es inaceptable. Para él los hechos no tienen valor, solo importa lo que él quiere aquí y ahora.

La reacción chilena esta vez fue con enojo, los partidos opositores exigieron al Gobierno retirarse del Pacto de Bogotá, “(…) si quieren demandas judiciales no puede haber más diálogo. Si insisten en la demanda nos debemos retirar del Pacto de Bogotá, no podemos seguir (siendo) trapeados por el ansia de Bolivia de hostilizar a Chile”. El Canciller insistió: “lo que queda claro es que no es sólo el mar, ahora son los ríos y cualquier otra excusa para agredir a nuestro país y sus intereses. No importa cuántas demandas interponga Bolivia en los tribunales internacionales, Chile no cederá soberanía”, sostuvo Muñoz en una declaración pública. Reiteró que si finalmente Bolivia demanda de nuevo a Chile en La Haya, su país presentará una “contrademanda” porque considera que el Silala es un río internacional de uso compartido.

El pobre Canciller Choquehuanca, una vez mas tuvo que salir al escenario a tratar de aclarar las incoherencias de su jefe. Pero sus explicaciones fueron lastimosas: Manifestó que “la intención de su país al presentar una nueva demanda en contra de Chile por el uso de las aguas del rio Silala es ejercer soberanía sobre territorios que le pertenecen. El canciller boliviano explicó que con la acción judicial «simplemente lo que queremos es ejercer soberanía sobre lo que nos pertenece, queremos resolver todos nuestros temas pendientes». Choquehuanca sostuvo que «con Chile tenemos varios temas pendientes. No solo el mar (…) el Silala es uno de los temas pendientes que tenemos que superar mediante el diálogo. Hoy día pasan 180 litros por segundo a Chile y el acuerdo inicial busca que Chile compense con el 100% de las aguas». «Hemos empezado en Bolivia un proceso de recuperación de nuestros recursos y autoestima (…) Queremos ejercer soberanía sobre lo que nos pertenece y arreglar los temas pendientes», añadió.

¡Según el secretario de Estado boliviano «lo que pide Bolivia es resolver a través de un diálogo, de una negociación sincera». ¿Quién entiende algo en esta sopa de contradicciones?

No hay territorios en disputa, solo de uso de agua. Chile y Bolivia llegaron a un acuerdo al respecto en el año 2009 con negociaciones bilaterales para el uso compartido de las aguas en las que “se llegó a un preacuerdo y a última hora Bolivia no firmó”. Si quieren arreglar los temas pendientes “a través del diálogo, de una negociación sincera” ¿que significa la amenaza de ir con el pleito a La Haya? y si quieren recuperar su auto estima, consulten a un siquiatra.

Esta es la gota que rebalsó el vaso. Seguramente Morales, con su sensibilidad de rinoceronte, no se debe haber percatado de nada. Chile es un país tardo en reaccionar y cuando lo hace, actúa con fuerza que sorprende al agresor. Y pareciera que la reacción es desmedida. No es así, la acumulación de insultos, insolencias y mentiras se eleva paso a paso, pero el castigo llega de un golpe, con mucha fuerza y sobre todo con persistencia y entonces es tarde para lloriquear.

Javier Murillo de la Rocha, ex canciller de Bolivia, en una columna del día 27 de marzo en que intenta repasar algunos elementos de este largo incordio, después de una retahíla de incoherencias y mentiras concluye con un destello de sentido común: “Lo que debe quedar claro es que los problemas de esta magnitud solo se resuelven cuando la voluntad política es más grande que los obstáculos que hay que remover”. “En suma, llegado el momento de reanudar las negociaciones, es de esperar que se hagan presentes, en el escenario temporal de las mismas, la clara voluntad de Chile de llegar a un acuerdo, la viabilizadora actitud del Perú, y un consenso en la opinión pública de Bolivia. Factores que, en el largo periodo de los pasados 137 años no pudieron coincidir en un mismo tiempo político internacional”.

Dado el comportamiento incivil de Evo Morales ¿qué podría hacer pensar a Murillo que esta vez puede esperar otro resultado que el mas rotundo fracaso?. Nada. Mas aun, ahora nadie puede tener dudas: Con Bolivia no se puede negociar nada ya que, como lo señala el ex Canciller boliviano Javier Murillo de la Rocha, los Bolivianos ni siquiera están de acuerdo respecto a lo que quieren.

Bolivia seguirá sin mar por los siglos de los siglos, Amén.

Integración regional: Brasil y su nuevo rol.

El mapa Estratégico Bolivariano describía a Sudamérica (Suramérica en la nueva parla) dividida en dos espacios: en el Atlántico los antiimperialistas, con Venezuela, Brasil, Bolivia y Argentina; y en el Pacífico los neoliberales, con Colombia, Perú, Chile y México. Esta división correspondía, por el lado económico a una visión nacionalista y socialista  contrapuesta a otra globalizada y de libre mercado. Por el lado político, una de izquierda revolucionaria y la otra liberal. La nueva «Suramérica» tuvo a Chávez como su mentor original quien, a poco andar, decidió que su proyecto pasaba por su ingreso y captura de Mercosur desde dentro.

El intento de Lula de tomar el liderazgo de la izquierda sudamericana -huérfana después de la caída del Muro y la decadencia de los Castro- a partir del Foro de Sao Paulo, creó la “feliz coincidencia” para facilitar esta unión de la “revolución bolivariana” con la “supremacía lógica y natural” de Brasil. La persistente ilusión brasileña de hegemonizar la región en su beneficio se soslayó mediante la declaración por parte de Chávez de Brasil como un “imperialismo benévolo”.

Mercosur, ahora suplantado por una nueva organización de carácter político, -la Unión de Naciones Suramericanas, (UNASUR)-, entró en una fase, puramente económica, de agonía, tratando de resolver los innumerables conflictos que se suscitaban en el comercio intra unión aduanera.

La Venezuela revolucionaria y el Chavismo se acabaron, primero por la muerte de su promotor y luego por la crisis económica terminal resultante de sus inepcias y desvaríos económicos.

Brasil está cayendo víctima de la corrupción del Partido de los Trabajadores y de sus líderes, Lula y Dilma Rousseff y del fallido intento de hacer política económica populista y de relumbrón, al calor de un momento económico circunstancial.

Argentina logró deshacerse de la pareja Kirchner, mas por los errores de Cristina que por méritos de la oposición. Macri ganó en forma ajustada, recibió una economía destrozada y una institucionalidad política, administrativa y judicial corrompida hasta el hueso y demolida sistemáticamente, pese a lo cual parece estar teniendo éxito en rehacer el país, levantar la economía y restablecer el crédito nacional en el exterior. Uno de sus objetivos declarados es llegar a establecer una economía de mercado, globalizada, privatizada y eficiente, es decir, similar a la que impera en los países de la Alianza del Pacífico, radicalmente diferente en su naturaleza a las que conformaron el Mercosur. Esta reinserción transita por potenciar su comercio con las economías del Pacífico Occidental, a las que espera llegar empleando los puertos de Chile.

Esta asociación es deseada por Chile y es económicamente factible ya que logísticamente sus puertos están dentro del área fácilmente accesible para los productores y fabricantes argentinos.

Así, el panorama regional ha cambiado radicalmente, se abandonan las políticas de motivaciones ideológicas y las economías voluntaristas y se inclinan hacia el realismo comercial y las políticas basadas en la comunidad de objetivos e intereses.

En los tiempos chavistas, la integración pasaba por la autarquía, la autosuficiencia y la producción, la fabricación y comercio intraregional en vista a convertir a Sudamérica en un Bloque Regional de Poder en el marco de la lucha contra el neoliberalismo. La integración en los tiempos actuales requiere políticas y proyectos que superen exitosamente las pruebas de la factibilidad técnica, la conveniencia económica y la evaluación de los riesgos de cada proyecto, abandonando la impermeabilidad ideológica a la realidad en beneficio de la utopía intensamente deseada.

Estas dos visiones se reflejan con nitidez en la estructuración de los proyectos de transporte intrarregional. En el modelo chavista, del Mercosur y de la supremacía brasileña el factor crítico era el transporte terrestre, vial y ferroviario para interconectar las economías nacionales de la región en vista a incrementar el comercio interno. En el modelo de libre mercado y de la Alianza del Pacífico, es el transporte marítimo, imprescindible para que los estados de la región participen coordinada o conjuntamente en el comercio global y en forma especial, hacia el Pacífico, en la medida de sus capacidades y elecciones políticas autónomas.

Este cambio de paradigma baraja por completo el naipe geopolítico de la integración.

Primero, en un esquema de competencia global, Argentina no requiere de las muletas brasileñas, mas aun, le estorban. Esto no reabre la antigua relación conflictiva entre ambos países sino que los pone en la línea de partida en la competencia para modernizar sus economías y sus institucionalidades para definir, en la arena global, cual de los dos es mas diestro en administrar la cooperación, mas productivo y exitoso, es decir mas poderoso e influyente.

En esta carrera, la Argentina de Macri ya está corriendo y rápido, al igual que Colombia, que ya está en camino a superar su largo conflicto interno con las Farc, mientras Brasil aun se debate tratando de deshacerse del PT, de Lula y de Dilma y para enfrentar la decepción de la gente que alcanzó a atisbar lo que es ser clase media y regresó a la pobreza para, solo entonces, comenzar el rediseño de su estructura productiva e institucional construida al alero del proteccionismo y la prebenda.

Segundo, Brasil está naturalmente alejado del Pacífico, física, política y culturalmente. Sus áreas de expansión están en el centro del continente que cuenta con poca infraestructura vial y ferroviaria y está alejada de los puertos del Pacífico y del Atlántico, para llegar al destino de sus exportaciones en ultramar.

Argentina, si quiere y se decide a desarrollar una política amistosa hacia Chile, cuenta con un número apreciable de puertos chilenos a relativa corta distancia de su territorio fabril y productico.

Colombia tiene acceso directo al Caribe y al Pacífico, pero no es una aporte a la solución del problema de transporte de otros países de la región.

México es un país bioceánico, alejado de Sudamérica pero firmemente establecido como actor del Pacífico.

Esto plantea una perspectiva clara para visualizar los elementos claves para evaluar y comparar proyectos de integración del transporte regional.

Nadie en su sano juicio intentaría llevar carga de Buenos Aires a Valparaíso o del puerto de Santos a Ilo y de Rio de Janeiro a Bayobar, la carga se mueve desde la ubicación geográfica de los fabricantes y productores situados en cualquier punto de cada país hacia los puertos donde será embarcada con destino a puertos lejanos. De la misma manera, la carga de importación llega desde el extranjero a un puerto próximo para ser distribuida en una o mas regiones dentro de uno o mas países y casi nunca iría a otro puerto. Otro asunto clave es que es el dueño de la carga quien decide la ruta que seguirá su carga y el puerto por donde la despachará a su destino final. Ambas son decisiones económicas muy variables y diferenciadas según el tipo de carga, su valor y volumen. En una economía soviética, como la que pretendían los chavista, el gobierno sería quien tome las decisiones y, con seguridad, hubiera transformado un buen negocio en un fracaso. Un buen ejemplo es Bolivia en donde Evo Morales se las ha arreglado para hacer de su país, ubicado al centro de Sudamérica, un hoyo negro en el cual se cocina a fuego lento una caldo de cocaína, tomas de caminos, corrupción e ineficiencia generalizada; en que todos los corredores pasan a su alrededor sin animarse a entrar al pantano y que se quedó fuera de la globalización, chapoteando en el autoritarismo y un indigenismo de utilería.

Por último, si los gobiernos participan en el desarrollo de las vías de transporte, será en la lógica de conciliar diferentes necesidades de sus exportadores e importadores nacionales, en vista a optimizar su competitividad y no de satisfacer sus aspiraciones geopolíticas o sueños ideológicos.

En este marco, Brasil debe redefinir su rol en la región: El imperialismo está fuera de sus posibilidades; la toma de control de la Alianza del Pacífico a través de la incorporación de Mercosur con Brasil al mando, no es realista. Si quiere participar será como país, no al mando de una coalición; el comercio y la competencia serán globales y libres y no manipulados a su conveniencia.

Comportamientos como los que vimos en Chile con Odebrecht; OAS; Petrobras y el del inefable Eike Batista, todos socios del Partido de los Trabajadores y relacionados directamente con Lula y Rousseff -que fueron promovidos enérgicamente por el gobierno brasileño- no deberán repetirse y sobre todo tendrán que acomodarse a estándares que desconocen.

Ya no bastan las declaraciones de amor, los viajes sorpresivos y a deshora, los apoyos diplomáticos insinceros, mientras se continúa con la misma política imperial con ropajes revolucionarios.

Una nueva política exterior dirigida por una reactualizada diplomacia brasileña sería una sorpresa muy grata y conveniente para Sudamérica – obviamente sin la jerigonza ideológica del inefable Aurelio García- ellos deben elegir.

 

 

 

PIÑERA Y LOS MILITARES

Sebastián Piñera pertenece, -por familia, educación y socialmente- a la tradición política e intelectual democratacristiana que existió en Chile entre los años ´30 y mediados de los ´70, en que la alianza del PDC con la izquierda marxista desdibujó definitivamente su impronta socialcristiana.

Es heredero de una tradición cultural que rechaza y condena el uso de la fuerza militar del Estado aun en situaciones de crisis políticas e institucionales terminales, pero que no condena con igual fuerza su uso y amenaza de uso por parte de grupos de izquierda; que condena -mas bien critica- la violencia armada de paramilitares de izquierda, pero siempre acompañada de condicionantes y atenuantes; que llama a los militares a intervenir en política desde la oscuridad del anonimato y la “reunión privada” sin dar la cara y que una vez “hecho el trabajo” los abandona con excusas morales; que en ninguna situación de crisis propone una alternativa viable para contenerla y que llegado el momento de reconstruir la institucionalidad política y social destruida, se refugia en lamentaciones y ambiguas declaraciones doctrinarias.

Nunca se ha oído una condena clara de Piñera a la promoción y legitimización del uso de la violencia armada como forma de acción política practicada por la izquierda marxista entre los años 1965 y 1990.

Tampoco ha manifestado su valoración de la “estrategia de insurrección de masas”, de la “Operación Retorno” ni del entrenamiento de fuerzas para militares y la internación de armas y personas entrenadas para materializarla aplicada por el Partido Comunista para derrocar al Gobierno Militar e imponer su dominio; solo hay constancia –con posterioridad al término del Gobierno Militar- de que le habría disgustado la “represión”.

Tampoco se sabe con certeza que hizo durante esos años, Piñera no es hombre de segunda fila, si participó en algo no puede haber sido como acompañante, no se condice con su personalidad.

Refiere el relato de su comportamiento contra los agentes de la CNI que pretendían detener a un hombre que trabajaba para él en el Banco de Talca, en la cual muestra una potente decisión y valentía contra los abusos de esa organización, si sumamos esta característica a su reconocida inteligencia y capacidad de gestión, debemos lamentarnos que, como lo hizo su hermano José, no se incorporara al Gobierno Militar para hacerlo mas eficiente y ayudar a corregir los abusos, o a abandonarlo con la frente en alto.

Mientras fuera un particular nadie podría criticar su elección de dedicarse a sus intereses personales y no complicar su carrera con asuntos políticos o morales.

Participar o abstenerse era su derecho, pero una vez ingresado a la arena política y en su mas alto nivel, Presidente de la República, queda obligado a manifestar sus creencias y acciones respecto materias que dividen tan profunda y gravemente a la nación chilena. Y queda también obligado a entrar en el tema de la política de esos años como actor con historia personal y como sujeto de responsabilidad política.

El Estado de Chile es continuo, no se inicia con cada régimen, Piñera -como ex presidente y como posible futuro presidente- tenía y sigue teniendo la obligación de enfrentar y solucionar los efectos de la crisis política y social que dividió a Chile y que aun siguen corroyendo la unidad nacional.

En su gestión como Presidente, su comportamiento respecto al sector defensa presentó tres hitos relevantes. El primero y mas potente, fue el desconocimiento de los compromisos asumidos formalmente (por escrito) con los miembros de las organizaciones de las FFAA en retiro para hacer justicia a los militares presos. No solo los olvidó sino que tomó acciones en la dirección opuesta mediante las cuales agudizó la aplicación de procedimientos judiciales arbitrarios que en sus diálogos pre electorales con las organizaciones mencionadas, calificó de injustas y que requerían corrección drástica.

La campaña en pro de trato humanitario hacia esas personas emprendida por el jesuita Fernando Montes –con el evidente conocimiento y aquiescencia de la presidente Bachelet- da la medida de la magnitud de su -ya irremediable- error histórico.

Luego fue su sorprendente manejo del Ministerio de Defensa donde privilegió la designación de “operadores políticos” en vez de “gestores técnicos”. Primero puso como Ministro a una persona técnica y moralmente inadecuada, luego lo reemplazó por otra que se dedicó a promover su candidatura presidencial empleando a las FFAA y por último a un desconocido cuya presencia, -ofensiva en su descortesía y desinterés-, pasó sin dejar la mas mínima huella. Capítulo aparte es la inédita situación creada por el Ministro que propuso pública e internacionalmente una inaudita Estrategia de Seguridad Nacional.

Lo último fue su ataque a los “cómplices pasivos”. Cabe preguntarse, ¿el historial de Piñera durante el gobierno de la Unidad Popular y luego durante el Régimen Militar lo califica como “cómplice pasivo”, “como cómplice activo” o de alguna otra forma?

Chile es un país de odios anchos y profundos. Su experiencia presidencial debe haberle mostrado hasta que punto este odio está vivo. Él y su familia fueron objeto de burlas, ataques y difamación. Los odios no se han reducido, se han solidificado.

Una minoría odiosa y con olvidos selectivos no permite que la crisis del 71 al 90 quede atrás, para lo cual sus activistas han levantado memoriales para el cultivo del odio, mientras ignoran olímpicamente su legitimación de la violencia como arma política, el desprecio a la democracia –que llamaron “formal”- entre los años 1965 y 1973 y aceptan la mentira un arma política.

Los actores políticos, gobierno, congreso y partidos se niegan a entrar en un debate honesto y veraz, siguen justificando maniqueamente sus preferencias sin escuchar a “los otros”. Siguen patéticamente tratando de olvidar la historia y de aparentar que creen en sus propias justificaciones, auto absoluciones, mentiras y deformaciones del pasado.

Piñera no es otro observador mas, es su deber dar la cara y abordar el problema abiertamente, con la altura de miras, con la sabiduría y la generosidad de un estadista. Desgraciadamente, no parece interesarle ni entenderlo así.

Es la desgracia de la relación entre los Militares y Piñera

 

 

 

LA DEMOCRACIA CRISTIANA Y LOS MILITARES

La Democracia Cristiana en Chile es una variedad original y en muchos aspectos divergente de los partidos demócrata cristianos europeos. Su tendencia de izquierda se ha impuesto sobre otras vertientes ideológicas internas, en parte por accidentes de la historia; en parte por sus orígenes disidentes de la derecha tradicional y últimamente por la creciente variedad de tendencias radicales existentes entre sus miembros.

Es justo reconocer que aun desde sus comienzos mas doctrinarios, hubo miembros del PDC que mostraron inclinación hacia formas edulcoradas del marxismo, así como hubo tendencias capitalistas y también hacia el liberalismo social y económico.

Esta tradición tiene una amplia variedad de características distintivas, de las que solo me referiré a las que inciden en lo que nos ocupa: la relación entre la Democracia Cristiana y los Militares.

Cristián Gazmuri, historiador de fuste y simpatizante DC, en su obra “Eduardo Frei Montalva y su época” describe muy bien las dudas, esperanzas y aspiraciones de Frei Montalva y de la DC en sus dos experiencias de golpes de estado, antes de1930  y el de 1973, en los que la actitud y lógica DC frente a las FFAA queda en clara evidencia.

La crisis económica mundial de 1929 destruyó la economía liberal imperante en Chile desde la revolución del 91 y debilitó gravemente al gobierno dictatorial de Carlos Ibáñez. Es generalmente aceptado que Chile fue el país mas severamente golpeado por esta crisis mundial y que el gobierno de ese entonces debió hacer una travesía en extremo difícil: abandonar el sistema económico liberal, de libre comercio, e implantar otro de economía bajo dirección gubernamental, de comercio regulado, de sustitución de importaciones y con un fuerte tinte socialista que permitiera hacerse cargo del desastre social que provocaba la crisis en la población.

A partir de 1930, los jóvenes que años después conformarían la DC bajo el liderazgo intelectual de Eduardo Frei Montalva, se tomaron e instalaron en la Asociación Nacional de Estudiantes Católicos, (ANEC)», creada en 1915, la que a través de un proceso de politización paulatina se fueron involucrando en la acción política “antidictatorial.

Es necesario también recordar que “la dictadura de Ibáñez” fue la respuesta política nacional, encabezada por los militares, para imponer leyes “sociales” que establecieran mejores condiciones para una masa de trabajadores desprotegidos y muchas veces duramente explotados y para poner algún atajo a una oligarquía política que legislaba en beneficio propio y de sus aliados terratenientes, mineros y navieros.

Ya en 1932 Eduardo Frei Montalva reconoció que “el régimen se deterioraba a ojos vistas” y se incorporó suavemente a la oposición. El principal foco de resistencia al gobierno de Ibáñez se alojaba en la Universidad de Chile y los estudiantes de la Universidad Católica desde la ANEC liderada por Frei aportaron un tibio apoyo: “El alumnado de la UC acuerda suspender las clases hasta el definitivo derrocamiento del régimen dictatorial, al que combatirá por todos los medios que tenga a su alcance”.

A la caída de Ibáñez asumió Juan Esteban Montero cuya caída a su vez fue precipitada por una sublevación militar a las órdenes del Coronel Marmaduque Grove que encabezó su “República Socialista”.

Los jóvenes de la ANEC (futuros Falangistas y luego Demócrata Cristianos) que habían hecho campaña por Juan Esteban Montero reconocieron que “su falta de gravitación política conspiraba contra la defensa del régimen (de Montero) y que no podían frenar el golpe militar, (y) comenzaron a darse cuenta que debían definirse en el orden político contingente”. “Alejandro Silva Bascuñán relata “que la profunda emoción sentida por dicho acontecimiento, no tuvo otra forma de manifestarse que en numerosas reuniones privadas en que se discutía estérilmente acerca de lo que podía hacerse (… ) Eran justas de mera academia”, “con todo, un grupo de estudiantes firmaron un documento que titularon “Digamos la verdad” en apoyo a la legitimidad y constitucionalidad del gobierno de Montero”. Frei no firmó.

Según Gazmuri, “Durante 1932, los militares, que habían estado tras todos estos cambios y cuartelazos, habían caído en el descrédito. De ahí que se llegara a formar una Milicia Republicana con el fin de evitar otros golpes militares” a la que se incorporaron muchos políticos. “Frei no; por su cultura, no se avenía con el espíritu castrense”.

Esta milicia, de completa inutilidad militar, de hecho, fue una provocación innecesaria ya que para que hubieran golpes de estado era necesario que existieran las condiciones que movilizaran intereses políticos y sociales que concurrieran a pedir apoyo militar, como había sucedido en los años anteriores a 1930. Gazmuri omite a los grupos sociales, económicos y partidos políticos que habían alentado, apoyado y beneficiado “de todos estos cambios y cuartelazos”. Como muestra, el origen del actual Partido Socialista es el grupo del “cuartelazo” de Marmaduque Grove.

En “Chile desconocido” Frei explica así la obra de Ibáñez: “En esa época se produce un cambio en la orientación política. Práctica y teóricamente se liquida el Estado Liberal. Este gobierno, sin saberlo y sin quererlo meditadamente, implanta un avanzado socialismo estatal” … Gazmuri dice, “En todo caso, por relativamente suave y positiva para el país que haya sido la dictadura del General Ibáñez constituyó la primera impresión que tuvo el joven Eduardo Frei de un gobierno autoritario y quizás creó en su sicología una resistencia inconsciente a ese tipo de regímenes. Esta pudo pesar, junto a aspectos propiamente doctrinales, en particular su fe en la democracia, y a pesar de comprender lo inevitable del golpe de Estado de 1973, en su negativa a colaborar con el gobierno de Pinochet cuarenta años después”.

En esta muy breve síntesis podemos ver los elementos iniciales que conformarían la cultura antimilitar del PDC desde antes de su existencia formal hasta hoy: Toma de conciencia tardía y a regañadientes de la magnitud e intensidad de la crisis que se vive; aproximación ideológica al problema, aunque sea prácticamente inaplicable; doctrinarismo a todo trance; frustración frente a la impotencia del debate académico cuando se enfrenta a la fuerza o al caos; duda e indecisión ante a una realidad adversa; apreciación de la necesidad de la fuerza y simultáneamente, rechazo a su aplicación y consecuencias. Desconocimiento de la cultura militar y asimilación de su incomprensión a un presunto “déficit intelectual y a falta de sofisticación” militar. Consideración de lo militar como antítesis de lo intelectual.

Esta visión concluye lógicamente en el desconocimiento de la magnitud y éxito de los cambio efectuados por el régimen militar, a partir de una situación de crisis y caos. Para Frei, si Ibáñez, a partir de una economía liberal, creó en Chile una potente red social (socialista) para controlar la crisis, no fue como una respuesta realista para enfrentar una crisis brutal sino algo accidental, “sin quererlo meditadamente”.

Desde el punto de vista político e ideológico de la Democracia Cristiana, la crisis de 1973 tiene un desarrollo similar: reconocimiento tardío de la crisis terminal; aceptación en privado y a regañadientes de la inevitabilidad de la intervención militar; sorpresa y rechazo ante la violencia en acción; apoyo inicial; esperanza de que el Partido “fuera llamado a hacerse cargo del gobierno” confirmando la incapacidad intelectual de los militares; rechazo político y paso paulatino a la oposición en base a críticas morales y de falta de “democracia”. Desconocimiento de la profundidad y eficacia de los cambios efectuados por el gobierno militar.

Frei apoyó el golpe de Estado, en esto no hay dos posiciones; también es cierto que rápidamente se dio cuenta que por ese camino no iba políticamente a ninguna parte, por lo mismo también concuerda con la izquierda en que la historia de Chile comenzó el día 11 de septiembre de 1973 y que los tres años previos nunca existieron. Esta amnesia selectiva no resiste el paso del tiempo y mas temprano que tarde el tema saltará al centro del escenario. Por mucho que los deudos de Frei Montalva quieran hacer de su padre un mártir y víctima de «los militares», la verdad es otra, fue aliado y mentor de las fuerzas que derrocaron a Allende y tratar de camuflarlo es tratar de tapar el sol con un dedo. La realidad es que el gobierno de Allende no tenía solución, pero cuando la realidad no coincide con las conveniencias, peor para la realidad.

No quiero calificar el comportamiento del partido, pero si podemos identificar algunas constantes: la disociación entre realidad e ideología; el conflicto dubitativo entre la violencia y la necesidad política, y la sorpresa ante la acción militar tanto en combate como en la gestión de gobierno.

Los líderes democratacristianos son herederos de esta tradición cultural, que rechaza y condena el uso de la fuerza y la violencia con fines políticos, aunque no propone ninguna alternativa viable para casos de ruptura institucional ni rechaza los efectos de este uso que resultaron eficaces para la nación y para ellos como particulares.

Es muy interesante esta ambivalencia cuando se trata de la violencia aplicada por las FFAA y cuando lo es por parte de grupos armados o por gobiernos de izquierda.

Su actitud frente a la lucha entre las fuerzas de seguridad del gobierno militar y las fuerzas, primero del castrismo, representado por el MIR y luego del Partido Comunista, bajo la marca de Frente Patriótico Manuel Rodríguez es ejemplar.

A comienzo de los ochenta, el Partido Comunista cambió su estrategia militar y comenzó a desarrollar su nueva “política de rebelión popular de masas”. Se inició una activa campaña de ataque terroristas; se dio comienzo al “trabajo militar de masas” y se mantuvo “el trabajo hacia las FFAA”. Para dirigir este esfuerzo se inició el retorno de cuadros entrenados militarmente y se reactivó la directiva del PC. En esta batalla, las fuerzas de seguridad del gobierno militar destruyeron a tres directivas completas del PC insertadas desde el extranjero y capturaron y dieron de baja a un número apreciable de sus cuadros, capturando una gran cantidad de armamento y documentación.

Es interesante apreciar que el PDC puso y sigue poniendo toda la carga de la culpabilidad de la violencia en las fuerzas de seguridad y no en los miembros del PC, que son victimizados como el objeto de la represión militar.
Es evidente que la iniciación de las acciones militares contra el gobierno de Chile fue una decisión y una directiva del PC y que la agresión fue materializada por sus miembros con el apoyo de Cuba, la URRS y Alemania Oriental, comenzando por la internación por parte del Gobierno de Cuba de un gran cargamento de armas, municiones y explosivos por Carrizal Bajo y con el ingreso clandestino de fuerzas militares entrenadas en esos mismos países. Si eso no es una agresión, esa palabra no tiene significado.

Pero para el PDC toda la responsabilidad de la «represión» cae única y exclusivamente en las fuerzas de seguridad del Gobierno de Chile, tratándose en realidad de una respuesta netamente defensiva por parte del gobierno ante una acción ofensiva militar y política del Partido Comunista.

La pregunta que el PDC nunca podrá responder es como se habría desarrollado la situación para ellos si su archi enemigo, el Gobierno Militar, hubiera sido derrotado por el PC. Este tipo de análisis y reflexiones es rechazado frontal y totalmente por el PDC y se mantiene en el plano de la teoría política y de los gustos y preferencias doctrinarias, aunque sean impracticables. Esto es lo que les permite mantenerse moralmente impolutos y medrar a costas de la suciedad y la sangre de otros, en este caso, de los militares.

La incongruencia de su posición política y moral frente a los militares ha encontrado una solución en el refugio detrás del poder judicial, y como ese poder fue paulatinamente cooptado por la izquierda a lo largo de los gobiernos de la Concertación, han concluido en una posición incómoda, aliados con el PC en la estrategia de “ni perdón ni olvido” para agudización de las contradicciones en vista de “avanzar” hacia el enfrentamiento y la síntesis, enfrentamiento que la burguesía solo puede perder.

El encierro de ancianos de 95 y mas años, aquejados de enfermedades terminales y las sucesivas y violenta campañas del PC contra la prisión de Punta Peuco en un contexto de total impunidad para los miembros paramilitares del PC es algo que no resiste cinco minutos de análisis, pero la solución DC es no concederle ni siquiera esos cinco minutos, como si así el tema desapareciera y no hubiera nada que decidir. Si alguien cree que la sucesión de abusos y atropellos contra esos ancianos ex miembros de las FFAA quedará en nada, creo que está equivocado.

Si el PDC piensa que ya se sacudió del problema y se lo endosó a los jueces, también está equivocado. Mas temprano que tarde el muerto saldrá de su tumba y lo hará en el momento menos conveniente para ellos y para Chile.

Una revisión profunda y seria en el PDC sobre su forma de entender y relacionarse con los militares y con la verdad histórica es fundamental para la salud de nuestro país. Como decía Eduardo Frei, «La Verdad tiene su Hora».

COMO EMPEZAR A SALIR DE LA CRISIS

Las elites dirigentes chilenas no pueden estar mas desprestigiadas. La peor, la elite política. Nadie la valora, nadie le cree.

La Presidente de la República tiene un 68% de rechazo y genera confianza solo al 33% de los ciudadanos. El 77% de los chilenos no tiene confianza en el Congreso. El grupo dirigente de primera línea la completan los empresarios con el 55% de desconfianza y los jueces con el 58%. Estamos en problemas.

Nosotros los dejamos llegar a donde se encuentran, hacen lo que hacen por nuestra flojera y desidia. Es hora de ponerle coto.

En marzo de 2015 la Presidenta Michelle Bachelet anunció, con gran expectativa mediática, la conformación de una nueva instancia. Se trataba de la Comisión Asesora Presidencial contra los conflictos de interés, el tráfico de influencias y la corrupción, presidida por el economista Eduardo Engel.

Las vinculaciones e irregularidades entre los negocios y la política se habían instalado con fuerza, atacando directamente la popularidad del Gobierno y, particularmente, de la propia Mandataria. Los casos Penta y Caval obligaban a diseñar una nueva estrategia ante la ciudadanía.

La regulación del financiamiento de las campañas electorales sería, entonces, uno de los discursos más recurrentes. La tarea la encabezaría Engel, acompañado de quince personas seleccionadas por el Gobierno y debería proponer acciones “recogiendo las mejores prácticas a nivel mundial, escuchando a la ciudadanía, a expertos y organismos internacionales mediante audiencias”.

La tarea era delicada, anteriormente el Congreso había iniciado un proceso similar que fue considerado insuficiente y de una lentitud que mostraba el bajo entusiasmo que el proceso suscitaba en la Corporación legislativa. Ahora Engel debía pisar el acelerador y proponer mediadas reales y efectivas, no mas cosmética, enfrentando directamente al Poder Legislativo.

A cuatro meses de que la Comisión entregara las propuestas sobre conflictos de interés, tráfico de influencias y corrupción, sus integrantes critican el lento trámite legislativo, los vacíos que se están generando, las deformaciones de sus propuestas y las resistencias que surgen cuando se trata de regular la política. El tema de las reelecciones eternas ha sido desvirtuado. El dicho “hecha la ley, hecha la trampa”, está siendo aplicada por los expertos en hacer leyes .. y en hacer trampas.

Ningún grupo corporativo ni ninguna persona entrega el poder voluntariamente, hay que quitárselo a tirones. Menos lo entregarían los parlamentarios chilenos con sus sueldos extravagantes, sus variadas asignaciones, viajes pagados, pasaportes diplomáticos, comisiones al extranjero a lugares exóticos e inútiles para sus electores, al posicionamiento alcanzado en la trenza partidaria y muchas otras prebendas y garantías.

No nos hagamos ilusiones en las próximas elecciones no podremos sacarlos de sus nichos dorados. Pero si podremos ir raleándolos y deshaciéndonos de los mas maleados. Esta será una larga lucha en que los ciudadanos, los que pagamos, debemos hacer valer nuestro poder: el de elegirlos o no, el de apretarlos para que no hagan trampas y el de vigilarlos de cerca e implacablemente.

Contamos con una herramienta poderosa: las redes sociales. Ahí podemos desnudarlos, dejar sus vergüenzas a la vista, exigirles respuestas, evidenciar sus evasivas y medias verdades – medias mentiras. Las redes socieles nos permiten eludir sus arreglos con los periodistas “comprometidos” y con los medios controlados por la trenza político – empresarial. La red es libre y democrática.

No se trata de demoler el sistema, se trata de purgarlo. No se trata de eliminar la política, se trata de ponerla en su lugar: sirvientes de los ciudadanos, no sus amos.

Creo que tenemos alternativas:

– No votar por ninguno de los “eternos”. Dejar de votar o votar nulo es simplificar su problema, a ninguno de ellos le da vergüenza ser diputado, senador o presidente con cuatro votos. No sirve votar nulo, ni blanco, ni no ir a votar. Hay que votar por un candidato que esté en la línea política de cada cual de nosotros pero que no vaya a la reelección. Solo caras nuevas. Así impulsaremos un reajuste del poder dentro de los partidos e iremos alejando a los “eternos”. Romperemos las alianzas y compadrazgos con los empresarios y tendremos la oportunidad de aprovechar la relativa falta de destreza de los nuevos para apretarlos y exigirles un comportamiento mas decente. Eventualmente abriremos una ventana para que salga el mal olor y tengamos un nuevo comienzo.

No se trata de que “se vayan todos”, se trata de que “se cambien todos”.

– Control permanente y escándalo en la red. Debemos mantener, cada cual en el ámbito y espacio en que tenga mayores posibilidades –administrativo, político, educacional, financiero, de defensa, de obras públicas etc. – una vigilancia constante de qué hacen, qué dicen, con quién se juntan, cuánto ganan y cuánto gastan, a quiénes apoyan y por qué, a donde viajan y para qué, a quiénes favorecen con sus leyes, cómo se financian, a quiénes les piden plata –donaciones o préstamos-, sus abuso de poder: con los carabineros, con los ciudadanos, en las oficinas públicas, en los caminos, consiguiendo entradas liberadas, puestos para los parientes etc.

Una mirada escrutadora y crítica permanente.

– Equilibrios; que no hagan nada sin consultar a sus electores. No dejarlos que hagan lo que quieran. Obligarlos a escuchar a los afectados, a todos; exigir la publicidad de sus votaciones y de sus argumentos; impedir votaciones y aprobación de leyes entre gallos y medianoche, a la carrera o a escondidas. Armar escándalo cuando esto suceda y exigir la anulación de las leyes aprobadas. Mas vale que no haya ley respecto a algo a que haya una ley mal hecha y a la medida de alguien. Mas vale que una nueva ley se demore a que salga un bodrio.

Exigir a los partidos que haya primarias abiertas y públicas, que los candidatos sean aprobados por los electores de la región que quieren representar, si no lo hacen, boicotearlos. Entre los ciudadanos tenemos expertos en todo, que cada uno de ellos analice y revise las leyes … no para imponer su preferencia sino para destacar su errores. Si tenemos malos políticos es porque se lo permitimos … y ellos abusan. Basta.

Los diputados y senadores son nuestros representantes, no nuestros amos. Nosotros los elegimos, les pagamos y si dejamos que nos mandoneen es por nuestra culpa y entonces, a no llorar. Cuando hayamos recuperado el control podremos hacer cambios reales y profundos, no antes.

DDHH, ARMA ENVENENADA

Dentro de la saga delictual de la nuera y el hijo de Bachelet, salen a diario nuevas evidencia de los males que afectan a la elite dirigente: empresarial, política, religiosa, judicial, entre otras.

Todos ellos son deplorables, pero pareciera que la descomposición de la justicia es la que mas daño causa al cuerpo social. En efecto, es la degradación del último resguardo de los ciudadanos ante el abuso de “los poderosos de siempre” como tan bien los identifica la Presidenta.

La “filtración” selectiva a la prensa de los contenidos de las investigaciones de algunos fiscales, que lograron dar lustre y brillo a sus nombres para posicionarse como estrellas, es el punto mas alto de la traición sistemática a sus deberes e integridad moral. Mientras los afectados por estos delitos fueron solo los militares no hubo voluntad para que ninguna autoridad reclamara y las pocas, poquísimas, que lo hicieron, fueron completamente ignoradas.

El caso del investigador del “Caso Fragatas”, que “filtró” a un periódico digital un grueso legajo de información Secreta entregada por la Armada es, sin duda, todo un modelo de infidencia y descomposición ética. Cuando hubo un suave reclamo por el abuso, el poder judicial se comprometió a investigar. No pasó nada. Entre bueyes no hay cornadas.

Ahora tenemos la prueba de la forma en que opera la colusión DDHH – Poder Judicial.

Sergio Bustos, -denunciante de los delitos cometidos por la nuera presidencial y sus asociados- se enfrentó, junto a militares y civiles, a una sorprendente e infundada acusación de violaciones a los DDHH a tres meses de hacer su denuncia contra Caval:

El 4 de agosto de 2015 Bustos fue querellado por la “Agrupación de familiares de ejecutados políticos” por su presunta participación en el homicidio del mirista Rolando Angulo, junto a otros civiles y militares. Fue detenido de inmediato, pasó una noche en prisión y sigue siendo investigado en dicha causa que lleva el ministro Claudio Arias de la Corte de Apelaciones de Chillán. “No tenía ningún antecedente (de la acusación), pero sospechaba que algo se había tejido, no sé de dónde. Desde el principio, cuando me citaron a la Corte de Apelaciones de Chillán, no sabía de qué me acusaban. Me extrañó mucho. Siempre sostuve lo mismo, no conozco a la gente que me dicen que estuvo involucrada. El único pecado mío fue vivir en San Carlos. Me había ido a fines de 1973 de San Carlos, porque me había separado de mi mujer, y los hechos ocurrieron en 1974. Sabía que tendría que haber algo oculto en esto pero no sabía cómo ni quién. Me llegó este golpe tan fuerte que estuve una noche preso.

-¿Ud. desconoce las acusaciones en DD.HH.? – No tengo nada que ver con eso. Siempre lo dije y lo sostuve. Me alegra que se hubiese encontrado esta conversación porque me quita un gran peso de encima. Los testigos que aparecen en la querella en mi contra no sé quiénes son, nunca los he visto, y es primera vez que escucho hablar del caballero que mataron”.

La “conversación” a que alude Sergio Bustos es una grabación obtenida por Carabineros de una comunicación entre Mauricio Valero, cómplice de Natalia Compagnon, con una persona identificada como “Ricardo” en que señalan que hablarían con la agrupación de familiares de ejecutados políticos para involucrar a Bustos en violaciones a los  DD.HH., presentando una querella de presunta responsabilidad en la muerte de un mirista ocurrida en 1974.

La conversación ocurrió el martes 31 de marzo de 2015 a las 20.59 de la noche y duró 10,23 minutos, el mismo día que la prensa publicó cuatro correos que mencionaban a “la Señora” (también conocida como “la Madrina”) para conseguir una reunión con Andrónico Luksic, y pedirle $6.500 millones para financiar el negociado que intentaba armar Compagnon y su grupo. En la conversación transcrita por Carabineros, Valero y “Ricardo” traman involucrar a Sergio Bustos en temas de derechos humanos contactando a la “Agrupación de familiares de ejecutados políticos” para que lo haga.

 Diálogo entre Valero y “Ricardo”:

-(Ricardo) Yo preferiría mil veces, como te decía yo la otra vez, -te lo dije medio en broma y medio en serio-, yo haría el contacto con la asociación de educación de detenidos desaparecidos (sic) por el asunto de Bustos como torturador, viejo. Creo que Bustos sería impactante decir dos cosas en la prensa, que Bustos es un torturador sindicado por la asociación de educación de los derechos humanos (sic), y después decir a la prensa cómo es posible que este torturador tener tanta fe, ahora a mí me gustaría hacerlo, hueón”.

(Mauricio Valero) – Ya po, mira, yo mañana me voy a juntar temprano a una reunión a las ocho y media, te voy a mandar los datos para que puedas acompañar a Marcelo a esa reunión.

(Ricardo) -Sí, por supuesto.

(Valero) -Esperamos resolver esto.

(Ricardo) -Correcto.

(Valero) -Este fin de semana, lo antes posible.

Estos hechos muestra que una “agrupación de familiares de ejecutados políticos” puede -y lo hizo- organizar una falsa causa judicial con acusación, denunciantes, testigos y que un juez encierre a ciudadanos inocentes sin pruebas válidas.

La facilidad, rapidez y eficacia de la dupla “organismo de defensa de DDHH – Justicia”, para armar una acusación y encerrar a cualquier persona, son argumentos suficientes para mostrar como funciona el amedrentamiento apoyado en la manipulación de la justicia. El mensaje es claro. “Nosotros hacemos lo que queremos porque tenemos una máquina imbatible”.

El financiamiento del negocio es sólido. La acusación suele terminar sin probar nada, pero el juez, haciendo uso de la ficción del “secuestro permanente” puede encarcelar a cualquiera. La sentencia incluirá una “indemnización” a los demandantes por cifras que rondan los $ 800.000.000, de los cuales el 30% (app $ 270.000.000) van al abogado patrocinante, y el resto se distribuye entre deudos, testigos y otros que mas temprano que tarde quedarán al descubierto..

Organizaciones de DDHH en manos de delincuentes ya cebados y seguros de su impunidad conforman una arma letal para la convivencia nacional.

 

 

 

Las mentiras ferroviarias de Evo

Evo Morales tiene el feo hábito de mentir: en la celebración de sus primeros 10 años de gobierno aseguró, ante un menguado auditorio en la Plaza Murillo, que una parte importante de los chilenos apoyaban su aspiración marítima a solo días que una encuesta confirmara por enésima vez que en Chile el 66% de la población es partidaria de no dar NADA a Bolivia y un robusto 90% es partidaria de no conceder costa soberana a Bolivia en territorio chileno. Para apuntalar su mentira llevó a un pequeño grupo de miembros del Partido Comunista como“representantes” de los movimientos sociales de Chile para que hicieran de comparsa.

Poco antes, la Unión Europea debió elevar una “protesta formal” ante el gobierno boliviano por emplear la imagen de su embajador Thimoty Torlot que aparecía avalando la campaña de Morales para eternizarse en el poder. Respecto a Chile miente a diario, pero eso es parte de su obsesión antichilena.

A su pueblo lo ha enredado con mil mentiras en torno a un presunto ferrocarril transoceánico de cuya participación pretende haber excluido a Chile.

Veamos algunas verdades:

1.- El “Corredor Central” existente y obstruido por Bolivia

El primer corredor o “eje de conectividad vial intrarregional” se planeó el año 2007 y fue el llamado “Corredor Central” que uniría por vía terrestre el puerto de Santos en Brasil con el de Arica en Chile, pasando por Bolivia. El corredor está construido pero inoperante ya que Bolivia exige que la carga brasileña que transite por su país, sea transportada exclusivamente por empresas bolivianas lo que no es aceptado por Brasil. Esta exigencia liquidó el proyecto y ese corredor no pudo entrar en servicio regular. Dado que no se logró acuerdo sobre el régimen de uso de dicha vía se hizo necesario diseñar y poner en ejecución nuevos proyectos (sin la participación obstruccionista de Bolivia) que uniera el centro oeste y el sur de Brasil, y Paraguay y Argentina, a los puertos del norte de Chile.

2.- Las alternativas chileno – argentinas – paraguayas – brasileñas

La primera alternativa considerada es una vía terrestre que transitara por Brasil, Paraguay, Argentina y Chile, partiendo de Sao Paulo, atravesando el Mato Groso del Sur, pasando por Paraguay, Paso Hondo en Salta (Argentina), paso de Jama hacia Antofagasta y finalizando en los puertos chilenos de Antofagasta, Mejillones e Iquique.

La segunda es una vía terrestre que va desde Porto Alegre (en el Atlántico) a Coquimbo (en el Pacífico) transita por Brasil, Argentina y Chile. Cruza por el paso de Agua Negra en la provincia de San Juan (Argentina) y llega a Coquimbo (Chile).

Una tercera alternativa es el proyecto de ferrovía que una el puerto brasileño de Paranaguá con Antofagasta pasando por Paraguay y Argentina.

La realidad hoy.

La primera alternativa señalada anteriormente es la que ha avanzado mas en su concreción. Parte importante de los mercados de la agroindustria brasileña, paraguaya y argentina son China y otros puertos del Pacífico y no había ninguna comunicación vial directa entre el sur de Brasil y los puertos del norte de Chile. En 2014 se puso en ejecución un proyecto de integración vial que ha tenido un desarrollo importante y exitoso. Este corredor vincula el centro-oeste brasileño, el Chaco paraguayo, el norte argentino y el norte chileno.

Se licitó la pavimentación de los últimos 600 kilómetros de caminos que faltaban en Paraguay y faltan unos 100 Kilómetros en Argentina. En Chile deben materializarse algunas inversiones en los puertos terminales y entre Brasil y Paraguay falta un puente de 400 metros. Las obras y lo mas complicado, el reglamento de operación del corredor, deberían entrar en funciones dentro de los próximos cinco años.

El corredor de comercio Chile – Argentina o “Corredor Binacional Sur”

Aparte de lo señalado y con la lentitud propia de los grandes proyectos, el corredor ferroviario entre la Zona Central de Argentina y los puertos de la Zona Central de Chile por el túnel de baja altura por el Cristo Redentor, sigue avanzando. El cambio de gobierno en Argentina permite ser optimista en el aumento de la velocidad del mismo.

El “Corredor ferroviario bioceánico” entre la costa atlántica de Brasil y la costa del Pacífico de Perú.

A mediados del mes de mayo de 2015, el presidente de la República Popular China y la presidente Dilma Rousseff firmaron varios acuerdos bilaterales en el marco de una visita de estado del primero a Brasil. Los medios brasileños informaron que “uno de los grandes objetivos de la visita del primer ministro chino Li Keqianq a América Latina (era) el desarrollo del megaproyecto del tren bioceánico entre la costa atlántica de Brasil y la costa pacifica de Perú”.

En un ambiente de euforia, la prensa brasileña informó que “la presidente Rousseff anunció varios acuerdos de inversión y comercio con China por más de US$53.000 millones. Entre los acuerdos bilaterales se encuentra el comienzo de los estudios de factibilidad para la línea ferroviaria.

Además del tren bioceánico que unirá Brasil y Perú, otros proyectos incluyen renovaciones en puertos y aeropuertos y la construcción de varias carreteras para agilizar el transporte de granos y carnes porcinas y avícolas, entre otras materias primas. “El Puerto de Açu en el norte del estado de Rio de Janeiro sería el punto del embarque. El tren pasaría por las zonas agrícolas del centro de Brasil antes de pasar por la Amazonía y cruzar la cordillera. La ruta peruana aún no está definida”.

Viabilidad del proyecto el “Corredor ferroviario bioceánico” Brasil – Perú

Según la Unión Internacional de Ferrocarriles, “resulta más costoso enviar soja a China a través de los puertos peruanos que hacerlo desde el puerto de Santos en Brasil”. El “Corredor Ferroviario Bioceánico Central” es inviable desde el aspecto económico”. Si se embarca en el puerto de Santos el costo de transportar una tonelada de soja desde Lucas do Rio Verde hasta Shanghái, China, asciende a US$ 120.43; su envío a través del puerto de Perú costaría US$ 166.92. “Es una diferencia de US$ 46.49 por tonelada” (dólar considerado a 3.00 reales por dólar).

El cálculo no toma en cuenta el costo de construcción de la ferrovía bioceánica que de 3,650 kilómetros, de los cuales más de 1,000 km pasarían a través de los Andes. El gobierno de Dilma Rousseff estima (antes de ningún estudio formal al respecto) que el proyecto requerirá una inversión de US$ 40,000 millones solo en el lado brasileño.

Por su grandeza y dudosa sostenibilidad económica, el ferrocarril bioceánico es comparado en el sector privado con el tren de alta velocidad entre Campiñas y Río de Janeiro, un proyecto que fue “la niña de los ojos” de Rousseff durante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y que ahora está archivado, mencionó Estadão”.

Evo se cuelga sin ser invitado

Humala se manifestó rápido. El tren transitaría por el norte de Perú y llegaría a los puertos de esa zona: Bayovar, Piura e incluso Callao. Evo se indignó y reclamó que Perú le estaba haciendo trampas. Gritos van quejidos vienen, el tema se calmó – total se está hablando de una idea que aun no tiene ni siquiera estudio de prefactibilidad – y Evo comenzó a mentirle a los bolivianos.

Como el tren era, obviamente, un asunto chino, peruano y brasileño buscó enredar el negocio y metió a los alemanes. El Vice ministro de transportes e infraestructura digital de Alemania fue a Bolivia y dijo de todo: “Con Perú impulsaré que el tren pase por Bolivia”; “la construcción del tren bioceánico es el megaproyecto del siglo”; que “la mejor conexión entre los puertos de Santos (Brasil) e Ilo (Perú) a través de Bolivia representa la solución”; “propuso al Gobierno boliviano financiar la construcción de la línea férrea con recursos tanto públicos como privados”; que iba encontrarse “en el aeropuerto de Lima con el viceministro de Transportes del Perú, (Henry Zaira Rojas), con el que vamos a tratar varios temas bilaterales. Uno de ellos será el tren bioceánico y yo voy a impulsar y fomentar la solución para que el proyecto (ferroviario) pase por Bolivia” y cerró con un broche de oro: “Bolivia es un jaguar listo para saltar” (¿cómo que los alemanes no tienen sentido del humor?.)

A todo esto, los protagonistas y dueños del proyecto de tren- Brasil y Perú-, no participan de estas fantasías delirantes, raro, ya que mal que mal es de ellos. Pero para Evo la realidad no importa son las imágenes y las palabras las que valen.

Según Morales, el tren «Unirá el Puerto de Santos (Brasil) con Puerto Suárez (Santa Cruz) y de ahí al Pacífico; ¿será Ilo o Mataraní? Los hermanos peruanos decidirán”. Hasta donde se sabe, ya decidieron y son los puertos del norte de su país, por lo que el tren no pasaría por Bolivia. Todo un cuento. Mas absurdo aun, mientras Morales hace inútiles contorsiones para tratar de conseguir un puerto soberano en Arica (Chile), levanta una competencia portuaria en Ilo (Perú). Una situación absurda por donde se la mire, el tren recorrería un largo trayecto por Brasil y Bolivia y concluiría en un puerto peruano en el medio de nada, a pocos kilómetros de sus sueños ariqueños!.

Como nunca funcionará un tren que transite por Bolivia ya que la idea brasileña es incorporar al Mato Groso al circuito exportador, la verdad no importa. El tema de Morales es seguir en el poder y para eso hay que seguir contándole cuentos a los bolivianos.

Negociar con el gobierno de Morales es una Misión Imposible. Este tipo de comportamientos debería alertarnos para mantenernos alejados de tratos con Bolivia mientras no haya un gobierno con un razonamiento medianamente lógico y que no mienta.

 

 

                Ideas, ideologías y oligarquías en Chile

Según Robert Michels “La organización es lo que da origen a la dominación de los elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados sobre los delegantes. Quien dice organización dice oligarquía”, conocida también como la “ley de Hierro de las oligarquías” afirma que «tanto en autocracia como en democracia siempre gobernará una minoría», es decir que toda organización se vuelve oligárquica. Esto sería la base de una de las dimensiones fundamentales de la democracia: la lucha entre oligarquías.

Se afirma que en Chile la política tiene otra dimensión crucial: “la dimensión cognitiva -de ideas, ideales, conocimientos y proyectos- que forma el otro aspecto de la política”-. Se afirma también que los partidos son “grupos de ideas e ideales compartidos, experiencias de identidad, trayectorias histórico-culturales, comunidades de prácticas y de conocimiento, visiones de mundo, agrupaciones de creencias y de deseos de crear, mantener o transformar un orden simbólico”.

La Concertación y sus partidos representarían “un factor cultural de la sociedad chilena, unas tradiciones, una historia plural de doctrinas y programas, de intelectuales públicos y articuladores de discursos, unas narraciones retrospectivas con sus leyendas y mitos”. La existencia de esta segunda dimensión legitimaría la supremacía de esas oligarquías por sobre “los mandantes y los delegantes”, es decir sobre el pueblo o mas precisamente sobre las masas nacionales.

Suena bien, pero creo que no es cierto.

Mas aun, ese “factor cultural” en realidad es un elemento excluyente y sectario, centrado en el interés del grupo y en su propia cultura, ajeno o en disputa con la mayoría del pueblo. La Concertación tenía un objetivo táctico, para luego mutar a una visión estratégica de la sociedad que jamás fue aclarada debido a la incompatibilidad ideológica entre sus miembros. La praxis de esa relación se dio en base a la “estabilidad” y luego al beneficio y cooptación de sus miembros.

Idea e ideología no tiene nada que ver. Tratar de hacerlas equivalentes es un engaño.

Idea es razonamiento, es el acto básico del entendimiento. La idea es subjetiva y para su objetivación requiere de confrontación con otras ideas diferentes. La idea se perfecciona a través del cuestionamiento y la discusión.

En efecto, la capacidad humana de contemplar ideas está asociada a su capacidad de razonamiento, autorreflexión y la habilidad de aplicar el intelecto. Las ideas dan lugar a los conceptos, los cuales son la base de cualquier tipo de conocimiento científico o filosófico.

Esto es lo opuesto a la “ideología”. Frente a la incertidumbre que existe al interior de toda idea, la ideología presenta certezas absolutas.

Nadie tiene derecho a exigir que su idea sea la única razonable; las ideologías, por el contrario, asumen la inexistencia de la duda y pregonan la falsedad de todo concepto externo u opuesto a ellas.

Las ideas aceptan y aceptarán siempre el “otro”, algo imposible para las ideologías que niegan toda forma de diálogo con la otredad, con la diferencia.

Una ideología es, en esencia, una organización de ideas cerrada sobre sí misma y ciega a su entorno. Se promueven y justifican a sí mismas y sólo creen en ellas. Enfrentadas a las ideas vivas -que son el efecto de nuestra libertad- las ideologías significan la total aniquilación de la libertad individual.

Con su negativa a la confrontación honesta de ideas, son instrumentos de manipulación, de intolerancia y fanatismo; absolutos al servicio de la intromisión de otros en la conciencia individual de las personas que arrastran a la adoración de fórmulas y a la obediencia de dogmas y evangelios.

Las ideologías políticas tienen dos dimensiones: Fines o cómo la sociedad debería funcionar u organizarse; y Métodos o la manera más apropiada para hacerlo.

Los fines de las ideologías es la supremacía sin contrapeso, con exclusión y sin alternancia (chavista), parece evidente entonces que a partir de la tendencia inevitable a que un grupo pequeño se apodere del poder –La Ley de Hierro- las oligarquías dominantes en los partidos políticos reciben un potente refuerzo a su capacidad de control exclusivo al incorporar la ideología como palanca intelectual y justificativa de su acción.

La realidad nos muestra como mientras mas potente es la ideología de un partido, mas fuerte, reducida e intolerante es su oligarquía dominante. El mejor ejemplo es el Partido Comunista, que incluso llega a redefinir su relación con la propiedad, definiéndose como mero accionista de las sociedades donde tiene su patrimonio. Contrario sensu, un partido con una ideología mas laxa y menos determinista tiende a una menor concentración del poder en pocas manos, pero a su vez se hace menos eficiente en la gestión del poder por la existencia de la competencia (no siempre regulada) dentro de su directiva como es el caso de Renovación Nacional. Algunos partidos siguen su ideología de manera estricta, otros buscan una inspiración amplia de un grupo de ideologías relacionadas, sin abrazar una idea específica.

En Chile podemos ver como todos los partidos políticos están dominados por ideologías: los de derecha, por la ideología del poder; los socialdemócratas, por el socialismo; los socialcristianos por un remedo de la Doctrina Social de la Iglesia y los de izquierda por el marxismo. También es evidente que el rol que juega la ideología en el control interno es diferente en cada uno de ellos.

Pero es incuestionable que la combinación de ideología con la organización, la «máquina” o como se la llame, es una dupla que permite el manejo del partido por parte de una oligarquía inmutable, a veces hereditaria pero siempre excluyente, que maneja la interpretación de la doctrina, y desde esa posición de supremacía, administra los recursos económicos, deformando el sistema y sentido del partido transformándolo en una mera maquina de poder. Es lo que vemos cuando la izquierda no tiene problemas en pedir dinero a Ponce Lerou, “yerno del dictador”, para financiar sus candidaturas. La vanguardia de ese movimiento es el G-90, donde la ideología se vuelve excusa de la simple acumulación desesperada de poder en beneficio personal.

En Chile, los costos de las campañas electorales fueron subiendo sin encontrar techo. El paso lógico fue la búsqueda de mecenas empresariales que las financiaran. La búsqueda de dinero se emprendió en todos los partidos y de diversas formas.

En algunos los contactos se hicieron en forma jerarquizada con un “prócer” a la cabeza que aprovechó de asegurar su autoridad indiscutible y absoluta; en otros organizados “en lotes”, a cargo de caudillos; en otros, por parte de free raiders que recolectaron dinero para las elecciones y para si mismos.

Este sistema reforzó la autonomía de los partidos políticos. Prontamente no necesitaron para nada a los ciudadanos. Alcanzaron la auto sustentación. Su única preocupación fue desde entonces cuidar la mano que les daba de comer y no morder los intereses de sus mecenas. Dejó de importar la calidad de los postulantes a los cargos políticos, comenzó a primar su fidelidad a los caciques del partido y poco a poco la calidad de los diputados y senadores fue decayendo hasta alcanzar profundidades oscuras. Personajes increíbles en su comportamiento personal, moral, político, familiar y social, alcanzaron altas dignidades legislativas.

¿Qué tenemos ahora?, un sistema político desacreditado, aislado de la ciudadanía, autorreferente y de mala calidad técnica y moral, es decir, lo opuesto a una elite digna de ese nombre.

¿Es que no hay salida?.

El siglo XX fue el siglo del Estado y de las Ideologías y en ese escenario las “masas” jugaron un rol pasivo e infantil, todo fue una ilusión pergeñada por la modernidad.

Estamos en proceso de cambio, las “masas” evolucionan –lentamente- hacia la “ciudadanía”. Me parece que las ideologías aun tienen un rol que jugar: proveer modelos de futuros alternativos posibles, pero sin alzarse como amos exclusivos del poder político.

No creo en las “democracias directas” en que nuevos grupos organizados pueden apoderarse de la representación popular, si creo en “la esfera pública” y la tremenda “capacidad asociativa” de la sociedad chilena funcionando como otros instrumentos de representación de intereses y propuestas de políticas públicas y soluciones a problemas reales de las personas.

Quizás la clave sea recuperar el concepto de República y lo Republicano; un sistema donde haya grupos intermedios, que cumplan esa función solo en relación a una ciudadanía informada e incidente.