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Chile : Que pasa en el barrio

La clave que determina la dirección que toman los análisis políticos y estratégicos de la región está dada por la respuesta a la pregunta: ¿estamos al final de un proceso de desarrollo económico que fracasó porque se aplicaron políticas erróneas, o estamos en el remanso de un ciclo de desarrollo que continuará avanzando porque se aplicaron políticas correctas?.

Dicho de otra manera dado que dos grupos de países eligieron políticas diferentes y divergentes, ¿quiénes seguirán avanzando y quiénes deberán enmendar rumbo empleando para ello tiempo y esfuerzo?. Los países que conforman Mercosur y el Alba, en definitiva los países del Atlántico y el Caribe, ¿estaban en el curso correcto hacia el desarrollo y la gobernabilidad?, ¿o los que estaban en el camino correcto eran los de la Alianza del Pacífico?.
Comienzo señalando que en mi opinión los países que estaban en el camino correctos eran los de la Alianza del Pacífico y los estaban en el error eran los del Atlántico (Mercosur y Alba) y que las evidencia así lo confirman.

Acaba de concluir en Caracas la entrega de la presidencia de Mercosur por parte de Maduro a Cristina Fernández. Esta entrega debió haber sido hecha hace seis meses. A nadie le importó mucho el atraso. Asistieron los presidentes de Venezuela, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Evo Morales como observador. No hubo ni un solo acuerdo económico, solo declaraciones políticas, es decir Mercosur viene a sumarse a Unasur; Celac y la OEA como foro político. ¿Se necesitan mas espacios donde «hablar de política» o es ya hora de comenzar a “hacer desarrollo”?

Sin ser peyorativo, el panorama de Mercosur y de sus socios es un desastre: Venezuela, sede del encuentro, se debate en el desabastecimiento extremo y la inflación desbocada. La gobernabilidad es inexistente y las instituciones han sido destruidas deliberadamente. Maduro trata de sujetarse en el poder apoyado en los militares personificados por ¿su amigo? Diosdado Cabello.
Argentina está en su segundo default en 13 años. Su economía está colgando de la soja y el futuro es oscuro. Las instituciones, especialmente los partidos políticos, el Congreso y la Judicatura han sido demolidos, la corrupción es muy alta y las perspectivas de crecimiento son negativas. Cristina Fernández, en vez de agitarse para buscar la forma de pagar sus deudas, se aplica en descalificar al juez e insultar a los acreedores.
Brasil anuncia sucesivos recortes a sus expectativas de crecimiento, ya va en menos del 2% y puede terminar el año con una tasa negativa. Los anuncios de proyectos de inversión espectaculares se suceden uno tras otros pero no se concreta ninguno.
Sorprendentemente Dilma Rousseff leyó un discurso en que promovía la ampliación de la zona de libre comercio prevista por la Aladi para el 2019 la que se adelantaría para fines de este año. Esta iniciativa se debe a que también Rousseff está inquieta por la incertidumbre en su país. Su propuesta contó con el apoyo del presidente de Paraguay, Horacio Cartes. Que Cartes suscriba esa política tiene lógica, es miembro (observador) de la Alianza del Pacifico que también está en la línea de políticas económicas de libre mercado, .. pero Rousseff?, ¿qué le está pasando?
La nueva actitud política de Brasil refleja su urgente necesidad de comenzar a sacar a su economía del estancamiento y eso pasa por aproximarse a la Alianza del Pacífico formada por Chile, Colombia, México y Perú y distanciarse de los socialistas del siglo XXI, Argentina, Venezuela, Ecuador y Bolivia.
Uno de los problemas mas serios que está enfrentando Brasil –y su presidente- es la negativa de Argentina de incorporarse al libre mercado. Brasil lleva años tratando de firmar un acuerdo de libre comercio entre Mercosur y la Unión Europea. El fracaso de Rousseff se debe a que Cristina Kirchner bloquea la negociación. Maduro, por su parte no acepta hablar del tema y el inefable Evo abomina de todo lo que signifique globalización, libre comercio e iniciativa privada. Venezuela y Argentina por su parte, padecen desequilibrios macroeconómicos de tal calibre que ni aunque quisieran podrían iniciar cualquier apertura. En cambio, el uruguayo José Mujica pide acordar cuanto antes con Europa.
¿Cuánto podrá resistir Mercosur y Unasur semejante divergencia en sus visiones del mundo y de la economía?. Los plazos se acaban, hay que actuar rápido, la economía se hunde y la gente se molesta. Creo que a mediano plazo veremos cambios profundos en los alineamientos regionales.
Mientras muchos huyen de Mercosur hasta ahora 25 Estados han solicitado participar como observadores de la Alianza del Pacífico, entre ellos Canadá, China, Japón y Estados Unidos.

VISIÓN COMPARTIDA DE DEFENSA REGIONAL

La energía debió haber sido el motor impulsor de la integración sudamericana, sin embargo, el fracaso de la cooperación energética vino a confirmar que el proceso se encontraba estancado, por lo cual algunos estrategas de la integración apostaron por la defensa. Chávez aspiraba a la creación de una OTAN sudamericana, desmesura que no encontró piso, formándose en cambio el Consejo de Defensa Sudamericano (CDS) en Quito, el 28 de enero de 2009. No se aclararon sus objetivos ni su financiamiento, saliendo en cambio una declaración con las generalidades habituales en nuestra región. Si quedó claro que el futuro del Consejo quedaba vinculado a la industria regional de armamentos, que no casualmente resulta ser mayoritariamente brasileña.
Los días 18 y 19 de febrero de 2014 se llevó a cabo en Paramaribo, Surinam, la V Reunión Ordinaria de la organización en la que se aprobó se aprobó el Plan de Acción Anual, que establecieron los asuntos a considerar durante este año, las prioridades y el seguimiento de los programas. Las tareas y actividades cumplidas el 2013 y las consideradas para el 2014 son las mismas “novedades” de siempre excepto la tarea asignada a Chile y Venezuela de “Crear un grupo de trabajo para proponer y Consolidar Lineamientos Estratégicos del CDS- UNASUR para la construcción Progresiva y Flexible de una Visión compartida se Defensa Regional”. Esta proposición debería ser presentada, completa o en estado avanzado de desarrollo, en la próxima reunión de Jefes de Estado este año 2014.

Para orientar el trabajo de la Comisión formada por Chile y Venezuela, en Caracas se efectuó, el 5 de Noviembre de 2013, el IV Seminario “Visión de los Enfoques Conceptuales de Defensa, Riesgos y Amenazas a la Región” en el cual “se aprobaron los lineamientos orientadores” que regirían el trabajo de esta Comisión.
En dicho Seminario se establecieron los planteamientos doctrinarios que estuvieron a cargo de los señores Pedro Sassone García Representante de la República Bolivariana de Venezuela ante el CDS y Alfredo Waldo Forti, Director del Centro de Estudios Estratégicos de Unasur. Según Maduro, en ese entonces Canciller de Venezuela, se discutieron “los riesgos y amenazas que enfrenta la seguridad de la región y “sentaron las bases para una política común de defensa”. “Al intervenir en el acto de instalación del encuentro, el jefe de diplomacia venezolana destacó que los «institutos de investigación» de las Fuerzas Armadas de la región «se van a sentar a compartir su visión sobre sus conceptos de defensa» y «los riesgos y amenazas de esta época». Maduro destacó, además, que «van a echar la base para la construcción de una doctrina común suramericanista (sic)».
¿Qué estableció Sassonne?. Tras un lato discurso en que se felicitó al ver como avanzaba “este proyecto (de integración) que justamente soñó y pensó el Comandante Chávez, siendo parte del legado que nos dejó” puso en claro la filiación chavista del proyecto. Resumió que “cualquier diseño de las Estrategias en el tema de Defensa pasaba por unir cuatro elementos: Paz; Democracia; Soberanía y Recursos Naturales.
¿Qué significado da Sassone a estas palabras?: La Paz chavista transita por la represión a los estudiantes que se manifiestan contra el régimen de Maduro con 43 muertos, 873 heridos y más de 2.500 detenidos en la que va corrido de este año, de los cuales 174 permanecen arrestados según la Fiscalía así como numerosas denuncias de violaciones de derechos humanos, 45 de ellas documentadas por Human Rights Watch durante su visita. Esta organización señaló también que “La magnitud de las violaciones de derechos humanos que identificamos y la variedad de miembros de las fuerzas de seguridad y funcionarios judiciales que participaron en ellas demuestran que no se trata de incidentes aislados ni de excesos de algunos actores insubordinados”. Respecto a la complicidad de Unasur señaló: “Ante la inexistencia de un poder judicial independiente en Venezuela que pueda frenar los abusos del gobierno, resulta aún más importante que Unasur exhorte a la administración de Maduro a que proteja los derechos de los manifestantes”.
En el ámbito externo, debemos recordar las amenazas de Chávez de invadir Honduras y el envío de fuerzas militares a la frontera con Colombia en un gesto de amenaza de invasión armada. También hay que incluir sus reiterados esfuerzos por azuzar a los países de la región contra Chile insistiendo en sus “deseos de bañarse en un mar boliviano”.
Lo señalado nos lleva a pensar que su concepto de paz no es el mismo que en el común de los países de la región ni menos en el de Chile.
La Democracia, en el imaginario de nuestro compañero de equipo para “proponer y Consolidar Lineamientos Estratégicos del CDS- UNASUR para la construcción Progresiva y Flexible de una Visión compartida se Defensa Regional” es también distante: Al 21 de enero del 2014, Maduro había nombrado a 368 militares en cargos institucionales configurando una progresiva toma del poder por parte de los uniformados en las áreas económica y de seguridad ciudadana, las dos más cuestionadas al gobierno chavista. Los militares controlan el 25% de los ministerios – incluyendo Relaciones Interiores, Alimentación, Industria, Energía Eléctrica, Defensa, Educación, Transporte Terrestre y Acuático y Finanzas, sin olvidar al número dos del chavismo y presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. Incluye a embajadores, gobernadores, directores de universidades, se creó también un canal de televisión militar, un banco de las fuerzas armadas, empresas de construcción, una emisora de radio la corporación agrícola de las FFAA y entes de control de precios. Bajo la dirección, primero de Chávez y luego de Maduro, Venezuela se ha transformado en un estado militarista, sin separación real de poderes y con una prensa maniatada. Esta militarización incluye el lenguaje cotidiano del gobierno de Nicolás Maduro, “guerra económica, ofensivas y combates” son términos aplicados por el mandatario y sus ministros a cada acto político, económico o social y en sus frecuentes apariciones televisivas. El broche de oro antidemocrático lo constituyen las “Unidades de Batalla Hugo Chávez”, células de choque y movilización del PSUV, partido de gobierno.
No tenemos la misma idea de democracia
Soberanía. La soberanía de un estado se manifiesta en su capacidad para hacer aquello que su gobierno y su nación estiman bueno y conveniente para ellos. En este sentido, una estado que está endeudado, desprovisto de recursos para alimentar a su gente, carente de la capacidad para proteger a sus ciudadanos de la violencia criminal, sometido a oligarquías políticas y militares y sin capacidad para expresarse públicamente, no es soberano.
La soberanía entendida en los términos chavistas reside mucho mas en su capacidad para apropiarse de bienes y servicios en manos extranjeras o de privados, el conocido dictum autoritario “¡exprópiese!” de Hugo Chávez lanzado desde cualquier podio, es para ellos una manifestación clara de soberanía. Nuestra concepción no puede ser mas distinta. Luchar por la soberanía tiene un significado muy distinto en ambos países.
¿Para que idea de soberanía queremos diseñar una estrategia?

El Secretario General de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), Alí Rodríguez Araque, inauguró el 9 de junio recién pasado en Buenos Aires la conferencia “La Defensa y los Recursos Naturales”, donde expresó: “Todo recurso natural está alojado en la tierra, es decir el acceso del recurso natural convoca a un problema territorial, la defensa y la protección de la soberanía, no es sólo un principio básico abstracto sin terrenalidad (sic)”.
Este es un derivado de un silogismo simple y falso: “El Estado es responsable de la defensa de los recursos naturales; las FFAA son los organismos del Estado a cargo de la defensa, ergo, las FFAA están a cargo de la defensa de los recursos naturales”.
Las FFAA efectivamente están a cargo de la defensa territorial, pero de todo lo que contiene el territorio, es decir, de la Nación y del Estado, de los bienes muebles e inmuebles de ambos, individuales y colectivos, también de los bienes y seguridad de los extranjeros avecindados en nuestro territorio.
La protección de los recursos naturales como bienes sociales son materia de decisiones políticas y económicas propias del gobierno y la sociedad. Las FFAA no tiene nada que decir respecto la forma en que la sociedad acuerda la administración de ellas.
La militarización de la política bolivariana es la causa central de este error que introduce a las FFAA en espacios políticos ajenos. El rol asignado a las FFAA en las políticas internas es muy distinto en Venezuela y en Chile.
El Comunicado -del 10 de junio de este año- de los Viceministros y Jefes de Delegación de los Ministerios de Defensa del Consejo de Defensa Suramericano – Unasur, -firmado por Carlos Maldonado Prieto, en representación de Chile- señaló que los delegados coincidieron en:
– “Que los recursos naturales son un activo estratégico de interés común de la región”. (¿Es un interés nacional de Surinam y Uruguay el cultivo de salmones en Chile
– “Que, en consecuencia, se considera necesario garantizar la soberanía y la protección de los mismos”. Soberanía y protección” ¿es lo mismo que estatización?, ¿la forma en que cada estado decida la administración de sus recursos naturales es materia de injerencia de otros estados? ?,¿es un interés nacional de Chile la construcción de plantas de celulosa en asociación con empresas extranjeras por parte de Uruguay?
– “Que, desde el ámbito del CDS, debe seguir profundizándose el actual esquema regional cooperativo a través de nuevas iniciativas relativas a la protección de los recursos naturales, tales como la construcción de instrumentos jurídicos comunes y convergentes; desarrollos doctrinarios y conceptos compartidos; promoción de la formación y educación en las instancias regionales suramericanas Centro de Estudios Estratégicos de Defensa y Escuela Suramericana de Defensa, entre otras”.
El Consejo de Defensa Suramericana (de defensa militar) ¿tiene injerencia en las decisiones políticas de los ámbitos económicos, ambientales, financieros y jurídicos de los gobiernos?.¿es el CDS el ámbito para impulsar la construcción de instrumentos jurídicos comunes y convergentes para proteger los recursos naturales de los países?

Como se puede apreciar, el CDS ha incorporado la aproximación militarista del gobierno chavista a la gestión de gobierno que hace imposible hallar “puntos de encuentro” entre los representantes de la Defensa de Venezuela y Chile, sin que uno de los dos deba abdicar de sus concepciones políticas básicas.
Quién va a hacerlo. ¿Ellos o Nosotros?

Lagos y los muebles de Lula

Lagos y los Muebles de Lula

El 19 de junio, bajo el título «América Latina: dos océanos, una voz», el diario español El País publicó un artículo conjunto de Lula, ex presidente de Brasil y de Ricardo Lagos, ex presidente de Chile. Se trata de un alegato en pro de la integración regional.
Comienza señalando que “Asistimos a tiempos de convergencia en América Latina, sobre todo en Sudamérica. Puede que un individuo miope, viendo únicamente las encontradas tendencias ideológicas de nuestra región, pusiera en cuestión esta afirmación. Pero la verdad es que bajo la superficie se está desarrollando una identidad más colaborativa, que creará una identidad latinoamericana para el siglo XXI”.
Es una realidad indesmentible: El aumento de la movilidad de las personas y de la información nos está acercando cada día mas.
Desgraciadamente está movilidad no es pareja; los chilenos, mayormente personas de clase media y de bajos recursos, viajan mucho más que antes y lo hacen en gran número hacia otros países de Sudamérica. Los turistas argentinos siguen viniendo a Chile, menos que antes, debido a la deteriorada situación económica de su país, pero se mueven. Los brasileños que vienen siguen siendo los mismos de la clase alta que viajan a centros de esquí y practican turismo de alto costo. Los venezolanos que viene a Chile, son principalmente refugiados políticos que buscan paz y mejores condiciones de vida para sus familias. Cada día nos conocemos más, pero esas nuevas experiencia ocurren en diferentes países por diferentes razones, y producen en las personas diferentes efectos. Pero aun así, es efectivo que hay una corriente de fondo hacia la formación de una identidad con mayores elementos compartidos. La movilidad de la información está siendo restringida por crecientes controles y restricciones a la libertad de prensa, en Ecuador, Bolivia, Argentina y para que decir en Venezuela y Cuba.
Parece excesivo de parte de los autores del artículo descalificar como “miopía” el que algunas personas pongan en cuestión este avance hacia la integración al ver “únicamente las encontradas tendencias ideológicas de nuestra región” Si estuviéramos hablando de sociología podría ser una afirmación válida, pero si hablamos de política y economía no lo es. En efecto, ese mayor conocimiento mutuo por si solo no llevará a una “identidad cooperativa”. Chávez, líder venezolano fallecido pero presente en su país a través del Chavismo, de Maduro su heredero designado y de Diosdado Cabello representante del militarismo en el proyecto Bolivariano, piensan y actúan en dirección opuesta y precisamente por divergencias ideológicas, asi se desprende del “El nuevo mapa estratégico” en que se movía la Revolución Bolivariana expuesta por Hugo el 11 y 12 de diciembre del ¡2004!, reseñada por Marta Harnecker, su asesora marxista chilena: “En América Latina, vivimos un momento bastante interesante. En América Latina hay un gran forcejeo, es un forcejeo histórico de dos siglos por lo menos. Veamos el mapa de la América Latina y el Caribe. Vamos a mirar América del Sur. Se han venido definiendo dos ejes contrapuestos, Caracas, Brasilia, Buenos Aires. Ese es el eje sobre el cual corren vientos fuertes de cambio con mucha fuerza … Existe el otro eje, Bogotá-Quito-Lima-La Paz-Santiago de Chile, ese eje está dominado por el Pentágono, es el eje monrroísta y éste (muestra en el mapa) es el eje Bolívar, en referencia al eje Orinoco-Río de la Plata. Claro que la estrategia nuestra debe ser quebrar ese eje y conformar la unidad Sudamericana y creo que no es un sueño, creo que nunca antes en América se había dado una situación como ésta”.

Parece evidente que las diferencias ideológicas bloquean la integración regional.

Lagos fue el Presidente que el año 2000 rechazó el ingreso de Chile a Mercosur para poder continuar la política económica de apertura e integración global; que rechazó la invitación de Fernando Henrique Cardozo su amigo y presidente de Brasil y que fue capaz de apreciar la soberbia de Brasil que pretendía coartar la soberanía chilena prohibiéndole formar otros acuerdos comerciales por su cuenta, no es posible que ahora no pueda apreciar la realidad política y económica de Mercosur y de Unasur y no darse cuenta de que su aporte a la integración regional es nada.
Es particularmente curiosa la autocongratulación de Lagos / Lula respecto a la inauguración en Ecuador de una Escuela Suramericana de Defensa, “que plasma la existencia de una misma concepción de la defensa regional, ajena a injerencias o hegemonías externas” y define “políticas de defensa comunes que protejan nuestros recursos naturales y aúnen esfuerzos para que se nos reconozca como “zona de paz”. Esto es una revoltura de elementos militares con otros políticos que parecía haber sido dejada atrás con el desvanecimiento de la “Estrategia de Seguridad Nacional” ¿qué hacen los militares actuando según una estrategia militar regional participando (apoyando u oponiéndose) a las políticas económicas, de inversiones y ambientales de sus gobiernos?, y precaviéndose de “ingerencias y hegemonías externas” que solo pueden referirse al ya añejo “antiimperialismo yanqui”. En Chile parece impensable.

Los últimos quince años han visto el fracaso estrepitoso de las políticas populistas de izquierda y de los mercado regulados por aranceles externos comunes. Lagos tenía razón. Entonces: ¿Qué ha cambiado?.

Venezuela con una inflación del 60%, desabastecimiento de casi todo, endeudada con China por los próximos 15 años, con 45 estudiantes muertos en lo que va corrido de año por la represión armada de las protestas estudiantiles, Argentina columpiándose al borde la segunda quiebra en los últimos 20 años, Brasil tratando de deshacerse de un populismo apoyado en la bancarización y el endeudamiento de una naciente clase media y con una industria ahogada por el proteccionismo, la corrupción y la baja productividad. Eso es lo que ha cambiado. Después de un largo período de precios de sus productos de exportación increíblemente buenos, de mayorías parlamentarias sólidas y del apoyo de parte sustantiva del pueblo, esos gobiernos solo han producido miseria y demolición de las instituciones.
Y Lagos va en auxilio del populismo de izquierda que fracasó y un medio potente es apoyar a la elite política que dirige Brasil, el Partido de los Trabajadores y a Lula. Lagos está tratando de “salvar del incendio los muebles” de la izquierda latinoamericana, del PT brasileño y del mismo Lula, ya en bajada.
Y recurre al romancero latinoamericano, la integración voluntarista, pasando por sobre las realidades. No es posible que dos personas, aunque se quieran mucho, vayan juntas simultáneamente hacia Antofagasta y hacia Concepción.

Chile en Unasur: ¿quién cambia a quién?

Al igual que Mercosur, Unasur y su Consejo de Defensa constituyeron un objetivo de las políticas de exterior y de defensa brasileñas. Entre los “temas estratégicos del Sistema de Defensa Nacional de Brasil, se establecieron como metas:

– Fortalecimiento de la capacidad de defensa, aisladamente o como parte de un sistema colectivo de defensa con los países vecinos, para enfrentar nuevas amenazas y desafíos, garantizar la protección de su territorio y respaldar negociaciones de ámbito internacional (Unasur)

– En lo relativo a Bloque Político-Económico de la América del Sur, creación de un espacio económico integrado en la América del Sur, con papel destacado para Brasil y las obligaciones económicas, sociales, culturales, políticas y de seguridad consiguientes… (Mercosur).

Actualmente Mercosur está muerto, su cadáver insepulto, pulula cual zombi sin asustar ni interesar a nadie.

Unasur tiene cuadraplejia, sus miembros está paralíticos: Venezuela con Maduro tratando aplastar a la oposición; Ecuador haciendo piruetas para reelegir a su sempiterno Presidente; Argentina escarbando la billetera en busca de los últimos pesos para pagar sus deudas morosas y Brasil chuteando los problemas para después del Mundial.

Unasur respira con dificultad y su único signo vital es, curiosamente el Consejo de Defensa Suramericano. Tal vez la razón de la supervivencia de este organismo sea su inutilidad. No molesta mucho y permite reunirse, hablar, acordar cosas y designar la fecha y lugar de la próxima reunión.

Creado el 28 de enero de 2009, tiene como Objetivos: “a) Consolidar Suramérica como zona de paz, base para la estabilidad democrática y el desarrollo integral de nuestros pueblos, y como contribución a la paz mundial. Y b) Construir una identidad suramericana en materia de defensa , que tome en cuenta las características subregionales y que contribuya al fortalecimiento de la unidad de América Latina y el Caribe”.

El Programa de Gobierno de la Nueva Mayoría en nuestro país, por su parte señala que: “Durante el período 2014-2018, la política de Defensa Nacional tendrá como objetivo principal de mediano y largo plazo, generar una Comunidad de Seguridad en América del Sur que garantice la paz y elimine definitivamente la amenaza de la guerra, siendo el Consejo de Defensa de UNASUR la institución para avanzar en esta materia.
Como se puede apreciar estamos comprometidos con Unasur. Los chilenos tenemos el defecto de tomar en serio los compromisos. “Nos creemos el cuento”, asi, podemos ver a nuestro Ministerio de Defensa activamente involucrado con este Consejo de Defensa.

El primer Objetivo del Consejo “a) Consolidar Suramérica como zona de paz, base para la estabilidad democrática y el desarrollo integral de nuestros pueblos, y como contribución a la paz mundial” es mejor no tocarlo. Hay paz internacional, pero la paz, el desarrollo y la democracia al interior de sus estados miembros deja bastante que desear. Venezuela, Brasil y Argentina están estancado o en franca crisis y la contribución a la paz mundial murió con los fallidos intentos de Chávez y de Lula de meterse al juego de los grandes en Irán y Libia. Solo restan algunos ocasionales coqueteos con Putin.

El interés ahora va por el Objetivo b) La “Creación de la Identidad de Defensa Regional” … ¿Cuál es esa identidad?.

En Venezuela, sus Fuerzas Armadas dan cumplimiento al “Concepto Estratégico Militar de la Fuerza Armada Nacional” aprobada el año 2010, que a la letra dice: “La Fuerza Armada Nacional es parte esencial e indisoluble del Poder Público Nacional, basada en los intereses y objetivos nacionales establecidos para el cumplimiento de las políticas correspondientes a la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo integral del país”, aportan 130 generales y a toda su organización militar haciéndose cargo de empresas públicas, fábricas, empresas de importación y distribución de alimentos, de transportes y otras, miembros del gabinete del Gobierno de Maduro, encargados de la represión a los estudiantes y muchas otras forma de involucramiento en política contingente.

Un ejemplo claro de la “Identidad” de esas Fuerzas Armadas es la estructura legal que regula su participación en la “Seguridad Alimentaria” de Venezuela: “En apoyo a la Seguridad Alimentaria, se activará una entidad rectora dentro de la institución castrense, en estrecha coordinación con otros organismos del sector público y el sector privado, que le permita mediante alianzas estratégicas, el establecimiento y consolidación de núcleos especializados de producción, ejecutando programas de incorporación de reservistas y de la sociedad en general, logrando además una mayor contribución en la generación de empleos, mediante alternativas como la activación de Unidades de Producción de Bienes y Servicios en las diferentes regiones del país.”
Hay normas equivalentes para su participación Para la Cooperación en el Mantenimiento del Orden Interno, La Participación Activa en el Desarrollo Integral de la Nación, del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales.
En Brasil, Dilma Rousseff movilizó a las FFAA nacionales para blindar las 12 sedes del Mundial. La legislación nacional admite el uso de la fuerza militar como recurso excepcional para asegurar el orden civil. Pero lo excepcional es muy frecuente: en 2010 hubo que liberar del narcotráfico la favela Morro do Alemão; en 2012, llevar tranquilidad a la cumbre Rio+20; en estos días busca pasar el Mundial en paz; y en 2016 habrá que cuidar las Olimpíadas.
En Argentina, el Ejército del General César Milani declaró su voluntad de “incorporarse al Proyecto Político” del Cristinismo. Hasta donde se sabe no habría consultado a los militares bajo su mando, pero igual los comprometió con un bando político y lo hizo con el beneplácito de la Presidente. Esta incorporación se manifiesta participando en operativos de carácter social con claro contenido y contexto político – electoral.
Estos son algunos de los elementos de la “identidad” de las FFAA de nuestros socios de Unasur.
Hasta donde parece están lejos de la “identidad” que nuestra Constitución establece para nuestras FFAA. Como con tanta claridad lo señala Marcos Robledo, actual Subsecretario de Defensa, en su artículo CONTRARREFORMA INSTITUCIONAL publicado en “Punto Final» edición Nº 771 de 2012, «Rasgos principales (de su identidad) eran la idea de que las FF.AA. deben ser un instrumento estatal y no ideológico. Cuando las FF.AA. decidieron identificarse con un sector, específicamente con la derecha, incurrieron en un grave error, poniendo en peligro su legitimidad a largo plazo» … «La teoría política liberal democrática supone FF.AA. profesionales, neutrales, bajo control del Estado, creadas para afrontar conflictos internacionales».

Cabe preguntarse, ¿son las FFAA de nuestros socios las que van a cambiar su identidad para ser como las nuestras o son las FFAA de Chile que se transformarán para ser como ellas?.

El Loro aqui y las Plumas acá

EL LORO
El recién concluido proceso del pleito con Perú en la Corte Internacional de Justicia de La Haya fue planteado por sus encargados en el ámbito jurídico; exclusivamente en ese ámbito. La “política” debía mantenerse alejada de la asepsia de las togas, los otrosí y los considerandos.
Algunas voces se alzaron señalando que las relaciones internacionales eran fundamentalmente políticas, de poder y que si bien el elemento jurídico podía estar presente, el fondo del asunto era político.
Los que incurrimos en esa acción de lesa majestad judicial y nos atrevimos a invadir el espacio reservado a los “letrados”, recibimos la repulsa consiguiente. El suscrito fue increpado por uno de los miembros del equipo chileno a cargo del pleito bajo la acusación de intervenir en temas que no conocía, de sacar el tema del espacio de racionalidad e ilustración de la corte y tratar de llevarlo a otro que no tenía nada que ver, menos aun que la fuerza tuviera alguna presencia en él.
No tuve ocasión de responderle, pero los hechos lo hicieron por mí. El fiasco del fallo de la CIJ dejó sin palabras a la persona en comento y jamás le oí ningún comentario al respecto. El fallo fue político con algunos elementos de legalidad. Nuestro poder nacional fue desperdiciado, nuestro peso político internacional no fue empleado y la presión de la fuerza fue descartada con horror. Y así nos fue.
Hoy se repite la escena,
Felipe Bulnes se declaró “profundamente preocupado” por la situación y acusó “irresponsabilidad” y “demagogia” a los actores que han emitido opiniones sin conocer directamente y a fondo el texto de la memoria Boliviana.
Es cierto que quienes opinaron no conocen el texto de la memoria boliviana y carecen de algunos antecedentes, es por eso que sus opiniones no son resolutivas ni vinculantes, es decir no constituyen la resolución final de la Presidente de la República ni la obligan a aceptar esas opiniones, pero, ¿no es importante para esa resolución que debe tomar Bachelet en representación de todos los chilenos, saber que es lo que ellos y sus representantes políticos piensan?
Chile es de los chilenos, no es del Gobierno ni menos de los agentes del Gobierno en La Haya.
Cuando las cosas andan mal y hay que enfrentar las consecuencias de los yerros, fallos o debilidades en el exterior, son los chilenos “desinformados” y “sin todos los antecedentes” los que ponen a sus personas entre el enemigo y los “letrados”. No recuerdo haber sabido de algún Bulnes en la Patagonia en 1978 y tampoco creo que alguno haya estado en la Cordillera de los Andes. Fueron otros y esos son los ahora quieren dar su opinión en este asunto, mal que mal son los directamente afectados. Los elegantes seguirán quedándose en Santiago como reserva genética de la República.
Es evidente que la Presidente recogerá muchas opiniones, entre ellas las de los letrados y también la de los chilenos de a pié, y su resolución será aun mejor informada que si se limitara a escuchar solo a los Bulnes.

LAS PLUMAS
La crítica de un ex – Canciller quejándose de que “Políticos pauteando sobre la defensa en La Haya es una irresponsabilidad sin precedentes”, parece un caso de pérdida de las proporciones: Opinar no es Pautear sobre la conducción de la defensa de Chile ante la CIJ; es un reclamo tan exagerado como la de un diputado que reclama que las palabras de Bulnes “son declaraciones impropias, que han injuriado a ex tres ex presidentes, y a todos los parlamentarios que hemos manifestado nuestra opinión”. Nunca tanto.
Pero lo que es definitivamente un exceso es que añade: “El no puede entrometerse en los asuntos de política, el debe dedicarse exclusivamente a la demanda. Esto se contradice con la acción de la Presidenta”, agregó el parlamentario.
Es evidente que si las relaciones exteriores son un tema político, el señor Bulnes no solo tiene todo el derecho a “inmiscuirse” en esa política, tiene la obligación de hacerlo, a condición que comprenda que está en una tarea política y no judicial. Si no lo entiende así, que se limite a presentar escritos.
En breve, el problema parece originarse en un deseo oculto de algunos de ponerse a cubierto de las críticas, refugiándose en un bunker de sapiencia arcana y por el otro lado, de rebajar el nivel del necesario debate.
El Loro aquí: Estamos ante un desafío político ante el cual todos tenemos derecho a tener y dar una opinión y el gobierno debe escucharla. Las plumas acá: dejemos lo accesorio a un lado y concentremos en lo fundamental. Decir lo que pensamos y apoyar al gobierno en lo que decida, cuando lo haga.

Las Tragedias de Valparaíso

Desde una ventana de mi departamento en Viña del Mar pude ver con horror la furia del fuego que quemaba a Valparaíso. La duración del incendio me dio el tiempo para meditar sobre sus tragedias.

Algunos arquitectos analizan las deficiencias técnicas de su diseño, otros meditan sobre la mediocridad de sus autoridades, pero nadie considera que esta pobre ciudad ha exhibido, durante más de veinte años seguidos, el récord nacional de pobreza y desempleo lo que la ha reducido de una ciudad progresista y elegante a una barriada pobre y marginal.

A comienzos de los años ´60 llegué a Valparaíso, una ciudad aun importante, pero ya sumida en la melancolía propia de la decadencia. La crisis del 1929 y el violento cambio de nuestra política económica que -en un movimiento defensivo ante la crisis mundial- pasó de la apertura al comercio internacional al proteccionismo, había marcado el inicio de la rápida desindustrialización de Valparaíso.

En efecto, la competencia, la eficiencia y la productividad que en la apertura motivaban a los comerciantes e industriales chilenos instalados en buena parte en Valparaíso, se transformó en una pugna por acceder a los favores políticos del gobernante de turno que, en una economía cerrada, podía por ley asegurar sus ganancias. Así, las grandes empresas instaladas en la región –no solo en Valparaíso, sino también en Quillota y Limache se movieron hacia el centro de poder político -Santiago-.

Comenzó la decadencia. Los impuestos territoriales se fueron a Santiago, los gerentes y planas mayores de las empresas también. La clase media tradicional formada por los comerciantes y profesionales las siguieron a Santiago dejando una “casa de verano” en Viña del Mar. Los trabajadores perdieron sus puestos de trabajo o siguieron a la empresa a la Capital. La pobreza y la cesantía llegaron para quedarse. Con el paso del tiempo la naciente clase media emergente que restaba en Valparaíso también emigró hacia las ciudades cercanas a Viña del Mar: Quilpué, Villa Alemana, Peñablanca, Con Con y hoy día hacia Placilla y Curauma, escapando de la decadencia del Puerto.

En el Puerto quedaron las externalidades negativas: suciedad, ruido, destrucción de las calles, prostitución y violencia y Santiago se llevó las externalidades positivas, trabajo, impuestos, comercio y ganancias a Providencia y Las Condes.

El espacio dejado primero por la clase media tradicional y luego por la “emergente”, fue ocupado por jubilados con rentas bajas; personas recién llegadas del campo a la ciudad, y excedentes demográficos de Santiago y otras ciudades. Desconocedores de los hábitos de vida necesarios para habitar una ciudad y más aun una ciudad difícil y exigente como Valparaíso: dejaron que los embalses decantadores de arena se embancaron con basura, y vinieron los aludes de agua y barro; la basura se amontonó en las quebradas y se llenaron de ratas y pericotes en invierno y de pasto en verano; la municipalidad sin recursos fue incapaz de ejercer su rol de conservación de los servicios, la marginalidad se magnificó.

Cierto es que hubo alcaldes ineptos, otros que robaron a raudales, pero también los hubo buenos y dedicados, todos fracasaron por igual, los problemas eran insolubles. Los alcaldes comenzaron a vender los activos de la ciudad para pagar las deudas y la ciudad se descapitalizó aun más. Cuando volvió la economía abierta, ya Santiago se había transformado en un hoyo negro que se tragaba todo. Era demasiado tarde.

Los “nuevos porteños” esos que rayan las murallas llamando “A tomarse las fábricas”, son semi analfabetos que no se han dado la molestia de tratar de encontrar aunque sea una fabrica que tomarse. Si trataran, a lo mas encontrarían un taller de empolvados y cuchuflíes. La nueva expresión del arte “popular” con que pretenden hacer a Valparaíso un «centro cultural» apenas dan para desfiles de borrachos machacando batucadas; el «arte muralista», al cual se invitan a artistas de Santiago y de otros países se expresa rayoneando las murallas con monos horrorosos y vulgares que afean la ciudad, y la filantropía actual se manifiesta alimentando a los perros sin dueños en las puertas de las casas, sin tomar la responsabilidad del cuidado permanente de los mismos.

Esas son las tragedias de Valparaíso
¿Qué proponen los expertos?: Recomiendan «evitar el efecto dominó de la madera: abrir plazas como cortafuegos; reformular la construcción en los cerros y en el Plan de Valparaíso», «un nuevo Plan Regulador de la ciudad». Alguno pretende explicar a los porteños como funcionan los tranques como si ellos no los hubieran visto nunca.

Suena bienintencionado, pero nada de eso sirve, la pobreza es más fuerte.

¿Solución?: Regionalismo; Que Santiago nos deje respirar y emprender.

¿Cómo hacerlo?: Intendentes elegidos por voto popular, con poder y presupuesto, el resto vendrá solo. Diputados y Senadores de veras de la región.

¿Factibilidad?: Ninguna. Las oligarquías políticas y burocráticas jamás soltarán el poder que han acumulado. Con las mejores razones nos explicarán que el centralismo es lo único aceptable para Chile y propondrán una nueva línea para el Metro.

Avanzar sin tranzar o Tranzar para avanzar

Nadie podría cuestionar la legitimidad democrática del actual gobierno de Chile. Ganó con la mayoría que la Constitución demanda y aseguró su victoria con una amplia mayoría parlamentaria que le da el control de la Cámara de Diputados y del Senado, con el apoyo de un número menor de parlamentarios independientes. También es cierto que una cantidad muy importante de chilenos no votó por el actual gobierno, sea por falta de interés o porque pensaron que no se jugaba nada tan importante como para hacer el esfuerzo de ir a votar. Respecto al contenido del mandato político, durante su campaña electoral el gobierno que resultó elegido dejó en claro que su gestión iba a tener tres ejes principales: Reforma Tributaria; Reforma Educacional y nueva Constitución Política. El contenido de esas reformas y cambios no fue explícito para nada, solo se enunciaron algunas generalidades, sin entrar en el detalle de las mismas, situación que es de común ocurrencia en todas las elecciones, mas aun en ésta en que el atractivo electoral de Bachelet lo hacía superfluo para sus seguidores. Esta falta de precisión no le resta legitimidad a su mandato, pero si hace necesario que al entrar en detalle a los contenidos, los plazos, la profundidad y consecuencias de los cambios, estos sean contrastados tanto con la opinión pública informada, como con los afectados e interesados y con los representantes políticos tanto de los partidos de gobierno como de la oposición. Para el Gobierno es posible evitar o ignorar a estos “stakeholders”, por lo menos hasta donde sus propios parlamentarios acepten ser ignorados, apremiados, cooptados o hasta donde no aparezcan disidentes que mengüen su número y eventualmente lo lleven a perder el número de votos necesarios para aprobar las leyes correspondientes. Así las cosas, nadie podría objetar el derecho del gobierno a “ejercer su mayoría” e ignorar a todos aquellos –propios y ajenos- que no se atengan a la forma y fondo del Programa con que el gobierno vaya materializando sus ofertas electorales de carácter amplio y general. Se podría discutir respecto a la solidez y durabilidad de reformas impuestas de esta manera, el ejemplo chavista o kirchnerista parece mostrar que las aplanadoras pisan fuerte pero avanzan poco y lo que aplastan no permanecen aplastado por demasiado tiempo, pero esa es otra historia. En breve, el actual gobierno de Chile podía elegir entre imponer su “Programa” tal y como le parezca, sin prestar atención a la oposición ni dejarse desviar, limitar o desperfilar por criticas, opiniones adversas, discrepancias o alteraciones que lo afecten o, buscar acuerdos, contemporizar con otras alternativas o visiones y aceptar algún grado de consenso que le diera una base mas amplia de apoyo, para el largo plazo. El Gobierno ha tomado un camino, del cual es legítimo discrepar pero que no es posible descalificar: llevará a cabo su Programa solo, en la forma, intensidad profundidad y amplitud que estime conveniente para su éxito, avanzando sin tranzar. La opción de tranzar para avanzar ha sido descartada por innecesaria –los cambios se pueden hacer legalmente con los votos de los partidarios del gobierno-, e inconveniente –las intervenciones de la oposición lo harían perder eficacia y radicalidad-. En esta etapa es necesario entonces revisar las responsabilidades y efectos políticos que enfrenta este gobierno al haber hecho esta elección. Creo que lo primero y mas relevante es que el total del éxito así como la totalidad del fracaso –si este se produce- recaerá primero sobre la totalidad del grupo mas cercano a la Presidente y luego sobre los líderes de los partidos políticos de izquierda que así lo aceptaron y apoyaron. No existe ningún espacio para culpar a la oposición ni para compartir sus efectos con otros actores sociales o políticos. En segundo lugar –y es un hecho comprobado- existe un gran número de personeros del área económica de los anteriores gobiernos de la Concertación -sobre cuyo exitoso desempeño existe opinión unánime – que tiene serias dudas sobre la conveniencia de actuar radicalmente y en solitario. Su experiencia han dicho, les señala que los cambios parciales son mejores que los radicales y sobre todo, que el acuerdo es mejor que el conflicto; y el consenso, mejor que la imposición, en la línea de lo señalado por el politólogo italiano Norberto Bobbio  de que la democracia es “el gobierno de la mayoría con respeto a la minoría”…. Esta discrepancia política de fondo puede profundizarse. Otro aspecto relevante es la opinión del 75% que no votó por el “Programa”, al menos no votó explícitamente, aunque un número importante podría haber estado de acuerdo y apoyándolo. Los efectos económicos sobre sus bienes, modo de vida y aspiraciones podrán ser pausados, pero acumulativos y por esa vía profundos. La falta de acceso de los representantes de la oposición a las instancias decisivas, podría llegar a exacerbar los ánimos. No hay que olvidar que Chile no es aun un país rico ni desarrollado, pero que un número importante de chilenos ya ha probado algo de lo que disfrutan las sociedades cuando llegan a esa condición y perderlo puede resultarles muy traumático. El ejercicio de la mayoría en forma simple, directa y sin matices hace que el total de la responsabilidad histórica caiga por completo en el actual Gobierno y en particular sobre el reducido grupo que lo dirige y controla.

El Banco Central informó que el Producto Interno Bruto (PIB) de Chile registró un crecimiento de 2,6% en el primer trimestre de 2014, comparado con igual periodo del año anterior. Es la menor expansión desde el primer trimestre de 2010 cuando la economía creció un 2,4% tras el devastador terremoto y tsunami del 27 de febrero de ese año. No es una buena señal.

Destruyendo la democracia: El insulto y la mentira como forma de hacer política

Hace unos pocos días la prensa de Corea del Norte, como reacción a la declaración del Presidente Barack Obama que durante su última visita a Seúl a finales de abril calificó a Corea del Norte como un «Estado aislado» que «condena al hambre a sus ciudadanos» al tener un «Gobierno imprudente e irresponsable», insultó soezmente al mismo Presidente Obama calificándolo de “malvado mono negro que ni siquiera tiene la apariencia básica de un ser humano”. Mas allá de las políticas internas del gobierno de Kim, su racismo e insolencia no solo intentan ofender a Obama, es peor que eso, lo que de verdad busca es degradar el ambiente diplomático, en jerga marxista es “agudizar las contradicciones” hasta provocar el conflicto que permita la síntesis y el triunfo del socialismo marxista. Para Kim Jong-Un el insulto es una forma de hacer política. Esta técnica adquirió carta de ciudadanía con los gobiernos soviéticos, que a fuer de revolucionarios introdujeron las amenazas a los estados, los insultos a sus líderes y la calumnia a las personas como forma de guerra en que la maldad y perversión de sus oponentes los descalificaba completa e integralmente.

El estado soviético colapsó como resultado de sus contradicciones internas, de su corrupción y de la falta de libertad que fueron sumiendo a sus ciudadanos en la apatía y la falta de motivación hasta llegar a la abulia; pero la técnica del insultófono sobrevivió. Uno de sus cultores mas devotos es Fidel Castro que incluso desde lo que debería ser una amable ancianidad, continúa empleando sus últimas energías en provocar y ofender a quien no lo aplauda y lo venere.

Chávez se encaramó a los medios de comunicaciones con dos muletas: sus delirios bolivarianos y su insultadera radial y televisiva. Sus chistes fomes fueron aplaudidos con fervor por sus compinches y sus apodos sarcásticos y descalificatorios volaron en todas direcciones. Pocas veces sus exabruptos fueron contenidos, es célebre el “¿por qué no te callas? del rey de España, Alan García y el ex presidente Lagos también lo pararon, pero no fueron muchos.

¿Por qué Chávez insultaba así?, me parece que lo hacía porque creía que eso gustaba a las masas, al proletariado, que lo hacía “popular”, porque la prensa y los periodistas de mala condición se agarraban de sus excentricidades para fabricar noticias también “populares”. Chávez apelaba a lo peor del pueblo, a su ignorancia y falta de desarrollo intelectual; en vez de ayudarlos a salir de esa condición, los rebajaba y explotaba sus vulnerabilidades. En el fondo los despreciaba.

Cristina Kirchner usa el mismo método pero mas sofisticado: miente. Lanza una andanada de mentiras a alta velocidad, mezclando temas, deformado la realidad, reescribiendo la historia y sobre todo, mintiendo; creando una realidad alterna que al mezclarse con unos pocos hechos verdaderos adquieren validez y se transforman en una nueva plataforma desde donde lanzar nuevas mentiras. Asi es como destruye reputaciones, descalifica adversarios, oculta hechos, liquida a sus opositores y adquiere y refuerza su poder. Esta misma técnica la aplicó en las relaciones internacionales. Los desaires a altas autoridad extranjeras, los malos modales, los atrasos y las ausencias fueron el estilo de Néstor. El Canciller Timerman con su alicate descerrajando una valija diplomática en un avión norteamericano, las conferencias de prensa en que Cristina apabulla a la prensa y calla a los dignatarios extranjeros que son los supuestos entrevistados, las amenazas gangsteriles a los empresarios extranjeros, las suposiciones sobre la honorabilidad de presidentes extranjeros que no le agradan y la arrogancia, altanería y desparpajo con que cubren sus déficits de seriedad gubernamental como fue el caso de la suspensión arbitraria de la venta de gas a Chile,  son todas muestra del perfeccionamiento del estilo soviético.

Aqui en Chile tampoco escasea el empleo del estilo matonesco, prepotente y deliberadamente falto de respeto a las autoridades. Aquí hay que hacer una distinción relevante, cuando se escupe al Presidente de la República Sebastián Piñera no se está escupiendo al Señor Sebastián Piñera sino al Presidente de la República de Chile, a la persona elegida por los chilenos para que represente y encarne a la Nación y al Estado de Chile. Es un símbolo social fundamental. De la misma manera cuando la Presidente Bachelet accede a La Moneda, la guardia del palacio le rinde honores solemnes que se le hacen por ser “la Presidente” y no por ser “la Señora Bachelet”. Cuando un grupo violenta la entrada a un recinto del Congreso Nacional, se sube a la mesa en que sesiona una comisión del Senado, lanza agua a los presentes e insulta y amenaza, no está ultrajando a esas personas como particulares, está atentando contra el prestigio y la solemnidad de una actividad política que los chilenos les hemos encargado a esas personas, en nuestra representación.

¿Qué buscaban esos individuos con su ultraje?. ¿Ofender a esas personas? o ¿menguar el prestigio y la prestancia de un poder del estado?. A mi no me cabe duda, me parece claro que la identidad de las personas presentes era del todo irrelevante, lo que se buscaba era “democratizar” una institución del Estado, “democratizar” en la jerga anarquista y populista, eliminar la autoridad y propender al caos que ellos llaman “libertad”. En una ceremonia con representantes extranjeros en que una alta autoridad judicial nacional inauguraba la primera sesión irrumpió una pequeña turba de diez desaforados encabezados por una ex candidata a la Presidencia de la República, que lideraba los insultos mas soeces. Nuevamente, ¿buscaban ofender a esas personas?, no, buscaban desprestigiar al Poder Judicial.

Lo mas sorprendente es la pasividad de esas mismas autoridades, políticas, parlamentarias y judiciales ante estas tropelías e intentos abiertos y violentos de demoler el estado de derecho. Atemorizados farfullan excusas, se refugian en una “comprensión” pusilánime y no se atreven a defender, no a sus personas que bien pueden merecer esos y otros insultos, sino a sus cargos, que son la base de la convivencia civilizada en nuestro país.

Pero aun hay cosas peores, decía al comienzo que esto se aplica en las relaciones internacionales, individuos irrelevantes como Evo Morales, provocadores como Rafael Correa y el extinto Chávez, se permiten ofendernos en nuestro propio país estando entre nosotros como nuestros invitados, osan armar conferencias “alternativas” a las actividades oficiales a las que han sido invitados y desde ahí también insultan y ofenden a nuestras autoridades o a nuestras políticas, las políticas que los chilenos apoyamos o que, desde una posición democrática, acatamos aunque no concordemos.

Parece hora de dejar de confundir expresión democrática con pasividad ante el debilitamiento deliberado y destrucción de las instituciones fundamentales, y amistad y tolerancia con aceptación del comportamiento de los insultadores extranjeros que invitamos a nuestro país.

La parsimonia excesiva puede ser confundida con cobardía y falta de dignidad.

Chavismo tardío en Chile

En 1990 el líder sindicalista brasileño Lula da Silva se reunió con Fidel Castro en Sao Paulo para crear el “Foro de Sao Paulo”, un foro “donde debatir sobre el escenario mundial después de la caída del Muro de Berlín y el desbande de la URRS y el PC soviético y encontrar alternativas para los Partidos Comunistas sudamericanos” que habían quedado huérfanos. El fracaso de todos los intentos de tomar el poder por la fuerza armada exigía a la izquierda revolucionaria sudamericana adoptar “una línea pacífica, constitucional y electoralista, aparentemente anti comunista e inmanente al sistema, flexible y adecuada a las características específicas de cada nación, de modo a apoderarse de los respectivos Estados desde dentro de sus instituciones y actuar en función del campo de maniobra que dejaran las crisis de sus respectivos sistemas de dominación”. Después de tres derrotas electorales consecutivas Lula se dio cuenta que si quería capturar el poder en Brasil, debía cambiar de discurso. Lo expresó claramente señalando en algunas entrevistas que “aún siendo comunista, como su hermano, tenía perfectamente claro que así seguiría siendo rechazado por la sociedad brasileña”. El año 2002 en su cuarto intento y tras abandonar su imagen radical, ganó las elecciones presidenciales. Para Cuba la primera posición a conquistar era Venezuela -donde había fracasado con su guerrilla en 1959- bien ubicada geográficamente y con inmensas disponibilidades de dinero del petróleo. En 1992 Chávez intentó el asalto al poder con un golpe de estado contra el presidente Carlos Andrés Pérez, -elegido democráticamente – y fracasó, Fidel primero rechazó al golpista Chávez pero después de una conversación con Hugo en La Habana, captó su potencial y lo adoptó como hijo y discípulo. Lula ya en el poder, teniendo que enfrentar serios problemas económicos y embutido en su disfraz socialdemócrata bajó su perfil en el Foro de Sao Paulo y Chávez ocupó su lugar en compañía de los Castro y otros revolucionarios. Desde allí se planeó y armó CELAC, UNASUR y sobre todo ALBA. Lula ya instalado en su cargo presidencial, debió asumir la tarea permanente establecida por la elite intelectual y militar brasileña –a la que no quería contrariar- de construir un imperio sudamericano que hacía necesario una política de equilibrios y matices que condujo a unas relaciones ambivalentes con Estados Unidos y Venezuela, donde hubo coincidencias y desencuentros. Así, Lula torpedeó el ALCA mientras promovía el MERCOSUR, pero también se distanció del ALBA de Chávez. El Foro y Chávez lo incomodaban en la consecución de algunos objetivos que interesaban solo a Brasil, por lo cual redujo aun más su perfil, pero sin abandonar la organización, donde sigue actuando hasta hoy. Este breve recuento nos explica las razones ideológicas tanto del uso arbitrario y la burla que se hace de la Carta Democrática de la OEA y de las cláusulas democráticas de MERCOSUR y UNASUR; como del grotesco espectáculo de los presidentes sudamericanos sentados en rueda alrededor de Fidel Castro rindiéndole pleitesía en La Habana y de Raúl Castro –el hermano chico- como presidente de CELAC. En los días de gloria del Pacto de Sao Paulo y del ascenso y consolidación del chavismo, Chile avanzaba a buena velocidad en el desarrollo económico y social. Lagos se negó a ser incorporado a Mercosur, lo que le valió un disgusto con su amigo Fernando Henrique Cardozo y continuó resistiendo mientras movía a Chile hacia la globalización y la integración comercial con todo el mundo. Recibió todo tipo de presiones de los países bolivarianos –Venezuela, Brasil y Argentina- pero no cedió. Luego vino el gobierno de Bachelet, con una tendencia más amistosa hacia los miembros del Foro de Sao Paulo y una mayor simpatía hacia Castro mientras en ciertos sectores de la Concertación crecían las tendencias “autoflagelantes”, anti neoliberales, antiimperialistas, anticapitalista y promotora de un cambio radical del sistema político y económico existente en Chile. Durante el último par de años de Chávez, la situación económica de Venezuela no pudo resistir más la gestión caótica que hacían los bolivarianos, la corrupción interna, el vaciamiento económico a que la sometían los Castro y sus protegidos caribeños, más Brasil y Argentina. Como es frecuente en las izquierdas, la política fue considerada más importante que la economía y terminaron en el fracaso, pobreza y crisis a que lleva ese tipo de gobiernos. Toda la simulación de democracia representativa, elecciones libres, respeto a las minorías, sujeción a los preceptos constitucionales, respeto a los derechos humanos y demás, cayó junto con la crisis económica desatada. Maduro mostró la fea cara totalitaria del marxismo más cavernario y la crisis económica arrastró a la crisis política. Por mucho que los países de Unasur traten de arropar la miseria política en que cayó Maduro, Cabello y el chavismo en Venezuela no se ve salida institucional, solo guerra civil o golpe de estado militar. Argentina, diluidas ya sus pretensiones revolucionarias, concurre al FMI, al Club de París y al Banco Mundial, mientras inicia programas de reducción de los subsidios al gas, al agua y a los combustibles, siguiendo las “recetas” más tradicionales de esos organismos, en vista a conseguir recursos financieros para poder llegar a las elecciones presidenciales del año 2015 y Brasil lucha por redireccionar su gasto interno hacia proyectos sociales mas eficientes, mejorar la infraestructura y la competitividad, trata de recuperar la iniciativa política frente a movimientos sociales muy activos y poner distancia con ex – amigos que se tornaron incómodos. Mientras el marxismo revolucionario y su base estructural -el Foro de Sao Paulo- se hunden sin pena ni gloria en el fracaso político, económico e intelectual, en Chile surge un “Chavismo Tardío” que trata de seguir su mismo esquema, ahora convertido en estrategia de asalto al Poder: generar graves crisis de gobernabilidad, polarizar la sociedad, quebrar la estabilidad institucional, apoderarse del poder mediante elecciones plebiscitarias, montar asambleas constituyentes, manifestar insatisfacción en sectores específicos, principalmente en la educación y la salud y apoderarse de la dirección de los movimientos sociales para materializar una inconfesada pero no menos sentida “revolución”. Los “Chavistas Tardíos” de Chile no solo muestran una miseria imaginativa patética sino que tratan de aplicar mecánicamente recetas que funcionaron –durante un tiempo- en contextos completamente distintos y terminaron en desastres evidentes, predecibles e insanables. Si piensan que los chilenos no se van a molestar por la falta de papel higiénico, la presencia de motociclistas armados, militares en política activa con banco y línea aérea propia, autoridades refiriéndose a la oposición en un vocabulario soez, la omnipresencia de los servicios de inteligencia cubanos controlando la sociedad y otras ideas brillantes para la promoción de la democracia (popular), es que están completamente locos. Su pretensión de hacer una revolución antidemocrática para “regresar” nostálgicamente a las condiciones ideales de un generoso estado mamá que nunca existió, o para “avanzar” radicalmente hacia utopías que los liberarían de la libertad personal, solo habla de su incapacidad para modificar para bien el mundo real de aquí y de ahora y de una sociedad con valores, intereses y prioridades múltiples y diversas.

La Haya – No mas autoelogios, hora la autocrìtica

En su serie “Chile y Perú en La Haya”, José Rodríguez Elizondo, uno de los mejores conocedores de las relaciones entre ambos países, hace un recuento de las acciones con que Alan García  inició el proceso que nos llevó a La Haya, que resumo más o menos así: El año 2006, García reconoció que se encontraba en un brete. En su accidentado y nada memorable primer mandato había abierto un frente de conflicto con Chile que no lo beneficiaba en su nuevo intento presidencial. Concluyó que su mejor opción era “encapsular” el diferendo y dejarlo en el limbo, sin abjurar de su judicialización y a la vez sin avanzar en la crisis. En palabras de Rodríguez: “Si Bachelet aceptaba el desafío, podría crearse un contexto “win-win”. Ni ella apostaría la soberanía chilena a un fallo judicial, de pronóstico incierto por definición, ni él se expondría a un fallo que lo aislara y/o acogiera la fuerte posición jurídica de Chile. ¿Y si Bachelet no cotizaba su oferta?… Elemental: diría que la arrogancia chilena justificaba la demanda, arremetería con todo su peso –que ahora no era poco- y quedaría absuelto ante la Historia”..

García tenía un problema de tiempo. Debía amarrarlo todo antes instalarse. Se agendó una cumbre informal con Chile, recién electo vino a Santiago, pero Bachelet no recogió el guante y García regresó a Lima decidido a llevar a Chile a La Haya. “En definitiva, Bachelet se mantendría en la línea de Lagos, mientras García retomaba, en lo fundamental, la política agresiva de Toledo”. Hasta aquí Rodríguez.

García comenzó con una serie de declaraciones hostiles desafiando a Chile a una competencia económica dura. En medio de esta ofensiva, la Cancillería chilena intervino innecesariamente señalando al Hito 1, ya cuestionado por Perú, como el primer referente geográfico que delimitaría la nueva región de Arica – Parinacota. García aprovechó el desacierto y presionó a Bachelet para que retirara la indicación, ya que “en caso contrario, él se vería obligado a demandar (a Chile) ipso facto, acosado como estaba por los nacionalistas”. Chile echó pié atrás afirmándose en que el Tribunal Constitucional, “dictaminó que la indicación era nula por motivos de forma”. García remachó su triunfo haciendo trascender que aquello “no lo dejaba satisfecho”.

Hasta ahí estaba claro que la iniciativa la llevaba García y que Chile estaba siguiendo su juego, con nuestra Cancillería “atajando los penales” a medida que él los pateaba.

Y el proceso continuó: Emprendió una campaña contra la imagen internacional de nuestro país: Chile un mal vecino. En este contexto se sitúa su fantasiosa propuesta de un “pacto de no agresión” entre los dos países, tratando de mostrar a Chile como un país agresor. El gobierno peruano, consciente de la buena imagen de Chile emprendió una campaña comunicacional global para minar esa reputación. Para ello, -nos informa El Mostrador-, contrataron a la Agencia de Comunicaciones Interimage Latinoamericana, S.A., con sede en Miami, de propiedad del guatemalteco Julio Ligorría, reconocido lobbista internacional, por un pago anual de US$ 200 mil más gastos y otros ítems reservados. Como se puede ver, una cifra bastante modesta dentro de la importancia del tema. Ligorría en persona asesoró al gobierno limeño. Acudió en varias oportunidades al Palacio de Miraflores y a Torre Tagle para presentar el plan, la estrategia e incluso los contenidos, los que, una vez construidos, eran difundidos tanto por Perú como por Interimage actuando en nombre del Perú. García perseveró en su plan.

Trató a Chile de “envidioso”, “republiqueta” y otros epítetos provocadores. La presidente Bachelet conservó la calma y no lo siguió en ese camino.

La inoportuna explosión de un caso de espionaje vino a empeorar la situación y el broche de oro lo puso García abusando de la buena fe de Bachelet cuando se comunicaron por teléfono para tratar el caso del desatinado general Donayre. García decidió dar explicaciones por los exabruptos alcohólicos del militar antes de que el gobierno chileno se enterara. Con Bachelet al teléfono le aseguró que Donayre no seguiría en funciones y ella dio por superado el incidente. Incluso declaró a los medios que entre ambos habían desactivado un tema explosivo. Bachelet ignoraba que el diálogo había sido compartido con todo el gabinete peruano y que el general no se iba por sanción, sino porque ya había iniciado su expediente de jubilación. Cuando se enteró de la burla, llegó el fin de la amistad que quedaba y el asunto se tornó personal.

El 16 de enero de 2008 Allan Wagner –designado agente del Perú- presentó la demanda en La Haya. Entretanto Chile se encontraba en un proceso de negociaciones con Bolivia con una “agenda sin exclusiones” de 13 puntos, acordada en julio de 2006. En realidad Chile se interesaba en los 12 puntos referidos a diversos temas de cooperación, drogas, confianza mutua y negocios y Bolivia en uno solo: como obtener una salida soberana al mar. En el lapso comprendido entre 2007 y 2009, es decir simultáneamente a los hechos entre Perú y Chile señalados anteriormente, dos comisiones de los gobiernos de Evo Morales y de Bachelet se reunieron casi en secreto para buscar alternativas de solución a la aspiración marítima boliviana. Se habría considerado un enclave en Tarapacá, en una zona ubicada al sur de la Quebrada de Camarones y al norte de Iquique. La fórmula «sin soberanía» que se debatió sorteaba las obligaciones del Tratado de 1929, que dispone que Chile deba consultar a Perú antes de ceder parte de ese territorio nacional, sin perjuicio de lo cual el lado boliviano, desde un comienzo, dejó claro que la propuesta tenía que contemplar “el terreno para construir una ciudad, un aeropuerto, carreteras y una playa” y que constituía “un primer paso que debía culminar en la cesión de la soberanía del enclave”. El enclave ofrecido el año 2007, que tuvo variaciones entre ese año y el 2009, se lo menciona ubicado “al Norte de Iquique”; en “Mejillones del Norte” cercano a Pisagua; “en un punto al Sur de la Quebrada de Camarones” y en “Tiliviche”. En Chile no se supo nada de esto, por lo que hay que referirse a la información boliviana: el Vice Canciller de ese país Hugo Fernández explica que “El primer semestre del año 2009 una delegación de tres técnicos del gobierno de Bolivia viajó en forma reservada a la provincia de Tarapacá donde se reunieron con funcionarios de la Cancillería y de la Dirección de Fronteras y Límites (de Chile). Los técnicos viajaron en un transporte regular, vestidos como personas corrientes, los esperaron en Iquique y después fueron en helicóptero al lugar del enclave”. “El viaje duró tres días y la comitiva boliviana se respaldó con mapas y documentos topográficos para inspeccionar las características del terreno y las potencialidades de tal enclave”. “Hay un documento en el que se menciona la visita conjunta sobre la cual se hizo un estudio específico para luego ser elevado como acta de una posible solución”. Según algunos medios periodísticos bolivianos habría habido un segundo viaje. Esta oferta de Chile a Bolivia constituía un fuerte golpe al Perú, -que sin duda se enteró de inmediato y en detalle de la movida-, sin embargo García no recogió el guante y sin darse por aludido siguió sin cambios su maniobra en la Haya. Aquí podemos identificar dos momentos. Primero entre 1977, fecha de inicio de las conversaciones con Bolivia y el 16 de enero del 2008, fecha de la presentación de la demanda peruana. Aquí se puede entender la oferta chilena de un enclave a Bolivia como una forma de presionar a Perú para no llevar a Chile a una demanda en La Haya y segundo, entre esa fecha y los viajes de la comisión boliviana a Tarapacá para visitar el posible enclave, en que ya no había efecto disuasivo posible por cuanto la demanda estaba presentada y solo conseguía agudizar el conflicto con Perú … salvo que se jugara con la idea de “patear el tablero” y meter a Bolivia en la disputa con Perú a cambio de un enclave temporalmente sin soberanía pero con la intención de cambiar esa condición a futuro para crear una nueva situación geopolítica. Era un juego rudo, pero válido.

García jugaba al límite: según la prensa peruana habría manifestado que “no había que hacer enojar a Chile porque se iban a llevar sus inversiones (en Perú) y devolvernos a los compatriotas que viven allá”. Lo de las inversiones es más amplio: que el gobierno de Bachelet se llevara “las inversiones chilenas en Perú” era un problema, sin duda, pero más problema para él era que en Chile se apretara a los inversionistas peruanos para obligarlos a “irse”, lo que le crearía una crisis política interna con los grandes empresarios de su país. Desde otro punto de vista, García estaba identificando las dos vulnerabilidades que Chile podía explotar para disuadirlo de continuar con su intento de llevarlo a La Haya -las inversiones y los migrantes-. Las siguientes acciones del gobierno chileno, con las informaciones disponibles, resultan incomprensibles. García predicaba en pro de “las cuerdas separadas”, es decir la tramitación de la demanda en La Haya por un lado y las relaciones bilaterales por otra y el gobierno de Chile se oponía alegando que las relaciones entre los dos países eran integrales y únicas, es decir no se podían separar los temas. Sorprendentemente, el Gobierno de Bachelet por voluntad propia separó la demanda en La Haya de los dos problemas que atemorizaban a García y que constituían el capital de nuestro gobierno para intentar disuadirlo de seguir adelante: primero con la firma del Tratado de Libre Comercio del 2007 y luego con la Reforma Migratoria del 2008, con lo que puso a cubierto los dos flancos expuestos de Perú.

Así las cosas se inició el gobierno de Piñera y concluyó el de García. El proceso de La Haya estaba en marcha y ya era indetenible. Continuar las negociaciones -por el enclave- con Bolivia no aportaban nada y suponían hipotecar irremediablemente la futura relación con Perú, aun cuando el fallo de La Haya fuera positivo para Chile.

Piñera estableció su propia estrategia: Jugaría al establecimiento de un futuro compartido con Perú, cualquiera que fuera el fallo en La Haya. Puso en marcha tres líneas de acción: No negociaría soberanía ni enclave con Bolivia. La segunda, pese a la asimetría estructural del contencioso, Chile cumpliría cualquier fallo y la tercera, que frente a Perú actuaría en “cuerdas separadas” mientras se ventilaba el pleito. Lo demás es sabido.

De esta saga puedo extraer seis conclusiones significativas: la primera, es que en Chile carecemos de un sistema de planificación y conducción estratégica integrada acorde a la velocidad y complejidad de las relaciones internacionales en el siglo XXI; segundo, que la propuesta del futuro gobierno de Bachelet respecto a que “Una concepción moderna e incluyente de nuestra acción internacional requiere de un Sistema Integrado de Política Exterior”, que provea un diseño y visión estratégica a la Política Exterior, constituye una aproximación correcta y oportuna para comenzar a solucionar ese déficit. Tercero, que la conducción de la política exterior no es un problema jurídico sino político. Sin duda contiene y debe considerar los elementos jurídicos, pero en función de la acción política, de poder; cuarto, que los críticos de la política exterior del gobierno de Piñera deben comenzar por explicar sus propias acciones frente a Perú, Bolivia y su sorprendente debilidad ante Argentina, algunas de las cuales resultan incomprensibles con la información disponible y que el conjunto de ellas constituyen un fracaso integral. Cinco, el problema con Perú y Bolivia no puede seguir siendo postergado y requiere que sea enfrentado con honestidad y decisión. Chile no puede, en su actual condición de poder nacional aceptar ser ignorado, insultado, presionado y burlado impunemente. El primer paso es poner fin a nuestro compromiso con el Pacto de Bogotá y recuperar el control sobre nuestra política exterior. Un país que no se hace respetar no merece respeto, y sexto, el parámetro central de la política exterior de Chile es su interés nacional permanente, no las preferencias ideológicas de sus administradores transitorios y en eso la opinión pública debe estar vigilante, porque Chile es de todos los chilenos y no del Gobierno de turno.