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Estado de la situación con Perú y Bolivia al 22 de Octubre

Nuestras relaciones internacionales vecinales continúan como de costumbre, pobres, enredadas y de bajo nivel: temas secundarios y enfocados en el pasado; mezclando política con economía y derecho haciendo como que cada ámbito corre por su propio carril; y de bajo nivel de relaciones humanas, con insultos, descalificaciones nacionales y personales, mentiras y la curiosa combinación andina de autovictimización ofensiva.

Una breve revista nos muestra que la situación sigue desarrollándose en las líneas tradicionales:

Perú: según la aguda observación del profesor Fernando Wilson, los gobiernos de Perú sufren y temen cuando no tienen la iniciativa o pierden el control de sus relaciones con Chile. Necesitan disponer siempre de un conflicto activo que se va renovando según sea necesario, así, pueden manejar la relación bilateral agudizando o relajando la crisis. Evidentemente las situaciones reales son mas complejas, pero ese es el trasfondo. La existencia de un conflicto permanente y latente con Chile es lo que da flexibilidad e iniciativa a su política exterior, lo que realza su protagonismo y destaca su autonomía y… es gratis y satisfactorio para su autoestima.

A los “espías” y a su incumplimiento del Fallo en su parte de las modificaciones constitucionales que deben hacer a su declaración de mar territorial, viene a sumarse ahora un nuevo foco de tensión que están creando en su frontera terrestre con Chile mediante el desconocimiento de su origen en el Hito Nº 1, tal y como lo establece el tratado de 1929 y como lo confirmó recientemente el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

El resultado final de la demanda peruana contra Chile es notable: los diplomáticos y políticos peruanos creadores del pleito y la demanda cayeron en el silencio y ya no son honrados como los grandes diplomáticos del siglo XXI; poco a poco Torre Tagle está asumiendo que la amenaza potencial de agudizar el tema del límite marítimo con Chile era mas eficaz como herramienta extorsiva que un fallo judicial a medias favorable. No consiguieron la “bisectriz” que habría cerrado la amenaza de un arreglo marítimo directo entre Chile y Bolivia y Chile quedó libre para disponer de su territorio marítimo frente a Arica a su gusto y gana sin tener que escuchar las quejas peruanas. En breve, recuperamos el control de la situación y ellos la perdieron.

La “controversia” actual entre si el limite comienza en el Hito Nº1 o en el “Punto Concordia” es un intento, a escala reducida, de contar con una nueva herramienta de creación y manejo de crisis con nuestro país.

Personalmente creo que este nuevo foco de conflicto, si deriva en que Perú tenga que enfrentar a Chile y Bolivia juntos, de cara a un posible –y lejano- arreglo, seguramente sin soberanía, pero posiblemente con algún grado de control administrativo territorial terrestre, podría resultar mucho mas perjudicial que útil para ellos.

Creo que la ocupación policial y aduanera por parte de nuestro país del territorio que Perú quiere disputarnos, podría prevenir eventuales situación complicadas en el futuro sea mediante el montaje de “ocupaciones populares” o marchas de “reservistas” truchos peruanos y además contribuiría al control de la inmigración ilegal que ocurre a través de ese sector de la frontera. Un incidente de este tipo sería el resultado de un gobierno peruano impopular y terminal; de una crisis política que no encuentra solución y de la necesidad de “actuar” para salir de la parálisis diplomática en que se encuentran.

Bolivia: Hasta fines del año 2010, las posibilidades de Bolivia para avanzar en la ampliación de sus condiciones de acceso al mar eran excelentes.

El chavismo estaba en su punto alto de influencia y poder. Venezuela con su presidente, insultador profesional y estentóreo, forrado en el dinero del buen precio del petróleo y de los préstamos chinos, estaba en condiciones de financiar campañas de apoyo o difamación a nivel continental; era capaz de agredir verbalmente a cualquiera desde cualquier podio y de proclamar las mas estrambóticas teorías políticas, geopolíticas y económicas que eran escuchadas con reverencia por los gobiernos de izquierda de la región. Chávez, con Brasil y Ecuador, en la retaguardia, apoyaban con fuerza a Morales.

En Chile, el Partido Comunista y algún congresista agradecido de los recursos financieros proporcionados por Evo organizaban mítines de apoyo a Morales y gritaban “Mar para Bolivia” hasta sacar lágrimas al caudillo altiplánico. Nuestro gobierno permitía a Evo hacer, impúdicamente, propaganda a los intereses bolivianos en nuestro propio territorio.

El gobierno de Chile, por su parte, negoció –secretamente- con Morales un arreglo sin soberanía que era sin duda el mejor camino que podría, eventualmente, haber llevado a Bolivia, en un plazo mediato, a una mucho mejor condición de acceso al mar.

Evo no accedió a la negociación si no incluía soberanía de inmediato y no cumplía una serie de requisitos que eran inaceptables para Chile. Vino el cambio de gobierno y la nueva administración chilena  consideró que la oferta del gobierno saliente era excesiva. Morales pateó el tablero y demandó a Chile en la CIJ de La Haya.

Morales, con habilidad, convocó a los ex presidentes de su país en apoyo esta causa nacional y consiguió armar un movimiento amplio cuya solidez ya comienza a mostrar grietas.

En efecto, se pueden apreciar dos aproximaciones muy distintas: Primero está el grupo que podríamos denominar “institucional”, liderado por Eduardo Rodriguez Veltzé y al ex presidente Carlos Meza. Este grupo muestra un interés nacional de largo plazo que se hace cargo de la magnitud de lo que están pidiendo  a Chile y han tomado nota de la forma desastrosa en que Morales dilapidó el capital de buena voluntad existente en Chile hasta antes de su demanda unilateral. Están consciente que ni la CIJ ni el Papa ni nadie podrá obligar a Chile a ceder un pedazo de su territorio contra su voluntad y que esa voluntad se endurecerá mas mientras mas duras sean las acusaciones infundadas, las calumnias y los insultos que nos propinen. De la misma manera saben que el interés que su causa podría suscitar en otros países es episódica y muy breve y que Chile tiene muchos mas recursos de todo tipo para neutralizarlos.

Desde el interior de la política boliviana, también surgen tensiones: Morales en un acto publico realizado en el poblado de Entre Ríos, Cochabamba afirmaba recientemente: “Después de que un ex presidente (Carlos Mesa, portavoz internacional de la demanda marítima) dijo: no acepto la repostulación de Evo, compañeros me llaman y me dicen: ‘¿Con qué gente te metes? Ahí están tus aliados, ahí están tus invitados’. Decirles que tal vez internamente no necesitamos de ex presidentes, pero fuera de Bolivia necesitamos demostrar unidad con el tema del mar”. Para los «institucionales» una cosa es apoyar una causa nacional y otra muy distinta ser funcional a los afanes de presidencia eterna del dúo Morales – García.

Por el otro lado están «los revolucionarios»  Morales y García Linera, sirvientes de una ideología obsoleta, embarcados en el Foro de Sao Paulo, -un zombi de la pos Guerra Fría en proceso de reenterramiento-, tratando de promover esa irrealidad tan del gusto andino y latinoamericano. Representantes de un marxismo primario y un estilo sesentero de hacer política. Un verdadero anacronismo.

Las declaraciones de García Linera, exponiendo su visión de la integración regional al término de su visita a Brasil, resultarían conmovedoras si no provinieran de un Vicepresidente de un país. Morales por su parte, se declara escandalizado porque las carreteras en Chile son concesionadas y cree que lo que no es del estado deja de ser soberano. Sin duda el primero es un gran teórico del marxismo, pero como transportista es un desastre, y el segundo está levitando en la dimensión desconocida. Aunque en su descargo hay que decir que el marxismo y la eficiencia económica nunca han sido copulativos.

En realidad el realismo ni la eficiencia son aspectos relevantes para la ideología de la izquierda latinoamericana; el poder, su conquista y conservación sí lo son. Es por eso que las acciones de Morales contra Chile solo pueden ser entendidas cabalmente en este contexto.

Los objetivos de Morales, desde su deserción de las conversaciones con Chile -el año 2011- hasta hoy y lo que se puede proyectar hacia el futuro, están dominados por su necesidad de ser reelegido una y otra vez y de mantenerse al mando de Bolivia “hasta la liberación definitiva”.

En su concepto de mundo, mientras eso sea así, los errores que cometa no importan ya que si sigue en el poder, podrá corregirlos o se convertirán en irrelevantes. La ruina económica tampoco es significativa, es solo el precio de la revolución y de que Bolivia pueda continuar contando con su liderazgo. Es por eso que la crisis económica que comienza a atenazar a Bolivia ni siquiera es reconocida como tal, no está entre los supuestos revolucionarios, así es que no puede suceder.

La crisis creada contra Chile es una carrera entre las ilusiones de Evo y las realidades políticas y económicas de la situación mundial y regional.

Asi las cosas, el factor tiempo es fundamental y derivado de ello, la continuación de las negociaciones bilaterales en La Haya y solo ahí. Es clave para nuestro éxito la negativa total y completa a negociar nada en secreto o bajo la mesa y sobre todo esclarecer urbi et orbe que Chile no será obligado a ceder su territorio soberano bajo presión de nadie, nunca.

En muchos años mas, cuando Bolivia haya asimilado las realidades de la vida, tal vez sea posible reiniciar lo que Morales destruyó y dilapidó tan liviana, alegre e inútilmente.

NO HAY INTERLOCUTOR RACIONAL EN BOLIVA

En las dos entrevista televisivas que dio Carlos Meza en Chile se repitieron sus ya conocidos argumentos, pero adelantó poco respecto a que es lo que quiere Bolivia.

Según Meza, ya se cumplió la Etapa 1, que era conseguir que la Corte Internacional de Justicia se declara competente para conocer su demanda y el triunfo boliviano habría sido completo y total. La “demanda” no fue alterada.

Es cierto, la demanda es la misma, lo que cambió es la competencia que se auto atribuye la Corte, que excluyó la de pronunciarse respecto al epílogo de la negociación, es decir dejando abierto el que Chile negocie sobre lo que quiere Bolivia o que ponga sobre la mesa otras alternativas para resolver o no sus aspiraciones. Como si esto fuera poco, nadie en Bolivia se ha pronunciado sobre que significa “acceso soberano al mar” para los diversos grupos de interés en ese país. Esto, de por si relevante, está acompañado de otra interrogante: ¿qué es lo que quieren los bolivianos?.

Lo que quiere Evo está mas o menos claro, lo dijo el año 2009: según declaración del ex Ministro Bitar, la petición de Morales no era modesta, sus exigencias incluían: soberanía irrestricta; una extensión de costa amplia de entre 10 y 30 kilómetros de frente “de (un) tamaño que pueda verse en un mapa de esos que se utilizan en las escuelas; apto para construir una ciudad, un aeropuerto y sus carreteras, varios puertos; una playa para tomar sol y hacer negocios”, como inocentemente expresó uno de los negociadores bolivianos.

En Bolivia hay opiniones para todo, el periódico El Día, de Santa Cruz, bajo el título de ¿A quién beneficia el mar?, se explayaba: “El mundo sobrio olvida reclamos territoriales, tal vez justos, en aras de una coyuntura nueva, diferente, globalizada, donde los nacionalismos vienen a ser un énfasis retrógrado. No imaginamos a México pidiendo a Texas”.

“Pareciera que no se pide mucho, un pasadizo soberano para en su extremo, en la costa, levantar barracones y muelles cuyo único destino será, siendo realistas, el de trampolín para el tráfico de cocaína. Ya se intentó en oriente con la vergüenza del Tipnis. Allí se olvidó a la Pachamama, se le quitó la identidad de ser vivo a la Madre Tierra porque los insignes cocaleros deseaban (y lo están haciendo) expandirse para fortificar su imperio. Bien se denominó a ese proyecto “la rodovía de la cocaína”.

Esto es relevante, pero es solo la punta de un iceberg que entrampa a los bolivianos. Los “reivindicacionistas” piden un espacio en territorios que durante unos años formaron parte de Bolivia; los “practicistas” prefieren Arica. Incidentalmente, Evo Morales liderando a los “reivindicacionistas”, dirigió la oposición a las intenciones de negociación del gobierno boliviano en 1998, lo que fue decisivo para catapultarlo al poder el año 2002. Hoy Evo es un entusiasta de Arica y da a entender que todos los bolivianos están detrás suyo.

Es dificil imaginar lo que resultaría si Chile se negara a hablar sobre Arica y estuviera dispuesto a conversar sobre algo en Antofagasta, en el área desértica al norte de esa ciudad. En este asunto Meza se transformó en un entusiasta defensor de la integridad territorial de Chile y expresa elocuentemente y donde quieran oirlo su comprensión respecto a que sería inaceptable pedir a Chile un enclave que “cortara el país en dos”, lo que deja a Arica como opción única. Tanta consideración conmueve.

El asunto de la soberanía merece ser destacado. En las tratativas entre Evo y Bachelet el año 2009, la ficción chilena era que se trataba de un “préstamo” de territorio sin cesión de soberanía, sin embargo la parte boliviana no lo veía de ese modo. Según el entonces Vice Canciller Hugo Fernández, “Nosotros dejamos en claro a Chile que si bien no íbamos a discutir el problema de la soberanía en el principio (de la negociación), si lo íbamos a hacer al final. Hay una norma en diplomacia: nada está acordado, si todo no está acordado”. Parece evidente que la idea era amarrar con un acuerdo parcial a Chile y luego extorsionarlo en base a “lo acordado”, algo asi como los “derechos expectaticios” pero en una negociación.

Cuando Bolivia “negocia” se puede esperar cualquier cosa: el año 2006 bajo las administraciones de Bachelet yMorales se inició una “negociación” con una “agenda de 13 puntos”. Las cosas marcharon decentemente bien hasta que los negociadores llegaron a una proposición de solución del conflicto por las aguas del rio Silala. El gobierno boliviano apremiado por los “reivindicacionistas” rechazó la propuesta sin apelación y no se volvió a tocar el tema. Ese tema no se tocó mas, los demás –que convenían a Bolivia- se continuaron tocando ad nauseam.

En el contexto actual, al día siguiente de la publicación del fallo de la CIJ, el presidente Morales dio por iniciada la Etapa 2 de su estrategia: las negociaciones con Chile.

Informó a Chile y al mundo que él hablaría con Bachelet para iniciar de inmediato las negociaciones que quería: nuestro Canciller le contestó que no gracias, que no habría negociaciones directas sino que se continuaría el proceso en la CIJ, hasta su término; Evo replicó que el Canciller de Chile no era nadie para decir nada; Bachelet le trasmitió que no se reuniría con él. Morales, incansable, en compañía de su embajador ante las Naciones Unidas, emboscaron a la Presidente Bachelet en un pasillo, su ayudante los fotografió y subió luego la foto a la red, bajo el título de “jefes de Estado de Bolivia y Chile negociando”, mintiendo descaradamente.

Como si fuera poco, ahora nos enteramos que Morales además se entrevistó con autoridades del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y la Corporación Andina de Fomento (CAF), “para que hagan un estudio para establecer beneficios si con Chile se acuerda una salida soberana al mar”.

La información fue dada por Evo Morales en persona y publicada en la prensa bolivana.

La transcribo textualmente, ya que no domino el idioma que habla Morales y podría malinterpretarla: «Nuestro interés  quiero que sepa ella (la Presidenta chilena), cómo juntos trabajar más bien como gobiernos y acordar que ambos países ganemos, es posible compartir algunos temas, ya hemos lanzado y de aceptación, he aprovechado las Naciones Unidas para conversar con el presidente del BID, CEPAL y CAF, para que tal vez ellos pudieran hacer un estudio”, dijo  Morales en entrevista con el canal estatal Bolivia TV, que se transmitió desde la casa en la que nació el Mandatario,  ubicada en  la población de Isallavi, Oruro.

Y se explayó en el tema económico: «Si hay que resolver el tema del mar con soberanía, si es por razones económicas, estamos de acuerdo con tema de soberanía”. «No sé si (Piñera) ha metido la pata, entiendo es un empresario, entiendo que tiene que pensar primero del sector gamonal, oligarquía chilena, no entiendo, se le ha ido”, dijo .

Sea como sea, el hombre sigue trasmitiendo. Ahora parece haber despachado a Carlos Meza que se estaba poniendo pesadito con eso de no apoyar su reelección hasta el año 2025 y lo habría reemplazado por una señora que hizo su debut insultando a Chile, el pais que debería acceder a sus peticiones, esta vez con poco brillo. En realidad es dificil superar el estilo aristocrático de Meza y su vocabulario sofisticado. Del pobre Choquehuanca ni un alma, quedó olvidado en la polvareda del frenesí revolucionario y negociador de Evo.

Cuando Morales haya mareado lo suficiente a nuestro gobierno, engañado a nuestra opinión pública, azuzado el Partido Comunista ¿chileno? y al Foro de Sao Paulo, metido al Papa y a cuanto despistado ande suelto por ahí y cacareado en su media lengua sus agravios y complejos contra Chile, vendrá la Etapa 3: armar una tinglado mediático desde donde distorsionar lo conversado con Chile, mentir y enredar para que nuestro gobierno parezca estar avalando su maniobra para forzar a Perú a aceptar la materialización de sus aspiraciones en la frontera entre ese país y Chile.

Y así van las cosas.

Es curioso lo que ha pasado con Perú. Inventó un pleito con Chile; desconoció los acuerdos firmados para el establecimiento de límites que fueron respetados por mas de medio siglo; resultó beneficiado con la justicia “asistencial” con que la Corte Internacional de Justicia ahora premia a Bolivia y salió con “algo”: el “triángulo exterior”. Se felicitaron y celebraron (aunque aun no cumplen con el tratado) y ahora se enfrentan a la posibilidad cierta, -si es que Morales tiene éxito en hipnotizar y marear a los negociadores chilenos-, de tener que enfrentar a Chile y Bolivia, asociados, desconociendo el tratado de 1929, y pidiendo a la CIJ que se haga justicia «reparatoria» a Bolivia, que fuerce a Perú a aceptar la transferencia de un corredor de la Línea de la Concordia con soberanía para Bolivia y de un tramo de costa soberana chilena para ese país. Pintoresco. Atrapados en su propia red. ¿A quién le irán a reclamar?, ¿qué argumentos irán a encontrar después de haber desmantelado el sistema existente?.

En el pasado Chile tampoco fue modelo de transparencia y claridad en sus tratos vecinales.

Sigue el festival.

Nuestro interlocutor boliviano reclama legitimidad, buena fe y democracia mientras fabrica una Constitución a la medida de sus reelecciones y sostiene que el colmo de lo democrático es que todo pertenezca y sea administrado por el Estado, como en Corea del Norte.

Creo que no hay salida ni fácil ni rápida de este embrollo, durante mucho tiempo ha habido ficciones, opacidades y soluciones de parche sin perspectiva histórica ni visión de largo plazo. Hoy parece obvio que no estamos ante un problema jurídico sino político. No se ve otra opción que sincerar la situación con Perú y juntos buscar una alternativa que reconstruya el espíritu del tratado de 1929 y, una vez que en Bolivia haya gobernantes modernos y racionales que entiendan de que se trata y como funcional el mundo actual, establecer un nuevo esquema de cooperación económica y buena vecindad que permita a Bolivia participar en la Alianza del Pacífico.

Otra alternativa sería patear el tablero, que cada cual busque su ventaja inmediata sin pensar en el largo plazo y que salga cualquier engendro.

Diría que, excepto Morales, ya estamos en condiciones de actuar racionalmente.

García Linera hace prospectiva y deja directrices para el gobierno de Chile

El Vicepresidente de Bolivia, se va de Chile dejándonos sus proyecciones prospectivas, sus recomendaciones para nuestra política exterior y un mensaje claro: la hostilidad boliviana no terminará hasta que Chile ceda y les dé lo que quieren.
Como ya se está haciendo costumbre, una alta autoridad del gobierno de Bolivia viene a nuestro país, interviene en nuestros asuntos internos, nos falta el respeto, nos amenaza y se va tan campante.

No pidió permiso para venir y llegó sin ni siquiera avisar. Declaró con toda soltura que la notificación de que un avión oficial de su gobierno aterrizaría en Chile era suficiente aviso, y con su aspecto atildadito y algo amanerado no tuvo empacho en dejarnos varios mensajes:

– Bolivia crece a paso de carga y Chile está estancado.
– Bolivia “aceptará” el fallo de la Corte Internacional pero no cejará en sus acciones para obligar a Chile a cederle un territorio soberano en nuestro país.
– Bolivia actuará mediante acciones “paralelas y simultáneas” en otros frentes aun cuando la disputa se encuentre en La Haya.
– Bolivia tiene otros temas con los cuales seguir hostilizando a Chile. No los mencionó pero se puede colegir que se refiere a los asuntos de los ríos Lauca y Silala y otros por inventar.

También nos aclaró el panorama para que siguiéramos su ejemplo y adoptáramos políticas eficaces como las de Bolivia:

– Deberíamos seguir las políticas que recomienda el movimiento estudiantil chileno.
– La política económica de nuestro país debería cambiar hacia una como la de Bolivia, que demostradamente es mas eficiente.
– Los proyectos ferroviarios de Brasil, China y Perú para unir el centro del continente con el Océano Pacífico son inviables si no van por Bolivia, pero no pasarán por Chile.
– Chile no debería tomar mediadas diplomáticas cuando políticos de países como Perú, Paraguay, Uruguay, Ecuador o Venezuela apoyan a Bolivia. Es malo para nuestro país.
– Ellos quieren un acceso soberano al Pacífico y están abiertos a sentarse a conversar. No quieren «imponer».
– Ellos “cortaron” a Bachelet porque no concretó y se quedó solo en conversaciones.
– Respecto a la reelección continuada de Morales, ella no solo es lógica y aceptable, sino que es una necesidad para satisfacer su aspiración marítima y asegurar el desarrollo nacional.

La autosuficiencia del Vicepresidente Boliviano para imponernos su presencia, su desprecio hacia nuestro país y en particular hacia sus autoridades, el desafío abierto nuestros derechos e intereses y su insultante soberbia contrasta penosamente con la actitud dubitativa, temerosa, casi pusilánime de nuestras autoridades.
Mas temprano que tarde pagaremos un precio por ello y nos obligará a emprender acciones que podrían haberse evitado si hubiéramos mostrado mas asertividad y dignidad cuando aun era tiempo.

Curiosamente, nuestro país sigue dócilmente y sin cuestionamientos -en el marco de Unasur- el liderazgo político regional de Ecuador y Bolivia.
¿No estaremos “leseando”?

Fernando Thauby García
T3 SpA
Consultores
4 de julio de 2015

Mar para Bolivia: Clericalismo y Lucimiento personal

Entre el 9 y el 14 de septiembre del 2006 en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, se llevó a cabo un seminario con tres grupos -de Bolivia, Chile y Perú- de cuatro de académicos cada uno, convocados por dicha universidad, que concluyó en un documento de análisis y apoyo a  la construcción de una posible solución respecto de la demanda marítima boliviana.

Los académicos fueron elegidos por los organizadores; por Chile lo hizo Jorge Magasich un profesor de historia, activamente de izquierda, residente en Europa.

Para ser incluido entre los elegidos fue requisito suscribir algunos criterios:

  • La demanda de Bolivia es razonable y atendible.
  • El problema es de interés hemisférico permanente.
  • Desde la perspectiva del desarrollo económico regional, la satisfacción de la reivindicación marítima boliviana es un factor clave.

Esta convocatoria se llevó a cabo en el peak de popularidad de las políticas económicas y sociales alimentadas, en la región, por el alto precio de los recursos naturales y la euforia chavo – lulista generada a partir del Foro de Sao Paulo, con el apoyo y simpatía de la izquierda europea. Recordemos que este Foro comenzó a funcionar a partir de 1990 con los partidos de izquierda regionales bajo el liderazgo del Partido de los Trabajadores de Brasil, con el propósito de reordenar las huestes de la izquierda marxista regional después de la caída del Muro de Berlín, para “hacer la luz sobre las consecuencias del neoliberalismo” en los países de Latinoamérica y el Caribe y organizar la unidad antiimperialista en la región.

El diagnóstico del ambiento político en Chile que Magasich identifica como marco de la propuesta (2009) se resume en su aseveración: “encuestas de opinión efectuadas en Chile indican que, si bien la mayoría de la población tiene aún reticencias a otorgar una salida al mar a Bolivia, hay una evolución favorable de la opinión. Un comportamiento revelador fue el de varios miles de chilenos que concurrieron a una manifestación para escuchar al Presidente Evo Morales en 2004, donde gritaron sostenidamente: “¡Mar para Bolivia!”.

El seminario analizó tres escenarios de posible solución:

Opción I A: Integración de un corredor y un espacio trinacional por Arica, con borde costero. Incluye derechos marítimos y mar territorial para los tres países; puerto y aeropuerto; carreteras, líneas férreas y recursos naturales. No afectará a los derechos de Perú derivados de los tratados de 1929 y 1999.

Opción I B: Corredor Boliviano. Cesión por parte de Chile de un corredor terrestre para Bolivia entre los límites de Chile y Perú. No aclara si la cesión es por parte de ambos países – a ambos lados de la Línea de la Concordia- o solo por parte de Chile.

Opción 2.- Enclave Boliviano en la Región de Antofagasta, con un puerto para Bolivia a construirse en Cobija. Incluye libre utilización por parte de Bolivia y de libre circulación de ciudadanos bolivianos de los caminos y ferrocarriles chilenos.

El contexto político y el desarrollo de esta propuesta presentan algunas características destacables

  • Se trata de una invitación de la Universidad Católica de Lovaina, cuyas autoridades no participaron en las deliberaciones, en sus conclusiones ni actuaron ante los gobiernos ni organismos internacionales para su conseguir su eventual puesta en práctica, lo que permite calificarla como una actividad legítimamente académica.
  • Los participantes fueron de “sensibilidad” de izquierda y por consiguiente con una cosmovisión que no es compartida por todos los chilenos. Esto es particularmente notorio cuando suponen que la voluntad política y la ideología superan los considerandos económicos y técnicos. En esta línea, es cuestionable la posibilidad de que Chile pueda cooperar en el ámbito económico con el gobierno de Bolivia que llama a escándalo por la existencia de servicios públicos privatizados, como ocurre en Chile. En este caso, ferrocarriles, puertos, carreteras, agua y energía. Lo mismo respecto al rol de la iniciativa privada, del estado y muchos otros temas. Sería un diálogo muy complejo. Sin perjuicio de lo señalado, es clara la coincidencia entre esta propuesta y las acciones del Gobierno de Bachelet respecto a la eventual concesión de un enclave en el norte de Chile. Esas negociaciones no trascendieron a la opinión pública sino hasta después de su cancelación por parte del gobierno Piñera.
  • Las tres premisas fundamentales son cuestionables:

-La demanda de Bolivia no es necesariamente razonable. Bolivia tiene acceso al mar, no soberano, pero eficiente. Tampoco existe en Bolivia una opinión mayoritaria clara respecto a que es lo que los bolivianos quieren.

-El problema es de interés hemisférico permanente. No es cierto. La identidad ideológica de los gobiernos regionales en ejercicio en ese momento jugó un papel relevante en la posición política de algunos de ellos.

-Desde la perspectiva del desarrollo económico regional, la satisfacción de la reivindicación marítima boliviana es un factor clave. Tampoco es válida. El uso del mar no requiere ineludiblemente la soberanía territorial.

  • El entusiasmo chavo – lulista murió. Las condiciones económicas regionales cambiaron dramáticamente. Mercosur falleció y las políticas económicas de los gobiernos chavistas fracasaron rotundamente.
  • Los reiterados excesos verbales y políticos de Morales contra Chile destruyeron la buena voluntad nacional existente en ese momento hacia Bolivia. El apoyo hacia un  “mar para Bolivia” no fueron de «miles de personas» sino que fue un evento reducido organizado por sus pares ideológicos en Chile. Actualmente hasta el partido Comunista chileno, organizador del evento antes mencionado, trata de hacer olvidar esa postura.
  • Varias de las alternativas consideradas en el Acta de Lovaina, ya fueron propuestas por Chile a Bolivia en el pasado y fueron rechazadas por sus gobiernos.

En breve, la de Lovaina fue una propuesta voluntarista que desconoció las peculiaridades del proceso político y social tradicional en Bolivia; hecha en un momento de optimismo político bilateral y regional que ya pasó, en gran parte debido a la irresponsabilidad de los gobiernos altiplánicos.

La segunda parte del desarrollo del Acta de Lovaina continuó en el mes de mayo de 2015 moviizada por parte de Mons. Dr. Víctor Manuel Fernández, Arzobispo – Obispo de Buenos Aires y Rector de la Universidad Católica Argentina (UCA), acompañado por Leonardo Jeffs Castro de la Universidad de Valparaíso, quienes invitaron a un grupo de académicos latinoamericanos a reunirse para retomar la Propuesta de Lovaina de 2006, ahora conectándola con la próxima visita del Papa Francisco a Bolivia y en una clave de acercamiento educacional y cultural.

El Rector de la UCA. Víctor Fernández dirigió el debate, presentó las conclusiones e hizo el cierre. El profesor Jeffs no participó en forma visible.

En un texto escrito por el Arzobispo – Obispo, bajo el título “Relanzar un sueño”, se pregunta: “¿se debe convalidar necesariamente el principio de que “el ganador se lleva todo”, sobre todo cuando implica quitar completamente a un país su acceso libre al mar?”. Señala también: “Ante la próxima visita del Papa Francisco a Bolivia y posteriormente a Chile un grupo de académicos de Bolivia, Chile, Perú y Argentina consideran que es una ocasión adecuada para proponer proyectos de integración en el Cono Sur” y agrega: “La salida al mar de Bolivia se presenta como una cuestión apta para plasmar una auténtica voluntad de integración latinoamericana”. “La nueva propuesta será entregada a los Presidentes de UNASUR, Tabaré Vázquez (Uruguay) y de CELAC Rafael Correa (Ecuador), solicitándoles que la entreguen a los Presidentes de Chile, Bolivia y Perú y les soliciten que inicien conversaciones entre los tres. Se pide también “que el ex Presidente de Uruguay José Mujica sea designado por UNASUR y CELAC para realizar gestiones de buena voluntad entre las tres naciones hermanas para que sea adoptada la solución propuesta”.

El convocante y protagonista central de este seminario, Víctor Manuel Fernández, estudió filosofía y obtuvo la licenciatura en Teología; en 1990 obtuvo el doctorado en Teología con una tesis sobre la relación entre el conocimiento y la vida en San Buenaventura. Fue profesor de Ética, Sicología, Hermeneutica, Antropología, Método Exegético, Nuevo testamente, Homilética,  y Teología Espiritual; ha colaborado en el Celam en el ámbito de la reflexión teológica pastoral; participó como invitado y colaboró como perito en la Comisión de Redacción de la  V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Cariba en Aparecida (2007). Participó también activamente en la Encíclica Papal sobre ecología del años 2014. Hombre de confianza del pontífice, se le atribuyeron aportes al Papa Francisco para la exhortación Evangelii gaudium. El propio Papa cita como referencia de ese documento pontificio un trabajo de Fernández.

El contexto político y el desarrollo de esta segunda propuesta presentan también características peculiares:

  • La iniciativa y el liderazgo del evento fue toda de Fernández, liderazgo que es natural si se considera que él entiende y arma todo el evento en el contexto de la próxima visita de Bergoglio a Bolivia y mas tarde a Chile. De la misma manera llama la atención que –a diferencia de lo ocurrido en Lovaina- se incluyeron participantes argentinos a título desconocido.
  • El recato y la prudencia de los organizadores de la reunión de Lovaina contrasta con la extroversión e intrusividad del Arzobispo – Obispo Fernández, en especial su abuso de confianza al tomar acción política regional a través Unasur y Celac sin la autorización ni conocimiento de los afectados, que se vieron en la necesidad de protestar públicamente. El historiador nacional y Premio Nacional de Historia 2008 Eduardo Cavieres, lo hizo en forma expresiva: “Nos sentimos utilizados. Ha existido un general rechazo a las distorsiones producidas respecto a la reunión y al Acta de Buenos Aires que se hace extensivo, en diversos grados, a todos los participantes”. El académico peruano Daniel Parodi se manifestó en forma similar: “Nunca propusimos la mediación ni de Celac, ni de Unasur ni de José Mujica. De hecho, nos enteramos de nuestra supuesta propuesta al día siguiente. Hasta ahora no sabemos como un foro académico se convirtió en la punta de lanza de una campaña de Unasur en la región”.
  • La aproximación de Fernández a la interpretación de la Guerra del Pacífico es discutible y muchos historiadores presentan contextos mas complejos, matizados y políticos del proceso. Si se consideran los atributos académicos de Fernández -su experiencia es próxima a la Ética, la Teología y otras ciencias de ese género – es comprensible su lejanía de la Historia y la Política.

La apreciación de Fernández respecto a que “La salida al mar de Bolivia se presenta como una cuestión apta para plasmar una auténtica voluntad de integración latinoamericana” señala un objetivo distante de las materias que se esperaría de competencia del Cardenal – Arzobispo de Buenos Aires y de la agenda de la reunión y , sin duda, su iniciativa personal de promover una acción política concreta mediante los Presidentes de UNASUR y de CELAC para dar la señal de partida de conversaciones en la línea de su propuesta se aproxima mucho a lo que se define como clericalismo: “Influencia del clero en los asuntos de Estado, en especial si es excesiva”.

Al respecto el Papa Francisco señala que “la tentación del clericalismo —con un deseo de señorear sobre los laicos—, implica una separación errónea y destructiva del clero, una especie de narcisismo que conduce a la mundanidad espiritual. Aunque parezca una paradoja, en este sentido, el clericalismo y la secularización del clero van de la mano”. E insiste: «Clericalizar la Iglesia es hipocresía farisaica». «No a la hipocresía. No al clericalismo hipócrita. No a la mundanidad espiritual».

La carrera ascendente de Fernández aproximándose a Bergoglio permite preguntarse si esta iniciativa tiene su origen en una solicitud del Papa o es una iniciativa personal de Fernández. El Pontífice ha sido ambiguo al respecto: Según Fernández “el Papa no solicitó esto; cuando estábamos empezando a organizarlo, le conté lo que pensábamos hacer, y él solo me respondió: la Universidad tiene libertad académica”.

Si el promotor de esta acción política fuera el Papa, estaríamos ante un problema grave; si fuera una iniciativa de Fernández, sería solo de otro exceso de entusiasmo clerical.

Sería muy positivo que este incordio fuera aclarado y controlado por las autoridades vaticanas.

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Atentamente

Fernando Thauby García
T3 SpA
Consultores
3 de junio de 2015

Evo Morales, el peor enemigo de Bolivia

La actual rabieta boliviana contra Chile se inició el año 2002 con la llamada Guerra del Gas.
A mediados de 1990 se descubrió gas en el departamento de Tarija. Como es habitual, al comienzo se habló de yacimientos gigantescos y riqueza instantánea para el país. Los apetitos de la oligarquía boliviana se despertaron, y en el otro extremo los chavistas vieron la posibilidad de emular la revolución que se iniciaba en Venezuela.

El conflicto se inició, como también es habitual, protestando contra Chile que no había dicho nada ni intervenido en forma alguna. Las protestas ya se habían iniciado en tiempos de Pinochet y Banzer, obligando a este último a recular y abandonar las negociaciones por el corredor de Charaña planteado por el entonces gobierno de Chile, que evidentemente favorecían a Bolivia. Recrudecieron cuando Jorge Quiroga, elegido tras la muerte del presidente Banzer, decidió exportar el gas por el puerto chileno de Mejillones hacia los mercados de EEUU y México. Los gritones se opusieron a todo. Al final no se concretó nada y el gas siguió bajo tierra.

Quiroga fue sucedido por Gonzalo Sánchez de Lozada. El empresario minero boliviano insistió en el negocio y en el puerto de Mejillones. Sánchez, junto a la Pacific LNG, British Petroleum, Repsol YPF y Petrobras (desde detrás de las bambalinas), insistieron en dar avante con el negocio. Evo Morales y Felipe Quispe, dirigentes chavistas de los coqueros y de los campesinos, respectivamente, movilizaron a la opinión pública y detuvieron el negocio -¿negociado?-.

Sea lo que fuere, Chile no tenía nada que ver en la transacción ni en nada se beneficiaba, pero igual fue uno de los malos. A la animadversión tradicional se unía el odio político, mal que mal Chile personificaba al pérfido país cuasi blanco y neoliberal

Tras un sainete político – folclórico cayó Sánchez de Lozada quien huyó raudamente a los EEUU asumiendo la presidencia Carlos Meza –el actual insultador y promotor mediático de la estrategia boliviana contra Chile en La Haya-. Tras un nuevo período de anarquía y caos promovido por Morales y Quispe, el gobierno cayó en manos de Eduardo Rodríguez Veltzé -coludido con ambos conspiradores- que llamó a elecciones anticipadas el 4 de septiembre de 2005. El 18 de diciembre de 2005 Evo Morales ganó las elecciones nacionales y desde entonces no suelta el poder haciendo toda suerte de contorsiones pseudo constitucionales para agarrarse al sillón.

El problema de fondo en Bolivia era el destino de las entradas por la venta del gas y la lucha por el poder entre la elite blanca de tradicional y las fuerzas políticas emergentes mestizas y aborígenes.

Morales “quebró el vidrio” y sacó el fantasmón de Chile para agitarlo frente a las turbas. Una vez mas, Chile fue utilizado para “agudizar las contradicciones” internas y al final, declarado “culpable” de casi todo, sin perjuicio de lo cual, ciudadanos y autoridades bolivianas siguieron contrabandeando televisores y autos robados en Chile.

Y llegó Evo Morales.

En Chile, desde hacía años, había venido formándose una corriente de buena voluntad hacia las aspiraciones bolivianas. Entre los años 2007 y 2009 el gobierno de Bachelet trabajó una idea que experimentó variaciones, pero que mantuvo una línea central: la oferta de un “enclave, no soberano”, en la región de Tarapacá y en general próxima a Iquique. Un ex Ministro del primer gobierno de Bachelet explica: “Se exploró la concesión de un territorio costero sin soberanía, (incluyendo) su ubicación, su extensión y las normas bolivianas que podrían regir en ese enclave para las empresas y trabajadores bolivianos en industria, servicios, comercio y turismo”. Lo que hoy se llama supremacía territorial.

El año 2010, el senador PS Jaime Gazmuri escribía: “Ciento treinta años después (de la guerra), la cuestión de resolver la demanda boliviana de una salida soberana al Pacífico está en el centro de la agenda bilateral y, como siempre, vinculada a las mutuas relaciones con el Perú. La reciente proposición del senador UDI Longueira de someter a plebiscito una eventual solución añade nuevas voces a quienes pensamos que ha llegado el tiempo histórico de resolver esta cuestión”, “durante más de un siglo, la posición chilena ha tenido dos elementos comunes. El primero ha sido su negativa a ceder soberanía en el antiguo litoral boliviano, adquirido por Chile en el Tratado de Paz de 1904, con el argumento de que no es posible romper la continuidad territorial. El segundo ha sido la disposición a ceder soberanía de territorios al sur de la línea de la Concordia y al norte de Arica: un corredor boliviano desde la frontera”. “Las recientes declaraciones del canciller de ese país de que el Perú no será un obstáculo para el tema abren esa posibilidad. En las negociaciones anteriores han estado sobre la mesa un conjunto de otras materias, muchas de las cuales seguramente volverán a discutirse: eventuales compensaciones, cesión de enclaves sin soberanía”.

El año 2012 las relaciones bilaterales con Bolivia ya se encontraban deterioradas, particularmente por la insistente presión por la demanda marítima de ese país que fuera incluida en su Constitución del año 2008 que contiene una disposición transitoria, que da plazo hasta el 06 de Diciembre del 2013 para denunciar y renegociar el Tratado de Paz y amistad del año 1904. El clavo en el ataúd fue la decisión boliviana de recurrir a la Corte Internacional de Justicia, el 23 de marzo del 2012.

¿Por qué Morales tomó ese camino?. Porque era el pegamento imprescindible para mantener a su nación unida tras su mandato renovable sin término. Además, si a Perú le había funcionado, ¿por qué a ellos no?

El Canciller David Choquehuaca, algo mas educado, pero sobre todo mucho mas sagaz que Evo, percibía que el camino era erróneo y el mismo día que anunciaba la decisión de su gobierno de recurrir a la Corte Internacional de Justicia dejaba la caída para reanudar las conversaciones con Chile. Una petición absurda.

Nuestro gobierno, por boca de su ministro de RREE insistió en su posición:

«Chile no tiene una deuda con Bolivia». No obstante, existe la disposición a «darle facilidades a Bolivia de otra naturaleza». “Aquí lo que hay es una discusión y un planteamiento en Bolivia que pone como una exigencia una salida soberana al mar, cosa que Chile no está en condiciones de hacer. Esa solución hoy no es posible», sostuvo.

La conciencia de estar destruyendo lo avanzado en tantos años era claramente perceptible para algunos bolivianos: la columna de Ramiro Prudencio Lizón aparecido en el periódico La Razón el 6 de Junio de 2012 así lo confirma:

“La actual política intransigente del gobierno del presidente Piñera respecto al tema marítimo ha agudizado la creencia generalizada en Bolivia de que Chile tiene como política básica el rechazo a todo entendimiento sobre la materia. Pero, felizmente, la realidad es diferente. Al contrario de lo que piensan muchos bolivianos, la política tradicional chilena, salvo cuando las relaciones están muy frías como ahora, ha sido buscar una solución al problema marítimo boliviano.

En el transcurso del siglo XX, y luego de haberse suscrito el Tratado de Paz de 1904, hubo diversas negociaciones entre los dos países sobre el tema. Basta recordar lo sucedido en los últimos años, desde la ruptura de relaciones diplomáticas de 1962, a raíz del conflicto del río Lauca, cuando Chile decidió nunca más tratar el asunto marítimo. Pero poco tiempo después, el gobierno del presidente Eduardo Frei reanudó conversaciones reservadas sobre la cuestión marítima.  Estas continuaron con el gobierno de Salvador Allende, oportunidad en la que se concibió una posible solución con base en la entrega de un corredor al norte de Arica, tal como se había estudiado en 1950.

A la caída de Allende, el régimen militar que tomó el poder, encabezado por el general Augusto Pinochet, buscó un arreglo directo con Bolivia. De este modo, se llegó a la negociación iniciada en Charaña, que fue la más importante del siglo XX. En esa oportunidad, Chile ofreció ceder un corredor al norte de Arica, con continuidad territorial desde Bolivia hasta el mar. Como compensación exigió un canje de territorios. Lo increíble es que en Bolivia surgió una oposición irracional al trueque de territorios, al extremo de que el general Banzer se sintiera obligado a suspender relaciones diplomáticas con Chile y dar fin con ello a tan trascendental negociación.

Pese a esta abrupta ruptura de relaciones, Chile aceptó ingresar a una nueva negociación, la del  “Enfoque fresco”, la cual se concretó en la reunión de cancilleres de Montevideo, de 1987.  Pero declaraciones anteladas de nuestro gobierno de que Bolivia nunca aceptaría el canje de territorios frustró este nuevo emprendimiento.

Cuando surgieron en Chile los gobiernos democráticos, ya no hubo negociaciones formales sobre la materia. El temor a la compensación territorial paralizó la obra de los gobiernos nacionales hasta la llegada del nuevo siglo. Al despuntar éste, se suscribió la Declaración de Algarve, Portugal, donde se estipulaba que los dos gobiernos tratarían todos los temas de la agenda bilateral sin ninguna exclusión.  

Posteriormente, el presidente Ricardo Lagos manifestó al mandatario Carlos Mesa su intención de ceder a Bolivia el corredor al norte de Arica. Pero, lamentablemente, pronto provino una desinteligencia entre dichos jefes de Estado en la Cumbre de Monterrey, que frustró ese ofrecimiento. Por último, apenas el mandatario Morales asumió al poder (invitó al) presidente Lagos viniese a Bolivia para tratar el asunto del gas y, naturalmente, el marítimo. Aquí Lagos le informó sobre su disposición de ceder el corredor en forma soberana y, además, de adquirir nuestro gas a un precio doble del que pagaban Brasil y Argentina.

Pero poco después, absurdamente, el Gobierno volvió a suscribir un acuerdo de venta de gas a Argentina con la cláusula de la “molécula de gas”. Es decir que Argentina se comprometiera a no vender gas boliviano a Chile. Desde ese momento, el gobierno de Bachelet reculó en lo referente al mar, lo mismo que su sucesor, el presidente Piñera, quienes mencionaron que sólo concederían una zona sin soberanía”.

Recientemente se han completado las presentaciones para la vista de la objeción de competencia de la CIJ, presentada por Chile. El esfuerzo actual de Morales y su grupo es tratar de alargar el pleito todo lo que sea posible, mantener viva la controversia para poder usarla en sus maniobras políticas para agarrarse del poder a cualquier costo, aun sabiendo que con cada acto hostil y provocador hacia Chile, Bolivia aleja mas y mas la posibilidad de obtener un mejor trato.

Siempre en clave críptica, el ex presidente y agente de Bolivia en La Haya asegura: «No estamos  demandando el Tratado de 1904, ni estamos intentando  anularlo, evadirlo o modificarlo, voy a reiterar lo que Bolivia plantea ante esta Corte: es que  a la luz de una serie de  promesas,  actos unilaterales  o bilaterales, Chile sostuvo  y admitió encontrar una salida efectiva para el enclaustramiento de Bolivia”.

Promesas no hubo, ofertas de negociar, si, con y sin soberanía y con y sin compensaciones. No se negoció por decisión boliviana. ¿Qué significa salida al enclaustramiento boliviano?, nadie lo sabe y ninguna autoridad boliviana se atrevería a decirlo, por la simple razón de que no hay consenso boliviano al respecto.

Pero el Vicepresidente Álvaro García Linera nos da alguna luces:

“Los bolivianos «vamos a tener mar”, pero uno de los cinco requisitos para conseguir ese objetivo es que el «presidente Evo (Morales) siempre nos acompañe, siempre nos conduzca”. “Con la demanda interpuesta contra Chile, Bolivia busca que el alto tribunal obligue al vecino país, mediante una resolución, a negociar de buena fe con el Estado boliviano una salida marítima con soberanía.
No existen  fechas establecidas para el desarrollo de este contencioso, pero si la CIJ se declara competente y conoce la demanda, puede dictar una resolución después de al menos cinco años”.

Las claves:

  • Que Evo nos conduzca siempre: Reelección eterna. Chavista
  • Una salida marítima con soberanía: Es decir con cambios en el tratado de 1904.
  • Este proceso va a durar mas de cinco años:  Morales debe permanecer el mando por un lapso mayor que eso.

Para no perder su incoherencia habitual, el gobierno boliviano, en La Haya, por boca de su abogado estrella, el iraní Payam Akhnavan declara que “a Bolivia le puede servir tanto un corredor, como un enclave o incluso una zona especial”, sea lo que sea que “una zona especial” signifique”.

  1. Hemos completado el círculo y Bolivia aparece pidiendo lo que se les ofreció y rechazaron. Todo un perfil siquiátrico de Evo.
  2. El tema está claro. El asunto con Chile es directamente funcional a la necesidad de asegurar la prolongación del gobierno de Morales. A mayor abundamiento, la prensa boliviano consigna una declaración suya: Evo quiere que el proceso de cambio dure “como en China”: “Si nos unimos de verdad, nuestro proceso puede ser como en China, gobernar para toda la vida, pero sirviendo al pueblo boliviano”, afirmó Morales.

Para un caudillo bárbaro como Morales, ignorante de la historia, centrado en su pobre humanidad, todo comienza y termina con el mismo.

Todo el capital de buena voluntad que se había acumulado en Chile fue dilapidado en medio de insultos, provocaciones y comentarios estúpidos. No queda nada. Actualmente la inmensa mayoría de los chilenos es partidario de no conceder nada a Bolivia, ni hoy ni nunca.

En mucho tiempo ningún Presidente se arriesgará a acercarse a Bolivia para tratar este tema. Peor aun, los cambios habidos en la sociedad chilena hacen que sea muy probable que nunca mas ningún presidente de Chile pueda alterar el estatus quo territorial de la República sin la autorización directa del pueblo, con un plebiscito. Los chilenos ya no conceden carta blanca a nadie para que proceda según su parecer o su ideología frente a algo que pertenece a toda la nación y que fue ganada con su sangre.

De la misma manera, las reiteradas marchas y contramarchas bolivianas, las eternas pillerías, vueltas y revueltas, mentiras y distorsiones ofensivas en su puerilidad, han liquidado toda su credibilidad. Bolivia tendrá que hacer un plebiscito que asegure a los chilenos que su gobierno realmente representa la voluntad de su nación.

Y eso, lo sabemos, es imposible: en Bolivia no hay dos personas que quieran lo mismo respecto a las relaciones con Chile.

Bolivia ¿a quién beneficia el acceso “soberano” al mar?

El sentido común sugiere que para entender lo que una persona o grupo quiere, debemos comenzar por entender las palabras con que lo definen. Bolivia aspira a obtener “un acceso soberano al mar”.

La palabra “acceso” tiene un significado relativo a “acercarse o llegar a algo”; es “tener entrada o paso a algún lugar o persona”; y “soberano”, que ejerce o posee la autoridad suprema e independiente.

Actualmente y como ha quedado demostrado hasta la saciedad, Bolivia tiene acceso al mar y lo tiene en condiciones excepcionalmente amplias y convenientes, como beneficio obtenido en el Tratado de Paz y Amistad con Chile, de 1904. Puede acercarse, llegar y entrar al mar. Tiene acceso.

Lo que busca entonces es soberanía sobre un espacio terrestre para transitar por territorio chileno y un tramo en la costa de Chile apto para construir un puerto bajo su control.

Tener un “corredor de territorio soberano” y un “espacio costero” no significa obtener una ganancia económica ni de eficiencia del transporte de carga y pasajeros, muy probablemente la calidad de los servicios decaiga durante un lapso significativo, antes de igualar a lo que tienen hoy, si es que ello llegara a suceder.

¿A quién beneficia el acceso ”soberano”?.

Los comerciantes y exportadores bolivianos privilegian un “acceso eficiente” -acercarse, llegar y entrar al mar con rapidez, seguridad y a bajo costo-, que ya lo tiene y que muy probablemente no mejorará en manos del gobierno boliviano. Los emigrantes ya circulan por miles entrando y saliendo de Chile sin necesidad de que el acceso sea “soberano”. Los pequeños comerciantes llevan y traen su contrabando hormiga. Los turistas van y viene a su antojo.

El periódico El Día, de Santa Cruz – Bolivia- del martes 5 de mayo, bajo el título de ¿A quién beneficia el mar?, señala: “Hay un juego de política y otro mayor de intereses económico. Morales & Cía. tiene mucho que ganar. El mundo sobrio olvida reclamos territoriales, tal vez justos, en aras de una coyuntura nueva, diferente, globalizada, donde los nacionalismos vienen a ser un énfasis retrógrado. No imaginamos a México pidiendo a Texas”.

“Pareciera que no se pide mucho, un pasadizo soberano para en su extremo, en la costa, levantar barracones y muelles cuyo único destino será, siendo realistas, el de trampolín para el tráfico de cocaína. Ya se intentó en oriente con la vergüenza del Tipnis (carretera que  cruza un parque nacional). Allí se olvidó a la Pachamama, se le quitó la identidad de ser vivo a la Madre Tierra porque los insignes cocaleros deseaban (y lo están haciendo) expandirse para fortificar su imperio. Bien se denominó a ese proyecto “la rodovía de la cocaína”. Lula y otros en Brasil y los conocidos de siempre en este lado apostaban al fantástico negocio con una retórica de progreso y bienestar”. Los traficantes “de solo imaginar un pase libre hasta el Pacífico sin trabas ni control, se marean”. “Nuestro producto estrella de exportación es la droga. No mientan los jerarcas, se necesita el mar para exportar”. “No me importa lo de Chile, allá ellos y su propia perspectiva. Muy pocos (bolivianos) se beneficiarán si un día las olas golpean un territorio llamado “nuestro”. Este es un baile de poderosos y los de abajo no danzan en este ruedo”.

En Chile hay quienes creen que es una aspiración del pueblo boliviano, otros piensan es una necesidad sicológica para tratar de superar su limitaciones históricas, otros que es una herramienta para jugar en la política interna. Para otros –los mas activos en mostrar su apoyo a las maniobras bolivianas- es una parte de su concepción ideológica latinoamericanista, que privilegia los intereses colectivos de una imaginaria comunidad latinoamericana y pospone los intereses nacionales que considera estrechos y clasistas. Al igualar la lucha de clases con la lucha de los países mas pobres contra los mas ricos, toman posición con los primeros en desmedro de los intereses nacionales.

Han terminado los alegatos de esta parte del pleito. Morales hoy nos ha notificado que “su país tiene otros planes «mucho más interesantes» en caso de que no le fuera bien con la demanda que interpuso contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya”. «Si en esta primera demanda no (nos) fuera bien, ni se imaginan ustedes que tenemos planes mucho más interesantes que esta primera etapa de batalla legal en la comunidad internacional», Agregó que los nueve años que lleva en el Gobierno le han permitido «aprender y entender no solamente los procedimientos internacionales, sino también cómo hacer planes para que Bolivia vuelva al Pacífico con soberanía». http://www.emol.com/noticias/nacional/2015/05/09/716234/morales-dice-que-bolivia-tiene-otros-planes-si-no-le-va-bien-ante-la-cij.html. Anteriormente ya nos había amenazado con agitar el asunto del río Silala y del Río Lauca y tal vez llevarlos también a la Corte Internacional de Justicia.

Es evidente que las interferencias bolivianas no terminarán con este pleito. Asi las cosas, tendríamos que ser estúpidos para no darnos por enterados y ponernos en acción desde ahora. Lo primero, es tomar nota que hay mucha personas y grupos en Bolivia que son mas sensatos que Morales y sus coqueros. Es tarea nuestra contactarlos, apoyarlos y transformarlos en interlocución válidos y privilegiados. Lo segundo, es que hay que tomar acción para evitar que Morales siga usando la CIJ para sus maniobras y jugarretas y eso comienza con el Pacto de Bogotá. Lo tercero, es que Morales y su gobierno deben sufrir las consecuencias de los insultos y agresiones a Chile, tenemos como y con qué hacerlo, en varios ámbitos, comenzando por una agudización del combate al tráfico de drogas por vía marítima y la identificación pública de los líderes de las redes que las dirigen desde Bolivia.

No es razonables quedar a la espera de que nos demanden o que armen una encerrona contra nuestro país para entonces empezar a preparar una “defensa jurídica” que nos tendrá, otra vez, ocupados perdiendo el tiempo con este individuo y su lote.

Pareciera muy poco inteligente volver a negociar con el actual gobierno boliviano. Solo es fortalecerlo para que nos agreda mas.

Sería toda una experiencia ver a nuestro país tomando la iniciativa y no limitándose a reaccionar cuando ya estamos bajo ataque.

Por último, nuestro gobierno, con estas y anteriores experiencias, debería revisar su posicionamiento ideológico latinoamericanista, pasando por su incomprensible entusiasmo por Unasur y terminando con Tellier y el Partido Comunista gritando en apoyo a los enemigos de Chile y solidarizando con ellos pública y encubiertamente.

El manoseo franco – boliviano y algunas reminiscencias coloniales locales

El 30 de octubre del este año, el Director Jurídico de la Cancillería de Francia, François Alabrune, se expidió con soltura respecto a nuestro pleito con Bolivia, y lo hizo en forma negativa para nuestros intereses nacionales.

Ese día el eslovaco Peter Tomka, en ese entonces presidente de la Corte Internacional de Justicia, hizo su cuenta anual informado a la Asamblea General del funcionamiento del tribunal.

La presentación en si misma no es mas que un ritual burocrático que no suscita mayor interés, pero en este caso, con posterioridad a la presentación de Tomka, Alabrune en representación del gobierno de Francia, hizo los comentarios que le parecieron pertinentes a su Cancillería:

“Entre los casos que hay en la Corte actualmente se incluyen cuatro casos sobre la obligación de negociar, como el de Bolivia y Chile referido a un acceso al Océano Pacífico. La obligación de negociar ha sido una de las piedras angulares del derecho internacional».

La intervención no fue aclarada por el gobierno francés, pero según los conocedores del tema, este tipo de afirmaciones se hacen en acuerdo con los actores involucrados, en este caso, con Tomka y mas importante, con quien se aprestaba a sucederlo a la cabeza del tribunal, el francés Ronny Abraham. La coincidencia sorprendente es que el juez ad hoc escogido por Bolivia, el secretario general de la Academia de Derecho Internacional de La Haya, Yves Daudet, es de la misma nacionalidad: francés.

No es ser mal pensado imaginar que esta intervención -y el posterior silencio aclaratorio- son una demostración política del gobierno de Francia. El hecho de haberse referido con nombre al caso de nuestro país con Bolivia confirma el contenido político del mensaje. Alabrune es un abogado, pero como funcionario de la Cancillería de su país es un funcionario político que cumple las directivas de su gobierno. Tal como es su momento lo hizo Felipe Bulnes, durante su olvidable desempeño como Ministro de Justicia y de Educación.

Mas allá de lo efectiva o real que pueda ser esta toma de partido del gobierno de Francia, el referirse a la disputa señalando que “la obligación de negociar ha sido una de las piedras angulares del Derecho Internacional”, constituye munición para la propaganda boliviana y un daño para nuestro país y eso no pudo pasar desapercibido para ese gobierno.

Las relaciones internacionales son relaciones de poder, es decir se manejan según parámetros políticos. El derecho internacional es sin duda un factor morigerador o si se quiere un arma mas dentro del arsenal que constituye el poder nacional de los actores en disputa, pero ello no obsta a la naturaleza política de las relaciones entre países, aunque nuestros expertos insistan en mantenerse asidos al salvavidas de plomo jurídico como único y decisivo argumento.

Sin duda el gobierno de Francia tiene sus propias razones para actuar así, y no somos nosotros quienes deban cuestionar sus intereses y políticas, pero si es asunto nuestro ser realistas en nuestros análisis, políticas y acciones.

El comportamiento de Francia, un país en declive, que infla su auto estima con planteamientos imperiales, es posible solo porque nosotros se lo permitimos y el que un caudillo bárbaro como Evo Morales puede lanzarnos insultos y maldiciones desde la punta de su cerro, es posible solo porque para él no tiene consecuencias.

Esta situación trae a colación la desafortunada interpretación de Felipe Bulnes, representante de Chile en este pleito, respecto a la naturaleza del conflicto creado por Bolivia, cuando a comienzos de este año, en una entrevista en un diario nacional manifestó su molestia por las, a su juicio, impropias intervenciones de actores políticos nacionales –pauteo las denominó -y puso a los chilenos “en su lugar”, -entre el segundo patio y el corral de las vacas- respecto a una materia que a su juicio debía ser algo de su sola y personal incumbencia y control: la preparación de la postura chilena para enfrentar este pleito.

Para pertenecer a la fronda chilena bastan conexiones familiares, el aprendizaje de algunos modales arcaicos y amanerados y algunas destrezas útiles para administrar el poder de su grupo social. Todo ello insuficiente para manejar nuestro destino o pretender la exclusividad en algún tipo de representación nacional.

Según Bulnes, “la situación preocupa al gobierno y a los expertos a cargo del caso -¿el mismo?-, pues podría exponer la estrategia jurídica chilena” … “Estoy completamente en desacuerdo y profundamente preocupado por el clima político que se ha ido instalando en el caso frente a Bolivia. Creo que no tiene precedentes y me parece que no estamos tomando conciencia de la irracionalidad con que se está imponiendo el debate. Lo digo, porque me parece completamente inapropiado que actores políticos relevantes de este país, rompiendo un precedente que ha sido la unidad y la responsabilidad con que se enfrenta un caso de esta naturaleza, busquen pautear la forma en que Chile debe defenderse ante la Corte Internacional de Justicia. Me parece incomprensible que pretendan fijar una posición respecto de lo que se debe hacer, pero aún más incomprensible me resulta que no reparen en que ello promueve una discusión pública sobre la estrategia judicial que debe adoptar Chile, cuando eso es contrario a las normas más básica de prudencia”.

De nuevo, Bulnes cree que está ante un problema judicial y de competencia solo de cierta auto designada elite e ignora que lo que pasa en Chile y con Chile es materia de todos los chilenos.

Hasta donde se sabe, Bulnes es conocedor del derecho comercial, pero no tiene trayectoria en política exterior ni en derecho internacional, por lo que resulta insólita su pretensión de mantener a los actores políticos fuera del tema. ¿Es que los representantes del pueblo chileno no tienen derecho –o la obligación- de dar su opinión, que puede o no ser acogida por el gobierno, pero que al ser planteada ayuda a una mejor comprensión de lo que los dueños de Chile, los chilenos de a pie, quieren?.

Se comporta como un representante típico de quienes se creen dueños de Chile aunque sean recién llegados a un tema y demuestren una clara falta de comprensión del Chile y del mundo de hoy. Firmar un cheque en blanco para que un representante de la fronda nacional “tome las mejores decisiones para Chile” es una exigencia que refleja la soberbia obsoleta, agraria y decimonónica sobre la que se encarama Bulnes para tratar de hacerse ver.

El comportamiento de Morales de Bolivia y del representante del Gobierno de Francia muestran que en el sistema internacional la competencia es sin guantes y de políticos que representan los intereses de los verdaderos dueños del país. Las opiniones de los ciudadanos cuentan, son ellos los que a la hora de las crisis ponen su vida y dinero para proteger la dignidad del país.

¿Qué hizo Bulnes por Chile en 1973 y en 1978?.

Nueva Estrategia Boliviana; y Chile?, lo mas bien, gracias!.

La súbita aparición en Chile del vice Canciller boliviano, Juan Carlos Alurralde con una insólita petición para que altas autoridades chilenas recibieran a Carlos Mesa, ex presidente y vocero de la demanda boliviana contra Chile para discutir una propuesta respecto a la majadera petición de su país de un acceso soberano al Pacífico por territorio nacional, dejó a todos perplejos. Pero la propuesta en si era aun mas increíble: El gobierno de Evo Morales ofrecería levantar su demanda contra Chile en la Corte Internacional de Justicia si se les concedía lo que querían: un acceso soberano al Pacífico por territorio chileno. Era la inconsistencia intelectual y la carencia de lógica llevada a su mas alta expresión.

Pero los bolivianos y en especial el gobierno de Morales y los miembros de su equipo no tienen límites en su creatividad y son capaces de superarse a si mismos. Carlos Mesa ha informado –por la prensa- al gobierno de Chile que concurrirá durante el mes de Marzo a nuestro país, no para reunirse con sus autoridades, sino para encontrarse con diversos movimientos de izquierda que mantienen estrecha relación política y pecuniaria con el gobierno boliviano, entre los cuales la Izquierda Ciudadana, miembro de la Nueva Mayoría y, de alguna manera oblicua, con el Partido Comunista de Chile, siempre en la línea sostenida en la demostración que organizara en el Court Central del Estado Nacional el año 2006 en que el grito de la extrema izquierda fue “¡Mar para Bolivia!”.

Esta forma de hacer relaciones internacionales es la llamada “diplomacia de los pueblos” en que los actores dejan de ser los gobiernos elegidos y la representación nacional es asumida de hecho por organizaciones sociales auto designadas, de escasa relevancia y gran activismo.
Esta situación permite apreciar algunas situaciones interesantes: primero, ¿cómo es que un ex – Presidente boliviano puede venir a inmiscuirse en la política interna en Chile?, hasta hace poco esto no era usual, no era tolerado; aunque hay que reconocer que desde hace algunos años, la izquierda chavista y comunista de la región viene haciendo caso omiso de estas convenciones burguesas contra los gobiernos que no son de izquierda. Esta diplomacia no vale para los gobiernos bolivarianos ya que como es sabido, en la reciente concurrencia de tres ex – presidentes democráticos latinoamericanos al seminario «Poder ciudadano y la democracia de hoy», organizado por un sector de la oposición venezolana – concurrencia que Maduro calificó de “política y conspirativa”- cuando intentaron visitar a los presos políticos en Venezuela fueron grosera y violentamente impedidos. Segundo, si los bolivianos pueden hacer “diplomacia de los pueblos” promoviendo, financiando y apoyando abiertamente a movimientos en Chile que favorecen sus intereses nacionales, -incluso actuando desde el Consulado boliviano-, ¿por qué nuestro gobierno no apoya a los bolivianos que quieren normalizar las relaciones de su país con Chile y no se interesan en continuar el conflicto levantado por Morales?. En Bolivia hay muchas personas y grupos interesados en el comercio y las inversiones chilenas. La reciprocidad es un valor muy apreciado en las Cancillerías.

Pero, ¿de dónde salió este cambio de estrategia?
Desde hace algunos meses el gobierno de Morales comenzó a mostrar mayor moderación frente a su archienemigo, los EEUU, y a tratarlo con respeto y deferencia. Incluso habló de traer de vuelta a la DEA. Simultáneamente presenciaba como los gobierno bolivarianos amigos iban, uno a uno, entrando en la picada final rumbo al desastre. La Argentina K no puede caer mas bajo, sumándose a la crisis económica provocada por ellos mismos ya es imposible ocultar el maridaje entre el gobierno y las mafias criminales que operan con el disfraz de operaciones de inteligencia. La trama es tan turbia que es imposible intentar un análisis, lo que si es seguro, es que la posibilidades de que exista un gobierno sucesor de la pareja Kirchner se debilita. Correa de Ecuador, desde el ostentoso edificio que construyó en Quito para albergar a Unasur, -que luce en su frente una estatua de Néstor enviada por la viuda-, trata de zafarse de tener que dar cuenta de sus tropelías contra los DDHH de sus nacionales en general y contra la prensa en particular. Lo acompaña una creciente crisis económica que nadie sabe como va a sortear. Por su parte Dilma Rousseff y su PT en Brasil enfrentan problemas graves con la crisis de Petrobras, por un lado está el problema económico, ya que el petróleo era su esperanza para disponer de recursos ilimitados para continuar con sus políticas populistas y por otro, el problema político, ya que esa corruptela se desparrama en todas las direcciones y mas temprano que tarde puede estallarle en la cara; no está para las jugarretas de Evo. Peor aun es el caso del inefable Maduro de Venezuela, ahora enfrentando una “conspiración mundial en la forma de una agresión sicológica”, mientras los venezolanos se ahogan en la inflación, la escases y la corrupción político – militar. De ellos Morales no puede esperar nada.

Su anterior estrategia se basaba en buena parte en la presión que los bolivarianos podían ejercer contra Chile presentándolo ante el mundo como un país agresor e intratable. Hoy día ya nadie quiere ser visto ni relacionado con los bolivarianos, salvo el gobierno de Chile que ha optado por continuar con una política de silencio y eufemismos frente a Maduro.

El final se aproxima inexorablemente. Guatemala a través de su presidente Otto Pérez Molina abandonó la máquina bolivariana de control sobre los países caribeños y centroamericanos montada por Chávez para manejarlos a través de la provisión de petróleo subsidiado vía Petrocaribe y solicitará a Bachelet, durante la visita a ese país, su apoyo para ingresar a la Alianza del Pacífico. El barco se hunde.
Morales es inestable y pintoresco, pero no estúpido, y dispone de una fuerte dotación sucedáneos de inteligencia: malicia y pillería: sabe que es hora de atacar por otro lado. De aquí viene la provocación de Mesa y el sorprendente acuerdo entre él y Bachelet en Costa Rica en que según el canciller chileno Heraldo Muñoz “Chile continuará defendiendo con todos sus argumentos jurídicos, de diplomacia pública y privada en la Haya, lo cual no significa, sin embargo, que los otros puntos de la agenda de 13 puntos no puedan dialogarse”, que fue traducida al boliviano primero por el canciller Choquehuanca quien dijo que “la agenda entre los Mandatarios fue “sin exclusiones” incluyendo el tema marítimo” y luego por Morales que señaló que con Bachelet “acordaron impulsar una agenda bilateral “general y completa” incluida la aspiración marítima radicada actualmente en La Haya.
En forma casi simultánea tenemos: la pintoresca incursión de Alurralde; la oferta de una absurda negociación directa; la provocación de Mesa y la reanudación de la agenda bilateral que según nuestras autoridades sería de solo 12 puntos y según los altiplánicos, seguiría siendo de 13. Sin embargo, lo mas grave es que según señala Morales, “Chile nos propondrá como sería una bilateral con una agenda completa, y quedamos en eso. Vamos a esperar una respuesta, pero hay mucha voluntad de empezar las relaciones bilaterales” … “la hermana Presidenta me decía “somos dos países vecinos, al margen de que hay un tema pendiente – es un tema pendiente el tema del mar- pero no podemos estar así; hay que avanzar de manera conjunta todos los temas que tiene que ver entre Bolivia y Chile”. Aparte de la penosa sintaxis, queda claro que la Estrategia de Morales ha cambiado pero el Objetivo permanece inalterable y lo peor, que es Chile quien se acerca a pedir que lo reciban, a ofrecer una agenda y a reconocer que “el tema del mar” está pendiente.
Cabe preguntarse: si los aliados regionales de Bolivia están en picada; si la economía boliviana está amenazada por la baja del precio del petróleo y los recursos para sus políticas sociales se reducirán; si los comerciantes de La Paz y Santa Cruz están crujiendo por la pérdida de negocios con Chile, ¿por qué somos nosotros los que nos acercamos a pedir amistad?; ¿por qué no exigir normalizar las relaciones diplomáticas entre ambos gobiernos antes de comenzar a hablar?; ¿por qué no les aplicamos el tratamiento de “diplomacia de los pueblos y actuamos en su política interna?.
Y lo peor, ¿por qué es Chile quien debe proponer la agenda?.
Ya deberíamos haber aprendido que cada oferta nuestra es un nuevo ladrillo en la construcción de sus pretendidos “derechos expectaticios”. Parece raro que sea Chile quien deba ir ante Bolivia con nuevas ofertas de agenda y propuestas de cualquier orden. Si el gobierno boliviano quiere algo, que lo diga y se le conteste si Chile está o no dispuesto a considerar sus peticiones.
Sun Tsu y Mao; Clausewitz y Lenin; Liddle Hart y Giap concuerdan en que cuando el enemigo retrocede, es momento de avanzar.
Tenemos un Canciller que concita apoyo, respeto y cuya capacidad profesional es incuestionable, pero a estas alturas de la confusión manipulada por Morales se hace necesaria una orientación pública por parte de la Presidente de la República para que los actores nacionales sepan como apoyar con eficiencia la estrategia nacional. Mal que mal, según la Constitución la dirección de la política exterior es responsabilidad del Presidente de la República.

Que proponga Morales

 

Las negociaciones que condujeron al Tratado de Paz y Amistad del 20 de Octubre 1904, entre Chile y Bolivia fueron acompañadas por una dura pugna interna en Bolivia, tan profunda, que aun no la superan. En su artículo 2° el tratado señala: “por el presente tratado, quedan reconocidos del dominio absoluto y perpetuo de Chile los territorios ocupados por éste en virtud del artículo 2 del Pacto de Tregua” de 1884 que puso fin a la guerra entre ambos países y entrega al control de Chile “los territorios comprendidos desde el paralelo 23° hasta la desembocadura del Río Loa”.

Chile por su parte se obligó – y cumplió – con la construcción de un ferrocarril de Arica a El Alto de la Paz, (4.063.561 libras esterlinas); los intereses de un préstamo contraído por Bolivia para la construcción de 6 líneas ferroviarias para unir diferentes partes del país (500.000 libras esterlinas); un pago al contado de 300.000 libras esterlinas; se hizo cargo de las reclamaciones reconocidas por el Gobierno de la Paz correspondientes a indemnizaciones privadas u obligaciones que afectaran a personas o empresas existentes en el litoral antes de la guerra; reconoció el más amplio libre tránsito por territorio y puertos chilenos pudiendo Bolivia instalar agencias de aduanas en los puertos que deseara y desde luego en Arica y Antofagasta. En total implicó un gasto de 7.000.000 de libras esterlinas de la época, que transformadas a dinero actual corresponde a aproximadamente US$ 300.000.000 monto que pesaron fuertemente en el presupuesto nacional por muchos años. Al decir de Oscar Espinosa Moraga, de la lectura del documento “parece desprenderse que Chile hubiera sido el vencido y no Bolivia”.

Esta aceptación duró solo 18 años. En 1918 Bolivia desconoció lo firmado e intentó llevar una reclamación marítima a la Liga de las Naciones, donde, previo informe en derecho, efectuado por tres juristas, es considerada inadmisible y rechazada.

1937: Como continuaran las peticiones bolivianas, en 1937, en el contexto de la Guerra del Chaco, se firma una Convención de Tránsito que reglamenta la cláusula pertinente del Tratado de 1904, con una generosidad sin precedentes: “Chile reconoce y garantiza el más amplio y libre tránsito a través de su territorio y puertos mayores, para las personas y cargas que crucen su territorio de o hacia Bolivia” … “El libre tránsito comprende toda clase de cargas y en todo tiempo, sin excepción alguna”.

1950: En 1950 se llega a una fórmula de colaboración entre Chile, Perú y Bolivia para el aprovechamiento de las aguas del Lago Titicaca, con la ayuda financiera de los EE.UU.. Tratándose de una obra de tal magnitud, en Chile se considera la posibilidad de conceder a Bolivia una salida al mar. El proyecto aborta debido a la oposición popular boliviana de incluir el uso del agua del Lago.

1962: El incremento, en 1962, del uso de las aguas del Río Lauca iniciado en 1939, lleva a una crisis en las relaciones entre ambos países que desata una violenta reacción en Bolivia, exacerbada por la creciente impopularidad del gobierno del Presidente Paz Estensoro. Se inicia con ataques verbales y concluye con la ruptura de relaciones diplomáticas. Durante esta crisis, Bolivia conecta el tema del aprovechamiento del agua del Río Lauca con la satisfacción de su “problema portuario” y lo extrapola llevándolo a considerarla la causa de su pobreza y atraso general. La campaña antichilena resulta irresistible y Paz Estensoro cae en noviembre de 1964.

1975:El 8 de febrero de 1975 se suscribió la llamada Acta de Charaña entre los presidentes de Chile, General Augusto Pinochet y de Bolivia, General Hugo Banzer. Este acto, que fue una iniciativa chilena, dio comienzo a negociaciones tendientes dar a Bolivia una salida soberana al Océano Pacífico. Como se señaló, las relaciones entre Chile y Bolivia estaban rotas desde 1962, por lo que uno de los primeros puntos del Acta de Charaña era restablecerlas, para iniciar la búsqueda de “fórmulas de solución a los asuntos vitales que ambos países confrontan, como lo relativo a la mediterraneidad que afecta a Bolivia, dentro de las recíprocas conveniencias y atendiendo a las aspiraciones de los pueblos boliviano y chileno”.

La Embajada Boliviana en Santiago, el 26 de agosto, entregó una Ayuda Memoria con “los criterios concretos que a su juicio deberían servir para un acuerdo”.

  • Cesión a Bolivia de una costa marítima entre la Línea de la Concordia y el Límite del radio urbano de la ciudad de Arica y una faja territorial desde dicha costa hasta la frontera chileno – boliviana, incluyendo la transferencia del ferrocarril de Arica a La Paz.
  • Cesión a Bolivia de un territorio soberano de 50 Km. de extensión a lo largo de la costa y de 15 Km. de profundidad, en zonas apropiadas a determinarse, alternativamente, próximas a Iquique, Antofagasta o Pisagua. Esta “faja costera” estará conectada con el actual territorio boliviano “de acuerdo a características especiales”.

 

En Bolivia comenzó a gestarse un creciente rechazo a la “compensación territorial” considerada en el acuerdo, mediante el cual Chile recibiría una compensación por el espacio que cedía a ese país, rechazo que terminó impidiendo al Presidente Banzer la continuación de las negociaciones.

  1. Banzer. En esta oportunidad Bolivia propuso un corredor y alternativamente la opción de un enclave, entregando para ello tres opciones. El corredor soberano abarcaría desde una zona contigua a la periferia norte de la ciudad de Arica y el límite internacional Chile-Perú. Sin compensaciones territoriales, pero con algunas en recursos hídricos compartidos y algunos recursos menores. La alternativa era un enclave que podría ubicarse: uno en la región de Atacama y dos en la de Antofagasta. Muere Banzer.

2001. Desde el año 2001, ya en el gobierno de Quiroga, en Bolivia, comenzó a especularse con la posibilidad de exportar gas boliviano a través de un ducto que saldría por algún puerto chileno.   En diciembre de ese año, la compañía Sempra Energy y el Consorcio Pacific LNG, firmaron un memorandum de entendimiento mediante el cual se acordaba la venta del gas, en exclusividad, en los EE.UU.. Solo faltaba la autorización del gobierno boliviano respecto al puerto a emplear para construir las instalaciones para la licuefacción y embarque del combustible. En junio del 2002, se dio a conocer un estudio realizado por técnicos del Consorcio Pacific LNG, en que se señala que la mejor alternativa para la construcción del gasoducto era a través de Chile, tanto por condiciones de menor distancia como mejores condiciones hidrográficas y ventajas para la obtención de financiamiento internacional. Ante la indecisión del gobierno boliviano, Sempra Energy da un ultimátum al Presidente Sánchez de Lozada que está armando su gabinete y recibiendo el gobierno nacional. Éste da a conocer, en forma extraoficial, que optará por la salida del gas por un puerto chileno, aunque sin manifestarlo abiertamente. Esto enrarece aún más las condiciones políticas internas de Bolivia. El 12 de octubre del 2003 se inician las revueltas en el sector de El Alto, próximo a La Paz, en rechazo al negocio de exportación del gas; sentimiento antichilenos y reclamos de los plantadores de coca. Evo Morales, dirigente cocalero y portavoz de los reclamos de ese sector, toma el liderazgo de las protestas. Se producen enfrentamientos y muertes. El 13 de octubre, Carlos Mesa, vicepresidente del gobierno de Sánchez de Lozada, deserta del gobierno y se pasa a la oposición. El gobierno se desintegra. El 17 del mismo mes el presidente huye a EE.UU. y el Congreso designa a Meza en su reemplazo. Meza da señales de querer continuar con el negocio de la exportación del gas y las reacciones son violentas, poniendo en peligro la continuidad de su gobierno. Meza “traiciona” a Lagos y hace público que se ha hablado de corredor. Rabieta de Lagos. Meza echa pié atrás. Renuncia a la Presidencia.

2005. La elección de Evo Morales. Asume en condiciones precarias y de entrada declara su hostilidad hacia Chile. Se aproxima a las FFAA y resalta su nacionalismo. En 2006 inicia la agenda sin exclusiones con Bachelet, agenda para vél li8mitada al punto N° 6, salida al mar. Negocia un posible enclave. Termina el gobierno de Bachelet y Piñera sostiene conversaciones reservadas con Evo en las que le propone un corredor al norte de Arica. Le explica circunstanciadamente los números del acuerdo: costos de transporte ferroviario, marítimo, tiempos y costos de transferencia de carga y otros parámetros. Evo parece no entender nada, se siente humillado y se retira molesto, pocos días después anuncia su concurrencia a la Corte Internacional de Justicia, con una demanda contra Chile para que obligue a éste a negocia de buena fe, sobre una oferta concreta y en plazos breves.

¿Por qué tantos fracasos?. Me parece que la historia es clara: desde el comienzo en Bolivia se formaron del bandos, los “reivindicacionistas” que aspiran a ninguna otra cosa que a la devolución de la Región de Antofagasta, que rechazan toda compensación a Chile, sea territorial, comercial y de acceso a recursos naturales aun cuando sea en mejores condiciones que como lo hace con otros países, como sucedió con el gas. Su rechazo toma la forma de asonadas nacionalistas muy violentes y odiosas que en varios casos terminaron en el derrocamiento del gobierno. El otro grupo, los “practicistas”, creen que lo mas conveniente para Bolivia es un acceso directo y eficiente al puerto de Arica, lo que sería bueno para las importaciones y exportaciones y para la industria y el comercio en general.

Chile generalmente inicia las negociaciones con un gobierno “Practicista” y concluye con su ruptura por parte de un gobierno “Reivindicacionista”.

¿Por qué razón Evo Morales tendría éxito en una negociación con Chile siendo él un “reivindicacionista” convencido y practicante?. Tanto así que con ese argumento derrocó a Sánchez de Lozada y tuvo en las cuerda a Carlos Meza. ¿Por qué habría de comprometerse a fondo con una negociación si sabe que se encuentra en una situación ganar – ganar, sea que tenga éxito en sus pretensiones o que se retire indignado y entre improperios contra Chile?

El peor error que podría cometer Chile –otra vez- es ofrecer una alternativa de solución a Bolivia que seguramente solo servirá para apuntalar políticamente a Morales y darle más munición a sus “derechos expectaticios”.

Esta vez es Bolivia –Morales- quien debe diseñar una oferta, socializarla entre los bolivianos y asegurar que si es sometida a plebiscito, será aprobada y luego ofrecerla a Chile.

La historia también muestra que esa oferta será bien recibida por Chile si es que incluye compensaciones territoriales proporcionales; compromisos para un desarrollo económico conjunto, es decir comercio e inversiones; hacerse cargo de convencer a Perú de que no obstruya el acuerdo, si la propuesta lo hiciera necesario; compromisos formales –jurídicos y políticos- que con este arreglo no habrá nunca más nuevas peticiones y que este nuevo arreglo incorpora y se hace cargo de todos los compromisos de libre tránsito, acceso preferencial a territorio y puertos nacionales y toda otra servidumbre y facilidad concedida en el pasado concentrándolos en el nuevo acceso al mar que se le conceda.

Suena extraña la petición de “buena fe” que Morales hace a Chile, especialmente después de retirar las “reservas” a la compet5encia del Tribunal Penal Internacional días antes y solo para poder presentar la demanda contra Chile. Y en un tribunal creado para prevenir conflictos, no para crearlos donde no existen, y en circunstancias en que los tratados vigentes están siendo aplicados cabalmente durante el último siglo.

 

 

 

 

Bolivia, Chávez y el Mar

Los días 11 y 12 de noviembre del año 2004, siete años antes de la creación de la Alianza del Pacífico nacida en 12 de abril del 2011, el comandante Chávez se dirigió  a los“señores gobernadores, gobernadoras, alcaldes, alcaldesas, diputados, diputadas, dirigentes de nuestros partidos políticos, Alto Mando Militar, dirigentes sociales, ministros, ministras, señor vicepresidente y todos ustedes. Presidentes de empresas del Estado, dirigentes de distintos entes públicos de los más diversos”, para explayarse sobre “El nuevo mapa estratégico” en que se movía la Revolución Bolivariana.

El texto del Seminario fue editado por Marta Harnecker, su asesora marxista chilena, quien “suprimió repeticiones y datos de menor interés”, trabajo que sin duda todos agradecemos.

En una de sus intervenciones el Comandante  expuso la visión del mundo en que estimaba que se movía Venezuela. Respecto a América Latina señaló:

“En América Latina, vivimos un momento bastante interesante. En América Latina hay un gran forcejeo, es un forcejeo histórico de dos siglos por lo menos. Veamos el mapa de la América Latina y el Caribe. Vamos a mirar América del Sur. Se han venido definiendo dos ejes contrapuestos, Caracas, Brasilia, Buenos Aires. Ese es el eje sobre el cual corren vientos fuertes de cambio con mucha fuerza. El imperio va a tratar de debilitarlo siempre o de partirlo, incluso. Cuando nos dieron el golpe a nosotros antes de que ganara Lula, estaban tratando de evitar la conformación del eje, ya se preveía, pero no pudieron. Además ganó Tabaré Vásquez y el Frente Amplio en el Uruguay, lo cual fortalece el eje que pudiéramos llamar Orinoco-Amazonas-Río de la Plata. … Existe el otro eje, Bogotá-Quito-Lima-La Paz-Santiago de Chile, ese eje está dominado por el Pentágono, es el eje monrroísta y éste (muestra en el mapa) es el eje Bolívar, en referencia al eje Orinoco-Río de la Plata. Bolivia pudiera estarse convirtiéndose en una excepción y pudiera estarse acercando más a este eje. Sin embargo, aún es temprano para concluir en eso, así que Bolivia pudiéramos dejarla todavía allí. Claro que la estrategia nuestra debe ser quebrar ese eje y conformar la unidad Sudamericana y creo que no es un sueño, creo que nunca antes en América se había dado una situación como ésta”. 

Parece indiscutible que no fue Chile quien se alejó de Sudamérica sino parte de Sudamérica, -los bolivarianos Venezuela, Brasil y Argentina y los de Alba, receptores de los subsidios petroleros de Chávez-, los que excluyeron a Chile por razones ideológicas, varios años antes de la existencia de la Alianza del Pacífico y mucho antes del gobierno de Presidente Piñera. Una clara muestra del sectarismo ideológico fundacional del grupo es la mofa que Chávez hacía del Presidente Lagos, quien según Hugo “dice que es socialista” y de Evo que exige a Bachelet que de pruebas de su socialismo cediendo ante Bolivia.

Después del fallido golpe de estado del 11 de abril del 2002 que casi lo derriba, Chávez adquirió una sólida antipatía por Lagos y por Chile, a quien acusó de simpatía por los golpistas y a partir de entonces se trasformó en el vocero de la aspiración marítima boliviana. Con la simpatía de los gobiernos de izquierda de la región, mas el apoyo de Fidel Castro el insultador profesional de la izquierda latinoamericana, Hugo las emprendió contra Chile y su Presidente. El 13 de enero del 2004, en la Cumbre de Monterrey, Chávez acusó a Lagos de mentiroso y repitió por enésima vez y en cuanto lugar y auditorio encontró, su voluntad de bañarse en una playa boliviana en el Océano Pacífico. Luego insistió en que Chile debía dar salida al mar a Bolivia y que él le regalaría “todo el asfalto que pudiera necesitar para hacer una carretera hacia al mar”.

En ese mismo contexto, entre Brasil y Venezuela le regalaron un lote de aviones de entrenamiento a la Fuerza Aérea Boliviana. Nada relevante como poder aéreo, pero todo un símbolo político. Poco tiempo después, Evo Morales se declaraba “uno de los admiradores de Fidel Castro y de Hugo Chávez”, y que los consideraba los principales aliados de su gobierno. El 26 de mayo del 2006, Venezuela y Bolivia firman el Acuerdo de Cooperación Técnica “para el mejoramiento y la complementación de las capacidades de defensa de cada país”. Nuevamente, nada para asustarse, pero clara muestra de antipatía hacia nuestro país, ya que se hacían alusiones a la protección de las fronteras bolivianas y la instalación de guarniciones en el Río Silala y otros lugares conocidos por los chilenos.

Brasil, como aspirante a líder regional no podía quedarse atrás, el año 2012, Marco Aurelio García, asesor de Dilma Rousseff para asuntos estratégicos internacionales, propuso que Unasur –una criatura parida por Chávez  y adoptada por Brasil a los pocos meses de edad- con el mismo García a la cabeza, tomara cartas en el asunto: “El asesor internacional de Dilma Rousseff aseguró que le gustaría “ayudar” en estos temas”. “estos diferendos se pueden resolver de manera generosa”. Obviamente el peso de la generosidad la pondría Chile. Argentina tampoco se inhibió de dar vuelo al columpio y hacer ruido para que “el problema se resolviera”.

Todo el grupo bolivariano, concertadamente, haciendo fuerza por Bolivia y en contra de Chile.

Es muy curioso que en estos días se diga que, a partir de este gobierno, la política exterior de Chile no tendrá sesgos ideológicos, en circunstancias que hemos sido objeto de un trato excluyente por parte de la izquierda chavista y petista (del PT) precisamente por razones ideológicas.

Morales se creyó el cuento. En su imaginación doblegar a Chile estaba al alcance de la mano, solo faltaba un poco mas de presión y juego de piernas. En uno de sus viajes a Chile los grupos bolivarianos, financiados por Chávez y en parte también por el gobierno argentino, se concentraron en el velódromo del Estadio Nacional para corear “Mar para Bolivia”. Evo se manifestó conmovido y atribuyó este apoyo a la “diplomacia de pueblos”, que saltando por sobre los gobiernos, incluso del que lo había invitado, imponía los deseos de las bases directamente.

Que los concurrentes aplaudieran a Evo y gritaran Mar para Bolivia no era extraño, ya que era la barra organizada y financiada por ellos mismos. El balde agua fría vino pocos días después cuando una encuesta señaló que el 80% de los chilenos ahora se oponía a cualquier dádiva territorial a Bolivia. El tiro había salido por la culata.

Hoy día el bolivarianismo se desfonda y estalla en cámara lenta pero inexorable. Venezuela se aproxima al auto golpe de estado o a la guerra civil, en medio de la quiebra económica, la violencia, el desabastecimiento y la rabia popular, y responde a las demandas de los estudiantes con balas y grupos de choque en motocicletas. Argentina en medio de una crisis económica dramática, con inflación, estancamiento y crisis macroeconómica vuelve  al Banco Mundial, el Club de París y al odiado Fondo Monetario Internacional en busca de crédito y Brasil busca ansiosamente como salir del atolladero político y económico en que se metió, haciendo como que no se da cuenta de lo que pasa en Venezuela, lo que muestra en la práctica que su pretendido “liderazgo” no es tal.

El sectarismo y la exclusión no corrió por cuenta nuestra, sino que fue el arma de los bolivarianos y petistas para tratar de forzarnos a ingresar a su grupo, hoy fallido, y que usó la aspiración boliviana como arma contra nuestro país.

Evo Morales perdió esta vuelta y haría bien en tomar nota de ello. La respuesta de la Presidente de Chile respecto al asunto es demoledora: “Aquí hubo una decisión del gobierno de Bolivia de llevar este tema a un tribunal internacional, y Chile expondrá su posición allá”.

No más lloriqueo, quejas de que lo desprecian ni referirse a los chilenos como “hermanos”. Si Morales quiere algo de Chile que lo diga con claridad y concretamente. No más vaguedades. Que por una vez actúe responsablemente y que jamás olvide que conspiró con los enemigos de Chile creyendo que nuestro país estaba débil y vulnerable.